Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREAKOUT por sleeping god

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Algo tarde pero seguro. Dejaré a Grimmjow para el próximo.

El silencio normal de la biblioteca ha desaparecido por la semana de exámenes, todos han venido a estudiar apuntes, tomar asesorías o leer los libros correspondientes a la materia que deberán presentar. Yo, con un libro de anatomía básica, debería estar aprendiéndome los músculos del cuerpo humano pero cada uno me recuerda a un modelo a escala real, de un metro ochenta y ocho, pelo azul y voz gruesa pero con dulce vocabulario.

Me recuesto sobre las páginas con resignación, la verdad es que en toda mi vida nunca me sentí tan abrumado y atrapado como estos días. He tenido malas noticias: Ishida se ha molestado bastante conmigo y no desea hablarme, mucho menos ayudarme a estudiar, el anterior tiempo de exámenes no me ha ido bien, Rukia ha decidido que nos tomemos un tiempo porque ha dicho que esta confundida de sus sentimientos (bueno, cariño, únete al club) y Grimmjow, bueno, él es la punta de este gran iceberg, ha logrado dejar un sentimiento en mí que, sin importar que intente, está enterrado en mi mente y se aferra con fuerza.

Cierro el libro, lo pido prestado y mejor salgo a los jardines. Siempre me ha sido mejor leer a la intemperie y al parecer han pasado esas raras lluvias de abril, vamos entrando a mayo y hay una cálida brisa de primavera. Me siento en una banca bajo un robusto árbol y empiezo mi estudio hasta escuchar risas que llaman mi atención por ser un par de chicas, al enfocarlas hay entre ellas un chico bajo de oscuro cabello y piel pálida como la leche, parece que se burlan o mínimo que lo avergüenzan porque tiene todo el rostro enrojecido.

-¡Hey, basta!—pide quien menos quería ver ahora. Maldito Grimmjow y sus intenciones heroicas—por favor, ya saben que es tímido.

-Pero es muy lindo—dice una de ellas y él, con suaves palabras, pide que se retiren, hablando en voz baja con el pelinegro que se retira casi corriendo.

Sin querer me mira y yo bajo la cabeza. Rayos, en que momento tome el libro al revés.

Le escucho marcharse y de mi boca salen palabras cualquiera.

-¡¿Có-cómo has estado, Grimmjow?!—pude decir algo mejor.

-Bien ¿Qué tal tú?

-Bien—muestro el libro—algo ocupado.

-Ha… bueno, te deseo suerte—sin más se va dejándome con mi conciencia que reclama que pare ese alboroto que hace mi corazón ¿Qué me pasa? Si solo alguien me lo explicara.

Hace frio durante la noche pero no puedo pedirle a Ishida que cierra su ventana porque prefiere ignorarme con los audífonos puestos. Sé que si le dijera que pasa por mi confundida mente no solo me perdonaría sino que me explicaría las vueltas que da mi cabeza sin parar. Pero me avergüenza pedir perdón y además decir algo sobre Grimmjow y yo y esa noche pasados de copas.

Saco otra cobija y me recuesto, apagando mi lámpara de buro, cerrando los ojos a recordar lo que he leído y al principio voy muy bien hasta caer en la cuenta de los músculos y nuevamente desear los de ese hombre.

-Maldita sea—digo en voz baja para girarme a la pared a punto del llanto, sí, porque duele su imagen, me hiere pensar en el—¿Qué me pasa?—me cuestiono secándome las lágrimas mientras acaricio mi piel como recuerdo que  Grimmjow hizo esa noche… pensar que solo quedaría una melodía, una lluvia y nada más.

 

Por la mañana he presentado el examen de anatomía y, afortunadamente o desafortunadamente, ese cruel recuerdo me ha hecho pasarlo sin problemas.

El próximo será en un par de días y aunque debería estudiar quiero resolver este problema que me aqueja.

Por la tarde voy a comer a ingeniería y ahí encuentro a Grimmjow comiendo con un sujeto que parece dormido sobre su comida, con su cabello castaño sucio y la ropa arrugada como si hubiera dormido con ella.

-Hola—digo mordiéndome los labios para no irme con odio a mí mismo por rogar algo de compañía.

-Hola, Kurosaki—responde y mira la silla a su lado—siéntate—pide con gran sonrisa que me hace apretar la charola que llevo en mis manos ¿Quién se ha creído para ponerme en debilidad?

Tomo asiento y suspiro resignado.

-Él es Starrk, un amigo mío—presenta al sujeto de adormiladas fracciones—Starrk, es el Kurosaki Ichigo.

Ese únicamente saluda con la mano pero parece confundido, como si acabara de levantarse.

-No le hagas caso, es un flojo sin remedio—me explica—¿Qué haces por aquí?

-Ah… bueno…— si ese sujeto no estuviera aquí yo podía… podría… la verdad es que no sé qué hago aquí—solo quería hablar contigo.

Nuevamente esa maldita sonrisa ¿Qué derecho tiene a sonrojarme, a colmarme de colores mi gris vida, a hacerme buscar algo bueno en mi que presentarle? ¿Qué derecho tiene?

-Creí que estarías para siempre enojado conmigo.

-¿Qué le hiciste?—cuestiona su amigo.

-Eso no te importa—responde secamente pero conmigo se vuelve más sensible. Es un cambio radical de su mirada. Ha hecho que erice—me gustaría quedarme más pero tengo que irme… bueno—su rostro se mortifica, como tantas veces que yo lo provoque así, sin pensarlo, pongo mi mano sobre la suya pero igual de rápido la retiro en un temblor de pánico. Sin embargo parece hacerle bien pues habla de corrido—supongo que también estás en semana de exámenes así que podríamos estudiar juntos.

Juego con mis manos y el calor que dejó en una de ellas.

-Claro, te veré en tu biblioteca cuando acaben las clases.

-Nos veremos—se marchan ambos hombres a sus clases.

Sea cual sea la ley que le da poder para destrozarme, ya no me importa, solo pido que no deje de ejercer ese derecho.

Esto es una mierda, apenas puedo mantener mis ojos en las hojas del libro y las manos en la mesa por usarlas para arreglarme el cabello como chica nerviosa en una cita.

Sus ojos azules se deslizan sin cuidado por las palabras, su cabello ondea dulcemente por la leve brisa, suele morderse los labios cada ciertos minutos, dejándolos húmedos y algo rojos, su rostro me conquista con lo sensual que es, pero, admito, estoy observando sus pectorales varoniles y duros que se asoman por la ligera camisa de lino blanca, sus piernas torneadas por lo jeans azul claro y, eso que no se ve pero sé que existe, el miembro que llegue a meterme en estado de ebriedad y que no recuerdo más quisiera hacerlo de nuevo. Es difícil aceptar que me gusta. Sin embargo no sé si solo deseo acostarme con él o algo más.

-¿Tienes sed?—me cuestiona con una gran sonrisa en sus labios húmedos.

-No… ¿Por qué lo mencionas?

-Estás sonrojado—no me di cuenta.

-Hace un poco de calor—me justifico aunque siendo incrementarse el color en mi rostro por la vergüenza. Finjo leer para distraerlo.

-No quiero que pienses que solo sé estudiar así que ¿quieres ir a los videojuegos?

Mi corazón late con fuerza a la invitación. Mientras acepto pienso que quizá si sea amor.

Al dejar las cosas en mi dormitorio salimos a los jardines de la universidad. Estoy un tanto preocupado porque la gente nos observa con curiosidad, mucha curiosidad, al punto que creo que en mis ojos se nota el interés que tengo en Grimmjow.

-Vamos por aquí—le propongo, subiendo la barda que nos ahorra dar la vuelta hasta la calle que está aquí derecho a los videojuegos.

-No creo que sea correc…

-¡Vamos, Grimmjow! ¡No seas marica!

Le escucho subir conmigo y bajamos juntos, me ayuda aunque no lo necesitara, simplemente quería sentir su mano sobre mi cuerpo.

-Jamás me imagine que saldría contigo… bueno, hubo un tiempo que no me imaginaba saliendo con quien fuera —dice y afirmo aunque asustado por la palabra salir como una cita.

Al llegar al lugar lleno de sonidos, colores y jóvenes de secundaria, él inmediatamente se dirige al simulador de un vehículo pero me señala el que está a su derecha.

-¿Sabes jugar?

La verdad es que sí, claro que sí. Pero… quiero… Maldita sea, quiero su atención.

-No, no se manejar.

-Ah, entonces mira—mete una moneda y me va explicando cada parte, incluso proponiéndome que sea automático aunque vaya más lento. Sin embargo fallo radicalmente las tres veces para pedir su auxilio.

-No puedo coordinar manos y pies, así que…—con un poco de irreverencia  me subo en él e inserto una moneda—tu pisas los pedales.

-… está bien—responde pero le escucho tragar saliva. La verdad es que es fácil pero con el bajo mi cuerpo, sus manos en mi cintura, su aliento en la nuca… dios, me estoy excitando.

Choco.

-No es mi fuerte manejar—contesto y al verlo esta sonrojado de las mejillas, lo cual me deja sorprendido, me giro a tratar de secar mis manos que sudan.

-Ah, perdón—se levanta en cuanto me bajo—es que… no creas que soy un pervertido.

Me pregunto ¿sería correcto incitarlo? ¿Confesarme? ¿Decirle que lo deseo?

-¿Un poco más y se te para?

-¡No, no, no es eso! ¡Es solo que me he acortado de…! Esto es peor…

Me rio un poco por verlo arrinconado ante esa frase. Pero la gracia se acaba cuando le veo que le molesta la entrepierna. Trago hondo.

-Iré al baño—informo y con suerte está vacío porque me ha seguido.

Al voltear busca meterse en un cubículo y busco que no lo haga.

-¿Qué pasa?

-Necesito… mierda, putos pantalones…-maldice en silencio—necesito un minuto—sus pantalones están demasiado ajustados así que aunque se le parece no lo vería.

-¿Piensas jalártela?

-Cállate, no estoy de humor para tus mierdas—responde con una cara que nunca note, seria, dura y más que atractiva-y si, pienso jalármela así que avísame si entra alguien.

Dios, eso fue… ese Grimmjow. Sin querer me estoy acariciando la entrepierna.

-Grimmjow—abro la puerta y le veo apenas sacándose el cinturón—¿quieres…?—se hombre, Ichigo—¿Quieres….? ¿Quieres…?

-Kurosaki, realmente necesito un rato—pide con esa… esa expresión ¡Que rostro tan distinto! No puedo moverme ¿Desde cuándo puede parecer molesto?—Kurosaki—en algún momento me llamó Ichigo, lo sé—maldita sea, Kurosaki… Kuro…

 

Oscuro. La luz es mi rostro reflejado en el azul pálido de sus ojos.

-Me asustaste—dice con dulce sonrisa.

-¿De qué hablas?

-Te desmayaste. Mierda, hasta lo excitado se me quitó cuanto te caíste de la nada—así noto que me encuentro en una oficina y fuera el sonido de los videojuegos—fue muy amable el gerente en que descansaras aquí… bueno, no le di muchas opciones.

-Gracias, Grimmjow—susurro avergonzado.

-¿Quieres descansar o te llevo?

-¿Me llevas? ¿Qué planeas cargar…?—antes de completar me levanta y salimos de ahí a una hermosa noche, quizá no pueda ver en su esplendor las estrellas pero las luces de los candiles, el silencio sus pasos, la brisa susurrante llenan el vacío que siempre tuve. Quizá hasta pueda escuchar una sinfonía en su tacto.

-¡Ahh!-grito cuando me suelta un poco y me atrapa antes de tocar el piso-¡¿Qué diablos te pasa?!—ríe con ganas y eso me provoca a acompañarlo.

Que dulzura. Tanto que ciento que necesitaré un rio de insulina.

-Llegamos—me baja en mi facultad y me sonríe.

-Nos vemos mañana para acabar de estudiar—aventuro con confianza.

-Ah, mañana no puedo. Pasado sería—afirmo sin mostrar mi decepción—nos vemos—se marcha y no sé si estoy contento o triste. Esto de enamorarse es terrible.

 

Paso un día estudiando cómo se debe para al siguiente ir con Grimmjow a una cafetería y platicar de tantas cosas que la malteada se me hizo agua y su café se enfrió, de ahí al cine donde nos sacaron por reírnos muy alto y al final por solo un par de cervezas (para no pasar a más). De alguna manera regreso con el mismo sentimiento contradictorio.

 

-¿Saldrás nuevamente?—pregunta Ishida después de un mes y medio de total silencio.

-Me sorprende que me dirijas la palabra.

-Porque a mí me sorprende que tu mejor amigo sea ese ñoño que tú mismo dijiste  odiar.

No respondo y me voy a encontrarlo en el centro comercial para ver qué hacemos.

 

-Kurosaki—llega corriendo al pasar media hora del horario acordado—lo siento, me quede dormido.

-Ni que fueran las 5 de la mañana.

-Lo sé, fue sin querer.

Admito que aunque le doy un golpe en el brazo nunca me enojaría, nunca, porque he llegado a derretirme por estar unos minutos a su lado por lo que no gastaría un segundo en una rabieta.

-¿Qué tal tus últimos días de clase?—pregunta acomodándose la chaqueta mientras me lleva a ese bar donde siempre pide un whiski al cantinero Joe, ambos sabemos que no es su nombre pero así se le quedó por “tener cara de Joe” (su verdadero nombre es Morinawa).

-Creo que tendré que presentar fisiología otra vez.

-Vaya bestia—se burla y me arroja a un sillón para empujarme a la pared y tomar asiento.

-Cállate, nerd.

-Tendré vacaciones, idiota—voltea a la barra y saluda al barman, un chico que trabaja por las mañanas—¡Joe, lo de siempre!

Nos alega que no se llama de esa manera y reímos.

-Volveré en vacaciones con papá—continua—¿tú qué harás?

-Creo que me quedaré aquí—nos sirve la mesera (Carol es su nombre pero la llamamos Betty).

-No crees que estarás muy solo.

-No hay problema, yo no le temo a la oscuridad—mientras me aprisiona bajo su brazo, sonrió con ternura a su preocupación.

Bebemos unas copas y nos vamos a su cuarto a ver una película de terror pero se queda dormido a la mitad, más tarde lo acompaño en la siesta. Muy tarde nos despertamos y no vamos a clases, yo porque igual ya reprobé la materia y él porque ya la ha pasado. Seguimos platicando, viendo la tele, jugando y peleando.

Que vueltas logra darle a mi cabeza con cada tacto de mi cuerpo y el suyo por cualquier razón. Y continúa con mayor ímpetu cuando aún en vacaciones se queda más tiempo y me invita a una casa que dice haber rentado para algo especial.

-¿Qué es lo que planeas?—le cuestiono mientras me lleva casi a rastras a una linda casa de dos piso en un residencial no lejos de la universidad.

-Es una sorpresa—por ir de su mano ignoro el fuerte apretón que me da, la verdad es que es un hermoso día que lleva el mismo color de su cabello.

Tranquilo, corazón, no te me exaltes. Sé que no tengo más excusas para pedirle calma después de tanto tiempo en que le impido brincar de emoción a su lado.

Quizá ya sea tiempo.

Ya saldré de esta fase. Estoy ardiendo de emoción.

-Grimmjow—esa sinfonía se ha vuelto un rock inspirador que con fuerza me grita “¡Díselo!”.

-No seas impaciente.

Lo menos que tengo ahora es paciencia.

-Grimmjow, por favor… es importante—ruego mientras abre la puerta pero yo lo miro a él, solo a él. Le retengo, con un grave temblor en el cuerpo pero el alma liviana a sus ojos comprensibles—Grimmjow, hay algo que debo confesar. No sé si fue desde ese día que… bueno, pero hay algo que yo…

-Kurosaki, no…

-Déjame acabar—pido sonrojado, intentando no ver su rostro para aumentar mi vergüenza. Maldito amor—estos días… me he…

-Kurosaki, de verdad…

-Grimmjow es que…

-No, mejor—me jala fuera pero hago que me suelte.

-Solo déjame que…—dios, estoy enloqueciendo—te amo.

Maldito y enfermizo amor que no debería existir, su cara revela una decepción que no cabe en él. Una mierda ¿Cómo putas puede doler tanto?

Sin razón veo a mis espaldas y están reunidos tanto gente de su facultad como de la mía y de toda la escuela; sobre ellos una vez que encendieron la luz hay un letrero deseándome un feliz cumpleaños.

¡Qué cumpleaños! ¡Qué vergüenza! ¡Todos lo han escuchado!

-No quería que esto pasara—justifica—no sabía que dirías algo así—le impido tocarme porque esa respuesta es un rechazo. Renji va a mi lado y dice:

-Descuida, nadie se va a burlar.

-Lo siento—formula Grimmjow—será mejor que me vaya. Feliz cumpleaños.

Sí, feliz cumpleaños.

¿Qué más falta?

Aparte de el pantera sale en silencio un chico de ojos verdes.

La compañía de todos ignorando lo ocurrido solo me hace verlos ir al baño para comentar de lo ocurrido, infelices hipócritas. El único que no fue así es Grimmjow, el que me preparó la fiesta y que mostro un cariño real.

-Kurosaki.

-Ishida.

-Escuche lo que dijiste—directo y al grano, no sé si eso me agrada o molesta—por eso, bueno, ¿viste a ese tipo pálido?

-Sí.

-Es el novio de Grimmjow.

Uno de estos días me perseguirá, que error pensar eso para tratar de ganarte, más bien era yo quien no sabía que algún día estaría tus malditos huesos. No, lo peor es que me dieras esperanzas. Las debió matar antes de sembrarlas.

Gracias por un año más que me caen como diez. Espero que sean muy felices y no me olvides.

-¿Estás bien?

-Sí, estoy bien—le sonrió como si estuviéramos en la preparatorio.

Si Grimmjow Basura Jeagerjaquez tiene buena memoria recordará al Kurosaki Ichigo que hizo mierda su vida y puede hacerlo de nuevo.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).