Esta ya era la última semana de clases, la mayor parte de nuestros profesores habían terminado con los exámenes y los trabajos para entregar, ya sólo quedaban unas cuantas materias para las que debíamos llevar nuestros exámenes y trabajos con calificación para poder sacar promedios y dar calificaciones finales. Ni para que negar que andaba más sentimental que siempre… Me ponía bastante nostálgica terminar la preparatoria: recordaba a mis amigos de la secundaria que dijeron estarían ahí para mí siempre que lo necesitara y que al final ni siquiera me han vuelto a hablar.
No temía que pasara lo mismo, confiaba plenamente en que, sin importar lo que pasara, mis amigos esta vez no me abandonarían. Lo que me tenía tan mal era el hecho de que aún tenía dudas sobre lo que Araceli siente por mí y si estaba desperdiciando la mayor oportunidad que se me presentaba y que probablemente nunca en la vida volvería a pasar.
Era martes y teníamos clases hasta cerca de las 10 (pues, como dije, ya sólo faltaban unas cuantas calificaciones por recibir) pero no tenía intenciones de estar en casa así que simplemente oculté que ya no tenía esas clases y llegué desde temprano.
Llevaba varios días así: llegaba 2 o hasta 3 horas antes de mi clase y vagaba por los pasillos casi solitarios (pues la mayoría ya había recibido sus calificaciones y sólo quedábamos los de último curso esperando un milagro para librar las materias atrasadas y no tener que quedarnos otro año, los que simplemente querían perder el tiempo con sus amigos o con su pareja como no pudieron hacerlo el resto del periodo y los que, al igual que yo, preferían perder el tiempo en la escuela que en casa) pensando en todo lo que, al menos de manera simbólica, dejaba en ese lugar.
Sin embargo, ese día en particular no tenía intenciones de vagar y recordarme todos los recuerdos que había hecho en esos 3 años así que simplemente fui a “esconderme” cerca de la biblioteca mientras el tiempo corría y nuestra clase llegaba.
No sé cuanto tiempo habrá pasado pero estoy segura de que fue bastante, tanto que me había empezado a dormir y sólo me desperté hasta oí un grito que conocía a la perfección.
-¡Bitch!-era Araceli que acababa de llegar-¿Cuál es tu problema?-se burló de mí mientras me ayudaba a levantarme de donde estaba sentada-Ya no tenemos tarea ni trabajos pendientes ni exámenes para los cuales estudiar y tu sigues sin dormir…
Yo no le respondí, no supe ni en que momento me quedé dormida y estaba adolorida por la forma en que lo hice, ni siquiera podía entender que me decía e intentaba recuperarme de la manera tan brusca en la que me despertó (porque sí, soy muy sensible cuando se trata de despertar y generalmente cuando despierto con un susto me pongo de malas).
-¿Te asusté?-me preguntó al verme tan callada y sin reaccionar-No pensé que en serio estuvieras dormida…-se acercó a mí y me miró fijamente.
Estaba demasiado cerca de mi rostro y sentí que en cualquier momento haría una idiotez; pude sentir como me ponía roja y se aceleraba mi ritmo cardiaco. Nunca me había sentido así y me sorprendió tanto que hasta lo somnolienta se me quitó y lo único que pude hacer fue separarme de ella rápidamente y fingir que nada había pasado.
-¡Claro que no! No me asustaste, es sólo que me tomaste por sorpresa ¿Qué pensarías si estás totalmente tranquila y de la nada llega alguien a gritarte?-le pregunté subiendo la voz para ocultar como me sentía y de paso hacerla sentir mal (es cruel de mi parte y lo sé, pero es muy débil y es fácil hacerlo)-Además, no estaba durmiendo realmente, sólo pensaba y no presté atención a nada más.
-Tampoco tienes porqué decirlo así-me respondió totalmente a la defensiva y como si le hubiera molestado mi comentario-¿Cómo se supone que yo sepa si estás muy concentrada en tus asuntos o no? No era mi intención tomarte por sorpresa y si lo hice me disculpo ¿Feliz?
Me sorprendió tanto su reacción que no supe que responderle, no me esperaba eso de su parte y sobre todo porque generalmente entiende lo que le digo como una broma y simplemente se ríe o dice algo para seguir la broma pero esta era la primera vez que parecía molesta. Preferí fingir que no escuché su respuesta y dejar que las cosas siguieran su curso normal con todas las esperanzas puestas en que se le pasaría la molestia y después de un rato volveríamos a estar como si nada hubiera pasado.
El día siguió su curso normal y, para mi suerte, a pesar de la reciente discusión que acabábamos de tener, ella ya estaba con su humor acostumbrado y no volvió a mencionar algo sobre lo que había pasado.
El día siguiente fue igual, con la diferencia de que ahora Brandon lo había notado y sin poder evitar preocuparse se acercó a mí mientras Araceli iba a ver con unas compañeras un trabajo de equipo.
-¿Qué pasó?-me preguntó mientras se sentaba a mi lado con expresión de preocupación.
-¿De qué?-le pregunté fingiendo no saber de que me hablaba.
-Bitch, no acabo de conocerte…-me respondió pues no iba a dejarme fácilmente-Sabes a que me refiero, no te hagas la que no entiende ¿Quieres? ¿Qué se traen?
-No sé que le pasa-dije con un gran suspiro y sin poder ocultarlo más-Desde ayer anda así y no entiendo por qué… Estábamos bien y sólo quería molestarla pero en serio se enojó. Cuando llegó yo estaba dormida y me gritó y me asustó y le reclame y ella me gritó otra vez por ser tan quejumbrosa…
-Son peor que niños chiquitos…-rio ligeramente-¿En serio andan así sólo por eso?-me preguntó regresando a su postura seria-Se han dicho y hecho cosas peores y nunca llegaron a tanto ¿Por qué ahora sí?
-¿Y yo que voy a saber? Seguramente está drogada o algo parecido y por eso anda sensible…
-Tú no estás mejor… En serio me preocupan, sólo quedan unos días en la escuela y si se pelean de verdad ¿Qué va a pasar?
-¿Y yo que voy a saber?-le respondí con fingida indiferencia-No creo que en serio sea algo grave, ando sensible y muy estresada porque no creo pasar mate y ella también, supongo que por eso estamos discutiendo. Las cosas van a ir bien, no hay de que preocuparse ¿No?-me recargué en su hombro un tanto deprimida. No hizo más que negar con la cabeza y apoyar su cabeza sobre la mía en señal de apoyo.
Para ser sincera ni yo entendía que pasaba, es cierto que ambas estábamos preocupadas por matemáticas porque no es como si en los exámenes nos hubiera ido muy bien y que yo estaba más sentimental pero no creía que en verdad esa fuera la razón de tanto conflicto y más porque sin importar cuanto nos estresáramos hacíamos lo posible por actuar de manera normal.
El penúltimo día de clases llegó y, aunque ya estábamos más tranquilas porque teníamos acreditada la materia que más nos preocupaba, hubo un último momento de tensión en el que no supe ni como pero terminamos más enojadas que los días anteriores y estaba vez Brandon aún no llegaba a la escuela como para intentar aligerar las cosas con alguno de sus comentarios fuera de lugar.
Me deprimí y no lo voy a negar, me conozco perfectamente y sé que nunca he sido buena con las disculpas; soy orgullosa y me cuesta aceptar mis errores, sin mencionar que en mis 18 años de vida nunca soy quien se disculpa primero ni aunque sepa que soy la responsable y sabía que por más que quiera a Araceli y por muy mal que me sintiera eso no iba a cambiar.
Simplemente estuvimos ignorándonos un par de horas, evitando estar completamente solas o teniendo que conversar sobre algo. Me sentía incómoda y pude notar que ella también aunque ninguna de las dos sabía que debíamos hacer para remediar la situación y de ninguna manera estábamos dispuestas a ceder tan fácil.
Yo me estaba torturando mentalmente pues sólo de imaginar que el curso terminaría y que además de no haberle dicho lo que siento por ella estaríamos peleadas. Tan concentrada estaba intentando encontrar una forma de reconciliarnos y olvidar nuestras discusiones de los últimos días que ni siquiera me di cuenta en que momento el resto de nuestros compañeros habían desaparecido dejándonos solas.
Por fin me había decidido y sabía que era mi oportunidad, me disculpaba ahora o nunca; sólo buscaba las palaras adecuadas para no crear malentendidos y poder solucionar todo de una vez cuando de pronto escuché su voz.
-Eso es todo ¿Verdad?-me preguntó un poco triste-En unos meses estaremos en la facultad….
- Sí, tres años pasaron y aún así seguimos siendo los mismos tontos que en ese entonces; con más ojeras y más experiencia para algunas cosas pero nada más ha cambiado-le respondí sin voltear a verla-Seguimos sin saber nada, somos un desastre y tenemos pésima organización, aún no sabemos que hacer con nuestra vida…
-Sabes que te voy a apoyar decidas lo que decidas ¿Verdad?-se acercó más a mí y recargó su cabeza en mi hombro-Me vas a hacer mucha falta y probablemente no sepa que hacer sin ti durante un buen tiempo pero si eres feliz con eso estaré bien-se acurrucó en mi pecho.
No sabía que responder, me hubiera encantado abrazarla y decirle lo mucho que la iba a necesitar porque, aunque no se lo hubiera dicho, yo tenía más que claro lo que quería y sabía que por ello no estudiaríamos en el mismo lugar, tantos recuerdos pasaron por mi mente que me sentí confundida; simplemente recargué mi cabeza sobre la suya y nos quedamos así durante un rato.
De haber sido posible aún seguiría con ella como en ese momento pero el tiempo siguió pasando hasta llegar a nuestro último día de clases. Realmente no había nada importante por la cual ir: teníamos todas nuestras calificaciones, sabíamos que no necesitábamos presentar exámenes ni nada parecido y que oficialmente podíamos relajarnos y disfrutar de los meses de descanso que tendríamos.
Sin embargo no estaba del todo feliz por eso, no quería que todo quedara como una simple desilusión amorosa como tantas otras he tenido pero tampoco tenía el valor como para decirle de una vez por todas lo que me hacía sentir…
Pero como ya dije soy cobarde y lo único que pasó ese día fue una típica salida de amigos con ella, Liz, Mónica y Brandon: tomarnos fotos, ir a comer algo, platicar sobre nuestras aventuras en esos 3 años y recordar todos los momentos que pasamos juntos y para terminar la promesa de seguir viéndonos cada que pudiéramos e irnos a celebrar en cuanto todos tuviéramos 18…
En cuanto nuestra reunión acabo y volvía a casa me preguntaba si mi decisión había sido la mejor; aún no sé si en verdad nunca tuve oportunidades o si simplemente no supe aprovecharlas y cada día me sigo preguntando: ¿Qué habría pasado si se lo hubiera dicho? También me preocupa pensar que me rechazara ¡Y no por ser rechazada! Sino por temor a que eso cambiara nuestra amistad y debo admitir que eso era lo que aún me aterra, nunca me perdonaría que eso pasara.
Y la verdad es que seguimos como antes: bromeando, hablando de tonterías y recuerdos, molestando a Brandon a todas horas y diciéndonos lo mucho que nos queremos de esa forma tan peculiar que sólo nosotros tenemos. Lo único que cambio es que ella ahora tiene novio y yo sigo torturándome con mis pensamientos…
Fue un poco triste enterarme y más porque resulta ser que fue quien tomó la iniciativa y que incluso lo besó. Cuando nos lo dijo se me formo un nudo en la garganta y por poco no sé que responderle. Lo único que le dije es que me alegraba por ella (después de todo, ya antes nos había hablado de él y se veía muy feliz por haber empezado una relación) y que nunca antes la había visto así de feliz.
Su respuesta: “Lo quiero mucho, a veces es un poco atarantado pero esa es una de las cosas que me gustan de él… No creí que podría entenderme con alguien tan bien como con él” ¿Mi corazón se destrozó al escuchar eso? ¡Sí! Siempre creí que sólo de mí diría algo parecido y resultó esto ¿Pero qué puedo hacer? Quienes pasan más tiempo con ella dicen que se ven muy enamorados y es obvio que Araceli es feliz a su lado…
Yo lo prometí: actuaría como su amiga y su felicidad sería la mía. Después de todo ¿Para qué están los amigos sino para apoyarte en tus decisiones y compartir tus emociones…? Si no pudiera hacerlo no me atrevería a llamarme su amiga.