Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREAKOUT por sleeping god

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No sé cuánto me tardé en esta ocación pero era muy divertido escribirlo, tanto así que me había olvidado de subirlo, una disculpa.

Dulzón, suave y muy aromático ¿Qué es ese olor?

-Buenos días, Grimmjow—no alcanzo aún a abrir bien los ojos cuando me besan. Veo a Ulquiorra alejarse con una sonrisa.

-Buenos días— ¿Qué hace aquí? Debe querer cuidarme… pero yo no quiero que me cuide. Aunque lo que sea que haya traído huele delicioso— ¿Qué traes ahí?

-Waffles, pensé que tendrías hambre.

-Sí, tienes razón—me los lleva a la cama y me atrevo a traerlo conmigo— ¿Me amas?

Se sonroja y oculta la vista.

Debo admitirlo, es una dulzura y yo amo lo dulce, ambos amamos lo dulce y creo que no hay nada más empalagoso que su rostro.

-Sí, te amo.

-¿Y notarías si es Pantera?—le cuestiono no llevando mis manos a zonas indebidas, simplemente acariciándole con delicadeza la cadera.

Me mira directamente a los ojos y por un breve segundo me parece notar un hueco en su alma.

-¿Tú me amas?—cuestiona atinadamente a lo que sonrió y respondo.

-Sí, claro que sí.

-Eres un tonto, Pantera—regaña haciendo que lo suelte.

-¿Cómo lo supiste?

-Tu sonrisa, la forma en que contestas… no lo sé, en ese sentido eres muy directo.

-Entonces acabas de ponerle el cuerno a Grimmjow—me burlo, levantándome y atrayéndolo hacia mí—Además, piénsalo, deberías intentar seducirme para que ambos estemos a tus pies sino esto jamás va a funcionar. No puede uno quererte y el otro no—deja de negarse a que lo abrace y bajo a besarlo pero me evita.

-Primero quiero hablarlo con Grimmjow—se suelta, toma su mochila y me agrega—Desayuna, necesitas mejorarte.

Es muy listo y además realmente lo quiere, no comprendo cómo pudo engañarlo.

Bueno… ricos y deliciosos waffles…. Amo los waffles.

 

Duele mucho la maldita herida, estúpido Pantera que no cuida el cuerpo como se debe.

Alguien me abraza por la espalda y ya se reconocer ese agarre así que me volteo a levantarlo del piso para igual abrazarlo y besarlo.

-Hola, lindo—le digo con gran sonrisa.

-Necesito hablar contigo—me dice con esa seriedad tierna que posee—Vamos a tu cuarto.

Al llegar me recuesto para dejar de abrirme la piel y Ulquiorra se sienta y me toma de la mano.

-Hoy hable con Pantera.

-¿Te dijo alguna estupidez?—odio que lo trates mal. No lo trate mal sólo dije la verdad.

-No, dijo que ambos deberían quererme o esto no funcionará.

-Son tonterías, el cuerpo es…— ¿el cuerpo? Es mi cuerpo ¿verdad?—Es…

-Grimmjow.

-No lo había pensado.

-Entonces quería intentarlo también con él. Quiero que no haya problema y, sonora egoísta, pero que seas completamente mío.

Es muy dulce. Mucho. Es difícil no quererlo.

-Es complicado pesar que podría tener celos de mí mismo—es lo mejor, Grimmjow, tenemos que buscar una persona para ambos y él aceptará nuestro problema—Pero está bien.

Sonríe y le devuelvo el gesto

¿Qué será lo que no me atrae?

Ah, Ichigo, esto parece una situación incómoda.

-Ven, Kurosaki—viene apenado, viendo con detenimiento al otro chico—Te presento a mi novio: Ulquiorra Ciffer.

-Mucho gusto—jajaja, que serio ¿esos son celos, Ulquiorra?

-Ulquiorra ¿puedes traerme un poco de agua?—pido y se va pero casi matando con la mirada a Ichigo. Gracias a los antiinflamatorios y anestésicos no podemos tomar el otro medicamento así que aprovecharé esta obligada libertad.

-Grimmjow, no entiendo qué planeas—le sonrió pícaramente. Así como nosotros no entendíamos porque nos odiaba creo que lo mejor es tenerlo en las mismas condiciones.

-No habrá jamás sentimiento—porque debo planteármelo en Ulquiorra—Ahora ven aquí—le extiendo la mano pero permanece en su lugar.

-No entiendo.

-Lo enteras. Ahora ven, acércate. No me hagas ir por ti.

No hace caso así que lo jalo hasta el piso mientras me rio.

-Grimmjow—ese nombre está bien, después de todo es su venganza.

-Hoy vas a chupármela.

-¿Estás loco? ¿Qué no volverá tu novio en cualquier momento?

-Será mejor que te des prisa.

Se levanta y vuelvo a atraparlo contra la pared, atreviéndome a olerlo. Curioso, el huele como los waffles: delicioso.

-Suéltame, idiota—odio me, maldito imbécil, me divierte esa cara de impotencia. Le muerdo la boca, juego con ella mientras intenta zafarse hasta que me regresa la mordida. Bien, un poco de rudeza hace más divertido el juego, si no se retuerce la presa es aburrido. Lamo la sangre y lo vuelvo a besar con dureza hasta que parece gustarle y a mí también. Cuando me separo está jadeando y tiene las mejillas muy rojas, eso basta para que este ya muy duro mi pito.

-Házmelo…—pide bajando mi cierre.

-¿Eso quieres?—pequeña puta ¿no entiendes? No es que me satisfaga sino que te rindas ante mí.

Se inca con bastante enojo a meterse mi miembro en la boca pero se nota que le gusta, para mí esto es placer: que encuentre goce en la acción que más odia hacer, que su cuerpo lo traicione, que me odie tanto como me desea. Haré su vida un infierno.

Lo levanto y, contra la pared, lo penetro sin cuidado, sacando un grito.

-Cállate…— no debe enterarse Ulquiorra ni Grimmjow, por ahora.

Intento acercarme al aire caliente que suelta por la boca ante cada embestida pero se aleja, totalmente decidido a que no vuelva a besarlo. No, Ichigo, esto debe ir más lejos, quiero que te confundas aún más.

Al concluir ya escucho pasos así que me doy prisa a arreglarme.

-Rápido, acomódate—le pido a tiempo de que llegue Ulquiorra.

-Aquí tienes, Grimmjow ¿Por qué estás tan sudado?

-Me puse a jugar con Ichigo—se sonroja no sé si por la palabra jugar o… Ichigo, no sé de dónde saqué llamarlo por su nombre.

-No deberías, estás un cicatrizando.

-Lo sé, discúlpame.

-Estás sangrando otra vez—me informa con preocupación, intentando tocar con su pálida mano la sangre. Definitivamente es un ángel. Le detengo la mano y le sonrió.

-No te preocupes. Estoy bien—está herida nada más lo preocupa y se abre sin que haga nada, será mejor que vaya nuevamente con el médico.

-Me voy— ¿a qué habrá venido?

-Te veo mañana—yo sé mi cuento, Grimmjow, tú no te preocupes.

 

Joder, no es justo, no debería ser tan sencillo atraer mi mirada y provocarme.

Sin darme cuenta le regreso la sonrisa y me maldigo a mi simpleza.

-Listo, ya puedes sentarte a comer—sí, y tú puedes ponerte algo debajo de la playera de Grimmjow si quieres cumplir eso de que solo vamos a conocernos SUPERFICIALMENTE.

Me siento y esperando a que Starrk baje o algo, después de todo es su casa y que los tres nos pusiéramos a beber anoche es señal de que también debe tener hambre. Sin embargo no lo hace y Ulquiorra se sienta a mi lado y no puedo dejar de verle las piernas y el culo mientras cocinaba.

-Espero te guste.

-Debería ser algo picante para la cruda—me quejo.

-Eso solo un mito eso, además no estás crudo—bajo la cara y devoro los postres que hizo. Está delicioso…— ¿Qué te pareció?

-Está… bien—menosprecio.

-Que gusto—pero le satisface mi respuesta y sin querer sonrió a su cara de felicidad. Podría gustarme, estoy seguro—Te serviré más—vuelve  a la cocina, ondeando esa camisa larga y ahora si parándoseme.

-Ulquiorra—le llamo levantándome de la mesa— ¿Realmente no tienes deseos de acostarte con nosotros?—pregunto colocándome tras de él y se queda quieto.

-La verdad es que sí pero si han decidido que mi traición es tan grande estoy de acuerdo—dice sin mirarme ¿Por qué le fuiste infiel diciendo esas palabras?

Lo abrazo para pegarlo a mi erección y lamerle el cuello, pero se gira y hace que le suelte.

-Primero Grimmjow tiene que decidirlo—pide aunque sonrojado.

-Si ambos estuviéramos enamorados ¿amarías más a Grimmjow?—cuestiono un tanto consternado, me he hecho a la idea de que soy el complemento de este cuerpo y no un protagonista.

-No, amaría a ambos por igual.

-¿Y por qué ahora…?

-Porque no me amas, solo quieres hacerlo—eres muy listo, muy dulce y sexy. Caeré a sus pies en cualquier momento.

-Está bien—por ahora me conformo con robarle un beso demasiado atrevido, metiendo mis manos bajo la ropa y aunque se niega cede rápidamente hasta que dejo de lado la idea de solo el beso y empiezo a penetrarlo con los dedos.

-Basta… Pantera…—pide demasiado excitado, abrazándose con fuerza a mi espalda. Lo callo con mis labios, jugando más en su interior hasta que empieza a llorar—No puedo…

Le doy espacio a ver que sufre al desearme y que es difícil porque soy la viva imagen del hombre al que ama.

-Lo siento…—se disculpa conmigo—Iré a bañarme.

 

La única manera que encontré para salir en citas con Ulquiorra y no fornicar es restregándolo con Ichigo, ya sea enojado cuando mezclo venganza con molestia o cuando simplemente me quedé demasiado excitado, comportándome un poco mejor en esas ocasiones.

El día de ayer Grimmjow me dijo que estuvo a punto de rendirse y hacerlo. Fue bastante fuerte considerando que incluso yo ya lo manosee. Hoy me toca a mí y hace media hora que mandé al demonio la película y estoy torturando a Ulquiorra con caricias, besos en el cuello y leves pero explícitos agarrones.

-Ya… ahhh…—me gime en el pecho, rogando que le suelte las manos y deje de jugar con sus pezones. Con todo y ropa me coloco entre sus piernas y finjo penetrarlo, debo admitir que se niega bastante aunque se muera de gusto. Lo beso y me devuelve el gesto hasta que habla.

-¿Ya me amas?—que voz tan suplicante.

-¿Quieres que te coja?

-No, quiero que me ames—lo miro a los ojos y aunque lo adoro no lo amo.

-No, aun no.

-¿Qué he hecho mal?—me rio un poco. La verdad es que no lo sé.

-Quizá… yo no sienta—esa es mi respuesta para alejarme y salir por la puerta hasta la recamara de Ichigo, entro sin vacilar y lo cargo hasta la cama.

-¡No… Grimmjow! ¡Quítate!—gritonea mientras me bajo el cierre y saco el pene que ya tenía erecto.

-No te muevas, puta—le quito los pantalones a la fuerza y me meto sin más.

-Espe… ra…—le duele pero es mí placer eso, mas ahora, justo ahora estoy triste porque es verdad, siendo sinceros hasta conmigo mismo no puedo negar mi propia respuesta: yo no siento. Será mejor que le diga a Ulquiorra que jamás podré amarlo.

Ahora me concentro en el pelinaranja que guarda su voz con odio a escucharse a sí mismo mientras su culo absorbe con gusto mi pene.

-No estabas seco ¿me esperabas?—seguramente, ya van dos noches que vengo solo a coger, quizá esté cansado del dolor de entrar en seco. Sin embargo lo niega. Lo pongo en cuatro y para hacer ruido le doy nalgadas que se odia y le lastiman. Después de un rato y aunque ya lo haya hecho correrse quiero aún más humillación, así que me salgo y me recuesto en la cama.

-Vamos, móntame—le ordeno y solo no se puede ir porque le sostengo la mano.

-No quiero… ya no puedo—se justifica inmediatamente, casi cayendo sobre mi pecho por el cansancio pero sigo erecto.

-Deberías darte prisa o Uryu nos verá—se muestra enojado e intenta cambiarlo por sexo oral pero le tomo el rostro con fuerza y niego con una risa.

-Grimmjow…—suplica, empezado a sentarse en mi vientre.

-Vamos, alza el culo. Te ayudaré un poco—así lo hace y yo mismo me meto, sacándole un grito sonoro—Muévete—lo hace lentamente, producto del dolor y el cansancio.

Me enserio observando con cuidado el odio que se tiene a sí mismo y no a mí ¿Qué pasa? ¿Cree que quiero enamorarlo? No, solo busco lo básico. Es… una lástima que tengo a dos enamorados y ninguno pueda ser correspondido.

-Bájate—le ordeno sin sonreír pero si a punto de morirme de risa. No lo dura y lo hace, se recuesta y le beso sin morderlo, masturbándome yo mismo a la vez que le lleno de besos y caricias con los labios. Eso sí lo hace gemir de placer así que me meto y juego con su mente, diciéndole:

-No seas tan necio. Deberias corresponder a que únicamente me acueste contigo.

Veo la emoción y confusión en su mirada.

Termino de correrme dentro. Eso le gustó, no podría negarlo, tampoco la esperanza profunda en su corazón.

Me visto y me voy.

Al día siguiente compro un peluche que en su etiqueta dice Kon y pido que lo envuelvan, después paso a una farmacia y compro condones y lubricante, pidiendo igual que lo envuelvan aunque claro que no lo hacen así que con la bolsa seré suficiente.

Paso con Ulquiorra, dejando el peluche fuera y solo con la bolsa de plástico.

-Hola—digo muy contento.

-Hola, Grimmjow—parece que esta vez sí me ha confundido así que me saluda como lo haría con él.

-Te traje algo—le doy la bolsa y al abrirla se sonroja e incluso se molesta.

-¿Qué significa esto?

-Me he dado cuenta que soy incapaz de sentir así que si Grimmjow está de acuerdo nosotros únicamente vamos a coger.

-No lo creo.

-No le veo el lado negativo. Yo tengo experiencia y él te odia por acostarse con su padre ¿De verdad crees que va a perdonarte?

Baja el rostro y arruga la bolsa.

-¿De verdad me odia?

-Si no fuera así yo no existiría—debe doler que la persona que más amas te odie en lo más profundo mientras por fuera es todo ternura—Nos vemos. Piénsalo.

Salgo de ahí con el otro obsequio para  el tercero.

-Ichigo—le llamo entre la multitud de médicos, haciéndome un espacio para quedar frente a él—Te compré algo—le doy la caja y sonrió por su curiosidad y la de los demás.

-¿Qué es?

-Ábrelo si quieres saberlo.

Destroza el papel y al abrirla saca el león de felpa.

-¿Te gusta?

-Sí, gracias…

-Lo he llamado Kon, será como nuestro hijo ¿no crees?—sonrió y me agacho a besarlo, dejándolo completamente rojo—Iré a tu habitación por la noche, espero estés listo.

Sale corriendo, dejándome con los curiosos a mi comportamiento, incluyendo a Ishida que parece comprender por fin qué le ocurría a su amigo.

Dios, esto es muy divertido. Me rio en voz alta mientras me marcho de ahí y deteniéndome en el patio que practican box. A Grimmjow jamás le han gustado las competencias, ni los golpes ni nada violento. Podría ser divertido ahora que la herida ya está cerrada.

Entro entre los alumnos y uno de ellos me pide que salga de ahí. Un sujeto negro, alto y de extraños ojos amarillos.

-Déjame intentarlo—le ordeno más que pedírselo así que compite conmigo. Me recuerda mucho a Yammy, pero esta vez los guantes me quedan y mi cuerpo sin camisa crea dudas de quién ganará. Empiezo a brincar en mi lugar y pide el profesor que comencemos. No sé nada de esto pero la adrenalina me come, esto es divertido ¡Es jodidamente divertido! Me rio en su cara, a los golpes que esquivo  y no devuelvo porque quiero esperar a que se desespere y que mi ataque de risa pare. Finalmente le doy uno en el rostro y retrocede, lo obligo a seguir hacia atrás por los puños que le ensarto en la cara y vuelvo a reírme hasta que me separan de él.

Me calmo para que me quiten los guantes y el maestro me ruega que vaya a practicar, ignorando que pude haberle seguido, matar a ese negro.

-Lo pensaré—le digo aunque si quiero, esa voz dentro me está molestando, Grimmjow y sus ganas de no herir a nadie.

-Oye—me detiene el hombre negro antes de que me marche—eres bueno.

-Lo sé, lo sé. No sigas—me burlo pero no le causa gracia.

-Me gustaría volver a competir contigo y que me ayudaras a mejorar.

Que fastidio.

-Escucha…

-Zommari.

-Zommari.

-¿Y tú eres?

-¡Putas! ¡¿Me dejas hablar?!—Abre las manos en señal de que puedo continuar pero ya he olvidado que iba decirle—me llamo Pantera. Y… sí, quizá venga a volver a patearte el trasero.

Me sonríe y me largo. Que sujeto tan fastidioso.

 

No me puedo concentrar en la clase, esto es demasiado aburrido y tedioso, no, ni siquiera me importa en lo más mínimo.

-Grimmjow ¿Cuál sería la respuesta?—pregunta el profesor, giro a ver lentamente porque no a acostumbro a que me llamen así.

-No la sé—digo para seguir viendo fuera. Un día soleado y yo aquí adentro, pudriéndome en una banca junto con otros 20 idiotas.

-¿No la sabe?—pregunta con total sorpresa.

-Sí, no la sé. Con que le diga que no sé ni la pregunta—se ofende un poco pero gana más el desconcierto de que confíense mi desinterés ¿Quién comprende a los profesores? Es como si les hiciera más feliz inventar una respuesta o mentir.

-Eso es extraño en usted.

-Sí, que diablos—digo y me deja en paz hasta que en la puerta me comenta que si me he sentido bien, que cómo está mi herida y el medicamento que tomo. Claro que no digo que ya no lo tomo y que simplemente estaba distraído.

Pero el resto de las clases es lo mismo, absolutamente la misma basura así que me voy y llego antes con la medicina. Toco la puerta, preparando mi sonrisa galante y escondiendo una rosa amarilla que arranque en el camino. Hasta que abre Uryu.

-¿Dónde está él?—cuestiono deteniéndole la puerta que planeaba cerrármela en la cara.

-No ha llegado.

-Pero llegará ¿no es verdad?

-Por su bien se irá con Rukia o Renji.

-O con ambos ya que están juntos. No mientas, ese chico no huirá, no lo ha hecho hasta ahora y no va a empezar—lo empujo para pasar y se pone a la defensiva, así que dejo mi obsequio sobre la cama que debe tener mi aroma y me pongo frente a ese tipo.

-Humillaré a Kurosaki hasta que suplique piedad y creo que tú puedes ayudarme a hacerlo sufrir.

-No voy a ayudarte.

-Es que no es opcional—me rio en su cara y retrocede— ¿Quieres que te amenace física o psicológicamente?—pregunto mientras enciendo la videocámara que traje conmigo y busco el mejor ángulo.

-¿De qué demonios hablas?—parece que lo he hecho enojar.

-Si no haces lo que te digo: te mataré—primero que nota que hablo enserio—Y si no haces lo que te digo demostraré que casi muero por culpa de Ichigo.

-¿Casi mueres?

Me retiro la camisa y señalo mi cortada.

-Estúpido Kurosaki—dice sintiéndose mal por él.

-¿Entonces?

-Está bien. Me iré—le cierro la puerta antes de que siga.

-¿Quién dijo que quería que te fueras?

Su rostro se contrae con la misma repulsión y enojo que la de Kurosaki cuando llegó y vio a su compañero dispuesto a hacer un trio y grabarlo.

-Estás loco—reniega Ichigo a pesar de que ya lo tengo bajo de mí y a su compañero desnudo y con cierto resentimiento a que esté caliente.

-Sí, un poquito—lo besuqueo y masturbo a Ishida. En solo una hora el deseo es más fuerte que su propia mente. El más necio es Ichigo, no quiere complacerme del todo y por eso me centro en él porque cada orgasmo le hace amarme y odiarse más a sí mismo, también ver a su amigo corrompido de goce pecaminoso y la cámara que no perderá detalle de esta larga noche.

 

Por la mañana me despierta Ishida que estaba recostado a mi derecha, lo veo dirigirse tambaleante y desnudo al baño, a la izquierda aún tengo a Kurosaki, dormido profundamente, acurrucado a mi pecho porque no alcanzó a cobijarse. Suspiro, estoy realmente exhausto. Unos minutos después se despierta y lo primero que hace es matarme con la mirada a lo cual le devuelvo una sonrisa, me pasa por encima pero pierde el equilibrio y cae al piso, quedándose ahí. Me levanto, estiro y le ofrezco una mano para levantarse pero la empuja y le escucho gemir, quizá llorando.

-No seas mariquita, Kurosaki.

-¿Cuándo terminarás con esto?

Me hinco frente a él, dando con su rostro lagrimoso, y le acaricio la mejilla mientras respondo.

-¿Alguna vez pensaste en parar conmigo?—incrementa su llanto y me rio.

-Sí, eso pensé—me visto y marcho a ducharme para ir a clases, sin embargo me detengo en el espejo del baño al salir.

-Luces molesto.

Estoy molesto, te has apoderado de mi cuerpo.

-Estoy cuidándote. Me encargo de Ichigo, esa es mi misión.

¿Qué hay de Ulquiorra?

-Lo siento, no puedo quererlo, me es imposible.

Está bien, entonces solo te ocuparé cuando vea a Kurosaki, así que vete.

-¡Oh, vamos! ¡Déjame otro día!

No, ha sido suficiente.

-¡No lo entiendes, esto es muy divertido! ¡Basta! Basta, Pantera, es mi cuerpo, no es tuyo—le pongo en su lugar, dándome cuenta que ya me ha arreglado como quiso, con esas extrañas marcas bajo mis ojos, intento quitarlo más solo reduzco el área que ocupa y bajo un poco más el cabello ya que parecen orejas lo que queda en las cienes.

Voy a clases, descubriendo que no tengo apuntes de algunos días, además que no ha participado e incluso ha ofendido a maestros ¿Qué más podrá haber hecho? A mitad de un examen que no me dijo que tenía me quedó pensando en el medicamento y si debería volver a tomarl…

-Ni se te ocurra.

Basta, Pantera.

-No vuelvas a tomarlo—aléjate—déjame en paz.

-¿Joven Jeagerjaquez?

Volteamos a verlo.

-¿Se encuentra bien?

-Algo así—cálmate de una vez, maldito imbécil, si no tomo tu cuerpo ahora es por el examen pero no me hagas enojar, no quiero tirar todo el medicamento.

Vuelvo al cuestionario y digo en voz muy baja.

-Me estás obligando a volverme a medicar.

Ambos odiamos esa maldita pastilla, no se para que la quieres. Además, recuerda que estamos en esto juntos.

-… Está bien, Pantera, pero compórtate.

 

Sí, claro que sí.

-Hola, preciosa, lindo trasero—no entiendo porque no les gusta que les diga que tienen buenos atributos. Ah, ahí están mis tetas favoritas—Hola, Hallibel.

-Hola, Grimmjow. Luces muy contento hoy.

-Lo estoy, por fin hemos pasado los exámenes.

-Me alegro por ti, yo aún estoy sufriendo con Calculo—excelente oportunidad.

-Con gusto podría ayudarte.

-¿Serías tan amable?—hasta más si vuelve a juntar sus pechos así nuevamente.

-Claro que sí. Vamos a mi habitación.

-Pero controlas a Pantera—me advierte y le digo que no se preocupe.

Si le hubiera preocupado tanto mi presencia no se mostraría tan sumisa a mi mano bajo su falda.

-… Grimm…

-mi nombre es Pantera, lo sabes.

-No quiero—pide acomodando su falda para que no vea mi mano acariciando su clítoris.

-No parece, preciosa. No parece.

-Por favor…

-Sí, por favor—repito metiéndole mis dedos, sacando mi pene y masturbándome con sus gemidos y suplicas.

-¿De… de verdad me amas, Pantera?—no creí que fuera a funcionar eso para llevarla a mi cama.

-sí, claro que sé—respondo sin mucho interés.

Tocan la puerta y grito:

-¡A chingar a su madre! ¡Estoy cogiendo!—apenas acabo la oración entra completamente enojado Ulquiorra.

-Suéltala—me ordena apenas reprimiendo su ira y si no fuera que Hallibel se alejó yo no lo hubiera hecho.

-Dijiste que no andabas ya con Ulquiorra.

-Sí, dije muchas cosas—me burlo—En otro momento no andaré con Ulquiorra así que podríamos…—me abofetea y me rio, cuando intenta darme el revés le sostengo la mano—Tranquila porque ya te diste cuenta que estarás para mí cuando quiera.

Se va llorando y ahora evito mirar los ojos verdosos del novio de Grimmjow.

-Pantera, no puedes hacer eso.

-Claro que sí, aun lo tengo duro ¿quieres probarlo?

-Aléjate de mí—ignoro el comentario y lo arrincono contra la pared, frotándome en él— ¡No quiero lidiar contigo! ¡Ya supe lo que hiciste con Kurosaki y debiste ser tú, no Grimmjow!

-Yo no te pertenezco… en cambio tú puedes ser mío—le lamo la mejilla y parece ser su colmo.

-¡Auh! ¡¿Por qué me golpeas?!—pregunto agachándome a aguantar el dolor en mis testículos.

-¿Grimmjow?

-¡Sí!

-Lo siento… es que…

-Ya sé, ya sé. Estúpido Pantera—me ayuda a sentarme y se disculpa.

-Grimmjow, deberías tomar el medicamento otra vez.

-No, está bien. Así no me siento adormilado y Pantera no se queja—sin embargo Ulquiorra parece molesto con mi respuesta— ¿Qué pasa?

-Temo que te está controlando.

-Claro que no, somos un equipo—intento abrazarlo pero se aleja.

-No, Grimmjow, está tomando el control y tú ya no sabes lo que hace y… ¡Debes volver a medicarte, por favor!

-¡No!—grito enfurecido a su actitud—Pantera es mi amigo, mi hermano… soy yo ¡No vuelvas a pedirme que me deshaga de él!—nos miramos en silencio hasta que Ulquiorra quita su vista de mí.

Ninguno lo dice pero ambos reconocemos que he dicho algo entre líneas: confió más en él que en ti, incluso tengo un cariño más grande a uno que a otro.

-Ulquiorra…

-No quiero hablar ahora—se marcha y vuelvo a sentarme en el borde la cama. No debí gritarle, nunca lo había hecho y ahora… Soy un desastre.

Salgo a caminar y lejos de ayudar me perjudica, con un empujoncito de un estudiante siento como pierdo el control y puedo ver de lejos y de manera fugaz como Pantera lo desmaya de un solo golpe.

-Debes descargarte—me explica y no le muestro mi desconfianza.

Por la noche me pide el cuerpo pero finjo no escucharlo, pensando que así me dejará en paz hasta que araña las paredes de mi mente haciendo el sonido como el de un gis contra la pizarra, no puedo evitar gritar y taparme los oídos.

Es mi turno, repite una vez más.

-Está noche quiero descansar. Por la mañana me encuentro muy cansado.

Tonterías, dormiré temprano, solo quiero ir al cine y por una cerveza. Vamos, Grimmjow, no pongas esa cara.

-¿Puedes jurarme que no estás haciendo nada  malo?

Lo juro, digo levantándola una mano y la otra en el corazón.

-Bien, voy a creerte. Y me alegra que lo hagas—me coloco una chaqueta y me preparo para alargar el delineador sin embargo alguien entra al cuarto—¡Renji, vamos por una cerveza!

-¿Vas a salir?—cuestiona Ulquiorra con triste mirada.

-¿Qué te pasa?

-No, nada—parece haber tenido un problema con Grimmjow… conmigo, se podría decir.

-¿Sigues enojado?—digo como pregunta más acertada a lo que sea que haya pasado.

-Más bien triste. No quisiera que peleáramos otra vez—voy a abrazarlo y me envuelve en sus brazos. Lo alzo y se deja besar, poco a poco lo tiro en la cama— ¿Me perdonas?—no fue a mí a quien engañaste.

-Sí, te perdono—con esas palabras se deja desnudar y penetrar, es increíble lo estrecho que es y como sufre con mi pene dentro.

-Espera… espera…—ruega aferrándose con dolor a mis brazos. No me muevo por una simple razón: voy a demostrarle quien es el rey aquí, en todos los sentidos. Beso su cuello, acaricio sus caderas, masturbo su miembro, me muevo con suavidad, el fin, le hago el amor como se lo hice a Ichigo, Ishida y futuramente a Hallibel. Al terminar ríe y sonríe tiernamente en mi pecho.

-¿Te gustó?

-Sí—dice acariciando mi pecho—Eso fue genial. Podría acostumbrarme a hacerlo contigo.

-Que gusto porque aun puedo seguir—vuelvo a hacérselo y aunque Renji nos vio, Ulquiorra no dijo nada, no podía cuando estaba a punto de correrse, así que por suerte nos dejó solos toda la noche y hasta cuando caímos rendidos.

 

-¡Grimmjow! ¡Vamos, se hace tarde!

-Ya voy…—estoy cansado ¿Qué mierdas hizo ahora? Voy al baño y me sorprendo sin poder apuntar— ¡¿Qué…?! ¡Demonios!--¿Qué acaso me masturbe anoche? Me veo obligado a orinar en la ducha y llegar tarde a mi clase, que por suerte no me quede dormido. Fuera saludo a lo lejos a mi pareja, esperando que me ignorara, sin embargo se sonroja y me devuelvo dulcemente el gesto. Muy contento me decido a ir a jugar básquet, juntamos un equipo y voy a los vestidores a colocarme un short y playera holgada, lo curioso que es Kurosaki también esté jugando, en el equipo contrario, ambos nos ignoramos y únicamente nos enfrentamos si es estrictamente necesario en las reglas del juego.  Después de los dos tiempos vamos a descanso, pensaba sentarme en las bancas pero el equipo me pone nervioso, enojados con mi desempeño ya que pensaban que con mi altura y complexión sería un basquetbolista nato pero simplemente no lo soy, así que voy a los vestidores a evitar el… estrés.

¿Dónde demonios estoy? Ropa deportiva, sonido en las tribunas, vestidores… un partido al parecer de baloncesto por esta playera. Miro fuera y hay un equipo celebrando y otro con la cabeza baja. Si estoy aquí es por ir perdiendo. Nada puede hacer bien este inútil.

Escucho un locker cerrarse y con curiosidad noto a mi victima favorita bebiendo agua.

-Hola, Ichigo—le sonrió y él se muestra asustado.

-Déjame en paz, Grimmjow.

-Sabes, no me gusta perder y creo que es porque estás muy descansado—lo junto contra mi en el acto regular para joderlo—Seguramente me has extrañado—se resigna y baja los pantalones mientras yo hago lo mismo y me introduzco mientras cierra los ojos con fuerza—No pongas ese rostro, hoy seré muy amable.

-¿Por qué?—gime a que lo masturbe sin lastimarlo.

-Me place complacerte el día de hoy—empiezo a embestirlo, solo la punta y más concentrado en recorrer perfectamente su miembro.

-¿Por qué… eres tan cambiante? Me confundes, Grimmjow—me salgo y lo alzo, penetrándolo de frente.

-Llámame Pantera—es todo lo que digo mientras le enloquezco pero sin dejarlo correrse, viniéndome dentro y dejándolo así. Me alejo ante su mirada de dolor hasta que grita:

-¡Haz que me venga!—me mofo a su cara hacia el piso, desnudo y húmedo de la entrepierna y demasiado caliente como para complacerse solo. Regreso con él simplemente para decirle a la cara que no lo haré pero me besa sin pensarlo, me tira al piso y quita la camisa, besando mi cuerpo con euforia aunque sabe que no lo tengo parado.

-Grimmjow—repite el nombre como maniaco con tanta pasión que me levanto a besarlo con fuerza—Grimmjow.

-Pantera, te he dicho que me llames Pantera. Gime eso—le pido y me mira a los ojos durante un minuto entero, luego me abraza y quita mi mano de su pene.

-Espera un poco, Pantera—le abrazo igualmente aunque el partido ha iniciado. Lo tumbo en el piso y bajo a hacerle sexo oral, está vez sin pasarlo por mis dientes, simplemente haciéndolo como se debe y dejando que lo disfrute y me acaricie el cabello mientras susurra mi nombre antes de venirse. Por un momento… escuche música de piano.

Vuelvo al juego y con Ichigo cansado y yo revitalizado podemos ganar, aunque se preocupan de mi falta de trabajo en equipo y violencia ¿Qué más da? Con Grimmjow habrían perdido.

 

No recuerdo el final del partido pero me dicen que ganaron gracias a mí, regreso a hacer tarea pero me molesta la mirada insistente de Renji sobre mi espalda.

-¿Qué?—le digo sin voltear.

-Esperaba que me contarás que te hizo cambiar de idea.

Ahora si lo miro.

-¿De qué hablas?

-Oh, vamos. No es como si pudieras esconderlo si te vi cogiéndotelo. Realmente eres bueno porque se escuchaba en el pasillo como lo hacías gritar.

-¿A quién?—cuestioné pero ya empiezo a sentir enojo hirviendo hasta mi cabeza.

-A Ulquiorra—dice poco a poco, como diciendo cada silaba con calma—Si eras tú ¿verdad?—no contesto por levantarme al espejo y enfrentar al felino de gran sonrisa.

-¡Eres un hijo de perra!—cálmate, Grimmjow--¡¿Cómo mierdas me pides que me…?!—Escúchame, tranquilo, si no haces un drama no se dará cuenta de que te ha puesto el cuerno otra vez y podrás seguirte mintiendo y yo me encargaré de esas pesadas realidad—Vete al demonio, tomaré el medicamento—no, no lo harás.

Me destroza el rostro contra el vidrio pero logro empujarlo lejos de mí, peleándonos por todo el cuarto de baño hasta que Renji nos sostiene.

-¡Cálmate!—nos dice y aunque intentamos soltarnos no nos deja.

-Dame las pastillas. No te atrevas, maldito imbécil.

-Grimmjow.

-¡ESTE ES MI CUERPO TAMBIEN! Es injusto que sea yo el complemento, no lo soy—le recrimino al rostro a ese pelirrojo que  a la fuerza me introduce un par de pastillas.

¿De quién es el cuerpo? Nos cuestionamos en ese lapso donde la gravedad es tan fuerte que el cuerpo flota a parte.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).