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Capítulo 2

 

 

 

Lee se bajó de la tarima dando un salto y, como cayó cerca de los pies de aquellos que estaban en primera fila, recibió miradas de susto mezclado con enfado por parte del público. Él no pudo hacer otra cosa más que sonreírles, disculpándose silenciosamente, antes de caminar directo a la persona que lo había comprado.

 

Antes de llegar a su destino, vio como el pelirrojo, junto con Naruto, se paraba e iba con uno de los maestros encargados de recolectar el dinero para entregar la cantidad que había ofrecido. Demostrando que lo anterior no había sido una broma y aunque el profesor lo miró con sorpresa aceptó de muy buena gana la suma.

 

 

 

– ¡Hola! – le dijo al chico tan pronto lo alcanzó en el pasillo que hacían las sillas y la pared derecha del gimnasio. – Gracias por comprarme, me voy a esforzar por hacer de éste el mejor festival de todos. Te lo aseguro – acompañó sus palabras con un gesto de emoción, fuego en los ojos y mostrándole un pulgar en alto.

 

No iba a negar que estaba un poco impactado pues había sido comprado por un chico, pero como no había regla que dictara que su comprador debía ser del sexo opuesto y, además, creía que aquello podría ser una experiencia digna de vivir, lo miró desde el mejor ángulo posible. Estaba seguro que pronto tendría otro amigo. 

 

Uno nuevo e interesante, pues aquel tenía un aspecto completamente diferente al usual. Más allá de su cabello color fuego y sus exóticos ojos verde opaco, rodeados por unas curiosas ojeras, era el aura que proyectaba lo que le daba un nuevo significado a la palabra desconcertante.  Imponente y a la vez (creándole un sentimiento contradictorio), adorable.

 

Jamás le había pasado eso al ver a alguien por primera vez, por eso no pudo explicar el sentimiento. Las manos le cosquillearon con el deseo de revolverle el cabello y acariciar su piel carente de imperfecciones, una que no parecería real si no fuese por el kanji que tenía tatuado en la frente.

 

Antes de responder, su comprador echó un vistazo por toda su figura de abajo a arriba, como si antes de dar dinero por él no se hubiese tomado la molestia de observarlo, y terminó su recorrido mirando, de reojo, a Naruto. Tenía un gesto de entre confusión y apatía al momento de contestar – Hola.

 

Lee no supo interpretar el frio recibimiento. El chico frente a él había pagado una cantidad para nada despreciable por él, pero no se veía emocionado por tenerlo frente a sí. – Ehhh… – se balanceó sobre sus pies – soy… ¿Cuál es tu nombre?, el mio es Rock Lee, lo dijeron antes, tú ¿No eres de Konoha verdad?, no te había visto antes.

 

Su interlocutor, de nuevo, se le quedó mirando unos instantes antes de fruncir el entrecejo ligeramente – Gaara – contestó con lentitud y esta vez no lo disimuló, miró a Naruto descaradamente. Logrando que Lee también dirigiera la mirada a éste. Intrigado de no saber qué se traía su comprador con el rubio.

 

Naruto a su vez los volteó a ver a ambos, en intervalos de dos segundos en tres rondas, antes de caer en cuenta de lo que ocurría. – ¡Ah! – Exclamó golpeando su puño contra la palma de su mano, como si acabara de recordar algo – Sí, Gaara no estudia aquí. Es el hermano menor de Temari, vive en el extranjero y vino de vacaciones. Nació aquí pero se mudó cuando era pequeño… – se llevó una mano a la barbilla– y, bueno… creo que no entiende lo que dices. Él no sabe japonés, sólo cosas básicas que le he estado enseñando esta semana, desde que llegó – lo último lo dijo como si estuviese muy orgulloso de sí mismo.

 

– Hablas muy rápido – cuando Gaara dijo aquello Lee se dio cuenta de que las palabras fueron dichas con un acento casi indescifrable. Utilizó un japonés muy rudimentario y algo gracioso.

 

– ¡Oh, vaya!, lo siento, no lo sabía – le sonrió y disminuyendo la velocidad de sus palabras lo reverenció ligeramente – mucho gusto– no obtuvo respuesta, pero ya no se preocupó por eso. – Y, entonces ¿Qué es lo primero que quieres hacer Gaara kun?, ¿quieres pasear un poco? – mientras decía aquello hizo ademanes que, a su parecer, ilustraban lo que intentaba comunicar, pero su interlocutor le negó y volvió a mirar a Naruto.

 

Lee se sintió un poco fuera de lugar al ver como el rubio sostuvo una conversación sin palabras con Gaara, mucho más cuando notó que el gesto del pelirrojo tenía un toque hostil y que Naruto lanzó un bufido disconforme. Sin embargo no pudo exteriorizar su desconcierto pues Naruto se giró en redondo y mascullando algo que no escuchó se fue para reunirse con sus otros amigos.

 

Ambos vieron al rubio perderse entre la multitud de gente antes de volver a mirarse entre ellos y permitir que el silencio los inundara por un par de segundos. Cuando Lee se dio cuenta de que Gaara no pretendía hablar, decidió tomar las riendas de su día de festival y cumplir su promesa de hacer de aquel un gran día.

 

– No sé si tengas hambre, pero, definitivamente, debes probar la comida del festival – después de decir aquello lo tomó del brazo e intentó llevarlo consigo fuera del gimnasio. Ahí se llevaban a cabo otras actividades, pero lo dulces y la comida los estaban vendiendo fuera. Gaara se sorprendió al ser arrastrado, así que se jaló ligeramente y Lee se detuvo.

 

Cuando el futbolista vio la confusión en su rostro, le sonrió de nuevo y le señaló la puerta al tiempo que le hacía señas de llevarse algo a la boca – ven, te gustará –. Al entenderlo, su compañero dejó de oponer resistencia y aunque miró un segundo, con un poco de azoro e intriga la mano de Lee alrededor de su muñeca, terminó por caminar detrás suyo sin pedir que lo soltara.

 

 

 

Los puestos eran variados pues el festival de Konoha era famoso. Aunque era principalmente organizado y protagonizado por los alumnos, algunos exalumnos y vecinos, ajenos a la institución, también participan en él. Hacían toda una atracción de verano y Lee supuso que esa era la razón por la cual Gaara estaba de visita.

 

El campo entre la entrada y la puerta principal era el lugar donde todos los puestos de comida estaban, así que llevó a Gaara ahí. – ¿Con qué será bueno comenzar? – él tenía predilección por algunas cosas, curry por ejemplo, así que a pesar de que preguntó en voz alta, la cuestión fue para sí. Además, daba por hecho que su acompañante no le entendía ni media palabra.

 

Sin embargo, cuando ya tenía en la mira el puesto a donde irían, se dio cuenta que Gaara observaba con intriga un puesto de dulces, específicamente una bandeja llena con hakuto jelly, así que decidió que irían allá primero. Pidió uno y esperó con emoción para ver cuál era la reacción de su compañero al probarlo. Ahí descubrió que Gaara también le daba un nuevo significado a la palabra inexpresivo.

 

Gracias a que era alumno de Konoha obtenía un descuento para su consumo en los puestos, así que decidió comprar en todos pues a pesar que Gaara no parecía entusiasmado por probar las tantas cosas que le extendió, lo hacía y repetía el nombre de todo a modo de grabarlo en su memoria. Lee se sentía realizado cada vez que lo hacía.

 

Eventualmente dejaron de comprar chucherías y no fue porque las opciones se les hubieran acabado, sino porque Gaara detuvo la intención de Lee de pedir cualquier otra cosa tomándolo de la mano y advirtiéndole con la mirada que ya se había cansado de eso. Lee se estremeció ligeramente cuando recibió el aviso y su piel se erizó con una mezcla de miedo y atracción – Lo siento, creo que me dejé llevar.

 

Gaara no hizo ademán de entenderle, pero Lee se sintió implícitamente disculpado cuando su compañero le hizo señas para que caminara con él hacia la entrada del colegio, donde varios alumnos de segundo curso llamaban a los asistentes a participar en un grupo de retos para parejas con el objetivo de ganar algunos premios.

 

Se inscribieron y ahí Lee descubrió que Gaara al igual que él era obsesivo, aunque su obstinación era tendiente a la perfección; habilidoso y bastante inteligente al momento de resolver problemas de lógica y matemática. Salvo el reto de acertijo de palabras, en el cual Gaara por obvias razones no pudo colaborar, hicieron un buen equipo y obtuvieron el premio sin esfuerzo. Ahí Lee descubrió que tenían una sincronía muy buena, no tan pulida como la que tenía con Neji, pero para ser el primer día que compartían era decir bastante.  

 

Con la emoción por haber ganado un par de playeras y cupones de descuento en Ichiraku Ramen, Lee decidió que quería mostrarle a Gaara cuan habilidoso era en todas las actividades que requerían agilidad y precisión física. En cada uno de los puestos donde pararon: canicas, tiro al blanco, pesca, encestar, golpear la bola, hacer sonar la campana y otros; Lee ganó un premio grande y todos se los cedió a Gaara. El pelirrojo cargaba con una bolsa llena de objetos que probablemente no usaría, por ejemplo un lapicero con luces de bola disco que giraba cada vez que se escribía con él.

 

 

 

Conforme pasaba el tiempo Lee se dio cuenta que Gaara comenzaba a formar un gesto de molestia, así que previniendo que lo volviese a reprender por haberse obsesionado con los juegos, le sugirió que fueran al café maid de las chicas del primero B a tomar algo que los refrescara pues, a pesar de que la noche comenzaba a caer, aún hacía bastante calor.

 

Debido a que el pelirrojo tuvo problemas para leer la carta, Lee se la interpretó en voz alta y, al final, fue él quien ordenó. Pidió para ambos Unagi Nobori, una bebida que los extranjeros no encontraban atractiva por estar hecha de anguila, bajo el lema de que: “lo que Gaara no sepa, no le hará daño”.

 

 

 

Para esas alturas del día el pelinegro se sentía muy a gusto con su compañero, a pesar de que lo único que escuchaba era a sí, con un intento de conversación a lo mimo, y a Gaara respondiendo con monosílabos que oscilaban entre un sí y no en diferentes tonos, la mayoría interrogativos; así que pasaron un largo y agradable silencio, sólo mirándose beber.

 

 

 

Cuando llegó el momento de pagar la cuenta y Lee se disponía a pagar Gaara detuvo su intención. Lo señaló y luego a sí mismo, pero Lee no entendió qué quería decirle. – ¿Yo soy tú? – preguntó con gesto confuso, logrando que Gaara lo mirara fijamente, casi como si lo estuviese llamando idiota, antes de pararse y dejar un billete, con bastantes ceros, sobre la mesa. Lee miró el papel y luego a Gaara antes de decidirse a ir tras él. Entendiendo que lo que su compañero había querido decir antes era que él invitaba.

 

La chica que los atendía, llegó a la mesa y cuando se dio cuenta que el billete pagaba su pedido casi 4 veces lo miró con intriga antes de intentar llamar su atención – Esperen – llegó hasta Lee y lo detuvo del brazo para que no se fuera  – Si me disculpan, ahora vuelvo con su cambio – y se desapareció para ir en busca de dinero para regresarles.

 

– Ah, si claro – le contestó, pero Gaara ni siquiera se giró, salió de la tienda al tiempo que le hacía señas para que lo siguiera.

 

– Gaara kun, espera, ella dijo que esperáramos, aún falta… – no pudo terminar de hablar porque el pelirrojo lo encaró y con un gesto serio le hizo un ademán para que se callara antes de señalarse a sí mismo a la altura de la cabeza y negarle.

 

– ¡Ah!, es verdad no me entiendes y estoy hablando muy rápido, lo siento. Es que aún falta que ella vuelva y creo que ya… – de nuevo Gaara lo calló, pero esta vez acompañó su gesto con otra mirada de advertencia, diciéndole silenciosamente que no acabara con su paciencia.

 

Lee no tenía idea qué tenían esos ojos verdes que lo ponían tan nervioso, lo doblegaba sin hacer el más mínimo esfuerzo y esa sensación lo asustó un poco –… está bien.

 

 

 

Después de que Gaara satisficiera su deseo de callarlo, fijó su vista en un cúmulo de gente que se apilaba para ver el famoso show artístico del equipo de danza del colegió, así que, después de decidir que le interesaba, se lo señaló a Lee y ambos se acercaron a la zona.

 

Lamentablemente la cantidad de gente no les permitía disfrutar de la exhibición en todo su esplendor, así que Lee, recordando la última vez que lanzó el balón y cayó sobre el techo del club de carpintería, le dijo a su compañero que conocía un lugar donde verían a la perfección.

 

El pelirrojo lo siguió, y aunque se vio renuente a treparse a unos botes con una dudosa estabilidad, saltar a un desnivel para el desagüe y esconderse detrás del acabado del techo para no ser descubierto, haciendo una actividad notoriamente contra reglamento, al final Lee lo notó satisfecho pues tuvieron el mejor lugar para disfrutar de la función.

 

 

 

La noche caía con lentitud, pero ahora estaba lo suficientemente oscuro como para que la explanada alumbrada con fuego de antorchas hiciera lucir a los bailarines y la escenografía. El espectáculo era tan bueno que pasaron casi dos horas, tendidos boca abajo en el techo, perdidos mirando a los artistas, hasta que comenzó el espectáculo de fuegos artificiales.

 

El show de chispas inundando el cielo también se veía perfecto desde donde estaban. Y Lee convencido de que a pesar de los altibajos estaba cumpliendo su meta de hacer disfrutar a Gaara, se aventuró a mirar al chico quien, ahora boca arriba, se comía el espectáculo con los ojos.

 

Sus pupilas verdes brillaban, con cada destello y su piel, reflejando los diferentes colores de la pirotecnia, acentuaban esa sensación que había tenido desde el primer momento que lo vio. Aún sin saber por qué, le dieron unas tremendas ganas de tocarlo para asegurarse que fuese humano y por eso, siguiendo su instinto, se sentó y estiró una mano para acariciarlo.

 

Sin embargo su mano no llegó a hacer contacto con su rostro pues Gaara se dio cuenta de su intención antes de que terminara su trayecto y lo interceptó tomandolo al tiempo que también se incorporaba. Le dijo algo, en un idioma del que no tenía idea cuál era, antes de darle un tirón y devolverlo al suelo.

 

Lee se sorprendió por la acción, pero se impactó mucho más cuando sintió que Gaara le ponía su otra mano sobre el pecho para evitar que se incorporara de vuelta. Abrió sus ojos, tan grandes como los tenía, cuando Gaara casi se trepó sobre él con la intención de acortar la distancia entre sus rostros y darle un beso.

 

 

 

 

 

.:: TBC

Notas finales:

No estoy segura de que no haya errores, pero cruzo los dedos porque no sean muchos =).

 

Gracias por leer y comentar.

 

Besos y abrazos a todos, pero en especial a happydalu, miriam y naruhi por dedicarme su tiempo en el chap pasado.

 

Cuídense,

 

atte. Yais


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