Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREAKOUT por sleeping god

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Agradezco a Ignacia por la ayuda.

Nunca me he considerado nervioso pero siempre empezar de nuevo en una nueva ciudad y con otros compañeros resulta un poco aterrador, sin embargo logro entrar, encontrar mi habitación y disponerme a descubrir sin titubeos a mi compañero de habitación. Apenas puedo creerlo cuando ese ojiazul me observa.

-Kurosaki-san—me dice igual de incrédulo.

-Ishida—en vez de quedarme de pie en la puerta como un idiota me decido a entrar y acomodar mis cosas, pronto el tiempo se me pasa  y ha llegado la noche así que será mi primer día empezando la carrera de medicina.

Con los ojos cerrados me digo que la preparatoria ha quedado atrás, que no puedo seguir tratando a la gente como basura, aquí es algo más serio. Aunque me rio al pensar que si me topo con alguien tan nerd como era Grimmjow Basura Jeagerjaquez me será imposible contenerme, es de esas personas que tienen escrito en la frente “maltrátame” en letras mayúsculas, color rojo chillón y en negritas.

 

Por la mañana, de no ser por mi compañero me habría quedado dormido. Empezamos con las primeras clases y conozco a mis compañeros. A la hora del almuerzo voy a recorrer la universidad, es enorme, creo que no acabaré el día de hoy, simplemente logré llegar a Ingeniería. Me siento bajo un árbol y respiro un poco, al alzar la vista las ramas se mueven y dejan que un rayo de luz me dé en los ojos, impidiéndome ver correctamente el edifico de enfrente y un gran sujeto de cabello brillante… azul.

-¡No es verdad!—me levanto como un resorte y, tapándome la luz del sol con la mano, puedo ver a una versión totalmente irreal de ese nerd—no puede ser—gruño de nuevo y  por curiosidad entro al edificio de tres plantas en búsqueda de esa ilusión seguramente causada por años de culpa que ignoré.

-Con permiso—me pide una chica sexy de verde cabellera, no alcanzo a responder porque sigue corriendo, gritando demasiada emocionada. La sigo, olvidándome de la mentira que vi, pero la realidad es que esa mujer se abrazaba a una ficción.

Ya era alto, ahora lo noto, su cabello luce mejor y lo más increíble; su cuerpo está esculpido, musculoso, convertido en un… bueno, no es él.

-¿Eres Grimmjow?—digo en voz baja y no sólo él me mira, sino que las más de siete chicas que están a su alrededor.

Silencio.

-Claro, Kurosaki—me responde ya sin el “san”. Sonríe. Siempre tuvo esa sonrisa pero… no sé, no entiendo—me gustaría charlar pero prometí almorzar con ellas.

Decir que me quede pasmado sería poco. Se fueron y ni supe cuándo. El mundo se va acabar porque cuando el más nerd de todos los perdedores se ve rodeado por lindas mujeres quiere decir que ya nada más raro puede pasar.

Al regresar a clases ni siquiera espero a que el maestro se marche, de inmediato le cuento a Ishida la aparición que tuve del ñoño de la preparatoria. No me cree y con razón. Después de un regaño del profesor y que la clase finalizara, vamos a los edificios a ingeniería a buscarlo y demostrar que no miento, lastimeramente la facultad es enorme y no logramos localizarlo. Empieza a verme como si estuviera loco así que le pregunto a un alto sujeto de cabello rojo como la sangre.

-Busco a un tipo llamado Grimmjow.

-Soy de primero, aun no me sé los nombres—se justifica pero espera que le dé más instrucciones.

-Tiene los ojos y el cabello azul claro.

Entonces hace una gran exclamación y se ríe.

-eres la quinta persona que pregunta por él y aun no me puedo aprender su nombre ¡Qué popular se ha vuelto en sólo un día! –entonces mira para todos lados y dice con vergüenza fingida—no sé dónde este, seguramente huyendo de las chicas, sólo espero que lleve mujeres a nuestra habitación—se ríe y aunque no fue de ayuda me ha caído bien.

-Te dije que no mentía—le insisto a mi compañero.

-Tendría que verlo—se justifica acomodándose las gafas de estudiante ejemplar. Él era un rarito, sus gafas a pesar de ser pesadas y casi estúpidas le hacían seguir viéndose bien, no como un nerd. Esto me demostraba que él no confiaba en lo primero que le decía ¡Qué difícil sería ser su compañero de cuarto!

-Seguramente al terminar clases volverá al cuarto—atina a decir el pelirrojo.

-Podremos verlo ahí—digo inocentemente y el ingeniero replica.

-¿Y quién te ha invitado?

-Bueno… ¿Te molesta?—reclamo haciendo esto un juego.

Se burla y afirma, nos presentamos para saber que ese pelirrojo es Abarai Renji.

Cerca de las ocho de noche vamos a los dormitorios de la otra disciplina, al cuarto seis, ahí nos recibe Renji pero no hay rastro del otro.

-Quizá este cogiendo—justifica el dueño del lugar.

-Sería su primera relación sexual—me burlo como si siguiera en la escuela anterior y el único que no entiende es quien conoció a ese muy diferente Grimmjow.

-Parece que no te agrada.

-Grimmjow iba con nosotros en la preparatoria y créeme, era muy diferente a como es ahora—acababa de decir esta oración cuando llega esa copia, hermano o clon sexy del nerd.

-Renji, no sabía que los conocías—dice primeramente, apenas puede ocultar su estrés a que estemos presentes, seguramente esperaba toparse una única  vez conmigo.

-Apenas si los conozco—dice con una risa.

-Entiendo—pasa y deja su mochila junto al escritorio, pegado a su cama. Las maletas siguen en el piso por lo que he de suponer que también llego ayer—creo que saldré.

-¿Por qué tan rápido, Grimm?—digo con tono burlón, esperando seguir molestándolo.

-Porque lo último que quiero es seguir respirando el mismo puta aire que tú—responde y tanto Ishida como yo nos quedamos sorprendidos. Sin embargo puede haber cambiado mucho por fuera pero por dentro debe seguir siendo una mariquita sin solución.

-No debería preocuparte, mejor deja de respirar y hazle un favor al mundo—el clima se puso tenso, Grimmjow se me acerca y sin decir nada me alza bruscamente y me saca. Apenas puedo levantarme y saca también a Uryu.

-Ese definitivamente no es Grimmjow—replica el chico de lentes que, más que enojado, está impresionado.

-¡Hey, no pongas esa cara!—le grito realmente fastidiado. Toco la puerta aun con la insistencia del otro de irnos.

-¿Qué quieres?—abre el peliazul.

-¿Crees que podrás sacarme así de fácil?

-No, en realidad creí que entenderías más rápido. Parece que no eres tan listo—gruñe con gran sonrisa. La ira ciega hace que le lance un golpe que esquiva, dejándome golpear la pared y lastimándome. Sin saber cómo me hace una llave y termino con la cara en el piso y el torciendo mi mano—te soltaré si prometes marcharte—me informa sin hacer ningún esfuerzo.

¡Maldita sea! ¡Qué puta vergüenza!

-¡Suéltame y acabaré contigo!

-Respuesta incorrecta—dice y aprieta más. Dios ¡como duele!

-¿Y ahora?

-Tendrás que romperla—digo mirándole a los ojos, él los pasa a Ishida.

-Háganse un favor y llévatelo—le dice y me rio, aunque se acaba la gracia cuando mi disque amigo me agarra y me lleva a rastras.

A punto de insultarlo me he dado cuenta que mira embelesado a Grimmjow y sus pectorales marcados que la playera apretada apenas oculta. Maldita sea, ni siquiera sabía que era gay.

Hago que me suelte y grito:

-¡Mejor vete a coger con él!

Parece entender que lo peor que puede hacer ahora es quedarse conmigo, así que se va y se queda fuera toda la noche.

 

Mis clases han ido con normalidad, a excepción de que no le hablo a Ishida aunque el intenta acercarse y explicarme lo ocurrido anoche. Finalmente me acorrala en un pasillo y me resigno a escuchar al maldito traidor.

-Escucha, no quería dejarte en ridículo anoche. Simplemente no tenías oportunidad contra Grimmjow.

-Eso no te consta—replico con ml humor.

-Quizá, pero esa fue mi impresión—se acomoda los lentes y atino a preguntar eso que en realidad creo es su traición.

-¿Dónde dormiste anoche?

-Insinúas que me quede con ellos ¿cierto?

-No, digo que te quedaste con él—seriamente afirmo y me doy la vuelta.

-No es como piensas, Kurosaki. Estabas tan enojado que no quise regresar. Él sigue siendo igual de amable así que sí, me dejó la cama y durmió en el piso. Tienes razón, únicamente se volvió un poco más duro pero sigue siendo el nerd tierno y amable.

-¿Cómo lo sabes?

-Puedes preguntarle a cualquier chica, las trae locas por ser apuesto y dulce—sinceramente no estoy enojado pero creo que mi enojo viene como manera de canalizar mi ira contra alguien ya que Grimmjow, de alguna manera, se ha hecho inalcanzable.

 

Por todos los medios intenté jamás volver a cruzarme con el peliazul, siempre que en un azar nuestros caminos se cruzaban ambos fingíamos no ver al otro y continuábamos. Se podría decir que así hubiéramos pasado la universidad pero era difícil olvidarlo pues un par de chicas de mi clase, sentadas en los asientos frente a mi tenían una loca obsesión por el chico que llamaban pantera (solo ellas sabrían por qué), siempre con imágenes en sus celulares y computadores, hablando sobre sus rumores que hasta me los aprendí, qué hacía y qué no hacía, con quienes se juntaba y porque, incluso la talla de sus zapatos llegue a enterarme, al punto que gracias a esas idioteces conocí a una linda chica que lo acompañaba en una fotografía, era delgada, de cabello oscuro y ojos azules ahumados, de estatura baja pero rostro atractivo, más bien serio. No fue necesario preguntar si era la pareja de Grimmjow ya que las chicas se referían con celos mas no odio a ella, eso quería decir que era amiga o conocida.  Así fue como un día la vi y decidí hablarle, aunque ella se mostraba evasiva hasta decir una verdad a medias.

-Conozco a Grimmjow.

-¿De verdad? ¿Quién aquí no lo conoce?—quiere defenderse con ello pero yo sigo necio.

-Íbamos en la misma preparatoria de Karakura—eso la convence y la relaja.

-Bueno ¿Buscas a Grimmjow?

-Mmm, sí—miento.

-No debe tardar.

-¿Cómo te llamas?

-Kuchiki Rukia.

-Soy Kurosaki Ichigo—sonreímos y para cuando el peliazul llegó ambos nos habíamos marchado a una cita. De alguna manera le agradecía a ese ñoño por conseguirme a mi ahora novia.

Sin embargo nunca hubo una riña entre nosotros, todo parecía indicar que solo eran seudo-amigos y él no la pretendía, muy por dentro eso me decepcionó, como si quisiera un enfrentamiento serio. Llegue a obsesionarme con esa idea, me interesaba en lo que decían el par de acosadoras, lo que le molestaba y lo que le agradaba, si tenía algún defecto que pudiera explotar o algo que pudiera gustarle tanto como para dárselo y luego quitárselo.  Sabía todo lo posible de él pero nada me servía. Su imagen perfecta me atormentaba clase tras clase en la pantalla de esa mujer, ya fuera el entrenando kendo, karate, box, natación, atletismo, gimnasia, futbol, baloncesto (adora los deportes), leyendo bajo un árbol en un hermoso día de abril, riendo al cielo lejano, apuntando notas en su libreta, mordiendo una pluma, acomodando su cabello hacia atrás, sacándose la chamarra. Miles de imágenes que sabía de memoria y que no entendía que era lo especial en ellas, había algo que idiotizaba a todos y todas, incluso a Uryu que no lo decía pero también babeaba por el pantera.

Me resigno por un día para disfrutar del festival de la escuela con mi novia, para atender el puesto de onigiris que puso mi salón y comprar cosas con ella. Resulta muy agradable olvidar un poco aquello hasta que una lluvia repentina para todo, haciendo que nos resguardemos bajo la puerta de la entrada de química, ahí está también Renji, mojado como ratón.

-Está helada—manifiesta para sí mismo mas luego nos ve.

-Ichigo, hace tiempo que no te veo—la verdad es que lo evito para no toparme con su compañero de cuarto.

-Sí, tienes razón. Te presento a…

-La conozco. Hola, Rukia—saludó jovialmente y mi chica hace lo mismo.

-Que festival ¿No crees?—dice con sarcasmo mientras tirita por el frio, todos los estudiantes vemos la lluvia de colores por las luces encendidas de los puestos, por lo demás las cosas están nadando y no hay nadie, excepto una chica bajo un paraguas rosa brillante, mirando hacia arriba con preocupación, tal parece que al punto del llanto. Entonces todos los ojos pasan a Grimmjow que sale debajo de una lona hacia ella aunque lleva puesto únicamente un kimono blanco y negro, modificado pues arriba únicamente lleva una chaqueta corta que deja ver todo su pecho, debe estarse congelando. Sin embargo lo vemos subir a un gran pino, resbalándose en dos ocasiones. Al girar el rostro no hay ninguno que no esté atento a sus movimientos y sigo sin entender su fascinación así que continúo llevando mis ojos al pino y el sujeto que trepa aquel. Baja con cuidado y entre sus brazos un gato blanco que entrega a la chica que intenta abrazarlo pero él rechaza de manera amable, posiblemente por estar empapado. En ese instante parece que me quitan una venda de los ojos pues noto ese esplendor físico, las gotas sobre su cuerpo perfecto resbalan como lo haría cualquiera de nosotros, su cabello mojado echado hacia tras deja ver el rostro varonil, joven, atractivo; la ropa pegada me deja ver no solo los músculos de sus brazos y pecho, sino que los de sus piernas y, aunque intenta despegarlo, sus genitales de gran tamaño logran mostrarse. Trago hondo. Sin pensarlo pido la sombrilla a mi novia y voy con él, sus ojos no dan crédito a que le ayude pero accede, tomándola y cubriéndonos ambos.

-Gracias, Ichigo—dice chocando los dientes y frotándose la piel erizada, sin darse cuenta que lo veo por primera vez y me doy cuenta de los detalles de cuerpo. Es perfecto de piel, blanca y sin ningún lunar.

-De nada. Deberíamos ir a tu cuarto a cambiarte.

-Sí, te dejo con Rukia y mañana te entrego la sombrilla—responde lógicamente, sin decir nada a mi proposición de ir juntos. Claro que no lo notó pues es obvio que jamás quisiera ir con él a ningún lado, mas ahora algo me pide seguirlo.

-Grimmjow, quiero hacer las paces contigo, así que si no te molesta me gustaría que charláramos—me siento ridículo con eso pero él sonríe. Una sensual sonrisa que me estremece.

-Seguro—me guía a ingeniería y en un accidente me pego a su  tórax, duro como roca, y él se disculpa por mojarme. Si supiera que entré en calor con ese toque.

Antes de ingresar a su habitación le digo que esperare en lo que se cambia pero en realidad salgo a comprar algo de alcohol; cerveza, tequila, escoces y wisky, no estoy muy seguro si quiero embriagarlo o simplemente estoy nervioso de esta sensación. Al volver se ha puesto un pantalón  y camisa floja para dormir.

-¿A dónde fuiste? Creí que habías cambiado de idea—me comenta mientras me deja pasar.

-Traje algo para hacer más llevadera la plática. Bebes ¿verdad?

Afirma levemente y empezamos con un par de cervezas.

Busco en esa ropa los músculos pero es imposible verlos en su esplendor, lo bueno es que las fotografías guardadas en mi mente me permiten continuar con la fantasía.

-Supongo que quieres una disculpa por lo que te hice—comencé.

-No, en realidad no. Ya lo he olvidado.

-Pero eso no quiere decir que me hayas perdonado.

-Tienes razón—se ríe y con severidad clava sus ojos en mí—no te tengo rencor aunque no te estimo, si es eso lo que quieres saber.

-Deberías odiarme.

-No me gusta odiar—es demasiado tierno, empalagoso, no concuerda con su rostro, sus fracciones, su físico—creo que si odiara a alguien jamás dejaría de pensar en otra cosa que en venganza. Sería perder mi tiempo—eso, un poco más mordaz. Ese Grimmjow me parece adecuado.

-Entiendo—y sin pensarlo mucho le sirvo escoses aunque se mezclen los alcoholes.

-¿Por qué decidiste hacer las paces ahora?

¿Qué puedo decir? El gato que salvó ahora me salvará a mí.

-Me gustan los gatos y al parecer a ti también, es algo absurdo pero me pareció que teníamos algo en común.

Se ríe y eso también me gusta.

Bebe el vaso entero y yo hago lo mismo. Ahora sirvo wisky.

-Te preguntaré algo que quise hacerlo siempre—le digo sintiendo como el alcohol empieza a hacer efecto.

-Dime.

-¿Qué te hiciste?

Vuelve a carcajear y sin querer me muestro atontado.

-Hice ejercicio, me corte el cabello y vestí diferente. Es todo. No he cambiado.

-Pareces más… bueno, menos fácil de molestar.

-Empecé a defenderme pero la gente es muy buena conmigo como para ser necesario enfrentarlos—¿buena? si supiera que sólo quieren coger con él o cogerlo. Cogerlo, esa palabra me ha excitado—¿Por qué me molestabas todo el tiempo?—cuestiona acabándose la bebida y sirviéndonos el mismo.

-En realidad no lo sé, simplemente me parecía divertido.

-De alguna manera esperaba esa respuesta—colabora girando su vaso en la mano y luego bebiendo de un sorbo todo el contenido—fuiste mi inspiración todas las vacaciones—dice pero se nota que es por el alcohol que le ha soltado la lengua—quería ser alguien que dejaras en paz, aunque al final me di cuenta que estaría en la universidad y no te vería—se muere de la risa y sigue—¿Quién diría que cuando te vi se me había olvidado que lo hice para impresionarte?

-Me impresionaste—hablo tomando la botella ya que él se ha llevado la cerveza—no creí que fueras tú. Lucias… muy bien—estoy coqueteando, difícilmente no se percataría de ello.

No parece incomodarle pero si se levanta del piso y se tropieza a punto de caer, me levanto a llevarlo al baño y le escucho orinar bajo el sonido de la lluvia, cierro los ojos porque empiezo a marearme pero no evito darle otro trago hondo a la botella que ya está a la mitad, al salir me empuja y pierdo el equilibrio, por suerte me atrapa y me abraza, seguramente para no caer conmigo, más me siento débil y le abrazo también. Sin decir nada le quito el aun húmedo cabello de la cara y le doy un beso. Sé que estoy ebrio y por eso lo he hecho sin pena alguna. Me suelta y entro al baño. Ahí me miro en el espejo y me cae la culpa tardía de haber hecho esa insensatez. Mojo mi rostro y salgo preparando una disculpa pero él está recargado en la pared con la cabeza hacia arriba, los ojos cerrados y expresión apacible.

-No te parece que la lluvia es como la música de un piano—me comenta con las mejillas sonrojadas, dejando la botella que tenía vacía—como un solo de piano—repite y afirmo, agarrándome de él pues empiezo a sentirme peor, torpe y mareado.

-Tienes razón—pongo mi frente en su pecho y de alguna manera parecía una melodía lenta, tierna, algo triste pero cálida, haciéndome cerrar los ojos como para gozar mejor de ella, de la suavidad de los labios de Grimmjow sobre mi boca al ritmo de las teclas, de sus manos haciendo notas en mi piel, del piso que se mueve bajo la influencia de las cuerdas del piano de cola que con dulzura me abrazan. En un solo segundo, en una melodía que escuche en mi piel, me he dormido.

 

Por la mañana me sorprende el ruido de los estudiantes hablando, gritando, corriendo y caminando fuera de la habitación iluminada por la luz del sol. Lo primero que sé es que estoy solo, la cama de Renji permanece igual que ayer pero yo estoy en la de Grimmjow, dormido sobre mi vientre desnudo, por un segundo recuerdo la música más luego  a mi viene unas leves sensaciones placenteras, entonces me descubro completamente desnudo con mi ropa botada en mitad del pasillo y, al moverme, me duele terriblemente las piernas y… no puede ser. Con muchísimo miedo toco entre mis nalgas y hay un líquido seco acompañado de un torrente de dolor. Aprieto mis puños y lloro en silencio. Veo las botellas y latas vacías para enfurecerme aún más con el peliazul que sin dudas me cogió estando yo ebrio.

Llorando de rabia me doy una ducha y salgo a cambiarme, acalambrado, avergonzado y con un interminable dolor en el ano.

Al entrar al salón todos me miran, yo ignoro sus críticas. Sin embargo Ishida pregunta por mi paradero de anoche y simplemente digo que me desmaye de borracho en un bar, me cree porque  no sería la primera vez aunque sospecha de mi mal humor. Me salto la siguiente clase para buscar al causante de todo y lo veo recorrer los pasillos con el pelirrojo, al mirarme le pide a su amigo que se marche y va conmigo afuera del edificio, a un lugar solitario donde nadie nos escuche, ahí desahogo mi frustración con un golpe al rostro que no evita pero que si le deja algo impresionado.

-¿Cómo te atreviste?—gruño temblando de enojo.

-Supuse que algo así pasaría—y calla a pesar de que espero una respuesta.

-Eres un infeliz.

-Estaba ebrio—se defiende con vergüenza que no calma mi furor—no me di cuenta de que… fue un error—la disculpa tarda y, aunque no lo perdonaré, eso aumenta la ira en mi interior—en ese momento olvidé los condones…

-¿Qué?

Su cara cambia de pena a confusión.

-No quise venirme dentro, es eso ¿no?—pregunta para enfurecerme pero sin golpearlo.

-¡No quería hacerlo contigo! ¡Me violaste!

-¡¿Qué?!—me encara y retrocedo por instinto—no te he violado, tú estuviste de acuerdo.

-No es verdad.

-Claro que si ¿no lo recuerdas?

Me sonrojo pues no, no recuerdo hacerlo con él. Únicamente hay sensaciones, colores, mucho placer… pero también hay dolor, vergüenza y odio. Él me violó.

-No quería eso, fui contigo para hacerlo, sí—me sincero—pero no pretendía que me ensartaras ¿entiendes?

Ahora se enfurece mas se calma.

-Quizá esa fue tu intención inicial pero luego cambiaste de idea.

-¡Claro que no! ¡No dejaría que me la metieras! ¡Me violaste, maldita sea!—suelto un golpe pero frena mi puño.

-Tú mismo lo hiciste—bufa con frialdad—tú mismo me montaste, tú te desnudaste, tú me tumbaste en la cama, tú me penetraste hasta hacerte sangrar—no es verdad—tu subías y bajabas en mí una y otra vez—cállate, cállate, ¡cállate!—tú me ignoraste cuando te dije que me estaba viniendo, tú me excitaste para hacértelo otra vez—no es cierto, jamás haría algo así. Me tapo los oídos inútilmente porque se acerca a que le escuche—si de algo soy culpable de haberme dejado llevar para hacerlo nuevamente y esta vez sí, yo no me salí de ti pero el resto, Ichigo, tú lo deseaste.

-¡Basta!—reniego abofeteándolo y cayendo al piso, temblando de odio a mí mismo, de vergüenza y dolor—ya basta… cállate—me siento muy mal porque le he creído y no quiero ser yo en este momento, soy basura, una escoria, una persona que no merece vivir.

-Ichigo—se inca frente a mí—lo siento, eso fue muy cruel de mi parte.

-Aléjate de mí.

Escucho como suspira y se pone en pie.

-No diré nada.

-Eso no me hace sentir mejor—clamo sin levantar los ojos, como si estuviera postrado ante un rey.

-No, pero es muy tarde para decir algo que te haga mejorar. Lo siento, debí decirte que te violé—sus pasos se alejan y mientras vuelvo a su cuerpo y pienso en la amabilidad de esas últimas palabras. Me levanto y me dirijo al salón a tomar la siguiente clase.

Se escucha el golpe como de una pequeña piedra en un cristal, luego más y al final miles que hacen que el maestro eleve la voz sobre la lluvia. Fuera el cielo es oscuro al igual que mi ánimo, sin embargo continuo escribiendo hasta que dejar una oración a la mitad y que las gotas produzcan música apagada más va subiendo el tono, como si viniera a mí, es levemente grave, relajante, no dulce, más bien formal, algo amarga hasta ser lúgubre, pero me recuerda algo mejor, unas manos en mi cabello, luego los brazos fuertes, siguiendo a unos pectorales y bíceps marcados, cubiertos en sudor, un dolor hondo y placentero, un rostro agotado con ojos sin luz que miran con cansancio y tibieza, de ahí mi cuerpo se estremece al frio clima y a mi corazón alborotado después de tanta exigencia pero lo más extraño  es el odio a no levantar las manos y atraer su cuello a mí, la vergüenza que me produce que me mire desnudo y el dolor que produce su miembro grande en mí y la distancia que no se acorta. La lluvia es un susurro que no se completa, algo que se me quiso decir al oído pero que se guarda en la garganta y que,  como para el agua,  pararon mis intenciones de preguntarle a Grimmjow esa noche qué quiso decirme.

-Kurosaki—me habla Ishida—l¿Qué te pasa?—entonces me doy cuenta que he roto el lápiz por la mitad.

-Nada—cortó la plática. Me ha dado vueltas en la cabeza hasta que aprieto mis puños tan fuerte que me clavo las uñas. Si Grimmjow fuera el Grimmjow que debería ser acorde su físico ahora, con esa risa maniaca, me diría: “Bueno, mira quien se está volviendo loco ahora.” 

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).