Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREAKOUT por sleeping god

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una gran disculpa por la tardanza. Problemas de cambio de rutina, casa... ciudad por no decir país. El fin.

Quizá se note un cambio radical en el fic de gracia a seriedad o algo hasta lúgubre... pero pido compresión, escribí una parte hace unos meses y el otro el día de hoy y bueno, aún no estoy del mejor de los humores, pero me dije que no dejaría de escribir por eso.

Bueno, ya hable de más.

Lean.

 

Maldito Grimmjow.

¿Eh? Un momento. Abro bien los ojos y él simplemente sigue dormido en mi vientre con un rostro más que en paz, incluso dulce.

Mi fuerte determinación de levantarme antes de que se despierte se agota pues no quiero despertarlo, parece demasiado cómodo y adorable ¡Que mierda! Nunca noté que es… también lindo, como un gatote ¿Y si? ¿Y si yo…? ¿Qué pasaría si yo le…?

 

Empieza a desperezarse entonces me levanto de golpe y salgo corriendo al baño, cerrándolo con seguro.

Va a matarme, estoy seguro.

Pego el oído a la puerta, escuchando sus pasos por el pasillo, caminando al parecer sin levantar mucho los pies, aún adormilado, hasta que Yuzu da un grito de emoción que me da a entender que me va a asesinar.

-¡Qué lindo, Grimm-nii!

-¿De qué…? ¿Qué mi…? ¿Qué es esto? ¡Shinigami!

Me recargo contra la puerta con todas mis fuerzas a la espera de aquella envestida que no tarda en llegar.

-¡Abre, cobarde!

-¿Acaso ese es el Grimmjow que engaña a mi familia?—pregunto para ver si deja sus ideas homicidas lejos.

-Pero voy a vengarme—dice y se marcha, maldiciendo en voz baja. Suspiro para salir y meterme a bañar con agua caliente y relajarme. En unos minutos de quedo bajo el chorro de agua, con la habitación sumida en vapor mientras me limpio los brazos, el pecho y… ¿la espalda?

-¡¿Cómo entraste aquí?!

-Por la puerta.

-¡Pero está cerra…!—¿Qué estoy diciendo?—¡Salde aquí!

-No.

-¡Grimmjow!

-¿Están bien, chicos?—cuestiona mi padre.

-¡Papá, este idiota está…!

-Estoy ahorrando agua bañando con ichi—dice él en tono educado.

-Me da gusto, Grimmjow. Ichigo, deberías aprender más de él.

-Pero…

-Ya estamos solos—indica tomándome por la cintura.

-¡No, no lo estamos!

-Mmm, sí, si lo estamos.

-Que no.

-Sí, mierda.

-No.

-¿Quién más putas podría estar aquí?

-Un… un fantasma.

Me mira con burla.

-Sí, desde niño puedo verlos.

-Shinigami—me abraza más a él—Ah, shinigami.

-¿Qué?

No dice  nada y pone su cabeza en mi cuello, enojándome pues veo que está jorobado.

-Planeas nuevamente algo sexual ¿verdad?—lo alejo—No funcionara porque ahora yo te voy a excitar a ti y no te voy a dejar hacerme nada.

Se ríe en mi cara.

-Creo que empezaste mal—¿De qué habla? Entonces lo veo ahí, frente a mí, desnudo, musculoso y bien dotado, con la sonrisa perfecta y… se me está haciendo agua la boca—No podrás, soy experto en mojar chicas y endurecer chicos.

-¡No lo lograrás conmigo!

-Ya lo estoy haciendo.

Tiene razón pero no tengo porque aceptarlo. Además Grimmjow es un pervertido así que yo también puedo jugar esto. Me pongo serio, le doy la espalda y me agacho a recoger el bote de shampoo, empiezo a lavar mi cabello jugando con la espuma que escurre por mi cuerpo como un acto natural pero el silencio y falta de movimientos de Grimmjow significa que voy ganan…

-¡¿Qué estás haciendo?!—grito al verle jalándosela sin pena alguna.

-Me prendiste, es como ver una porno en 3D—oh, por dios ¿Cómo puede tenerla tan grande?—Si quieres te dejo chupármela.

-¡No, claro que…! Que no—me estoy abochornando y el agua caliente no ayuda.

-También puedo metértela.

-No—pido mirando a otro lado, odiando esos momentos en donde me hace sentir vulnerable y pervertido.

-Ese “no” pareció un tierno “no me excites más”

-No—repito con el mismo tono.

-Shinigami—susurra a mi oído, pasando sus manos por mi espalda hasta mi trasero y pegando su erección a mi vientre—Sólo pide que te la meta y lo haré.

No quiero… bueno sí, pero no y me niego a romper mi orgullo pero mi orgullo no es tan grande como su…

Se me están doblando las rodillas.

-Algo… rápido—digo a mediana voz.

-Pero no frunzas el ceño—me condiciona. Lo hago aún más pero después me relajo cuando mueve su pene en mi piel—Así está mejor—me da la vuelta, yo abro las piernas, pongo las palmas en el azulejo y suspiro con cada centímetro dentro. Pongo una mano en mi boca para no soltar un gemido de gusto mientras me embiste con dureza—Ah, Ichi, estoy muy caliente así que te daré duro.

-No me… digas… esas… cosas—le ordeno entrecortadamente, llevando mi pecho a la pared para poder masturbarme.

-No te gusta mis guarradas ¿eh?

-Ah, no…

-Deberían. Ya te la estoy metiendo a fondo.

-Que no—repito moviendo mi cintura contra la suya para meter más su pedazo de carne en mí.

-Ichi, eres…

-Cállate—ordeno molesto porque no me dé como dijo y por las cosas asquerosas que me recuerda que estoy haciendo.

-Eres muy lindo.

Suelto un suspiro a que pueda decir eso tan tierno y luego me dé la vuelta, me levante y empiece a golpear con mucha fuerza.

Es muy dulce y a la vez agrio. Es como una mora azul.

Lo abrazo tanto con los brazos como con las piernas y sin pensarlo lo beso a lo que él para de moverse de golpe.

-¿Qué pasa?—pregunto y se queda pasmado en mi rostro con los ojos abiertos como platos—Grimm…—me interrumpe besándome el también y volviendo a penetrarme, ya no que puedo respirar pongo mi cabeza en su hombro mientras continua más ahora me besa el cuello, me levanta la cara y besa mi rostro y los labios aunque no corresponda por tener que gemir.

-¿Te falta… mucho?—me pregunta.

-Dame… un poco más—le pido y veo que se esfuerza. De verdad parece que lo calenté demasiado.

-Mi… mierda…—suelta apretándome fuerte contra él y puedo sentir su liquido llenarme. Grito muy fuerte sin querer, bajo una mano a mi pene y vuelvo a sobarlo pensando en que hasta aquí llegamos pero sigue metiéndomela y sacándola usando su semen como lubricante mientras me vengo en su pecho. Me baja con cuidado, sacando su miembro ya flácido de mí. Me abrazo a él para no caer.

-Ichi ¿Debería decirlo?—cuestiona y mi corazón late con más violencia que hace unos minutos—¿Debería decirte lo que siento? ¿Es necesario?

Se me quedan en la garganta las palabras, las ganas de decirle que hay cosas que tienen que ser dichas para terminar de creerlas.

-¿Aún me amas?—me pregunta en vez de decirlo y mi corazón se muere por ello. No lo sé, ciertamente no lo sé. Me entristezco y me paro por mí mismo.

-No lo sé. Vamos a bañarnos.

Hacemos eso en silencio que dura hasta que cruza la puerta y suelta una risita.

-¿Qué?

-Me he quedado sin obsequio para ti—¿De qué…?

-¡Planeabas hacérmelo!

-Sí.

-¡Eres un cerdo asqueroso, pervertido y…!

-Descuida, igual puedo volver a hacértelo y más duro—¿Cómo sería eso?... Ese no es el punto.

-No quiero sexo como regalo de navidad.

-¿Entonces?

Sólo dos malditas palabras.

-Nada—me marcho a vestirme. Cierro la puerta tras de mí, recargándome en ella a pensar seriamente aunque todo parece una broma no lo es, siendo honestos no temo quererlo, temo sus sentimientos confundidos con la demencia, siento dudas de lo que él pueda sentir por mí y cómo lo demuestre… a la larga puede empeorar, volverse más violento y olvidar cómo querer. Le temo en cierta forma.

Me visto abrigadamente y salgo, él me esperaba afuera en toalla para cambiarse, no le digo nada. A pesar de faltar sólo un día para noche buena me siento deprimido.

Salgo a dar un paseo sin avisarle a nadie. La ciudad consumida en blanco y el aliento de la gente hacen que mi mente no pueda concentrarse mucho más que en blanco, todo blanco. Vuelvo más relajado para encontrar la clínica adornada con luces, esferas, bastones, el fin, todo demasiado navideño.

-Ayúdanos, Ichi-nii—me pide mi hermana, siendo alzada por Grimmjow para adornar el árbol de navidad.

-Pásale las esferas—pide el peliazul con una sonrisa. Así lo hago, viendo como mi casa se vuelve más colorida a cada momento. Mi padre hace bromas, mis hermanas lo callan, Grimmjow le sigue la corriente y sin darme cuenta parece de la familia. Encaja, quizá más que yo mismo—¿Quieres poner la estrella, shinigami?—me cuestiona con ella en su mano.

-Deja que lo haga Yuzu.

-hazlo, Ichi-nii—apoya ella y así me acerco al árbol para… ponerla…

-¡Eres un maldito!—lo maldigo bajo su cara falsa.

-Perdón, no sabía que no alcanzarías—dice inocentemente—Déjame ayudarte—indica queriendo alzarme los cinco centímetros que me faltan.

-¡No me toques!

-No seas grosero, sólo voy a ayudarte—nuevamente todos lo aprueban y con enojo acepto que tome mis caderas para ponerla.

Lo detesto, me levantó sin ningún problema.

Por fin ha quedado arreglado.

-Quiero mostrarte algo—me dice Jeagerjaquez y no es que lo siga sino que me lleva a rastras—Aquí.

-¿Qué?

Señala hacia arriba y hay un… muérdago.

-¡No!

-Es la tradición. Si no lo haces te vas a quedar calvo y estéril. Bueno, lo último quizá ni te preocupe.

-¡Estas inventando!

-Tienes razón, te vas a quedar chaparro.

-¡Eres un…!

-Ya, sólo es un beso.

-No… no quiero… está mi familia—dicho eso lo arranca, me lleva afuera, lo coloca sobre nuestra cabeza y espera que haga lo que se supone. Respiro hondo. Es un simple beso. Me le acerco cerrando los ojos hasta…—¡Te odio, maldito degenerando imbécil!—le maldigo pues no llego a su rostro ni en puntas. Se muere de la risa así que abro la puerta para entrar, más me regresa de una mano y me besa.

Mi puño debería estar enterrado en su cara, no una vez sino un millón de veces. Por eso me pregunto ¿En qué momento ocurrió que no lo golpeé? ¿Por qué con él todo cambia? ¿Cuándo fue que mi ira se transformó en abrazar a un chico que para besarme se sale a un clima que le hace temblar? ¿Desde cuándo… cambié tanto?

Por fin se apiada de mí y se joroba para que aunque sea la punta de mis pies toquen el piso, la mano que mantenía arriba se pasa a mi cintura y sin pensarlo mucho me pego a su cuerpo. Puedo escuchar autos pasar pero no me importa, solo me interesa sus labios moverse en los míos, sin meter la lengua.

-¿Chicos?—escucho la pregunta dentro de casa pero aún lejana a la puerta.

-¿Debería…—me cuestiona el peliazul dando repetidos besos—…detenerme?

-No… aún no…—indico siguiéndole el juego. Por fin los pasos son demasiado cercanos por lo que nos separamos y fingimos hacer un muñeco de nieve, a lo que nos acompañan sin notar las miradas que nos damos.

¿En qué momento empezó a ganar la apuesta en un único día?

No lo sé, más el día ha ido perfecto. Salimos a comer los dos solos  y se comporta, es dulce en pequeños gestos y en solitario es ardiente y provocador, todo es perfecto.

Hasta recordarme que Grimmjow es Pantera también.

Fue un simple accidente donde un sujeto empujó su hombro y para él fue como insultar a su madre, golpeando sin piedad, riendo del dolor ajeno, disfrutando incluso de herirse a sí mismo. Ese el Grimmjow Jeagerjaquez y creo que la sonrisa menos hipócrita que le noto es esa vacía.

Le dejo atrás, como queriendo ignorarlo porque si me quedo algo… algo me incomoda. Sería idiota de mi parte pensar que cambiara, creo que ya ha cambiado lo suficiente en un poco tiempo, además ese es él… es él, y me temo que no me gusta como es. Y no me gusta como soy con él.

-¡Shinigami!—me alcanza corriendo a pesar de la espesura de la nieve—Perdón, ese imbécil iba con otros tres y me quedaron ganas de molerlos a golpes también.

-No lo hagas.

-¿Por qué no?

-Porque no te han hecho nada. No seré tan bueno como para salvar a todo el mundo pero si vuelves hacerlo frente a mí…

-¿Qué?—reta, irguiéndose orgulloso y le imito sin intimidarme.

-Te las verás conmigo.

Se ríe jovialmente.

-Eres un héroe, shinigami. Estoy aterrado—dice con sarcasmo. Me recorre una energía extraña, una necesidad de verme así con él. Enemigos. Ambos nos sentimos cómodos en esta posición.

Se aleja unos pasos y sonríe.

-Un héroe por completo. Eres listo ahora, tienes moral, cuidas a tus amigos y a quien puedas, sonríes cuando debes, odias lo que sea injusto… es más, impartes justicia ¡Shinigami! ¡Tú ya no eres el mismo!—se lanza a golpearme sin razón, aunque no lo esperaba lo esquivo, negándome a que me gane, luchando contra el recibiendo más golpes de los que le doy y se burla, se ríe tanto como puede hasta que cambio de actitud y logro derribarlo.

-¡Sí! ¡He cambiado! Pero si tengo que ponerte en tu lugar como antes… lo haré, Grimmjow—indico poniéndome en posición de ataque a lo cual parece sorprenderse, más cuando no permito el juego limpio y no me importa no dejarle levantarse, haciéndole sangrar cada vez más hasta que me derriba con una barrida.

-Te crees demasiado, shinigami—se levanta lentamente—No podrás estar enojado todo el tiempo como para ganarme—me pongo sobre las rodillas y coloco mis manos para intentar pararme aunque me encuentro cansado, demasiado cansado, jamás pelee contra alguien tan fuerte. Sin aviso junta mis manos y pone una de sus rodillas sobre ellas, dejándome inmovilizado—No te dolerá mucho—suelta una risita divertido acercando su mano a mi cuello, viendo en sus ojos sin brillo el verdadero deseo de matar. Un hueco, se ha convertido completamente en eso. Ni siquiera puedo gritar, no hay nadie que pueda ayudarme y no parará.

Una cantidad increíble de nieve nos cae encima, tirándonos al piso. Escucho la máquina que la quita de la carretera y me apresuro a levantarme para huir. No puedo permitir que vuelva, es un sujeto demasiado peligroso para todos en general y ahora él me ve como…

-No eres rival para mí, shinigami—dice levantándose sin problema aunque yo apenas puedo andar. Se retira la nieve de su cuerpo y cada paso es más fuerte que el anterior. Nunca antes vi a alguien tan decido a matar y me sorprende que sea ese que hace unos minutos coqueteaba conmigo. Mas gracias a él sé qué debo hacer. No es que sea un héroe sólo que debo proteger a los que amo.

Frunzo el ceño.

Empuño las manos aunque me tiemblan las piernas de cansancio.

-Eres increíble. Eres igual a mí.

-¡No digas eso!—ordeno volviendo a pelear, hasta que caigo de cansancio y vuelvo a ponerme en pie.

-¡¿Por qué lo niegas?! ¡¿Qué no lo notas?! ¡Quieres pelear contra mi, sino te habrías marchado!—se ríe y poco puedo creerlo—¡Escogiste el mismo camino que yo! ¡Quieres destruir, quieres ser más fuerte, no te importa nada más! ¡Admítelo, ser un rey es lo que quieres!—el golpe hacia mi rostro lo detengo con toda la fuerza que me queda. Ignoro mi odio interior y respondo.

-Te equivocas, Grimmjow. Yo peleo para protegerlos—digo pensando en mi familia, amigos y en aquellos en quienes pueden caer esa mirada vacía y hambrienta—Los protegeré de ti—aprieto su mano tan fuerte como puedo para someterlo, ya en piso me permito golpearlo hasta que no puede más y se desmaya.

Lentamente noto mi aliento, el frio, la sangre y… la paz.

Es hora de ir a casa.

-No me jodas—le escucho, levantándose  mareado, ensangrentado y apenas consiente.

Es demasiado ya.

Como puede, intenta golpearme pero le sostengo el brazo.

-Ya basta, Grimmjow.

Niega con el rostro hacia el piso.

-Basta. No me importa si eres un rey o no—su brazo tiembla al igual que su cuerpo. No es mi enemigo ya—¿Qué sentido tiene aplastar todo lo que te desagrada? Solo serás un rey sin nada que gobernar. Si me odias tanto entonces pelearemos después pero por ahora… basta—le pido entristecido a la derrota en sus ojos.

- No. Te equivocas—me indica, liberándose con fuerza—Te equivocas, shinigami. Te lo había dicho, no eres rival para mí. No puedo perder ante alguien como tú, y sobre todo yo no te odio. Entiendes, yo no te odio—enfatiza bajo un triste clima, un silencio mortal, con sus vacíos ojos mirándome. Es una confesión que aunque tiene palabras de más carece de sentimientos.

Y algo se rompió dentro de mí. 

Notas finales:

En el próximo diré que le hizo Ichigo a Grimmjow en el inicio.

Y probablemente ya estamos llegando a la línea final.

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).