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Juego de Placer por Jemi-chan

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Notas del capitulo:

Holas cositas beshas y con mente sexy! XD Mi mamá me castigó por acostarme a las 5 am y me dejó sin internet por varios días :'3 recién ahora se le conmovió el kokoro y me dejó ser feliz uwu.

A mi no me engañan esperaban este capitulo. El título lo dice todo ewe XD

 

Acá la canción que baila Misaki: https://www.youtube.com/watch?v=XNC3dWyAZ4M

Traje de Misaki: 

http://i00.i.aliimg.com/wsphoto/v0/2033140726/Womens-high-quality-font-b-babydolls-b-font-sexy-lingerie-erotic-sleepwear-costumes-font-b-Swimwears.jpg

Es el que más me agradó a decir verdad, otros tipos de traje serán para después ewe cada vez más tentadores.

Sin más Disfruten!

 

Noche desenfrenada, oso gruñón y doctor cazador. 

 

 

Era media noche cuando salió de su habitación. Estaba muy nervioso y le temblaban las piernas con cada paso que daba por el pasillo; ni siquiera le importaba lo oscuro y silencioso que estaba. Y eso que era algo miedoso. Solo le interesaba el hecho de llegar lo más pronto posible a la habitación correspondiente.

 

No podía evitarlo, necesitaba sentir el cuerpo del otro con el suyo. Aunque esto era un  deseo egoísta de su parte. Después de todo, el peliplateado estaba comprometido con Ritsu, y para colmo, el castaño le había agradado mucho, así que no era de extrañar que se sintiera culpable por desear tanto al mayor. Misaki también pensaba mucho en lo que debe estar pasando por la cabeza de Akihiko cómo para ser tan degenerado y no tomar en cuenta los sentimientos de su “novio”.

 

“Debe estar jugando conmigo…solo eso, no es cómo si yo le importara” Pensaba constantemente.

 

Paró en seco al llegar a la gran habitación. Se fijó que nadie lo hubiera visto, por las dudas.  Tomó una gran bocanada de aire y se dijo mentalmente de que todo estaría bien, que no sería nada diferente de lo que ya había hecho hasta ahora. Y tocó suavemente.

 

-Pasa. – Se escuchó.

 

Al entrar, la habitación estaba totalmente oscura.  Solo se veía una tenue luz de algunas velas al fondo de la habitación cerca de la ventana, en donde estaba sentado con una copa de vino en la mano. Sus ojos violetas lo miraban atentamente insinuando que se acerque. Él  obedeció.

 

-A-Amo. – Mencionó sacándole una fruncida de ceño.  Ya suponía que tenía que cambiar cómo llamarlo. – Usagi-san. – Misaki juró ver una media sonrisa en sus labios. – Esto… -

 

Akihiko dejó de lado la copa encima de la mesita de al lado, y luego tomó el brazo del menor jalándolo y haciendo que cayera sobre sus piernas, mostrándole la espalda. Misaki comenzó a estremecerse cuando sintió su aliento en su oído y sus manos tocarle la cadera. Ya el traje de maid era algo innecesario en ese momento. 

 

-Nhg…- Dio un pequeño gemido al percibir los labios del ojivioleta en su cuello.

 

-Hueles a shampoo. –  Comentó en un susurro aumentado la temperatura corporal del castaño. ¿Por qué con cada frase del mayor su cuerpo respondía?

 

-E-Es que m-me acabo de dar un baño. –

 

No respondió y siguió abrazándolo, recorriendo sus manos cuidadosamente por el pequeño cuerpo quieto que temblaba con cada roce.

 

La mente de Misaki estaba confusa, no entendía muy bien por qué este cambio tan radical pero sutil y delicado se dio de repente. Suponía qué algo bueno le había de haber pasado…o tal vez algo malo. Lo qué sea que haya sido, era una muy buena oportunidad para dejarse llevar simplemente por ellos mismos, sin necesidad de nada más.

 

Sus caricias, su aliento,  su voz gruesa y melodiosa, su cuerpo, su calidez y frialdad.

 

“Dentro de poco ya no me pertenecerán a mí” Se dijo despertando de un sueño imposible. Desde el inició nunca fueron suyas.  ¿Tocaría de esa forma a su esposo? Además nunca lo trataría mal, hasta ahora no le había mostrado que fuera así el caso. Al contrario, Akihiko trataba de una forma gentil a Ritsu. Nada comparado con como lo trataba a él. 

 

Aunque en este momento estaba siendo amable. Tal vez sea porque puede ser la última vez.  Tantas preguntas se amontonaban en su mente qué dejó de intentar responderlas.

 

-U-Usagi-san…-Su voz estaba algo entrecortada por el aumento de calor. – Ah…yo, le quería preguntar algo. –

 

Akihiko se extrañó un poco.

 

-¿Preguntar? – Sus manos habían estado moviéndose frenéticamente intentando sacarle la ropa que traía para dejar a la vista la hermosa espalda del pequeño. - ¿Qué? -

 

Misaki se sobresaltó ante el contacto del aire frío con su piel.

 

-¿Sucedió algo? -  Finalmente preguntó. Akihiko se detuvo y lo miró atentamente. Este chico podía ser muy perspicaz. 

 

-¿Por qué preguntas? –

 

-Ah, no bueno…yo, solo me extrañaba un poco, e-es que usted nunca había sido tan gentil conmigo. – Soltó con un rubor en sus mejillas.

 

-¿Estás diciendo que no te gusta cómo te estoy tratando? – Por alguna razón eso le molestó al peliplata. ¿Eso quería decir que no podía tratarlo bien porque si no ya tenía un problema? ¿Tan mal lo trataba? ¿Tan malo lo creía?

 

-N-No es l-lo que quería decir. –

 

-Pues bien si así lo quieres. – Le  tomó los brazos y los colocó por delante de su cuerpo sacándole un pequeño grito de dolor. Luego le obligó a arrodillarse en el suelo. – Seré cruel. – Terminó sacándose su corbata para amarrarle las muñecas.    

 

-L-Lo siento. – Se disculpaba. Aunque muy dentro de él se moría de ganas de que siguiera.

 

El mayor dio unos pasos hacia una cómoda y abrió un cajón sacado un bulto de tela que se lo tiró en la cara.

 

-Póntelo. -  Ordenó.

 

-P-Pero…-Hizo énfasis en sus manos atadas diciéndole con la mirada qué le era casi imposible. Sin embargo no recibió respuesta.

 

Destapó el bulto con los dedos de su pie mostrando el traje negro. Era descotado de atrás y la parte de arriba, además contenía algunas lentejuelas en la parte de la entrepierna. Parecía más bien un traje de baño muy erótico.  Volteó la mirada a un lado, Akihiko le había lanzada las botas a conjunto.

 

Esto era nuevo…

 

Se levantó y comenzó a moverse tratando de que el traje se le cayera al piso. Cuando finalmente lo hizo dejó escapar un sonido de vergüenza  al encontrarse solo con las mayas y la ropa interior de encaje.

 

Akihiko seguía mirando como si fuera un espectáculo.

 

Volvió a arrodillarse alzando su trasero y agachando su cabeza, para tomar entre sus dientes el traje y llevarlo con dificultad hasta sus pies en donde, con ayuda de sus manos, lo subió hasta su pecho, terminado de acomodárselo con sus dientes y con algunos otro movimientos de cuerpo. Terminó con las botas.

 

-Bien hecho. – Sonrió burlonamente caminando hasta él para desatarlo y después ir hasta un equipo de sonido en una esquina. – Ahora baila. –

 

-N-Nos escucharán. – Temió 

 

-No lo harán, mi habitación es anti ruido. – Dio una mirada punzante haciendo que comenzara a despertar algo entre las piernas de Misaki.

 

La Música no estaba tan alta. Solo lo suficiente para que acompañara los movimientos tímidos pero provocadores del castaño. Misaki inició desde el piso, le avergonzaba y encantaba a la vez. Se levantó moviendo un poco sus caderas cuando el ritmo iba aumentando luego se agachó  quedando en cuatro yendo a gatas hacia la entrepierna del otro que estaba en una silla observándolo. Entonces vio qué una erección estaba naciendo. Le deseaba, y eso le excitaba de sobremanera.

 

Jugó un poco más.

 

Volvió a levantarse mostrando su trasero, que meneaba incitándolo. Luego caminó sensualmente hacia él nuevamente tocándole el abdomen con sus dedos. Le desabrochó la camisa dejándolo expuesto. Y lo siguió recorriendo. Hizo un camino  vertical con su dedo índice hasta el final de la columna.

 

-Ah. – Escuchó. Lo estaba disfrutando. Qué con solo sus toques haya tenido esa reacción le gustaba mucho. Quería más, oír más de esos gemidos ahogados y gruesos.

 

-Usagi-san. – Le susurró.

 

Dio pasos cortos hasta sentarse en su regazo de frente a él, dándole besos por el rostro. Era sorprendente, hasta ahora, en ninguna ocasión Usagi-san se había dejado tocar de esa manera. Y esto no lo iba a desaprovechar Misaki. Por primera vez tenía el control de la situación.

 

El coro sonó otra vez, un sonido tan pegajoso y electrizante  que fue imposible controlar el movimiento de caderas del menor sobre el ya despierto miembro del mayor. Era como si estuvieran teniendo sexo allí mismo, solo que con ropa. Ropa que estaba algo mojada por la parte de abajo.

 

Los brazos del mayor lo rodearon, pero este los volvió a colocar donde estaban y se levantó dando vueltas juguetonamente, como si fuera un niño alegre al haber conseguido lo que quería.

 

Ya esto era una provocación amenazante. Lo estaba retando a un duelo de autocontrol.  ¿Cuánto más podría soportar el amo? Pues no quería perder.

 

La música seguía. Y Misaki igual. En la estrofa demostraba su elasticidad acariciando su propia pierna y lamiendo sus labios como si fueran dulces. Se sentó en una silla frente a él, abriéndose  tímidamente para mostrar algo de la erección latente que llevaba.

 

-Usagi-san. – Gimió llevándose unos dedos a la boca.

 

Eso fue todo. El autocontrol de Akihiko se fue a la mierda. Derribó la silla y la tiró al suelo con mucha fuerza haciendo que se rompiera una pata. ¿Pero qué importaba? 

 

Prácticamente se lanzó sobre el cuerpo del más pequeño y lo llevó a la cama. Era una sensación tan suave y ruda a la vez.  Le apretó las muñecas dejándole marcas rojas, mirando de arriba abajo, ese traje le comenzaba a estorbar al igual que su propia ropa. Akihiko no era muy paciente que digamos, y ante tal show, era imposible controlarse en ese momento.

 

-¡Ahh! ¡Usagi-san! – El rompimiento de la prenda fue tan de repente que le dejó sorprendido. Pero en los ojos del peliplata se notaba la lujuria. 

 

Los retazos fueron lanzados a una parte desconocida. 

 

-Esto también molesta. – Se refirió a las mayas, que también terminaron rasgadas. – Solo por bailar y ya estás así. ¿Tanto te excita? - 

 

-MMgg Y-Yo…N-No es así, yo solo. – Excusó.

 

Sintió un escalofríos y una corriente de electricidad al tener la lengua de Akihiko saciando su miembro.  El pre-semen  no paraba, como los gritos de Misaki. Las manos tomaron vida y cogieron la cabeza de Akihiko revolviendo sus cabellos. 

 

Estaba a punto de llegar.

 

-Y-Yo ya no…M-Me vengo. – Advirtió.

 

-Adelante. – Se lamió el labio inferior al recibir la semilla del ojiesmeralda. ¿Por qué algo así le sabía tan delicioso? Lo había hecho con muchos chicos y chicas, y nadie hasta ahora, lo había satisfecho tanto como él. ¿Por qué? ¿Por qué es que le era tan sabroso  su cuerpo, todo de él? ¿Des cuándo el sexo era tan placentero?

 

Respiraba agitadamente. Akihiko también estaba en su límite. 

 

-Voltéate. – Le dijó ayudándole a alzar su cadera hasta él dejándole ver su entrada. Aquellos glúteos eran tan lindos. – Misaki ¿Te he dicho alguna vez que tienes un trasero adorable? –

 

No fue solo la frase, sino también el tono con el que lo dijo lo que ruborizó tanto al mayor como a Misaki.

 

“¿Pero qué tontería dije?” Se recriminaba mentalmente.

 

-Voy a entrar. – Cambió de tema posándose entre sus piernas para poder introducir su excitación.

 

-¡Ah Ah! – Dijo al sentir la intromisión.

 

Las embestidas no se hicieron esperar, tan pronto estuvo completamente dentro,  inició con las estocadas, violentas, tocando “ese” punto exacto que hacía temblar de placer al castaño. Solo él lo conocía.

 

Vio que sus orejas estaban rojas.  Lo giró para que le diera la cara. Era una maravilla para sus ojos, Misaki completamente rojo, con algunas lágrimas en sus pupilas, cubierto de sudor, gimiendo, y diciendo su nombre.

 

-El único que puede ponerte así soy yo. – Le dijo al oído.  Eso hizo que el pequeño se viniera, apretando sus paredes interna llegando ambos  al clímax.

 

-U-Usagi-san…- Suspiró acariciando el rostro agotado del otro. – Más…- Suplicó abriéndole los ojos al contrario.

 

-Eres insaciable. – Pero eso le divertía.

 

Así comenzaron otra ronda. Esa noche era una muy desenfrenada.

 

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(Unas horas antes en la mansión de Akihiko)

 

Yokozawa miraba a cada lado de su habitación con tal de no hacer contacto visual con esos orbes color café claro que le daban una sensación un tanto intimidante y lo ponían extrañamente nervioso, lo cual era raro en él. Muy pocas personas ocasionaban eso.

 

Dio un vistazo a la acompañante, estaba parada en una esquina de la habitación y no parecía interesada más que en ver su tablero en donde tenía papeles que el pelinegro desconocía. Por otra parte,  el  doctor solo se limitaba a mirarlo atentamente sentado en una silla frente a él.

 

“¡¿Tengo monos en la cara o qué?!”  Pensó avergonzado  queriendo encontrar las palabras adecuadas para interrumpir este silencio  tan tenso.

 

-Ah…Esto…¿Cuánto tiempo más estaremos así? – Preguntó ya arto.

 

Kirishima le dio una media sonrisa.

 

-El tiempo necesario para memorizar tu cara…- El rostro del pelinegro se tiño de rojo ante tal comentario. – Digo, así puedo diagnosticar mejor lo que le sucede a mi querido paciente. –

 

-¿L-Lo haces con todos tus pacientes?  -

 

-Claro… - No pareció convincente.

 

“Mentiroso, si  hasta te lo estás comiendo con la mirada”  Comentó mentalmente Nami percibiendo el repentino  interés del doctor. No por algo lo conocía por 3 años. 

 

-Sensei  - Lo llamó para que comenzara a trabajar de una vez por todas.

 

-Sí, Lo siento Nami, me distraje un poco. Bien y … - Miró nuevamente a Yokozawa. - ¿Qué es lo que sientes? –

 

Dudó un poco en contestar, pero luego de pensarlo encontró que la respuesta más simple para que este hombre se fuera rápido, era terminar con el chequeó rápido. Sí, mientras más rápido mejor.

 

-Tengo fiebre y dolor de cabeza. No es nada más que un simple resfriado. – Aseguró evitando la cara de tonto que tenía el doctor.

 

-Oh ya veo. – Comentó. – Nami. –

 

-Sí, enseguida. – La pelinegra caminó hasta el maletín del  castaño para sacar un estetoscopio y entregárselo.

 

-Bien pues…Quítate la camisa. – Dijo con una sonrisa pícara sacándole una vena en la cara del  pelinegro que lo miraba con un tic en el ojo.

 

-Ni lo sueñe. – Se rehusó.

 

-Humm, entonces no me queda de otra. – Se acercó más a él tomándole de la camisa desabotonándola poco a poco, viendo la cara perpleja del otro que estuvo a punto de darle un buen golpe.

 

-¡Hey! ¡¿Qué demonios haces?! – Se quejó sonrosado  al sentir las manos del castaño.

 

-Si no es por las buenas, es por las malas. – Dijo con fingida inocencia.

 

-¡Ahh! ¡Está bien está bien! Lo haré. – Enseguida apartó las manos del otro y se sacó la camisa a la maldita sea arrojándola al piso; mostrándole la espalda. 

 

-Buen chico. – Susurró colocando el equipo de metal. Estaba helado.

 

No sabía si era por la fiebre o por otra cosa, pero la cuestión era que estaba muy perturbado, incomodo, y algo ansioso por su toque. Sus palpitaciones estaban elevadas. “Cállate…calma o te va a oír” Se decía intentando tranquilizarse aunque era inútil ya que el otro sonreía complacido al escucharlos.

 

-Acuéstate. – Dijo esta vez.

 

-¡¿Qué?! –

 

-¿Por las malas entonces? –

 

Quiso decir algo, pero de sobra sabía lo que diría en respuesta. Apretó sus labios y con mucha irritación hizo lo que dijo.

 

De pronto el timbre de un celular los interrumpió.

 

-Lo siento, contestaré afuera. – Comentó la ojiazul saliendo con la cara algo ruborizada y a toda prisa.

 

-Anna debe sentirse sola. – Soltó una risilla baja, aunque por su parte el otro no entendía nada de nada. – Bien ¿Seguimos? – Volvió su atención a la persona acostada.

 

Soltó un quejido.

 

“Esto es ridículo”

 

Las manos de Kirishima bajaron desde la clavícula hasta el ombligo. Eso lo tomó por sorpresa al ojiazul que tembló ante tal contacto. Sintió además un magnetismo y una inusual sensación.  Volvió a apretar los labios rezando para que terminara rápido.  Pero no fue tan simple. El medico siguió palpando la piel blanquinosa de Yokozawa, dando golpecitos leves en su vientre, divirtiéndose por la reacción tan adorable de él. 

 

-¿Te han dicho que pareces un oso? –  Preguntó.

 

Solo una persona lo había llamado así. Masamune. 

 

-Lo han hecho. – Contestó con rudeza exagerada ocultando su nerviosismo . - ¡¿Ya terminaste?!  - Casi gritó.  

 

-Pues eres un oso muy gruñón. – Vio que en la mirada del pelinegro se cuestionaba si lo decía cómo insulto o simple broma. – Lo digo cómo alago, me parece muy tierno. –

 

El rostro del oso gruñón se volvió una mueca avergonzada por esas palabras. Este hombre…Yokozawa no sabía cómo tratar a este hombre. Y eso le daba algo de inseguridad.  En toda su vida no hubo nadie que lo alterara de esa manera. Y eso le molestaba mucho.

 

Kirishima por su lado parecía gozar del momento. Si bien nunca ha estado interesado en hombres, siempre le atrajeron las personas orgullosas, y Yokozawa era una muy orgullosa. Definitivamente amaría domarlo. Esa forma de sonrojarse además le enternecía por lo linda que era.

 

¿Por qué no? 

 

Se inclinó tomándolo por sorpresa.  Él trató de zafarse pero al final terminó cediendo ante esos dulces labios. Al notarlo, el doctor aprovechó con meter su lengua y jugar un poco con la otra. Explorando su cavidad bucal lamiendo cada rincón de ella. Era algo tan embriagante que no le importaría emborracharse de eso todos los días.  Ese beso, era el más exquisito que jamás había tenido.

 

Lastimosamente se tuvo que separar  a regañadientes del ojiazul por la falta de oxígeno.

 

-Ahora sí, he terminado. – Se incorporó con una sonrisa triunfal y antes de salir de la habitación con sus cosas, se giró y lo miró, aún seguía impactado. Sin más, le guiñó el ojo derecho y salió tarareando una de sus músicas favoritas.

 

Yokozawa a su vez, luchaba internamente para procesar lo que acababa de pasar. Estaba teniendo su chequeo con un médico muy desagradable, luego de un momento a otro…¿Lo beso? ¡Su primer beso! Maldición, este tipo se las iba a pagar. Al salir del shock y recobrar el sentido, se sentó con violencia mirando la puerta con notable ira. Sus musculos se tensaron al recordar la sensación de sus labios, de su lengua…”¡Mierda!” cogió la almohada y la tiró hacía la puerta.

 

-¡Doctor pervertido! –  Gritó a todo pulmón sabiendo que no había ido tan lejos.

 

Ese primer chequeo médico que había tenido después de tanto tiempo, fue totalmente ridículo, incómodo y muy para su pesar,  de sobra sabía que no era la última vez que se verían. Lástima para el oso,  buena suerte para el cazador.

 

Notas finales:

¿les gustó? XD Misaki es tan oervertido que ni él mismo se llega a comprender,, y me gustó mucho ese lado de Akihiko, tal vez lo siga poniendo así más adelante. 

 

Yo creo que ya se está enamorando de Misaki o no? Lo del trasero no fue por nada ewe Esa frase me gustó aunque no recuerdo de donde la leí, pero fue de un finc Jongkey XD Lo gracioso es que cuando la estaba escribiendo mi mamá leyó algo mientras pasaba por detrás mío...y me dio un zape u.u 

Bueno dejando eso de lado. Ya el Lunes entro a clases TwT así que lo más probable es que cambie la forma tan desordenada que tengo de actualizar por una mejor. Aunque eso les estaré avisando en el siguiente cap.  

 Gracias por leer :3 y ya saben dejenme mi review de cada cap ^w^

Besos ^*^)/


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