Jaque mate
Por el momento las cosas en la mansión estaban tranquilas. Masamune se mantuvo ese laxo corto de tiempo desde que se fueron Misaki y su primo cuidando a Yokozawa, quien estaba algo mejor de ayer. Después fue al estudio de su primo. A su vez Ritsu estuvo en su cuarto leyendo un libro que se encontró en la biblioteca. Poco le importaba el azabache…
Fue hasta este punto que todo se desquebrajó con un grito.
-¡Hola, Hitomi la más linda ha llegado para quedarse!!!! – Una chica de estatura mediana, cabello morado, ojos grandes de color plateado y otro verde agua; entraba por la puerta con unas dos enormes maletas que cargaba su chofer atrás de ella.
Masamune casi se cae de la silla del escritorio en donde acomodaba algunos papeles al escuchar esa voz. Pronto un escalofrío le recorrió la espina dorsal y con algo de irritación bajó hasta el living.
-Hi-Hitomi….-
-Yahi!!!!! Masa-chan tanto tiempo!!!! –Se le lanzó encima abrazándolo.- ¡Cuánto has crecido! ¿Desde cuándo dejaste de ser el tierno niño con el que me divertía cuando era pequeña?- Le hacía preguntas a medida que lo asfixiaba.
-¡Ya Hitomi...suéltame!- Se separó y tomó aire.- Además tú eres la única que se divertía haciéndome víctima de todos tus juegos.-
-Es que eras tan lindo que me hacían dar ganas de molestarte jajaja.-
-¿Tanto como para dejarme encerrado en el closet?-
-¿Todavía le tienes miedo a estar encerrado?- Masamune solo le dio una mirada de reproche que lo afirmaba.- ¿Enserio? Ah pues, lo siento….pff.- Se le escapó una risita.
-¡No te rías!-
Tanto ruido hacían que no notaron que Ritsu bajó de su cuarto para saber quién había llegado; y que ahora los veía con cierta curiosidad.
-Hey ¿Quién es él?- Le susurró al oído la peli-morada al ver al castaño.
-¿Él? Nadie con importancia…- Le sonrió burlonamente.
Ritsu comprendió, claro, Ese sujeto era muy bueno sacando de sus casillas a los demás, en especial a él mismo.
-Mi nombre es Ritsu Onodera.- Se presentó.-
La chica lo vio atentamente…Ese chico era muy lindo.
-Es un placer conocerte Ritsu-Kun ¿Te puedo llamar así no? Después de todo te casarás con Aki-chan pronto.- Le dijo.- Soy Hitomi Tsukishiro-
-Bu-Bueno…Igualmente Hitomi-san.-
-Kyaaa, el prometido de Aki-chan es tan tierno!!! –
-Gra-Gracias…-
-Bien pues Hitomi, Acompáñame a tu habitación.- Interrumpió Masamune con algo de molestia, comenzando a subir las escaleras.
-Ah Okay, enseguida voy.- dirigió su vista hacia Ritsu.- Espero conversar contigo después.- Le dio una sonrisa y fue detrás de él seguida de su chofer que con dificultad cargaba las maletas.
-No deberías estar tan tranquila. ¿Por qué estás aquí?- Le preguntó Masamune.
-Porque no me quiero casar.- Dijo de lo más natural.
-La verdadera razón.- Al decir esto, el rostro de la muchacha se oscureció y tomó algunos minutos para poder responder…- Siempre fuiste muy perspicaz.-
-Me lo dicen a menudo.-
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-Bienvenido Akihiko-sama.- Varios empleados se reverenciaron a penas y vieron a Akihiko salir del auto.
La Mansión era incluso más grande de la que estaba acostumbrado a ver; y Misaki se sentía muy cohibido por ese hecho ¡¿Qué demonios hacía allí?! Por más que lo pensaba, era demasiado obvia la respuesta.
Un hombre algo mucho mayor que ellos los recibió en la entrada principal.
-Es bueno verlo, Akihiko-sama.-
-También a ti Tanaka-san.-
-¿Es su acompañante?- Dijo viendo al castaño que se ocultaba detrás de su amo.
-Se llama Misaki y está aquí para atenderme personalmente; es por esto que no tienes que molestarte en mandarme a alguien del servicio.- Le informó.
-Como ordene.- Aceptó.- Por aquí por favor.-
Tanaka los guio por un pasillo interminable, hasta llegar a un cuarto en especial. Misaki solo miraba como un cachorro asustado todo lo que había a su alrededor. Grandes paredes, olor a lavanda, pinturas famosas y autorretratos de personas, que suponía, eran y fueron parte de la familia Usami.
-Akihiko-sama su padre lo está esperando.- Le dijo.
-Está bien, gracias Tanaka-san.- Le agradeció, para después dirigir su mirada seria a Misaki. Este le recorrió un frío por su espalda.- Misaki ve con Tanaka-san, él te llevará a tu habitación.- Le ordenó.
-Co-Como diga amo.-
-Bien pues…- Tomó un respiro hondo y giró la perilla para desaparecer adentro con la puerta cerrándose.
“Usagi-san…se veía algo preocupado” –Pensó.- “ ¡¿Y qué diablos me interesa?! ¡Por mí que se valla al mismo infierno!” –Se decía mentalmente ruborizado.
-Misaki-san venga por acá.- La voz del mayordomo lo sacó de sus pensamientos. El castaño solo asintió y lo siguió a través de grandes pasillos hasta llegar a un cuarto.- Esta es su habitación.- Le dijo.
El interior era realmente lindo, era mucho más de lo que había tenido en toda su vida. Las paredes estaban cubiertas por un papel tapiz de color melocotón, tenía una ventana gigantesca en el centro con un balcón que daba justo al jardín, cuyas cortinas blancas contrastaban con el ambiente del lugar; además había un candelabro en el techo, una cama matrimonial gigante con edredones carmín y una alfombra con varios detalles tejidos en el suelo.
-Wo-Wooo ¿Enserio este es mi cuarto?- Preguntó incrédulo.
-Por supuesto.-
-¿No cree que es demasiado para mí?-
-Por supuesto que no, Akihiko-sama expresó que quiere que lo traten como un invitado más.- Le comunicó.
A Misaki le sorprendió ese detalle por parte del mayor ¿Por qué de pronto era tan amable? ¿Por qué no era así siempre?
-G-Gracias.-
Enseguida el mayordomo se marchó dejándolo solo; y Misaki aprovechó la oportunidad para tirarse en la cama y disfrutar de la suavidad de las sabanas, pero al hacerlo se percató de que una caja se había caído al piso.
<<Para Misaki>> Leyó la nota. << Ponte esto >>
Abrió rápidamente encontrándose con ropas al parecer muy caras. Era un jean negro ajustado con una camisa blanca, junto con un buzo negro de tela y unos tenis plomos. (http://modahombre.info/wp-content/uploads/moda-juvenil-hm-3.jpg Es la primera)
Lo raro es que no tenía remitente. Era extraño, Usagi-san siempre ponía su nombre ¿Qué tramaba?
No lo pensó más, y comenzó a vestirse. La ropa le quedaba realmente bien, justo de su talla. Dio unos pasos hacia un espejo gigante en una esquina.
-Humm N-No está tan mal.- Opinó posando de manera tímida.
“¿Y ahora qué hago?”- Se preguntó.- “No creo que nadie se enoje si es que salgo por allí ¿no? Después de todo soy un invitado”.- Así con mucho cuidado salió de su habitación para ir a “pasear” por la mansión. Primero pensó en ir al jardín que estaba afuera, ya que desde pequeño le gustaban las plantas y todo lo relacionado con la naturaleza. De esa manera salió.
-¡Ah Qué bien se siente!- Comentó alegre por sentirse por unos instantes, libre.
Hace mucho que no se sentí así, sin ataduras, sin necesidad de obedecer por un contrato firmado, obligado a hacer varias cosas que no quería…O al menos eso creía.
Caminó un rato entre los arbustos, olió algunas flores, e incluso se sentó cerca de una fuente de agua de mármol.
-¿Qué estoy haciendo?- Se preguntó. Y es que a medida que meditaba se hacía varias preguntas y con ellas las dudas. Desde que este chico, Ritsu llegó, todo se descompuso a su alrededor. Usami Akihiko, por primera vez estaba siendo amable con alguien más; lastimosamente no con él. Ellos se casarían pronto. ¿Seguirían con ese juego de placer hasta después del matrimonio? ¿Lo iba a desechar?- Quisiera encontrar la respuesta.- Se dijo.
-Hey .- Escuchó la voz de alguien por detrás suyo.
Al girar, un viento helado lo envolvió. Esos ojos, los mismo ojos que aquella noche estaban mirándolo fijamente, pero esta vez con…¿Ternura? Su cabello era color marrón oscuro, y llevaba un traje algo informal pero no tanto.
-T-Tú.- Mencionó temeroso.
El otro solo lo miró y le dio una sonrisa cálida.
-Veo que la ropa te queda bien. Entonces no me equivoqué en la talla.- Su voz era gruesa pero tan reconfortante; sin embargo eso no fue lo que le llamó la atención a Misaki.
-¿he? Disculpe ¿Usted fue el que….?-
-¿Hum? Ah Lo siento, Mi nombre es Ijuuin Kyo, es un placer Misaki.- Se presentó.
-¡¿Có-Cómo es que usted sabe mi nombre?!- Estaba algo alterado, pues creyó que des un inició era Usagi-san quién le había regalado dicha ropa.
Kyo sonrió.- ¿Cómo lo sé?- Estaba jugando un poco.- Pues ¿Eso es importante? –
-¡Por supuesto que sí! –
-Creo que lo que importa es que te conozco y punto.- Se le acercó lentamente para darle una caricia en su rostro haciendo que el oji-esmeralda se ruborizara.- Tienes unos ojos hermosos.-
Su corazón estaba algo alterado; le latía sin control, y no respondía a ninguna de las órdenes que le daba su cerebro. Se erizó con solo su roce, era una sensación algo…algo excitante. Se alejó sin apartar la vista.
-L-Lo siento…y gracias por la ropa, pero no la necesito.- Era cierto, aparte si Usagi-san lo descubría de seguro no le esperaría nada bonito.
-Vamos, acéptalo, te queda muy bien.- Le insistió tomándolo del brazo.
-N-No c-creo que sea prudente.- Hasta este punto estaba muy nervioso que se quedó paralizado.
-Yo creo que sí lo es.- Estaba tan cerca de su rostro que casi podía besar aquellos labios. Para Ijuuin, era una muy buena oportunidad para robarle un segundo beso, sin embargo no quería asustarlo. Esa noche, lo hechizó tanto que no pudo evitar quedarse prendido por él. Fue amor a primera vista.
Aunque no podía olvidar tampoco su objetivo…
-¡Ijuuin! ¿Qué estás haciendo?- La voz de un hombre se hizo presente, haciendo que se separaran.
-Haruhiko.- Mencionó. A su vez Misaki entró en una paranoia al notar cierto parecido con su amo.
-¿Quién es él?- Preguntó refiriéndose al castaño.
-Parece que es el favorito de Akihiko.- Le contestó. Un momento ¿Cómo lo conocían? ¿Su favorito? ¿A qué se referían con eso?-
-Con que su favorito.- El hombre con cabellos castaños y lentes, el cual tenía un aura de seriedad muy notable, lo analizó para finalmente sonreír.- Ya veo, es un placer, soy Usami Haruhiko.- Le dio su tarjeta.
-Ah, yo, yo soy Misaki, Misaki Takahashi.- Extendió la mano para aceptarla.
-Misaki…- Pronunció.
-Hey ¿Qué hay con ese tono Haruhiko? – Le reprochó el de cabello marrón.
-No, por nada.- Dijo.- Ven conmigo, padre quiere discutir cierto detalle con nosotros.-
-Está bien.- Respondió algo desanimado.- Bien pues, Misaki, espero y nos veamos de nuevo.- Le guiñó un ojo.
-Lo mismo digo Misaki.- Recibió una pequeña sonrisa por parte del otro.
-C-Claro.- Misaki estaba mareado ¿Qué había ocurrido hace unos instantes? Si su experiencia le había enseñado algo, era de que claramente ellos estaban coqueteando con él…¡No! ¿Qué va?! Es imposible. Ellos eran demasiado brillantes como para fijarse en personas de su estatus. Entonces recordó a Akihiko.
“Él es un ejemplo, ya que se va a casar con Ritsu” –Se tocó el pecho.- “Si lo comprendo ¿Por qué me duele tanto”-
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-Entendiste lo que harás ahora ¿No Akihiko?- Su padre estaba con la mirada fija en esos ojos violetas. Era una orden indiscutible, definitivamente.
Akihiko apretó los puños. Como lo odiaba; y lo peor de todo es que ni siquiera podía hacer nada, pues las consecuencias de hacerlo, podrían repercutir de mala manera. Nunca siguió las órdenes de su padre, no hasta ahora ¿Por qué lo hacía entonces en este momento? Pues porque si se negaba, Misaki sería el que lo lamentaría…
Aún de esta manera, le parecía absurdo sacrificarse por un simple sirviente ¿Cómo es que lo aceptaba? ¿Por qué hacía tanto por protegerlo? Era incomprensible, totalmente irracional. Pero sentía que si no lo hacía, se iba a arrepentir.
-Lo haré.- Dijo a regaña dientes.-
-Puedes retirarte.-
No dijo nada y se mordió el labio por la frustración, saliendo para encontrarse con dos personas desagradables.
-Vaya Akihiko, cuánto tiempo sin verte.- Le dijo Ijuuin sabiendo que su sola presencia lo irritaba.
-Hubiera querido que siguiera de esa forma.- Terminó gélidamente para irse sin decir otra palabra.
-Sigue igual de insoportable.- Comentó Haruhiko.
-Concuerdo.- Finalizó el oji-ceniza.-Entremos.- El otro asintió y entraron al mismo lugar en el que estaba hace un momento el peliplata.
Akihiko a su vez estaba encerrado en sus pensamientos ¿Estaría haciendo lo correcto? Pues por donde sea que lo viera era todo lo contrario a lo que quería. No deseaba casarse, menos con una persona que no amaba; bueno…nunca había estado enamorada, mucho menos ahora. Ritsu era lindo y todo, tal vez sería aquella persona destinada a él.
-Muy Improbable.-
“Los seres humanos nacemos solos, y solos nos iremos. No vale de nada enamorarse, si al final terminaremos separados”
-Me casaré en una semana…- Se dijo. Esa era la condición de su padre para que no se entrometiera en sus asuntos. Y sobre todo, si quería evitar el plan que desarrollaría después, por el momento seguiría su juego.
Solo para después…Hacer un Jaque mate.
“Necesito relajarme” – Pensó para solo pensar en una persona y sonreír- “Creo que es momento para que le dé pequeño regalo a mi querida mascota”- Soltó una pequeña carcajada lasciva. Esa noche sería muy especial…