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Verano por Agus_16

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Notas del capitulo:

Nuevo capitulo! Que lo disfruten, gracias a todos por sus reviews!

Joaquín Borges se despertó cerca al mediodía, se dirigió al baño y se dio una rápida ducha, fue directo al cuarto de su prima y la encontró durmiendo todavía. No pudo auto controlarse y fue corriendo hacia donde dormía y se tiro encima de ella, despertándola y haciéndole cosquillas en todo el cuerpo. A ella la había agarrado desprevenida, y al principio se asustó muchísimo y luego comenzó a insultar a su primo. Cuando este le continuaba dando cosquillas y la molestaba cariñosamente, ella no pudo seguir con su actitud de hacerse la enojada y empezó a prenderse en el juego, empujando a su primo de la cama y tirándose encima de él, dándole muchas cosquillas también. Estuvieron jugando un largo rato entre ellos, como si fuesen niños pequeños que se divertían y eran felices con situaciones minúsculas como reír y compartir esos momentos graciosos. Luego, se recompusieron y, así como estaban, sentados en el piso del cuarto de Carolina, empezaron a conversar:

-¿Qué vas a hacer hoy a la tarde, Joaco?- Pregunto ella. A él se le ilumino el rostro y contesto:

-¡Me olvide contarte! Me voy a juntar con Lucas- Exclamo.

-¡Que suerte, me alegro mucho!-

-Muchas gracias, seguramente recorreremos un poco la ciudad y nos juntaremos a jugar al GTA.-

-Que buena idea, inclusive, puedes invitarlo a dormir aquí.- Dijo Caro. Su primo se quedó mirándola, dubitativo y luego afirmo:

-Pero no tenemos camas de más-

-Que duerma contigo- Dijo ella, de la forma más natural posible. Joaquín se sonrojo y bajo la mirada, tenía una sonrisa algo ingenua.

-Caro, lo conozco hace dos días. Sería una locura pedirle que duerma conmigo al tercer día de conocerlo- Exclamo Joaco, algo más realista.- ¡Encima no quiero dormir con el!- Agrego.

Continuaron hablando durante un largo rato hasta que se fueron a almorzar. De ahí, cada cual siguió su camino: los padres de Joaquín se fueron a la playa, Carolina se juntó con sus nuevas amigas en la casa de una de ellas y Joaco se fue al parque que había ido el día anterior. Iba caminando y pensando acerca de si Lucas ya había llegado, o no. No tardó mucho en averiguarlo ya que rápidamente llego al parque y empezó a transitar por el sendero de madera. A los diez metros comenzaban a crecer los árboles y a desarrollarse la región boscosa propia del lugar. Joaquín iba caminando por ahí, atento a ver si veía al chico rubio pero no parecía haber rastros de vida por el lugar.

Siguió caminando, esperando encontrar a Lucas pero no lo veía. Estaba atento mirando por todos lados para verdaderamente asegurarse de si lo había cruzado. Imagino que si Lucas estaba allí, ya lo hubiese saludado asique dedujo que el chico rubio no estaba en el lugar. No sabía qué hacer, estaba algo desorientado y decepcionado. Ya se había imaginado toda una tarde con el chico nuevo pero este no había aparecido. Decidió no ser tan catastrófico y pesimista en su pensamiento y salió del sendero, llegando a los árboles y sentándose en uno de ellos, apoyando su espalda a los gruesos y grandes troncos. Veía todo el hermoso paisaje, pero sus ojos no registraban la belleza del lugar, solamente observaban todo con simpleza, con inocuidad, con vacío. Bajo la cabeza, se sentía algo decepcionado por la actitud de Lucas. Joaco le había caído muy simpático Lucas, se había encariñado con él y realmente tenía muchas ganas de ser su amigo, presentía que serían muy unidos.

-Seguro el no sintió por mí, lo que yo sentí por el- Murmuro. Sus mejillas se enrojecieron porque cuando analizo lo que había dicho, vio como la frase era algo demasiada profunda pero era la verdad: Joaquín admiro mucho a Lucas desde un comienzo y siempre tuvo ganas de ser amigo de él, desde el minuto uno en que lo conoció percibió eso en su ser. Lucas, seguramente, no había sentido nada de eso. No había llegado a percibir todo lo que Joaquín ideo sobre Lucas: cultivar una bella amistad. Joaco se sintió molesto ante esto, bastante decepcionado y algo ninguneado. Intento no darle cabida ya que tampoco es que el chico era lo más importante en su vida, lo había conocido hacia dos días nomas.

Se metió la mano en el bolsillo y saco el celular. Fue a su agenda y encontró el nombre y número de Lucas. Pensó en llamarlo pero no se animó a hacerle. ¿Qué le iba a reclamar? ¿Qué no fue a la juntada que se prometieron? ¿Quién era el para enfadarse con un chico que ni siquiera era su amigo? Con mucha bronca y mordiéndose el labio inferior, dejo el celular nuevamente en su bolsillo y cerró los ojos para contener esa sensación de incomprensión y decepción que lo atacaban.

-Joaco…-Dijo una voz suave, inocente, aniñada. Joaquín se sorprendió, sintió que todo su cuerpo se aceleraba y abrió muy grande los ojos, lo habían agarrado de sorpresa. A 3 metros de distancia yacía Lucas, intentando sonreír, intentando ocultar sus nervios. Joaquín se impactó al verlo parado, se puso de pie y noto que eran exactamente de la misma altura.

-L-L-Lucas- Dijo, tartamudeando. Le estaba a punto de confesar ese sentimiento de decepción que padeció cuando él no llegaba pero Lucas se adelantó:

-Perdóname por el retraso, es que mis amigos querían también juntarse con nosotros.-

-¿Y tú qué hiciste?- Pregunto Joaquín. Noto que Lucas estaba incómodo y que se ruborizaba.

-Ehh, yo no sabía que irías a opinar tú al respecto asique l-l-les dije que no- Exclamo Lucas, nervioso y con la mirada gacha. Joaquín sonrió.

-Yo no tengo problema en juntarme con tus amigos también- Exclamo Joaquín y eso era verdad: poseía una socialización tan admirable y grande que no tenía problema alguno en encontrarse a otros amigos.

-¿Quieres que los invite?- Pregunto Lucas.

-No, no quiero- Intervino Joaco de forma tajante. Lucas se asombró ante tal respuesta tan contundente- Es que hoy quería pasar tiempo contigo, algún otro día si podemos juntarnos todos juntos- Exclamo Joaquín. Sintió que sus palmas transpiraban. Lucas percibía como su corazón latía con mucho ímpetu.

-¿Qué quieres hacer?- Pregunto Lucas.

-No se…Te invitaría a mi casa a jugar al GTA pero mi prima se iba a juntar con sus amigas en la casa de una de ellas y luego irían a mi casa. No quiero que nos molesten las chicas- Exclamo.

-¿Y en tu casa no podemos?- Pregunto Joaco. Lucas se sintió algo incómodo:

-No, mi mamá no puede-

-¿Y tu papá?- Repregunto Joaquín. Noto como el chico rubio estaba más incómodo que antes, con la mirada gacha y algo melancólica. Joaco se daba cuenta que no todo marchaba sobre ruedas, los nervios del adolescente y su ausencia de respuesta lo decía todo.

-Mi papá no dice nada- Solo atinó a decir el chico rubio, dejando al chico de ojos azules en un mar de incertidumbre más profundo que el anterior. ¿Qué no decía nada? ¿A qué se refería? ¿Sería mudo? ¿No viviría con él? ¿Lo habría abandonado? ¿Estaría muerto? Joaco decidió que era mejor dejar de preguntar cosas tan profundas, al menos por el momento. Si algún día llegarían a tener mayor confianza se lo preguntaría, de eso estaba muy seguro.

-Entonces no sé, ¿quieres ir a la playa?- Dijo Joaco, intentando salir del momento de tensión. Lucas recupero su sonrisa tímida y exclamo:

-Bueno dale, pero acompáñame a mí. Conozco una playa donde no va casi nadie- Empezó diciendo, mientras se internaba en el bosque. Joaco algo asombrado, decidió seguirlo.

-P-Pero Lucas, ¿A dónde vamos?-

-A una playa donde no hay mucha gente, es mejor, te lo aseguro-

-¿Es necesario que vayamos por el medio del bosque?-

-Si te sientes muy incómodo, no vamos.- Contesto Lucas. Con seguridad, Joaquín retruco:

-Confió en ti- Dijo y acompaño a Lucas.

 

                                                                        ****************

 

 

Recorrieron con agilidad el bosque. Más de una vez Joaco pensaba que se habían perdido pero no se lo decía a Lucas. Lo veía muy decidió y firme, el único ignorante ahí era él. Efectivamente, Lucas estaba en lo cierto: sabía dónde estaba la playa y, en tan solo 20 minutos de caminata por el bosque, llegaron. Salieron de unos árboles, y allí estaba una hermosa playa desierta: mucha arena, un gran mar azul y un sol que llenaba el día de calor. El paradigma era hermoso, no volaba nada de viento y predominaba una paz que era única. Había mucha tranquilidad, los chicos quedaron hipnotizados con semejante espacio natural tan bello, tan estético, tan equilibrado, especialmente, Joaco que era su primera vez ahí. El provenía de la ciudad capital, tan urbanizada, sin rastros del mundo natural. Joaco desconocía que detrás de la semejante urbanización de Buenos Aires, había un mundo lleno de una naturaleza vivida, lleno de misterios, lleno de paz y tranquilidad, lleno de secretos y pasiones, lleno de miedos e incertidumbres, lleno de esperanzas y amor. Lucas ya de por si provenía de una ciudad muy estrecha y relacionada con su paradigma natural: la playa, el bosque, lo verde, lo natural, la arena, el mar, el cielo, el sol. Todo muy armónico, muy pacifico, muy sanador. Aun así, nunca dejaba de impresionarse con los secretos, los escondites y los lugares únicos que había en ese pueblo.

-Que hermoso que es todo, Lucas- Afirmo Joaco. Lucas solo atino a sonreír.

-¿Te gustaría que nos sentemos en la arena un rato?- Dijo. Joaquín le regalo una de las sonrisas más sinceras y dulces del mundo, asintiéndole con la cabeza. Acompaño a su nuevo amigo y se sentaron los dos juntos.

-Parece mentira que hay un mundo tan lindo…He pasado tantas horas en el mundo caótico de las ciudades del GTA que me he olvidado del mundo real- Dijo Joaco, algo jocoso.

-Te entiendo. Por eso mismo algunas veces vengo aquí, para desconectarme un poco de la ciudad y todo eso- Afirmo Lucas.

-¿Cómo descubriste este lugar?- Pregunto Joaquín.

-Con mis amigos, hace seis años atrás. Jugábamos en el bosque y, sin querer, encontramos esta bella playa escondida- Afirmo Lucas. La extensión de esa playa era de unos 100 metros, tal vez 150. Era delimitada, casualmente, por unos gigantescos arbustos que se habían desprendido del bosque, crecieron ilimitadamente y sin control y habían alcanzado esa playa, separándola del resto del mundo.

-¡Hace seis años atrás tenías solo ocho años! ¿Qué hacías jugando de tan chico en el bosque?- Pregunto Joaco. Lucas volvió a entrar un poco en su costado más tímido e introvertido.

-Aquí las cosas son muy diferentes a las grandes ciudades donde tú vives, Joaco. Buenos Aires es una ciudad donde habitan cuatro millones de personas. Aquí tan solo somos casi 2000 habitantes.- Exclamo el chico rubio. Joaco asintió con la cabeza. Lucas lo hacía reflexionar, pensar, se sentía muy a gusto con él. Entre ambos predomino un silencio, algo incómodo si partimos de la base que los muchachos no se conocían del todo. Joaquín decidió continuar con la conversación, en evidencia de que Lucas era más tímido de lo que él pensaba.

-Ehh, y… ¿Cómo te va en la escuela?- Pregunto.

-Bien, no me puedo quejar. ¿Y a ti?-

-A mí también me va bien, aunque de vez en cuando me queda alguna materia pendiente que tengo que volver a dar pero, dentro de todo, me va bien- Exclamo Joaquín. Entre ambos se volvió a producir un silencio que despertaba nervios y tensión. Lucas siempre siendo tan tímido no desprendía ni una palabra. Joaquín, volvió a tomar la posta y prosiguió. No sabía muy bien que decirle. Tenía sus dudas sobre el pasado de Lucas pero todavía no había tanta confianza entre los chicos.

-¿Y tú tienes novia, Lucas?- Dijo, de repente, Joaquín, haciendo que el chico rubio se ponga más tensionado que antes. Se enrojeció bastante y bajo su cabeza para evitar que se viera sus mejillas rojas. Joaco también sintió que se ruborizaba bastante, pero era una pregunta que tenía muchas ganas de hacerle, sin saber porque pero quería estar seguro acerca de si Lucas tenia novia, o no…Lucas no le respondía y a Joaco le daba vergüenza volver a preguntarle, no quería sonar como un desesperado.

-No, no tengo novia- Exclamo Lucas, con pronunciados signos de incertidumbre, como si le hubiese costado responder la pregunta de su nuevo amigo.- ¿Y tú?-

-No, yo tampoco tengo- Contesto con mayor rapidez Joaquín. Sin saber muy bien que hacer, Joaquín exclamo- ¿Quieres que nos bañemos?- Exclamo con Joaquín con naturalidad, el rostro de Lucas empalideció y se asombró:

-¡¿Qué?!- Pregunto incrédulo.

-Te preguntaba si quieres que nos bañemos, en el mar- Aclaro Joaco, dándose cuenta de que era lo que había entendido su Lucas. Lanzando un suspiro de alivio, el rubio contesto:

-¡Sí! ¡Dale!- Dijo, algo animado. Ambos chicos se pusieron de pie, se sacaron las ojotas y las dejaron sobre la arena. Como ambos poseían malla, no había necesidad de cambiarse ni muchos menos. Lucas estaba a punto de sacarse la remera pero noto que Joaquín estaba a tan solo un metro y percibió bastante pudor en sí mismo, sin entender el porqué. Lo alivio en demasía cuando vio como el chico de ojos azules le había dado la espalda y se retiró la remera.

Joaquín se sacó la remera, dejando en evidencia el físico tremendamente precioso y bien formado que poseía. Se dio vuelta y justo presencio cuando Lucas se sacó la  remera: su piel era blanca. A Joaco no le dejaba de sorprender que un chico que viviese en una ciudad muy de playa fuese tan pálido pero noto que el chico rubio también tenía el torso bien desarrollado, a pesar de que ambos eran de estatura mediana y no habían desarrollado el resto del cuerpo. Inclusive, no aparentaban ser chicos de catorce, sino de uno o, incluso, dos años menos.

-¿Hacemos una carrera al mar?- Pregunto Joaquín, divertido. Lucas asintió con la cabeza y, sin perder un segundo, ambos adolescentes corrían rapidísimo hacia el mar, intentando superar al otro, moviendo sus piernas de forma ágil y veloz, divirtiéndose al máximo y pasándola genial. Llegaron a la orilla del mar y Lucas, ya acostumbrado, se zambullo al mar de una, nadando, inclusive, bastante de forma continua y prolongada. Joaquín tan solo se quedó en la orilla, viendo como el chico rubio se manejaba como pez en el mar. Nadaba y nadaba hasta que salió del mar, todo mojado. La malla se le había impregnado muy potentemente al cuerpo.

-¡Ven tú también!- Exclamo el rubio. Joaquín rechazo con la cabeza, sentía que el agua estaba fría y no quería mojarse. Lucas comenzó a trotar hacia Joaco y este, notando que el chico lo iba a perseguir empezó a correr por la orilla del mar-

-¡No! Ya está, yo gane, el que gana no tiene que meterse en el mar- Exclamaba Joaco mientras corría y reía. Lucas también reía, y Joaco podía escuchar su voz tan suave, tan inocente. Nunca lo había visto reír y, por un segundo, deseo con toda su alma poder darse vuelta y ver como reía el chico rubio. Pero no, continúo corriendo por la orilla del mar hasta que, lamentablemente, la velocidad de Lucas era evidenciada y pronunciada. Alcanzo a su amigo y lo tomo de los hombros. Joaquín reía mucho y eso posibilito que fuese de fácil manipulación. Lucas también reía y, con destreza, lo empujó hacia el agua, haciendo que el hermoso chico de ojos azules cayera enteramente.

Joaquín como el agua lo empapaba enteramente, como había sido arrojado por Lucas y como se escuchaba su risa tan dulce y melódica. Decidió que era mejor no salir del agua, permanecer debajo de ella, quedaría darle un buen susto a Lucas.

El chico rubio continuaba muy jocoso con toda la situación pero notaba que el chico de ojos azules no salía del mar. A medida que pasaba el tiempo y el chico no salía del mar, las risas del chico rubio descendían abruptamente. Empezó a preocuparse y su risa ceso. Se introdujo, caminando, en el mar. Con la mirada gacha veía pero no lo encontraba por ninguna parte. Ahora sí: estaba asustado, lo había tirado al mar y el adolescente no había salido.

Sentía que un sentimiento de desesperación se apoderaba de él, no lo podía creer, realmente no lo podía creer. Había conocido a un chico bueno, gracioso y divertido, y ahora lo había perdido. Se tomó con las manos la cabeza, furioso consigo mismo cuando, de repente y sin previo aviso alguno, emergió del mar el adolescente supuestamente perdido y, atrapándolo, lo sumergía al mar junto con él. Volvió a estallar de la risa abajo del mar, mientras era agarrado por Joaquín y percibió que un alivio total lo tranquilizaba. Joaco decidió soltarlo y ambos emergieron del mar.

-¡Tonto! Pensé que te había perdido, que te había sucedido algo- Exclamaba Lucas, intentando hacerse el duro pero estaba feliz, feliz de ver devuelta a Joaco. A él también la malla se le había impregnado totalmente al cuerpo, Lucas no dejo escapar ese detalle, sin saber porque.

-Jajaja, perdón Lucas pero tenía que hacerlo, quería hacerte alguna broma- Argumento Joaquín.

Continuaron jugando durante, al menos, una hora más. Nadaban en conjunto, reían y se perseguían. No parecían dos adolescentes, sino dos niños que se divertían con un poco de arena y agua. El momento los unió, hizo que se olvidaran que existía el mundo. Detrás de ese bosque, existía la realidad pero los chicos se habían olvidado de ello, ellos mismos estaban en su mundo, en su lugar secreto pasándola bien, haciendo cosas que no podían hacer en el mundo real.

Cualquiera los catalogaría de infantiles y aniñados pero ellos se sentían tan bien, tan alegres de esa forma. Era como si ahí mismo podían desinhibirse al máximo y pasarlo excelentemente bien con el otro. Se podía visualizar como ellos se habían olvidado de todo, de sus amigos, sus familias, su mundo, su realidad, y habían creado algo totalmente nuevo y placentero: un mundo autónomo, independiente y aislado de la otra realidad. Era un mundo donde solo habitaban dos seres: Joaquín y Lucas. Ese mundo se recreaba en aquella playa solitaria y aislada pero trascendía a aquel lugar físico: en sus corazones también crecía la idea de una realidad con ellos como protagonistas.

Salían del mar, contentos y sonrientes. Lucas le había advertido a Joaco que tenían que tener cuidado con la arena ya que al tener la malla puesta, se les iba a impregnar un montón de arena al estar en contacto con ella. Joaquín solo atino a asentir con la cabeza pero en el momento más desprevenido, Joaco fue corriendo y tacleo a su amigo, tirándolo en la arena y haciendo que su malla se llene de arena.

-¡NOOO! Tonto- Decía Lucas, estando de espaldas a la arena. Joaco estaba arrodillado, con las piernas abiertas a la altura de la cadera de Lucas. El chico rubio, como venganza, tomo arena con sus puños y los impacto, abriéndolos, en las piernas de Joaco, donde se localizaba la malla, ensuciándolo. El rubio reía y lo llenaba de arena en la malla. Joaquín también estaba jocoso y, en una parte, trastabillo y cayó encima de Lucas. Cayó completamente encima de y, gracias a que movió su cabeza al momento de la caída, logro que sus labios no entren en contacto.

-Me ensuciaste todo, Lucas- Dijo Joaquín, gracioso.

-Tú lo hiciste primero- Exclamo. Ambos quedaron en silencio y con la respiración agitada.

-¿Sabes, Lucas? Si alguien nos viera así, en esta posición, podría pensar muy mal de nosotros- Dijo Joaco, guiñándole un ojo a su amigo. Este quedo bordo de semejante rubor que lo ataco pero quedo aliviado cuando el chico de ojos azules estallo de la risa, demostrando que solo había bromeado. Aunque, como dicen, los chistes y las bromas son formas que tiene el inconsciente para sublimar, es decir, liberar, lo que el inconsciente desea pero reprime…

-¿Y si nos ven así?- Pregunto el chico rubio y con fuerza intensa, se dio vuelta haciendo que queden al revés: Lucas acostado arriba de Joaquín. El chico de ojos azules volvió a darse vuelta y quedaron en la posición inicial, original. Sin tardar mucho, Lucas hizo lo mismo que antes y Joaco respondió de la misma manera. Así estuvieron un largo rato: rodando juntos, riendo y sellando un bellísimo momento compartido.

Tuvieron que darse otra zambullida más para sacarse la arena que se había apoderado de ellos y esperaron un largo rato hasta que sus mallas se secasen para volver a la civilización. No se sacaron las mallas por motivos obvios: les daba muchísima vergüenza ver al otro sin ropa. Simplemente se las dejaron puesta esperando a que se seque.

Hablaron de muchísimas trivialidades con una soltura utópica y deseable. Volvieron a la civilización, concretándose cuando salían del bosque y volvían a encontrarse con el sendero que los llevaba devuelta a la ciudad Cuando iban por el sendero, se encontraron con los amigos de Lucas. Este se ruborizo completamente cuando los vio, y Joaco, al notar la reacción de Lucas, padeció lo mismo. Los amigos del chico rubio los miraban atentos y con miradas cómplices, diciéndose cosas al oído entre ellos. Los dos adolescentes se sintieron más que incomodos y parecía como si las bellísimas horas que habían gozado anteriormente se hubieran esfumado de la faz de la tierra.

-Por fin apareciste, ¿Dónde estuvieron?- Pregunto uno de los chicos. Eran cinco en total. Joaquín presencio algo que lo dejo sorprendido: Lucas estaba con la misma actitud con la que se desenvolvía cuando estaba con ellos: tímido, retraído, nervioso e introvertido. Le llamo mucho la atención ya que el día anterior lo había notado de la misma manera y cuando se encontraron aquella misma tarde también estaba así, aunque tan solo al comienzo. En el resto de la tarde se había desenvuelto con mucha naturalidad, alegría y diversión. Por ese mismo motivo le asombro que había vuelto a ese antiguo estado de timidez extrema.

-Fuimos a dar un paseo por ahí…- Exclamo Lucas. Los amigos de él los miraban de forma tajante y cruda.

-Escúchame, Ojos Azules, ¿Por qué mierda no querías que nos juntáramos contigo? ¿Quién es Lucas? ¿Tu novio?- Pregunto uno de los chicos, de forma hiriente. Joaquín se molestó, y mucho. Dio dos pasos, con los puños cerrados, decidido a darle lo que se merecía a ese tarado cuando sintió como una mano de piel suave y sofisticada, lo agarraba de la muñeca.

-Joaco, por favor no- Dijo Lucas, aniñadamente. Joaquín solo freno porque fue Lucas quien se lo pido.

-Awww, que lindo. Mira cómo te protege Lucas, ¿Nos cambiaste por este putito? Por lo menos, búscate un hombre de enserio- Exclamo otro de los que estaban ahí.

-Tengo 14, idiota, la misma edad que tú. Aunque seguro tú no tienes esa edad mental, imbécil- Ataco Joaquín. Aquel mismo adolescente quiso ir a darle una trompada pero fue frenado por otro de los chicos.

-¿14? Avísale a tu cuerpo, tarado. Pareces como de 12-

-Pareceré como de 12 pero ¿Quieres saber con cuantas chicas estuve, a cuantas me bese? ¡39! Me bese con 39 chicas- Dijo Joaquín, orgulloso. Lucas se puso muy rojo, seguía donde estaba, nervioso y callado.

-Te equivocaste de letra, estúpido: cámbiale la “A” de chicas por una “O” de chicos- Afirmo, haciendo reír a los demás muchachos. Joaquín quiso ir nuevamente a romperle la cara a aquel amigo de Lucas pero este lo detuvo nuevamente. ¿Cómo podía ser que Lucas tuviese amigos así? Eran una manga de celosos.

-Joaco, te lo estoy pidiendo por favor- Dijo de forma apenas audible. Lucas se adelantó unos pasos para servir como de intermediaron entre su grupo de amigos y su nuevo amigo, Joaquín- Chicos, por favor, no se digan más nada, no se peleen más.

-¡Pero nos cambiaste por el!- Grito uno de los chicos.

-No los cambie, no los cambie por nadie. Simplemente hoy quería pasar la tarde con él, y ¿quieren saber algo? Hoy Joaco me dijo que no tenía problemas en juntarse también con ustedes…Estaría buenísimo que le den la oportunidad de que pase tiempo con nosotros para que vean cuan bueno y divertido es- Exclamo Lucas. Sus palabras tranquilizaron a ambos bandos.

-No sé, Lucas, lo tenemos que pensar.- Exclamaron los muchachos.

-Además, Lucas no es propiedad de nadie, él tiene que estar con quien quiera- Exclamo Joaquín- Seguramente se seguirá juntando con ustedes, son sus amigos, es lo lógico pero también es cierto que si se quiere juntar conmigo, ustedes no tienen por qué enojarse- Agrego Joaquín. Solo predomino el silencio.

-Como digas, vamos a ver que decide Lucas- Exclamaron los muchachos.- ¿Quieres venir a dormir a mi casa esta noche Lucas? Venimos todos- Pregunto uno de los chicos.

-Sí, obvio pero déjenme que lo acompañe a Joaco a su casa- Exclamo. A regañadientes, los chicos aceptaron y Joaco y Lucas se marcharon a la casa del primero.

Cuando llegaron, estaban en la puerta de la casa de los Borges y Lucas añadió:

-Discúlpame por la reacción de mis amigos…-

-Está bien, no hay problema. Te note muy nervioso…No pensé que te llevabas con gente así- Exclamo Joaquín, con sinceridad.

-Hay veces que uno hace lo que sea para poder estar con alguien y no estar solo…- Dijo Lucas. Joaquín quedo sorprendidísimo pero no era el lugar, ni el momento para indagar sobre Lucas y sus particularidades.

-Gracias por esta tarde, Lucas. La pase genial contigo, ¿Te parece que nos sigamos viendo?-

-Sí, obvio.- Dijo Lucas. Joaquín le estrecho la mano y se dieron un apretón de manos como despedida. Lucas se fue y Joaquín sintió una extraña sensación en el pecho, como de decepción al ver como aquel chico se iba. No quería que se fuera pero entendía que no podía estar todo el día con él.

Fue a su casa, disfruto una riquísima cena y se fue a dormir:

Cerró los ojos y pensó en Lucas y en la hermosa tarde que pasaron juntos. Le quedo la grandísima duda sobre su padre porque parecía ser que poseía un pasado familiar algo extraño. También le quedo la duda de sus amigos. Sabía que cuando ganara más confianza con Lucas iba a saber que era lo que tanto le dolía al rubio. Se notaba que su vida no era de color de rosas. Era un chico muy tímido que solo se pudo desenvolver cuando estaban los dos solos. Joaquín se alegró cuando recapacito que Lucas podía estar más desenvuelto cuando pasaba tiempo con él, además la pasaba bien con Lucas. Mejor dicho, la pasaba más que bien con Lucas. Quería que siguieran pasando tiempo, juntos porque, al fin y al cabo, ¿A quién no le gusta pasar tiempo con sus amigos?

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!

Las cosas se ponen mas emocionantes! El proximo capitulos estara el martes, tal vez a mas tardar el miercoles! Se llamara, justamente, "Amigos" y veremos cosas nuevas jijiji

Nuevamente, gracias por las reviews y siempre son invitados a dejar un comentario, critica, lo que sea. Gracias por leer!! 


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