Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREAKOUT por sleeping god

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una gran tardanza pero no sabía como concluir el capítulo. Además quería incluir más cosas pero preferí dejarlo para el siguiente.

Dos píldoras. Menos de 20 mg y aun así me duermen, no es que me de sueño sino que algo se apaga en mi cabeza. Pobre Pantera, se queja cuando puede de ellas pero puedo o no hacerle caso. Además mi Ulquiorra lo agradece porque no le agrada, bueno, no se soportan mutuamente. Aunque debo admitir que aún no hablo sobre aquel incidente, de solo pensar en que podría decirme directamente se me rompe el corazón.

Otras dos porque es el medio día. No lo he olvidado. Se hace difícil poner atención y…  hacer algo, deportes y hasta caminar me agotan.

-¿Te sientes bien?—me cuestiona una chica a mi lado cuando me quede quieto en la pista de carreras.

-Sí ¿Por qué?

-Luces muy cansado.

Quizá lo esté, ahora soy la mitad de fuerte. No, solo soy yo y este es trabajo para un verdadero hombre.

-¿Quieres que te lleve a sentar?—cuestiona amablemente.

-Sí, por favor—me lleva del brazo hasta una banca en la sombra y luego me ofrece una botella con agua—Gracias.

-No hay de que—es muy sensual.

-Cállate.

-¿Cómo dices?

-No, nada—estúpido Pantera, aun puede hacer colación en mi mente—Estoy agotado. Nos vemos luego—me voy a mi habitación y caigo rendido en la cama.

Cerca de las doce de la noche me despierta Renji porque mi celular ha sonado varias veces. Al abrirlo recuerdo que olvidé mi cita con Ulquiorra. Le marcó y me disculpo. Luego vuelvo a recostarme pero me siento mejor.

-¿Estás enfermo?— cuestiona Renji porque nunca me duermo por las tardes.

-Algo así—dicen, justo ahora nos sentimos muy bien— ¿Sigues enojado con nosotros?

-¿Nosotros? No, supongo que ya no—responde ignorando nuestro comentario.

-Nos da gusto.

-¿Qué te pasa?

Creo que lo mejor será decirle de las pastillas para cuando las olvidé tomar. Aunque por mí no le digas nada. Igual voy a hacerlo.

-Sucede que nos detectaron algo ahora que volvimos a Karakura—mentiroso, dile por qué. No, es muy personal.

Sacamos el frasco y cuando lo lee se ríe.

-Debes estar bromeando.

-No, no lo hacemos.

-¿Entonces tienes otra personalidad?—sigue sin creernos. Yo le enseñó.

-Hazme hacer alguna chingadera que este marica no haría.

Frunce el ceño. Que chistoso.

-Ándate desnudo por todos los dormitorios—mejor no.

-Está bien. Pero cuando Grimmjow se enojé será tu culpa—¿planeas hacerlo?

-claro que sí. Tú no te preocupes.

-Grimmjow… ¡¿Qué haces?! ¡Ponte esa ropa!

-No me llamó así.

-Espera… ¡espera, como te llames! ¡Regrésate!

-Las chicas no son muy lindas en tu facultad.

Es porque son ingenieras.

-Ah, aunque los chicos son muy ricos. Yo creo que más de uno se le está antojando. Debí salir después de ponérmelo duro.

No seas cerdo,  de por si no sé por qué te dejo hacer esto.

-Porque esto te gusta. Sentir que puedes hacer lo que sea, cuando quieras y con quien quieras.

-¡Ya, ven aquí!

Ya era hora de que Renji nos regresara.

-¡Estás loco!

-Eso es lo que te dijimos—empieza a creernos.

-¿Cómo te llamas?

-Pantera.

Está confundido y no es para menos.

-No te quemes las neuronas que te quedan pensándolo. No estaré la mayor parte del tiempo, solo cuando él me necesite.

-Eres una buena persona, pantera—jajaja, te has sonrojado ¡Cállate idiota, no lo soy!

-¡Cállate! ¡Es también mi cuerpo, solo lo cuido!

-Seguro, Pantera.

-Te voy a matar.

Creo que puedo dejar de tomar el medicamento en la noche. Me agrada esa idea.

 

Soy su amigo así que debería decirle. Pero a la vez soy hombre así que no tendría razón de estar viendo con tanto detenimiento su traje de baño ¿Qué debería hacer?

-Grimmjow ¿no darás otra vuelta?

-Sí, Hallibel. Mmm, Hallibel—se lo diré—Tu… bueno…—se acercó, ahora será más difícil.

-Estás muy rojo ¿ya te cansaste?— ¿Por qué te agachaste? Mierda, tenía que ponerme a nadar en la tarde. Lo bueno es que estamos solo los dos.

-Tu… se te ve…—un seno. No puedo decir eso ¿Por qué no usa el traje de baño de cuerpo completo?

Baja la cara para percatarse y…

-¡Eso dolió!—grito sobando mi mejilla por la bofetada que me propinó.

-¡Eres un pervertido!

-¡Pervertido si no te hubiera dicho nada!

-¡¿Qué haces viéndome los pechos?!

-¡Son enormes ¿Cómo no verlos?!—mala respuesta. A nadar.

La escucho detrás de mí. Dios, es un tiburón en el agua. Antes de darme cuenta me jala al fondo y empieza a pelear conmigo. Al final salimos del agua y hay otro par de chicos camino a las duchas. Mierda. Abrazo a Hallibel y dejo que pasen.

-¿Qué te ocurre, gato cerdo?

-Se te cayó—digo sin mirarla y evitando sentir sus enormes pechos pegados a mis pectorales. Si no fuera gay, pienso cuando se sonroja y  esconde que la vean.

-Gracias, Grimmjow—me dice y yo le sonrió.

Olvidé mis pastillas, mierda.

-Tienes unas tetas muy suaves—me pregunto si cabrán en mis manos.

-¿Qué dijiste?

-Lo que escuchaste, linda—digo poniendo mi mano en una. Dios, son MUY grandes—No te enojes. A Grimmjow no le atraerá la idea de hacértelo pero a mí ya se me…

 

Debes aprender a ser más respetuoso, Pantera.

-Lo sé, lo sé. Y tú a maquillarte porque esté mano marcada se va a quedar una semana. Bueno, no puedes culparme por intentarlo. Está bien buena.

No hables así de ella. Es muy tímida.

-Con esos pechos no debería. Vamos a tener que jalárnosla porque si me prendí.

Idiota. Vamos a tomar una ducha fría. Mañana le explico y me disculpo con ella.

-Mejor déjame a mí invitarla a salir. Estás loco, mejor me encargo yo de esto—aguafiestas.

 

Me estoy acostumbrando y está bien, Pantera tiene la bondad de cargar mis pastillas cuando toma mi cuerpo, no así de tomarlas, porque dice que sería demasiado estúpido de su parte.

El resto del día puedo concentrarme aun con ese “adormecimiento cerebral” pero después de varias clases empiezo a notar risitas a mi espalda y miradas burlonas, no es paranoia, pase años por eso como para no diferenciarlas de un humor inocente.

-Hey, Grimmjow.

Me llama un sujeto de mi clase de nombre D. Roy, un idiota más buscapleitos que otra cosa.

-Dime.

-¿Te molestaría ser nuestra nueva bandera?

-¿De qué hablas?—pero todos se están riendo y a uno de ellos les quito su teléfono donde hay una fotografía mía amarrado al asta bandera. Esto fue en la preparatoria y lo hizo Uryu. Paso a la que sigue y me encuentro llorando cuando Chad me planeaba lanzar al rio, hay muchas más de mi vergonzoso pasado—¿Quién…—pudo hacer algo tan cruel?

-Ya déjenlo—pide Hallibel empujando a los que se ríen para ir a abrazarme—Son idiotas, Grimmjow. Yo creo que lucias muy lindo.

Siempre tan agradable, me sorprende que se tomara tan bien lo que le hizo pantera.

-Gracias—junto con ella otras personas piden que no me molesten y, después de contar un poco de mi vida preparatoriana, las cosas se calman aunque hay varios que se mueren de la risa aún.

Por la noche Renji se burla un poco pero como amigo hasta que le pedimos que parara.

-No es gracioso.

-Te pones muy sentimental, Pantera.

-Yo no me pongo sentimental. Esas lagrimas que ves con reales, así que ninguna gracia tiene lo que nos hacían—parece que lo ha entendido.

-¿A dónde vas?

-Voy a fumar.

¿Dónde estás, maldito imbécil? Tengo una cuenta contigo que, por ahora, te pasaré a cobrar una parte. Es agradable poder morirme de risa después de tanto tiempo.

Espero al amanecer para ir  a tocar su  puerta con fuerza hasta que abre y directo a su cara adormilada entierro mi puño.

-¿Quieres jugar conmigo? ¿Crees que no sabría quién difundió eso?—no lo sabrá Grimmjow, o no quiere verlo, pero yo no estoy tan… no soy pendejo. Lo levanto para verlo de cerca. Si no tuviera sangre me lo jodería ahora. No, me lo jodería como fuera pero ahora solo vengo a poner las cosas en claro—Eres una mujercita ardida de que la rechazaran ¡Patético!—lo tiro al piso. Parece asustado. Me agrada que así pueda presentarme—Fue divertido, debo admitir—una gran broma. En otra ocasión lameré su sangre, por ahora que quede en mi ropa—Nunca imaginé que guardarías las fotos que me tomaban. Que inocente ¿no lo crees? Todavía pensaba que no las usarían nunca. Bueno, esto fue solamente una advertencia así que si quieres jugar conmigo, avísame y te daré el gusto—hasta pronto, fresita, si te portas bien la próxima vez será un encuentro un poco más… delicioso.

 

Es un muy bonito día.

-Arriba, Renji. Ya ha amanecido—muevo al pelirrojo una vez he abierto la ventana para que entre la luz del sol.

-Que molesto eres—me regaña envolviéndose nuevamente en las sabanas. Ya que salga de bañarme lo volveré a levantar.

-¿Qué es esto?—digo al ver que mi frasco de medicamento tiene una hoja de papel mal cortada dentro. Al abrirlo tiene una nota  que dice “Espera a tomarlas. Necesitamos hablar”. Cierro el botiquín para quedar frente al espejo— ¿Qué pasó?—le digo a la imagen amorfa humana-felina de mí, de él, de nosotros.

Necesito que me dejes ocupar el cuerpo estos días.

-No, haces demasiadas estupidez—no pongas esa cara de enojado, Pantera.

-Tengo que. Algo me dice que el imbécil de Kurosaki seguirá jodiendonos.

¿Por qué dices que nos va a molestar? Sí, lo rechacé pero no ha hecho nada de nada.

-Eres más idiota de lo que pensaba.

Cálmate que aquí quien piensa soy yo.

-Las fotografías las exhibió el idiota de Kurosaki ¿entiendes?

Tiene sentido.

-Solo déjame el día de hoy. No, si te necesito tomarás el lugar pero no me agrada que estés aquí.

Tu ganas, por ahora.

Entramos a bañar y al salir tiramos a Renji de su cama, jalándolo de los pies.

-Es tarde, idiota, levántate,  por favor—nos vestimos y vamos a clases. Hace mucho que no estaba tan atento a las clases.

Iremos a nadar ya que estamos repuestos de energías.

-Hola, Hallibel—la saludamos hasta que una mano la termino llevando a su trasero— ¡No fue mi intención!

-¿Tomaste tus píldoras?

-Lo olvidamos.

-Ah, odio lidiar con Pantera.

-Pero a nosotros nos encanta—sonreímos y mejor huimos al agua—Disculpa, es difícil controlarlo.

-Te perdono, Grimmjow—marca la última palabra para solo perdonar a uno de nosotros.

Debajo del agua divisamos una cabellera naranja que nos hace tensarnos hasta que salgo del agua a donde esta esa mami.

-¿Por qué no te agrada Pantera?—pregunto fingiendo inocencia. Creo que le gusta que parezcan cachorros los hombres.

-Porque es un idiota pelado.

-Pero tú le gustas mucho—sonrío y ella se ríe—Podrías intentar salir conmigo y probar que no soy tan malo.

-Eres un tonto, Pantera.

-Pero me parece que ahora vas a pensarlo—ahora si pongo atención al pelinaranja. Salgo del agua y lo confronto. Esta basura no comprendo cómo pudo jorobarnos la existencia por tantos años.

-Quiero jugar—dice con sonrisa demasiado confiada.

Te arrepentirás durante toda tu vida de esas dos palabras.

-Bien—acepto el reto.

-Y dime ¿Cómo está tu padre?—Grimmjow, no lo escuches—Ah, lo olvidaba, tú no tienes padre.

-No hables de él—no es mi padre, ya sé, pero no te atrevas a decir eso que él no debió decir, no te atrevas a repetir aquello que no debimos escuchar, no me recuerdes lo que quiero olvidar.

-¿De Aizen? ¿Por qué? Es solo la persona que te cuida ya que…—no tuvo opción.

-Cállate—duele, Pantera ¿Qué debería hacer? Quiero llorar otra vez.

-Ya que tus padres no te quisieron, tanto así que te dejaron en una caja para gatos…

Tranquilo, yo lo mato. Para eso existo, cobarde. Yo destruiré aquellos que se metan con nosotros.

Esto es divertido. Vamos ¡Pelea, Kurosaki! ¡Pelea porque no bromeo! ¡Yo si te mataré! ¿Qué…?

¡Puta de mierda! ¡Suéltame perra, esto no es asunto tuyo! ¿Qué tiene que entrometerse aquí Hallibel?

-¡Voy a matarte, hijo de puta! ¡Más te vale irte de la universidad que te voy a chingar como jamás lo imagines!—es una promesa, cabrón.

-¿Ya no quieres jugar, Grimmjow Basura Jeagerjaquez?

No llores, Grimmjow. Yo me encargo.

-Suéltame, perra estúpida. Maldita puta metiche ¡que de dejes de una puta vez!—¡voy a matarlo! ¡Vete por ahora con esa sonrisa triunfante que no te va a durar!

 

No hablamos con nadie por un par de días. Ambos repasamos ese recuerdo una y otro y otra vez. Duele recordarlo. Duele mucho.

Apenas dos años cuando esa maldita mujer y el otro imbécil me metieron en una caja y me dejando bajo la lluvia.

No sabía nada, solo odiarlos, odiar la vida, odiar a todos porque no tenía razones para querer. Solo sabía maldecir, no conocía otro lenguaje gracias a esas personas llamadas mis padres. No puedo ver sus rostros ya, si los recordará acabaría con ellos a la primera oportunidad.

Muy tarde esa noche salió el dueño de la casa y cuestionó qué hacía ahí. Lo mandé a chingar a su madre y le entregue la mojada nota que tenía pegada a mi pecho. No sé qué decía porque no sabía leer pero ese hombre se molestó y me dejó fuera un día entero mientras maldecía adentro.

No recuerdo llorar nunca. No sabía llorar. No sabía nada.

Cuando volvió a verme me sacó fuertemente de la caja llena de agua y dio una toalla para secarme. No lo hice, no sentía frio, no sentía nada. Él me secó y me llevó a un gran edificio donde me negaron atención, de ahí con otro hombre que le dijo que tendría que demostrar que no era su hijo. Estuve abandonado en un cuarto por días, aunque él si me alimentaba pero odiaba mirarme ser parte de su vida. Yo también lo odiaba… no, ya me daba igual.

Cuando los resultados llegaron dando negativo volvimos con aquel hombre que era su abogado, después fuimos ante un juez pero simplemente no encontraban a esos pedazos de carne llamados mis padres. Me dejarían en el primer sitio al que fuimos, al orfanato donde me rechazaron desde un inicio. Sí, nadie me quería y yo no quería a nadie. Desea… no, no deseaba nada. Si algo podía aspirar era a morir rápido y sin dolor.

Nadie ahí me hizo caso y pasaba horas en el jardín, trepado en un árbol y un día un gato me acompañó. Creo que es la primera vez que sonreí y también cuando lloré al irse, lloré como nunca. Y fuera del lugar pasaba ese hombre castaño que ahí me dejó, me pidió que me acercara y así lo hice.

-¿Te sientes solo?—fue su pregunta pero tenía tantos elementos que mi mente no comprendía ¿Sentir? ¿Soledad? ¿Qué era sentir? ¿Qué era la soledad sino mi cotidianidad?

Se hincó tras la reja y volvió a preguntarme otra cosa.

-Si vas conmigo ¿Serás fuerte?

No, no podía serlo pero quise creer que sí. Era un rayo de luz.

Nos abandonó al inicio pero cambio de parecer. Eso es lo que contaba pero me sacó sin decirle a nadie, nadie iba a extrañarme de igual manera. Sin embargo en la preparatoria después de que Kurosaki nos golpeara terminamos ambos en la dirección y llamaron a nuestros padres. Hubo un grave error y fue que nos dejaran justo fuera de la ventana, donde pude escuchar como el director le decía que no aparecía nada diciendo que fuera mi padre y que me llevarían lejos de él. Mi padre quiso defenderme pero utilizó las peores palabras “¡Sé que lo dejé en un orfanato por mucho tiempo porque no lo quería pero he cambiado de idea!”. Buenas intenciones, mal dichas y con las peores personas porque Kurosaki escuchó.

Inocentemente nunca las uso… hasta ahora. Ha abierto nuevamente la herida en nosotros.

-Pero ya no estamos solos. Nunca más.

 

Ha estado muy tranquilo ¿No lo crees? No te confíes, ese pendejo no se ha dado por bien servido.

-Grimmjow.

-Dime—le respondo a Renji.

-Vamos a comer. Deja de andar por las nubes.

-Sí, lo siento—salimos del salón que está lleno de folletos ¿Habrá un baile?

Podríamos llevar a una linda chica. Llevaremos a Ulquiorra.

No son folletos. Es nuestra boleta ¿Recuerdas ese seis? No entendíamos nada de matemática y por más que nos esforzamos en corresponder a lo que hizo nuestro padre no pudimos.

¡Ese mal nacido sabía que odiábamos esa nota! ¡Ahí está! ¡Voy a matarlo!

-¡Kurosaki…!—corro a él y primeramente Renji me sostiene pero como empiezo a llevarlo conmigo otros se le unen hasta que no puedo—¡Hijo de puta, te vas a arrepentir!—esa perra sonrisa te la voy a arrancar a mordidas.

 

Estamos agotados. Más yo, odia las citas con tu noviecito. Lo sé pero quería estar con él un poco ¿No se te antoja jodertelo? No. Es por lo que te dije ¿No es verdad? Si tanto te quiere no le importará no coger. Sí, exactamente, y yo también lo quiero así que no me importa jamás tocarnos. Eres muy raro ¿Cómo puedes ser parte de mí?

-Ahh…—se siente bien. Se me acaba el aire, esto es delicioso. Que lengua tan larga y bien entrenada— ¿Qué?...— ¡espera!

Abro los ojos y tengo a un imbécil… ¡detrás mío y yo con los pantalones abajo! ¡Está enfermo si cree que lo hará! Mierda…

-¿Qué…? ¿Qué haces?—no te metas, Grimmjow, yo me hago cargo.

-No te preocupes, Grimm. Soy muy amable con los novatos—¿Qué locuras dice este pelirosa? Mierda de mariposón, voy a arrancarle los testículos.

-No… no sé de qué hablas. Déjame—nos toca entre las piernas y Grimmjow grita panqueado—A la mierda. Yo lo hago—lo agarro por los hombros y lo tiro al piso, aunque ya todos han venido a ver qué pasaba y se ríen de la escena. Ya ni golpear a este puto me quitará la reputación—Lárgate de aquí, pendejo. Vuelve a acercártenos y me meteré tu pito para arrancártelo de una mordida—se ha ido, junto con todos.

-¿Estás bien?—cuestiona Renji, despidiéndose de la chica que ahora es su novia: Kuchiki Rukia (en realidad Ichigo ni noto la falta de su pareja).

-No.

-Lamento no estar aquí pero…

-No es culpa tuya—ese perro de Kurosaki se ha propasado porque él mando a esa puta o sino no hubiera tenido el valor de venir con tanta confianza. Pues bien, basta de palabras.

-Espera… Pantera, cálmate.

-Voy a matarlo. Después de que lo haga voy a huir porque Grimmjow no aguantaría estar en prisión.

-No hablas enserio.

-Hablo muy enserio—todo aquel que se meta en mi camino será muerto.

-Piénsalo un poco más. No por ti, por Grimmjow. Espera y háblenlo.

-Gracias, Renji. No sé qué haría sin ti—agradezco que lograra que Pantera se retrajera pero está muy enojado. Sé que no es para menos pero no piensa antes de actuar. Quizá debería hablar con Kurosaki sobre este tonto juego y con quien lo juega.

 

Por la mañana me dirijo a Medicina hasta que alguien me nombra.

-Ulquiorra—no acepta que tome su mano. Sí, se ha enterado de lo que paso con ese hombre pelirosa—No es lo que escuchaste, créeme.

-A ti te creo pero no a Pantera.

-Es muy orgulloso como para que deje que alguien se lo tire—hago la burla y logro sacarle una sonrisa—No te seré infiel, ni él ni yo.

-¿Por qué… no quieres…?

-Es que a Pantera no le agrada la idea y pues es complicado.

-¿Estás tomando tu medicamento?

-Sí—nunca mentí tanto—Pero es difícil aun así controlarlo.

Sonríe. Le doy un beso que se apasiona fácilmente, tanto que ignoro que estemos en un pasillo.

-Vayan a un cuarto—dice Starrk, dejando sonrojado a mi pareja—Me ha dicho Ulquiorra que enloqueciste en vacaciones.

-¡Starrk-sama!—regaña mi novio pero solo me causa risa.

-Sí, algo así.

-¿Puedo conocer a ese tal “Pantera”?

-Estoy medicado así que por ahora no—es difíciles decir tanta farsa, no logro comprender como a Pantera se le da tan fácil.

-Entiendo—pasa su maestro y se despiden, pero el castaño me dice algo más—Quiero conocerlo. Vamos por la noche a beber.

-Sí. Ulquiorra—gira a verme—Comamos cuando salgas de tu clase—afirma tiernamente. Bueno ¿A dónde iba? No lo recuerdo, será mejor que haga mi tarea de mañana.

 

Por la noche llevo mis píldoras en la chaqueta pero no las tomo ya que después de todo quiere conocerlo.

Vamos a un bar en el centro y pedimos unas cervezas.

-¿Cuándo poder hablar con él?— creo que le atraemos porque se muere por conocerme.

-Justo ahora.

-No veo diferencia alguna.

-Hay mucha, llámame Pantera, odio que me digan Grimmjow.

-Sigo sin notar diferencia—me bebo la cerveza completa, siguiendo su ritmo.

-Hagamos una competencia ¿Qué te parece…?—Starrk--…Starrk?

-Bien, debo admitir que eso es algo que no esperaba de Grimmjow ¿Qué te parece Ulquiorra?

-Un emo, escuálido, sin gracia y atractivo. No sé qué hace con él. Preferiría unas tetas enormes o un culo apretado, no esa chingadera—se muere de la risa.

-Definitivamente no eres Grimmjow.

-Gracias, es un cumplido.

Continuamos bebiendo. Es habido con el líquido, es incluso difícil seguirle el ritmo. Grimmjow, necesitas emborracharte más seguido, el cuerpo no aguanta ¿Grimmjow? Maldito gatito de casa, ya no puedes con tan poco alcohol.

Se me mueve todo y tengo ganas de vomitar.

-Hay que pagar—dice lentamente Coyote, buscando dinero en sus pantalones. Yo tomo mi chaqueta y veo las píldoras. Podría ser algo bueno para el gatito que aprenda a volver a casa solo después de una borrachera. Tomo una y espero el adormecimiento mental.

Saco lo que tengo y espero que Starrk tome el cambio. No sé dónde estoy y él menos. Sólo quiero… dormir…

 

Que la verga… duele ¡Estúpido Grimmjow, no puedes ni volver a casa sin lastimarte! A ver… ¿Dónde estamos? No lo sé. Nuestra espalda.

-Ya casi acabo—¿Acabar qué?

Nos están… tatuando.

Kurosaki.

¿Qué mierdas dices?

Vi a Kurosaki antes de… Él no haría esto. Claro que sí, perro hijo de la verga, es la última que nos hace.

Nos levantamos con tambaleantes movimientos.

-Espera, aun no acabo.

-Así déjalo.

-Es tu problema. Págame.

¿Qué?

-No.

Se levanta del asiento y va a la parte de atrás del establecimiento. Bien, vámonos. Me sostengo de la silla donde estábamos recostados porque el alcohol es demasiado para apresurar el paso a pesar de saber que tenemos que irnos pronto.

-Oye, debes pagar—nos amenaza un sujeto gordo y alto, lleno de tatuajes y con una navaja en la mano.

-No tengo dinero, lo siento. Además yo nunca dije que me hicieran un tatuaje ¿A qué estúpido le hacen caso, par de pendejos?—cállate y vámonos. No puedo, estoy muy mareado como para caminar. Lentamente, vámonos.

Viene hacia nosotros. Alejo la mano con el cuchillo pero cuando intentó quitárselo lo clava en mi estómago y del miedo lo sube hasta el cuello.

Tengo miedo. Yo también. Hay mucha sangre. No podemos estar de pie. Observa cuanta sangre, vamos a morir a este ritmo.

Maldito Kurosaki. Cabrón de Ichigo.

Caemos al piso, con la cara en el suelo blanco hasta que sangre llega nuestra boca y nariz, impregnados ahora si de la muerte. Llevo una mano al charco y empiezo el primer kanji de nuestro asesino.

-No escribas…— ¿Por qué? Porque nos vengaremos si vivimos, sino nos ha ganado. No más cobardías. Resistiremos.

-Necesito una ambulancia, hay un hombre que sangra mucho…

 

-¡Ahh!

-Tranquilo. Todo está bien— ¿Una… enfermera? ¿Dónde estamos?—tranquilízate. Ya estás estable. Recuéstate o abrirás otra vez tu herida—bajamos la cabeza y no se puede ver nada bajo la bata azul pero siento las vendas y el dolor. Estamos vivos—La policía quiere hablar contigo.

-Sí, está bien— ¿Qué dirás, Grimmjow?

-Nada. Que no lo recuerdo—bien.

Fue un interrogatorio corto, donde simplemente nos tacharon de borrachos pero dejamos cabida a la duda, a que ese lapso borrado de nuestra mente podía contener algo de importancia.

-Te busca una señorita—nos informa la enfermera. No me importa, solo quiero ver a Kurosaki.

-No quiero ver a nadie.

-Parece muy…

-No quiero ver a nadie, dije—lamento la falta de amabilidad pero tengo razones para ser así.

 

Después de casi medio día me informan de otra persona que quiere verme, ya he rechazado a casi veinte así que repito lo mismo.

-Se llama Kurosaki Ichigo—al fin.

-Está bien. Que pase.

-¿Cómo estás?—hipócrita. Aunque podemos ver tu miedo a que se te haya ido de las manos, tanteas el terreno, no dices directamente lo siento por si no lo recordamos, aun esperas salirte con la tuya. Se te ha acabado la suerte, Ichigo.

-No es tan grave, saldré mañana. Eso me pasa por irme de ebrio—me rio como lo haría Grimmjow, esperando a que la enfermera nos deje solos. Ahora te doy la bienvenida al infierno—Fue tu culpa, perro—acostúmbrate a esta sonrisa porque vas a incluso soñarla. No quites ese rostro, me encanta tu miedo—Te recuerdo, hijo de puta—Pinche hipócrita de mierda—Me levanto de la cama. Duele un poco pero es más dulce su rostro—Podría meterte al bote por mucho tiempo, cabrón, solo le diría al pendejo que me tatuó que te reconozca y mínimo tres años te quedas encerrado.

¿Será el terror la mejor de sus caras? ¿O tendrá otras más dulce? Justo ahora me excita esa: Sumiso.

-Ahora tienes miedo ¿verdad? ¿Te pareció divertido esto?—le muestro el tatuaje a la mitad. Esperabas mi vergüenza pero… haré que sea la tuya—Tú, hijo de la chingada, me marcaste de por vida.

-Grimmjow… yo…

-Cállate—no queremos disculpas—Te vas a disculpar porque no quieres ir a la cárcel. No necesito tus disculpas falsas. Te haré un trato… no—voy a gozar esto. No los cabrones del bote, no la universidad, no tu familia, yo voy a destruirte desde dentro—Más que un trato es una posibilidad, puedo obedecerla o no, al igual que yo puedo recordar quién me llevó ahí o no, será a placer de cada uno—lo tomo de la ropa para llevarlo cerca de mi rostro ¡Esto será lo mejor! ¡Será divertido! Quiero probarte. Lamo sus labios para gozar de una cara confundida. Ya no aguanto más.

-¿Qué haces…?—no te opones, sería más divertido si te aterrara la idea de ser tomado a la fuerza. Bueno, no hay problema.

Lo beso con fuerza y estrujo su trasero hasta que me empuja. Eso dolió, perra.

-De vez en cuando tendré ganas de joderte— ¿De vez en cuando? No, por mi serán varias veces al día. Desde que te vi supe que te tendría entre mis piernas—…Puedes rechazarme y yo podré aceptar u obligarte por la fuerza o amenazarte con decir la verdad, no lo sé, dependerá de mi humor—dependerá de que tan molesto este Grimmjow.

-¿Tienes miedo?—justo eso quería ver. Teme como nos hiciste a nosotros por años.

-Sí.

-Imagínate lo asustado que estuve cuando…—me retiro la bata y los vendajes de un tirón, ahora veo esa herida aun fresca en todo nuestro tronco. No sentimos miedo en balde porque tenemos suerte de no morir—Creí que moriría ahí mismo y no podía dejar de culparte, te odie como nunca odia a nadie—ambos te odiamos.

¿Lloras? Eso no lo esperaba. Para con esa mierda.

-Pensaba escribir tu nombre en el piso con mi sangre, ignorando la llamada que hacían a la ambulancia porque creí que no llegaría a tiempo ¿Pero sabes qué? —lo lanzo a la cama y me subo en él—No sería un cobarde de nuevo. Si moría tú ganabas y si no yo mismo tomaría venganza—le quito los pantalones junto con la ropa interior ¿Cómo es posible que antes no te admirara así?

No voy a prepararlo, simplemente entrare, nos dolerá a ambos, Ichigo.

-¡Ahhh!—inmediatamente pone sus manos en la boca ¿Qué le pasa? Debería estar pidiendo ayuda en vez de llorar. Empiezo a embestirlo y apaga como puede su voz. Me agacho a morderle la oreja y apretar sus pezones con mucha fuerza, no permitiéndole masturbarse para que sufra un poco más.

-Descuida, seré rápido—me rio un poco y ante su mirada segura arremeto mordiéndole los labios. Que mala suerte tiene, de verdad me pone caliente su culo—Pero eso no quiere decir que seré amable.

Le doy con todas las fuerzas que la herida me permite, haciendo que se corra en su propio vientre y después me vengo dentro.

No hay tiempo de descansar porque alguien podría vernos. Volví a abrir la cortada.

-¿Estás bien?

-Sí, no es nada grave—mientras me visto y cobijo me doy cuenta que el piensa que lo merece, por eso no se opuso, en ese caso tendré que ser peor aún, hasta llegar a hacerlo sentir una basura.

-Pasaré… a verte mañana.

-Te esperaré—con ansias. Aprisiono su mano para llevarlo a mis labios aunque aún me las debes Ichigo, que no se te olvide que aun haciendo el amor es solo por venganza.

Ese mismo dia nos dan el alta y todos en la escuela van a mi cuarto para saber si hay algo que puedan hacer por nosotros. No, no lo hay, Grimmjow está cansado mentalmente como para pedir el cuerpo y yo, bueno, quizá si haya algo que quiero.

-Tranquilo, Ulquiorra, no es grave—tranquilizo al novio… bueno, en este momento finjo que es mi pareja—sabes, estoy cansado. Creo que dormiré un poco.

-Quiero quedarme contigo—replica tomando con fuerzas mis manos. Si así de firme hubieras sido cuando se revolcaba con Aizen—No, temo que me lastimes o te ensucie con sangre. Mejor nos vemos mañana—le doy un beso en los labios y se va.

Saco un cigarrillo y lo prendo, con las luces apagadas lo único visible es el rojo intenso de la punta y así me parece bien.

Ulquiorra es lindo pero temo que no es mi tipo, tengo ganas de joderme a Hallibel, recuerdo a esa Orihime… oh, daría un huevo y medio por tenerla, pero ¿Quién lo diría? Mi vida va a girar en torno a quien menos le importa a Grimmjow: Ichigo.

Me rio bajo hasta soltar una carcajada que retumba en toda la habitación.

-Todo esto es por ti—brindo a solas con una gran diversión por delante.

 

Notas finales:

Gracias por leer.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).