Esta noche me siento realmente agotado, debido a que en la mañana tuve que dictar dos charlas sobre la historia egipcia a los nuevos estudiantes de la carrera de arequeloguia, los cuales vinieron de visita estudiantil al museo en donde yo trabajo.
Dar charlas no me agota en realidad, lo que en verdad me cansa son las preguntas ridículas que hacen los jóvenes distraídos, quienes prefieren estar jugando con sus celulares en vez de poner atención a lo que uno le explica las cosas con dedicación.
Y después se quejan que les va mal en las evaluaciones.
Bueno tan solo recodar que los jóvenes adultos de ahora son tan irresponsables, me pone de mal humor por lo que tiendo a suspirar para relajarme y en eso veo un cuadro que tengo colgado en la pared de mi habitación.
Es una fotografía que me tome con mis amigos que conocí aquí en Egipto y al verlo no puedo evitar sonreír y recodar aquellos días.
********* FLASH BACK**********
Después de doce largas horas de vuelo por fin habíamos llegado a Egipto. Luego que el avión aterrizara, salimos de este en busca de nuestras maletas y con ella en nuestras manos, nos dirigimos a tomar un taxi.
Luego de abordar el vehículo, este nos llevo a nuestra nueva casa, esta es una propiedad de color azul claro por fuera y tiene dos pisos.
La casa por dentro es de esta manera:
En el primer piso esta el jardín, el recibidor, la sala de estar, la escalera, un baño pequeño, el comedor, la cocina y una salida para el patio.
En el segundo piso solo había cuatro habitaciones y un baño.
Después que salimos del taxi, entramos a la casa en silencio, yo tome mi maleta y subí rápidamente a mi nueva habitación, tire la valija al suelo, cerré la puerta con llave y me tire a la cama a llorar.
Llore por horas dado que me había guardado mi dolor durante todo el trayecto ya que nunca me ah gustado que me vean llorar por esa razón no había vuelto a derramar lagrimas en el transcurso del viaje.
Y ahora que me encontraba solo podía llorar todo lo que yo quisiera.
Luego que pude calmarme, comencé a desempacar mis cosas, guardar mi ropa, ordenar mis libros y mis juguetes. Al terminar de hacer todo eso, encontré una foto que nos habíamos tomado Yugi y Yo cuando cumplimos un año de habernos conocido.
Flash back 2
Esa mañana yo estaba buscando a Yugi para que comenzáramos a jugar, sin embargo por más que lo buscaba no podía encontrarlo por lo que pensé que quizás había salido con su madre por lo que hoy no podríamos jugar.
Baje mi mirada con tristeza hasta que sentí que alguien me abrazaba por la espalda, al principio me sorprendí y después sonríe al ver que mi pequeño me estaba abrazando alegremente.
Yo me gire como pude y le respondí el abrazo a la vez que le sonreía dulcemente.
- Llegas tarde- le digo en forma de falso regaño.
- Lo siento, es que mi papa me mando este regalo-me dice muy contento a la vez que señalaba algo en sus manos.
- Es muy bonita- le digo al ver la cámara fotográfica que tenía en sus manos.
- Si, lo sé-me sonríe- Yami, ¿tomémonos una foto?
- De acuerdo
Yugi se separo de mi y le paso la cámara a su mama quien nos tomo una bella foto, a la cual le sacamos dos copias una para mí y una para él.
Fin de Flash back 2
Al ver esta foto no pude evitar volver a llorar a la vez que abrazaba recuadro donde está la foto, seguí llorando hasta que logre volverme a calamar, puse la foto en mi velador al mismo tiempo que tomaba dos decisiones la primera no hacerme de mas amigos y la segunda demostrarle a mis padres que pronto podría valerme por mis mismo y ser independiente.
Después de tomar estas decisiones, me puse el pijama y me acosté a dormir ya que me encontraba muy cansado como para seguir despierto.
De lo ocurrido han transcurrido tres meses y con ello había llegado mi primer día de clases en la primaria de Egipto.
Ese día me levante, me puse una camisa negra manga corta, un jeas oscuro, zapatillas negras decoradas con líneas azules. Al estar listo, baje a desayunar con mi madre quien me sonreía pero de mi parte solo recibió silencios.
Termine de comer y me fui caminando a mi escuela ya que me quedaba a veinte cuadras de mi casa, al llegar a ella busque mi salón, lo encontré, me senté y no hice nada más. Hasta que sentí cuatro miradas que no dejaban de observarme desde que entre al salón, pero yo no les hice caso, solo me dedique a mirar el pizarrón.
Hasta que llego el recreo, estaba a punto de parame cuando vi a esos cuatro niños que se me acercaban para saludarme y darme la bienvenida a la escuela pero yo prefiere ignorarlos e irme lo más rápido de ahí.
Luego que logre salir de ahí, me fui a la azotea para estar solo y comenzar a escribirle una carta a Yugi para decirle como me sentía en ese minuto. Sin embargo no pude terminarla porque mis ojos se llenaron de lágrimas y volví a llorar.
Después de calmarme, baje de ahí y volví al salón para mis últimas horas de clases.
Los cuatro chicos aun seguían mirándome con miradas llenas de confusión debido a mi actitud en el recreo pero decidí no tomarlos en cuenta dado que estaba decido a no volver hacer mas amigos porque no quería pasar por el mismo dolor dos veces.
Al terminar el día de clases, me fui rápidamente a mi casa, en donde me tire en mi cama a descansar.
Habían transcurrido dos meses desde que entre a clases y esos cuatro siempre mirándome hasta que ese día uno de ellos me tomo del brazo y me llevo con él a la azotea de la escuela.
- ¿Por qué siempre te alejas de los demás?- pregunta el chico con interés.
- Por nada que te importe- respondo sin mirarlo a los ojos.
- Claro que me importa, sino no te estaría preguntado-me dice molesto por mi actitud.
- ¿Por qué tienes tanto interés en mí?- le pregunto sin mucho interés en el asunto.
- Porque que yo y mis amigos queremos ser tus amigos- me contesta con seriedad.
- Te lo agradezco pero yo no viene hacer amigos, yo solo vine a estudiar-le menciono a la vez que me doy vuelta para macharme.
- Esa es solo una escusa-me dice más molesto a la vez que me detiene por la muñeca.
- Piensa lo que quieras – le respondo molesto tratando de zafarme.
- ¿Por qué tienes miedo de ser amigos?- me interroga un poco más relajado y preocupado.
- Eso no es verdad- le contesto bajando aun mas mi mirada.
- Por Ra deja de engañarte a ti mismo- lo que me dijo me dejo sin habla dado que había descubierto mi verdad.
- Ahora dime ¿Por qué tienes tanto miedo?- me pone una de sus manos sobre mi hombro derecho.
- Porque por culpa del trabajo de mi padre- dije con nudo en la garganta a punto de ponerme a llorar- me tuve que alejar de mi único y mejor amigo.
- Lo siento y te entiendo pero no debes cerrarte a nuevas amistades, si lo haces te vas a quedar muy solo y nadie quera ser tu amigo
- …
- ¿Aceptarías ser nuestro amigo?- me pregunta al mismo tiempo que levanta mi rostro para verme a los ojos.
- Lo…pensare- le digo antes de romper en llanto.
El chico no me dice nada mas, solo me abraza con gentileza a la vez que me consuela. Hasta que consigo calmarme y los dos salimos de la azotea para ir al salón a buscar nuestras cosas para irnos a nuestras casas.
(Nota: El que encaro a Yami fue Seto)
Al otro día, entre en la sala con nerviosismo y me acerque a ellos, quienes me miraban sorprendido, tome aire, valor y les pregunte.
- ¿Puedo sentarme con ustedes?-les pregunto un poco avergonzado.
- Claro que si- me responden los cuatro al mismo tiempo mientras me sonríen.
No dije nada más, solo me senté y ellos comenzaron a presentarse: El que se encuentra a mi derecha se llama Joey Wheller, tiene el cabello rubio, los ojos de color miel y tez blanca. El que está a mí izquierda se llama Seto Kaiba, tiene el cabello castaño, ojos azules y tez blanca. El que se encuentra enfrente de mí se llama Bakura, tiene el cabello de color albino, ojos rojos y tez morena y el último se llama Marik Ishitar, tiene el cabello rubio en forma de picos, ojos rojos y tez morena.
Ellos son el cuarteto quien me había estado observando desde el primer día.
Desde ese día comenzamos una muy bella amistad, pero ellos solo serán mis amigos ya que nadie le puede quitar el puesto de mejor amigo a Yugi.
********* FIN DE FLASH BACK**********
Tan solo recodar ese día, me siento avergonzado por haber actuando tan inmaduramente pero bueno era solo un niño, es normal que uno a esa edad cometa errores.
Bueno les contaría algo más pero se me cierran los ojos del cansancio.
CONTINUARA