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BREAKOUT por sleeping god

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Notas del capitulo:

Es el turno de Grimmjow. Y para los que querían saber qué pasó esa noche aquí doy prontamente la respuesta.

Nunca antes escuche algo tan hermoso, nunca ¿Por qué hasta ahora se me reveló la música en la lluvia? ¿Será que he descubierto algo nuevo… o quizá lo más antiguo del mundo?

Sea lo que sea, algo ha cambiado.

Jejeje, debe ser el alcohol.

La melodía se acelera pero por eso hago lo mismo. Para seguir su ritmo debo ser otro.

Que dulce, Ichigo. Que dulce. Sus manos acarician tiernamente mi nuca y cuello, sus labios torpemente se posan en los míos.

Estoy enamorado o el alcohol me ha llegado al corazón.

-¿Grimm…?

-¿Sí, Kurosaki?

-Dime Ichigo, Grimm.

Ichigo, estoy mareado pero me siento bien. Gracias por besarme de la nada.

-Ichigo—se ríe inmediatamente hasta abrazarse tambaleantemente, yo le rodeo el cuerpo y beso su cabello.

Mi corazón late muy rápido.

¿Qué hace? Yo sólo quería ser tierno.

-Ichigo…

No responde y mete más sus manos en mis pantalones, baja el cierro y cae al piso junto con mi ropa.

-¿Estás bien?

Vuelve a reírse al ver mi cara sonrojada a la vergüenza. Jala mis boxers y me tapo con las manos mis genitales.

-Ichigo, basta…

No me hace caso, se levanta a besar mi vientre. Sus labios son muy cálidos y me siento adormilado a su cariño y esa mirada amorosa. Me voy levantando la playera para que siga su camino hacia arriba hasta mi mentón y que regrese a mi boca. Se tropieza y retrocedemos hasta mi cama, donde caemos por mi ropa en los tobillos que no me permitió mantener el equilibrio.

-¿Ha parado la lluvia?—me cuestiona con una voz que jamás le escuche, muy baja y amable.

-No, sigue lloviendo.

-No la escucho ¿Qué dice?

Que ojos tienes ¿Por qué no me mirabas así antes? Enamórame más, Ichigo. Se siente bien.

-No lo sé—respondo, acariciando sus brazos. Quiero decirte lo hermoso que luces ahora mismo. Justo ahora—Dice que no te muevas. Quédate así porque estas deslumbrando—deslumbrándome debería decir. No, se mueve y sigue igual. No comprendo esta belleza.

Se retira la ropa y se pone sobre mi cuerpo. Todo está bien. También su mano en mi pene. Hasta que me masturba, entonces es como rayar un disco porque la música se para y la lluvia golpea el cristal con rudeza, la cama cruje y el sonido baboso de mi miembro ensucia la música. Ya no hay piano.

-Basta…—pido pero él continua y empieza a despertarse esa parte—Ah… por dios.

Se ríe y baja sus labios a besarlo y chuparlo, algunas veces sus dientes lo rosan. No debe estar bien esto.

Lo saca.

¿Por qué lo hizo?

-Ichigo—gruño y le bajo la cabeza otra vez—Continua.

Niega con la cabeza.

-Hazlo—me estoy desesperando así que le guio el miembro a los labios que tímidamente abre para darle paso a mi falo. Un momento en que salió de la intoxicación y recapacitó ¡Qué bueno que se le paso rápido! ¡Qué bien! ¡Es mejor que esa puta de la fiesta en Karakura!

-Ya… ya no puedo—se queja para volvérselo a sacar. Pero siento que voy a explotar. Y a la vez luce hermoso con la boca ensalivada, lástima que ahora sea un rock’n’roll en vez de una canción calmada. Le beso hasta terminar con la espalda en la cómoda. Su mano vuelve a tomar mi pene pero esta vez se está sentando en él,  muy, muy lentamente pienso que se lastimará, pero la ebriedad y el sexo no se deben combinar así que cuando está llorando, sangrando y ensartado mi mente lo termina de procesar ¡Dios, que rico se siente!

-Duele… duele…

-Tranquilo—atino a decir, disfrutando esa cara sumisa y adolorida—No me moveré.

Parece no haberme escuchado porque empieza a subir y bajar entre llanto, corrompiéndome de placer, tanto que en sólo minuto me he venido y él también.

Se sale y recuesta en mi brazo. Ni siquiera puedo analizar el techo porque estoy sumido en el orgasmo. Incluso todo empieza a calmarse, a bajárseme el alcohol. Se ríe un poquito y luego sube el tono. Me giro a ver porque pero lo que logro es que me abrace  y suba una pierna en mí.

-Creo que puedo parártelo otra vez—dice con voz de ebrio.

-Es suficiente—propongo pero me besa la cara, el cuello y los pectorales. Yo acaricio su espalda hasta el trasero. Nuevamente me mareo, volviéndome a caer el alcohol en la cabeza.

Velozmente pienso que he perdido la virginidad… y con un hombre.

No puedo detenerlo, se me acalambran los brazos y las piernas mientras chupa mi pene y masajea mis testículos. No sé qué me pasa simplemente estoy enloqueciendo porque me muero de ganas de darle, de lastimarlo y escucharle gritar de goce.

No, esos son malos pensamientos.

-Ahh…

-Mmm, Grimm—algo dentro mío me está molestando. Joder ¡Me muero por tomar iniciativa pero…! Quiero cogerlo, si lo hago como estoy ahora voy a lastimarlo—¿Cuándo vas a empezar?—cuestiona jugando con mi pene erecto.

No puedo más.

Lo acuesto en donde yo estaba mientras se ríe como si mi trato brusco fuera un juego.

-¿Te diviertes?

Afirma limpiándose las lágrimas que le salieron por carcajearse.

-Bueno, vamos a jugar—me agacho a besar su cuello hasta que me retira la camisa. Es instintivo lo que hago de abrirle las piernas y lamer entre sus nalgas. Él se retuerce y tengo que sostenerle los muslos porque cierra las piernas.

-Que rico… no pares—me pide una vez que abre solo las piernas y mueve las caderas en mi boca. Mierda, me duele el pene. Me pongo en las rodillas y empiezo a entrar mientras grita y yo gimo roncamente. Me duele la garganta.

Me llamo los labios y sonrió ¡Qué delicioso se ve sudando y llorando! Me empiezo a moverme rápido pero bajo de velocidad porque se siente mejor y él gime y gime, también me acaricia el cabello. Yo sonrió encantado, enamorado y ebrio. Él se masturba con frenesí y se chupa los dedos con tiernos balbuceos.

-¿Te gusta mi verga?—cuestiono apretándole los pezones con mis manos, bamboleándome solo con la cadera.

Afirma marcadamente con la cabeza, tomando mi mano para chupar mis dedos.

Me siento reventar y aun creo que puedo mejor esto.

-¿Quieres que te dé más fuerte?—vuelvo a preguntar aunque siendo sincero espero que el instinto me guie y me haga durar más de 10 segundos.

-sí, Grimm—pide besándome la mano que trata como un peluche. Se sale y pone en cuatro, yo de inmediato me ensarto y me muevo como perro en celo, intentando con mi mente de ebrio respirar con ritmo para, al igual que en el ejercicio, oxigenar los músculos y no cansarme.

De pronto empieza a llorar y me detengo pero me pide que sigua con mi énfasis, regañándome y haciendo pucheros por salirme.

Mierda, está sangrando.

-No, Kurosaki…

-Ichigo, dime Ichigo—responde metiéndose los dedos el mismo.

-Te estoy lastimando, Ichi.

Se ríe, se coloca en las rodillas y me besa tiernamente. Quizá si no estuviera enamorado lo alejaría pero permito que haga lo que quiera.

-¿Cómo me llamaste?—cuestiona mirándome con esos hermosos ojos chocolate.

-Ichi—respondo atontado por su alcohol natural.

-Me gusta, Grimm. Quiero ser tu Ichi.

-¿sí?—lo tumbo una vez más y no se en que momento volví a meterme en él.

-Sí, quiero ser tuyo.

Qué dulce voz.

-Serás mío.

-Sí, soy tuyo.

-Ichi—aumento el ritmo a uno frenético, gimiendo con fuerza y valiéndome bien madres si alguien nos escucha.

-¡Ahhhh, Grimm! ¡Grimm!—quiero ser tu Grimm, Ichi. Se mío.

-¡Ahhh!—gimo al venirme, bajo la cara y masturbo su miembro hasta hacerle lo mismo.

Esto es delicioso.

Mi amor, mi lindo Ichi.

-Pásame otra cerveza—con ello destroza mis sentimientos y me recuerda que no solo yo estoy ebrio.

Me pongo en los codos para verlo de cerca.

Abro la boca un para nombrarlo pero mejor me callo ¿Y si he malentendido las cosas? Giro la cabeza negándome a decirle que… que me… sí, él me gusta. Me salgo, le doy la cerveza y voy a orinar otra vez. No sé porque no sale la orina, simplemente estoy de pie frente al excusado.

¿Quién lo diría? La lluvia no ha parado. Sin embargo ahora suena como un rock que quita el romance a mi corazón. Por fin hago del baño y al ir a la cama ya está dormido, descobijado y con el culo lleno de semen y sangre.

¿Me habré equivocado? ¿Fue sólo sexo? ¿Cómo puedo ser tan estúpido? Jamás nos tratamos y ahora resulta que le hago el amor y lo quiero como mi novio. Desearía no ser yo porque aunque me diga que lo olvide sé que por la mañana seguiré igual de ilusionado que ahora, durmiendo acurrucado a su pecho.

 

Despierto antes que él con dolor de cabeza y mucha sed. También estoy adormecido de las piernas y los labios. Al ver su rostro dormido afirmo que sigo igual así que empiezo mi rutina, meterme a bañar, vestirme, guardar mis cosas de la escuela y… no tenderé la cama ni lo despertaré porque luce hermoso y hace que mi corazón lata muy fuerte.

Soy un tonto, realmente un idiota por esperar que me busque después, si lo hace… cuan feliz sería por ver ese cabello anaranjado en mi almohada cada mañana.

Me duele el corazón.

 

-Hola, Grimmjow—me saluda Renji en el salón.

-Oye ¿Dónde te quedaste anoche?

-Bueno… ven—me saca del salón y en voz baja me confiesa—salimos Rukia y yo.

-¡Pero es la novia de Kurosaki!

Me pide bajar la voz y continúa:

-Lo sé. No hicimos nada—suspira con tristeza—Ella y yo nos conocemos desde hace mucho pero nunca le pedí que saliera conmigo. Anoche fue una suerte que se fueran juntos y pudimos hablar y recordar cosas del pasado y… bueno—suspira nuevamente—La verdad ella me gusta mucho, Grimmjow.

No eres el único con problemas, Renji. No, no puedo decir eso.

-Pero no es correcto.

-¿De qué hablas? No volvió por ella, seguramente se estaba revolcando con alguien.

Maldito simplón que soy. Me he sonrojado totalmente. Se ha dado cuenta…

-Renji…

-No te creo…

-No es lo que parece.

-¿Tú?

-No…

-¿Y él?

-No, espera…

-¿Eres gay?

¿Soy gay? No lo había pensado. Ese no es el punto.

-No debes decir nada porque no dije nada.

-Tu cara dice todo—me observa fijamente y yo sólo retrocedo el rostro a su escrupulosa mirada—tú te lo cogiste.

¿Cómo lo supo?

-¿Cómo lo supiste?

-Mmm, entonces estoy en lo correcto.

Soy demasiado simple.

-Renji, de verdad debes callarte.

-Sólo si me contestas una pregunta—me enserio no sólo porque me amenaza sino porque él hace lo mismo— ¿Te gusta?

Trago saliva.

-…Creo que sí—digo bajando los ojos pero él me agarra la cabeza en su axila.

-Bien, entonces ambos estamos bien—reporta sonriendo. No me quejo porque quiera bajarle a Rukia porque en realidad estoy preocupado de que no me corresponda.

Papá, si estuvieras aquí sé que tendrías un consejo para mí.

 

A la clase siguiente Renji sigue preguntándome a pesar de que se suponía que  haría una pregunta.

-Dime ¿Fue tu primera vez?

Vuelvo a sonrojarme y él se ríe.

-¡Renji, con una mierda! ¡Mira, esa chica me ha fotografiado!

-Lo siento… ¿Y cuánto duraste?

-Renji—digo con molestia.

-Vamos, te he visto desnudo y la tienes grande, eso ya me causa envidia, ahora debo saber si sabes usarla—me da empujones hasta que salgo de mi vergüenza y contesto.

-La primera fueron segundos—digo en voz baja y con las mejillas rojas.

-Espera—se acerca confidencialmente— ¿Lo hicieron más de una vez?

Me vuelve a avergonzar.

-Sí…

-¿Y la segunda?

-Po lo sé… ¿más?

-Picarón—se burla y me hace reírme y hasta sentirme feliz por contarle de mi primera relación sexual—Oye—me señala el pasillo y ahí está el susodicho.

Valor, Grimmjow. No es que vayamos a casarnos sólo es el incómodo día siguiente.

-Nos vemos—le digo a Renji y me retiro con Ichigo aun lugar para hablar tranquilamente.

Diablos, luce igual de lindo que anoche ¿Debería decírselo? Me estoy poniendo nervioso, si sigo así seguro me pasa lo mismo que con Orihime en esa cita.

Afuera me da un golpe que, bueno, es Kurosaki, no es raro que algo no le pareciera.

-¿Cómo te atreviste?—me espeta y me vuelve a la mente todo, todo lo que hice, alguna posición o marca que hiciéramos y no fuera de su agrado. Mierda, ya sé; me vine adentro ¡Joder ¿Cómo se suponía que pensara en condones en ese instante?! Bueno, es natural que esté enojado.

 

-Supuse que algo así pasaría—sí, algo tenía que salir mal.

 

-Eres un infeliz.

 

-Estaba ebrio—respondo para no hacerlo molestar aún más, fue una simple equivocación y yo lo quiero mucho—No me di cuenta de que… fue un error—¿Cómo lo digo?—En ese momento olvidé los condones…

 

-¿Qué?

 

¿No es eso? Entonces ¿Qué es?

 

-No quise venirme dentro, es eso ¿no?

 

-¡No quería hacerlo contigo! ¡Me violaste!

 

-¡¿Qué?!—me acerco enojado y, a la vez, muy fuertemente decepcionado. Fui torpe e iluso aunque ya lo suponía—No te he violado, tú estuviste de acuerdo—al parecer en el sexo consensuado porque fui yo el que se puso a soñar imposibles.

 

Mierda, realmente duele.

 

-No es verdad.

 

-Claro que sí ¿No lo recuerdas?

 

¿Cómo lo has olvidado? ¡Me robaste el corazón, por amor de dios! Parece que hasta inconsciente te gusta lastimarme.

 

-No quería eso, fui contigo para hacerlo, sí, pero no pretendía que me ensartaras ¿entiendes?

 

¡¿Cómo…?! Calma, debí darme cuenta.

 

-Quizá esa fue tu intención inicial pero luego cambiaste de idea.

 

-¡Claro que no! ¡No dejaría que me la metieras! ¡Me violaste, maldita sea!—paro su golpe porque ya me duele bastante.

 

-Tú mismo lo hiciste—digo para hacerlo sentir lo mismo que yo: dolor, vergüenza y enojo. Primera vez que me enfurezco de verdad—Tú mismo me montaste, tú te desnudaste, tú me tumbaste en la cama, tú me penetraste hasta hacerte sangrar, tú subías y bajabas en mí una y otra vez, tú me ignoraste cuando te dije que me estaba viniendo, tú me excitaste para hacértelo otra vez—se tapa los oídos y aunque sé que es malo lo que estoy haciendo pero me hace sentir mucho mejor—Si de algo soy culpable de haberme dejado llevar para hacerlo nuevamente y esta vez sí, yo no me salí de ti pero el resto, Ichigo, tú lo deseaste—¿Ichigo?

 

-¡Basta!—grita mientras me abofetea y cae al piso—Ya basta… cállate.

 

¿Qué me pasa? Porque no haya sentido lo mismo que yo no me da derecho a ser cruel con él.

 

-Ichigo—me inco pero no lo toco. Debo dejar de llamarlo por su nombre—Lo siento, eso fue muy cruel de mi parte—le diría por qué lo he hecho pero creo que es mejor que nunca sepa que me enamoré de él.

 

-Aléjate de mí.

 

Suspiro y lo veo desde arriba.

 

Jamás hubiéramos funcionado. Es una lástima, por primera vez sentí que podía hacer algo por alguien, algo bien.

 

-No diré nada.

 

-Eso no me hace sentir mejor.

 

-No, pero es muy tarde para decir algo que te haga mejorar. Lo siento, debí decirte que te violé—me alejo y entrando a la escuela me pongo a llorar.

 

Voy a mi habitación y le marco a mi papá.

 

-Hola, Grimm ¿Cómo estás?

-… Bien… bueno…

-¿Qué pasa, pequeño?—pequeño, pensar que soy más alto que él.

-Es que… papá—siempre le he confiado todo, todo, es mi mejor amigo—Me enamoré de alguien.

-¡Hijo, que gusto me da! ¡Tiene que venir en vacaciones para que la conozca!

Me guardaré el que es hombre.

-Me equivoqué—lloro y él con tristeza responde:

-Mi niño, no llores. A veces las personas no saben apreciar lo bueno, pero no te preocupes ¿Recuerdas lo que siempre te dije?

-Sí…

-¿Qué es?

-Que la persona que esté conmigo será la más afortunada, pero…

-Eso es. Ahora quiero que sonrías.

-Pero… papá… de verdad creí que era para mí.

-Lo sé, lo sé. Eso pasa pero te aseguro que no debe tardar en aparecer esa persona. Ahora sonríe.

Lo hago y pareciera que lo sabe porque se ríe en la línea.

-Gracias, papá—cuelgo y más tarde me daría cuenta de cuanto me hace falta.

 

Mis pasos retumban en los pasillos solitarios de la universidad, se escuchan las voces apagadas de los maestros en sus aulas. Qué raro, justo ahora estoy empezando a sentirme realmente vacío.

 

Este silencio no me hace bien, me hace pensar.

Me detengo para bajar mi mirada a mis pantalones, preguntándome: ¿Será que me gusto el sexo? No, lo que quiero es otra respuesta al sentimiento sin sentido que desarrollé.

No puedo comprobarlo, no puedo simplemente.

Suena la campana y salen los alumnos, unos tras otros, la mitad me mira y saluda. Las chicas se me quedan viendo con emociones y sonrojos.

Sí, claro que puedo comprobarlo.

Sonrió.

¿Qué es esto? Creo que es… poder.

 

-Gri… Gri…—no se siente igual ¿Será la habitación? ¿Ese peluche mirándome mientras me monto a su dueña? ¿La ventana abierta? ¿El día soleado? ¿Qué es? ¿Por qué mierdas no es lo mismo?

Concluyendo abandono la habitación.

Soy una basura. No puedo volver a toparme con ella porque he hecho una estupidez por despecho… aunque ella se ofreció.

¡No! ¡No! ¡No! ¡No es culpa de esa chica!

 

Vuelvo a mi habitación y parece que Renji es adivino porque me aprieta el hombro con ternura paternal, como si supiera que Ichigo me mando al demonio.

-Tú mismo lo habías dicho: es un idiota—dice para mejorar mi humor.

-Sí—pero quizá el idiota sea yo.

 

Más tarde lo observo sin mucha atención hacer su tarea, el cabello rojo amarrado como un rábano y su ceño fruncido por no entender las operaciones.

¿Será eso? ¿Seré gay?

-¿Por qué sonríes?—me cuestiona.

-Te ayudo con tu tarea si me haces un favor.

 

Quiero pensar que es curiosidad y despecho lo que me estoy formulando. Realmente quiero pensar eso porque me estoy divirtiendo mucho.

-¿Estás seguro, Grimmjow?—vuelve a preguntar el pelirrojo, totalmente sonrojado a mi pedido.

-sí, totalmente.

Suspira y seriamente me responde en voz baja, acercándoseme:

-Espero que sepas lo que haces—se aleja y sale de la habitación, dejándome con un chico que consiguió quien sabe en dónde.

Paso mis ojos a ese jovencito y sonrió, me devuelve el gesto pero conforme me acerco su risa desaparece ¿Qué tendré en el rostro? ¿Por qué parece asustado?

-¿Tienes miedo?

-Es sólo… es que…

-¿Qué pasa?

-Es que tienes cara de enojado—confiesa y entonces siento mi ceño fruncido y el labio torcido.

-Ah, tienes razón—respondo quitando esa cara—No me di cuenta—no me sale la disculpa en toda la noche. Nuevamente no entiendo qué fue porque era el mismo cuarto, cama, clima… sólo no era él… incluso fue mejor sexo.

Por la mañana se ha ido aquel sujeto y me siento nuevamente una bacteria.

Papá, deberías estar aquí conmigo.

 

Debo calmarme, debo pensar claramente y debo dejar de ver a las personas con odio.

Maldita sea, esperaba que nadando se me quitara el enojo. Salgo a la superficie y me recargo en la orilla, escupiendo algo de agua e ignorando a las personas que me observan. 

Esto me molesta. No sé qué es. Por dentro estoy furioso, con ganas de destruir y ese no soy yo, yo no pienso estas cosas crueles: a cualquiera gritando bajo de mí, gimiendo, llorando, sufriendo… me regresa al mundo el agua en mi rostro por un imbécil que se lanzó al agua justo frete de mí.

-Disculpa…

Lo tomo del hombro y le golpe en el rostro, dejándole la nariz rota y todo el lugar en silencio.

¿Por qué hice eso?

-… yo… discúlpame… es que…

Salgo corriendo de ahí, por poco cayendo por ir mojado y llegando hasta las duchas casi llorando por esa estupidez que hice.

 

En un par de horas busque a ese sujeto y le pedí disculpas, explicándole que no me encontraba de buen humor en ese momento. La verdad es que no fue suerte que no me delatara, lo que me salvó fue llevarlo a mi cama. Su mirada simplona, resuelta a escuchar lo que fuera que dijera y a recibir lo que sea que se me antojara darle, esa sumisión me alimenta más que el sexo.

 

-¡Grimmjow!—me regaña Renji, sacudiéndome de la playera pero no puedo quitar mi sonrisa porque… ¡Mierda, esto es divertido! ¡Estoy muy feliz! ¡Rebosante! Sinceramente estoy harto de todo—¿Qué chingados le hiciste a ese tipo?—critica al joven que en mi cama llora porque le abrí el culo hasta hacerlo sangrar. Tampoco fue lo mismo, así que descarté la sangre.

-Le hice el amor—respondo y luego me rio. Al parecer lo saco de quicio porque me golpea y yo le devuelvo la violencia hasta que se aleja.

-Basta… ¿Qué te pasa, Grimmjow?

Quito mi sonrisa retorcida.

-No lo sé.

-Mañana iremos a hablar con Ichigo—propone, marchándose a otro lado, seguramente con Rukia, a follársela.

-Oye, ya vete—le digo al sujeto.

 

En mi habitación pienso que es estúpido ir a verlo después de pasar un mes de ese incidente. Quiero decir, estoy bien, nadie sabe de mis pequeños deslices y esta pequeñísima maldad que crece, poco a poco, en mi estómago porque el corazón me lo robo Kurosaki.

Me burlo en la oscuridad porque ni la luna entrando por la ventana puede iluminar mis ganas de destruir.

 

Hablar con él ¿de qué? Ya me lo imagino “¡He creado un monstruo!” dirá. Pendejadas. Mierda, tengo mucho sueño, no he podido dormir bien y con ello es difícil no hacer estupideces, es decir, se bueno, Grimmjow, se bueno.

-Ven, te pago el boleto.

-No… de verdad…

-¡Vamos!

-¡Eres tan lindo!

Pobre tonto, siendo molestado por esas nenas pende…

-Por dios—se me cae la mandíbula poco a poco.

Un rostro manchado de carmín producto de la vergüenza, ojos verdes brillosos del llanto, cabello opaco enmarcando un rostro blanco.

Más brillante que la luna, aclarando mi alma.

¿Por qué nunca antes te vi así?

-¡Hey, basta! Por favor, ya saben que es tímido.

-Pero es muy lindo—recrimina una morena.

-Por favor, yo las acompañaré—digo con osadía y ellas acceden, citándome en el café a la vuelta de la universidad.

-Hola—él se va corriendo y me deja confundido, felizmente confundido. Mi corazón danza… por fin… por fin… por fin empiezo a notar el cielo azul.

-¡¿Có-cómo has estado, Grimmjow?!—¿Qué?

¿Kurosaki? Mierda…

-Bien ¿Qué tal tú?—…justo ahora…

-Bien, algo ocupado—…me había olvidado de ti…

-Ah… bueno, te deseo suerte—…por él ¿Dónde está?

Papá, creo que encontré al indicado.

Notas finales:

Gracias por leer.


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