Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AFFAIR por malchan

[Reviews - 1220]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Es una verdadera locura haber llegado al capítulo 100 de Affair, nunca jamás había escrito una historia tan larga y nada me hace más feliz que el hecho de que haya gente interesada en leerla.

Parece mentira, pero hace casi 3 años que la comencé y aún escribo "continuará" al final de cada capítulo. Pero aunque soy incapaz de acortarla más de lo que ya lo he hecho (sino iba sin duda a llegar a los 200 capis) les juro que no es un chorizo interminable y aunque no lo parezca tiene un principio y un fin, y últimamente he pensado mucho en el final.

Tenía pensando desde hace mucho hacer algo especial para cuando llegara a éste capítulo, pero han ocurrido cosas imprevistas en mi vida y el máximo lujo en éstos momentos, es justo actualizar. Cuando tenga mi existencia más en orden consideraré retomar ésta idea, aunque sea extemporáneamente, lamento que no haya sorpresa porque sé que algunos lo esperaban.

Y lo de siempre, millones de gracias por su apoyo, una simple frase de reviews me hacen el día! Si tú estás leyendo ésto y nunca me has dejado un comentario, por favor házlo! :D onegai

Y bueno, mucho rollo, ¿en qué nos quedamos? ....

 


Faltaban apenas un par de horas para que los importantes invitados secretos llegaran esa noche a una fiesta más del Gran O, pero dentro, para Mika, el show ya había comenzado.

Le había puesto en la mano a Rebeka la más peligrosa de las fustas de toda la colección del doctor y claro que lo había hecho en un momento clave en que a ella no le quedaba otra opción que aceptarla. Era gracioso ver a la dulce Beka sosteniendo un juguete tan peligroso, orillarla a eso. Pero aquello era una acción que entretenía al amo y también a él por supuesto. Quizá era por eso que hacían tan buen equipo.

M caminó entonces hacia la víctima, esa estúpida criatura que recién regresaba a su calabozo, le tomó del mentón y le miró.
Aunque ni el dolor ni el tiempo cambiaran su suave belleza, S lucía… diferente. Y era raro no poder atinar en qué.

Le dedicó una sonrisa, se trataba de un hombre asquerosamente sensual cuando quería así que aceptar un beso de él era algo que rara vez alguien rechazaba, le metió la lengua en la boca, chupándole jugosamente.

- Siempre es bueno tenerte de vuelta, S- bromeó, soltándole- un placer, podría decirse.
  Y estoy seguro que en el fondo de tu negro corazón opinas lo mismo.
Sus ojos violetas lo contemplaron en silencio, su expresión siempre fácil de leer fue extrañamente indecifrable en ésta ocasión.

No profundizó en eso, retirándose a la barra para tomar asiento en uno de los bancos del bar, poniéndose cómodo para ver lo que sería un entretenido espectáculo. Su pantalón de piel crujió al sentarse.

Él era quien le había enseñado a B como usar aquel instrumento, sería interesante verla desatando el sadismo que tanto decía tener, en contra de la persona que tan cuidadosamente había cuidado y curado en el pasado. Aquella era una fantástica ironía.

B apretaba con fuerza la fusta y tras dudar por un segundo, ¡realmente comenzó a golpearle!

Dio el primer azote. Buena técnica.
Dos azotes. El dolor debía ser intenso.
Tres azotes. Olaf prendió su puro.
Cuatro azotes. El cuerpo de S fue empujado con violencia contra la pared. No sería difícil que a B se le pasara la mano, quizá debería tener un poco de cuidado para no hacerle desmayar tan pronto.
Cinco azotes. La sangre comenzó a brotar.

Seis.
Siete. Ocho.
Nueve. Diez. Once.
Doce. Trece. ¡Catorce!
Pausa.
B jadeaba, sus pupilas se habían dilatado.

- Sigue, ¡no es en absoluto suficiente!- clamó O, quien en realidad… no parecía
  complacido.
¿Hasta dónde la haría llegar esta vez el inglés?

M cruzó miradas con él, tras la indolente apariencia de Lundgren, él estaba en realidad excitado, lo conocía lo suficiente en éste punto para entenderlo.

Pero S había cerrado los ojos, era extraño.
Los golpes debían ser un martirio, literalmente, pero en cambio la víctima parecía fuera de sí misma.
M frunció el entrecejo, intrigado.
Sí, había algo raro con S.

Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.

Quizá la víctima no estuviera reaccionando como era de esperarse, sin embargo la fuerza de aquellos golpes era real y no soportó más el permanecer de pie, con las manos se detuvo del muro y eso le valió un sonoro grito.

- ¿Qué mierda haces? ¡Suéltate imbécil!
  ¡Si no puedes sostenerte, déjate caer al suelo como la basura que eres!- ordenó
  autoritariamente el implacable director de aquella sesión.

S se puso a gatas en el suelo, su cabello color chocolate estaba cubierto de sangre al igual que su espalda. No gritaba, no gemía, sólo miraba al infinito, soportando.

- ¿Sigo?- preguntaba B, con duda acompañando su voz.

- Claro que sí- fue la respuesta por demás esperable- te dije que hasta que yo dijera basta,
  ¿ya dije que pararas?

Beka exhaló y volvió a tomar aire, buscando fuerzas para seguir.
“Vamos, nena, hazlo” pedía mentalmente el serbio, envenenado de morbo.

Dieciocho. Diecinueve. Veinte.
Más.
Más.
¡Más!

Mika apretaba los dientes, su respiración se había acelerado, aquello estaba encendiéndole.
S nunca gritaba, pero había un ritmo especial en sus jadeos rotos que le prendía, y justo estaba comenzando a hacer esos pequeños sonidos. ¡Magnífico!

Su verdugo continuó durante por lo menos otro minuto aquellos impactos hasta que S cayó por completo al suelo.
Había sangre por todos lados formando un enorme manchón de salpicaduras. Era la artística y perturbadora evidencia de aquella violencia. M tomaría una foto después.

- Está inconsciente- dijo ella, deteniéndose.

El Gran O fumaba su puro sin inmutarse.
- No he dicho basta. ¿Por qué te cuesta tanto entender una instrucción tan simple?

¡¿Qué caso tenía seguir?! Pensó ella, sorprendida.
Pero continuó, sintiendo el brazo dormido…

Después de 10 azotes más, Lundgren la detuvo por fin.
Jadeó, agotada.  Alterada.

- Ha sido un buen show- admitía el viejo- Aunque por supuesto tendrás que limpiar antes
  de que lleguen los invitados pero ese ya no es mi problema, sino el tuyo- dictó,
  chupando su puro con complacencia.
  Bien, siempre he sido una persona razonable y de palabra, así que B, hablemos. Tengo
  mucha curiosidad de saber lo que insistes tanto poder en decirme.

Aquella prueba para ser digna de ser escuchada por el amo, había resultado muy cara.
Rebeka vio el cuerpo de S, martirizado en sacrificio y envuelto en abrigo de puro dolor color carmín.

Acalló su conciencia una vez más. Y comenzó a hablar con el Gran O, ¿no se lo había ganado?
Tenía un objetivo que no había revelado, después de todo…

 


 - - - - - - -

 


Enzo había vuelto en sí, después de hacer causado una conmoción en aquella sala.
“Una reacción debido al estrés” dijo el neurólogo tras hacerle un par de preguntas, ver sus pupilas y no darle mucha importancia.

Pese a aún encontrarse aturdido, en cuanto pudo articular pidió ver a Köhler, como era de esperarse.
Normalmente hacían que los familiares aguardaran a que el paciente despertara pero Baladi insistió hasta que venció todas las negativas, saliéndose con la suya, como siempre.

Kyan no se sumó a la ecuación para no dar más problemas, de todos modos había ido a esa clínica privada en Berlín específicamente para permitir a su mejor amigo sobrellevar aquella muerte, cosa que de alguna manera estúpidamente afortunada no había ocurrido.
Quizá era cruel, pero no había contemplado otra posibilidad y ahora que la tragedia no se presentaba a la complicada vida de su persona favorita… de pronto sentía… que estorbaba.

Regresó a los sillones, en esta ocasión le pareció absurdo continuar sentado alejado de Viriato y la doncella de Daniel. Después de todo, estaban ahí por la misma persona.

No supo qué decir para romper el hielo y cuando el silencio se volvió en serio incómodo comprendió que tendría que hacer charla casual que tanto odiaba. No obstante el sonido de un teléfono interrumpió lo que no había empezado.

Viriato contestaba la llamada, al escuchar la voz al otro lado, habló en portugués.
- Sim, só agora, Sr. Lascurain. A cirurgia acabou, o sehnor Köhler está vivo. É um
  verdadeiro milagre!*.

Kyan sólo entendió los nombres y las palabras “cirugía” y ¿“milagro”?
¿Se necesitaba más?
El majordome hablaba con su jefe, con el “señor Lascurain”.
¡Su corazón había dado un brinco sin su permiso al escucharlo mencionar!

Daniel estaba del otro lado de la línea, de nuevo, a nada de él.
Aquella vez había deseado intensamente escuchar más su voz, por absurdo que sonara, pero el rencor se lo había impedido.

Ellos se habían dicho adiós, Daniel por fin lo dejaba en paz, ¡finalmente era libre de él!

Pero…
...quería hablar con él.

Después de saber la verdad sobre su vida necesitaba hablarle.
Desesperadamente. Absurdamente. Contradictoriamente.
¡Ridículamente!

- Viriato- lo llamó, obedeciendo su propio impulso- Comunícamelo, por favor.

El viejo portugués no pareció haberse esperado aquello.
- Desculpe… o sehnor Novak está aquí e quer falar com vocé.

Varios segundos transcurrieron.
La tensión aparecía en el rostro de ese viejo, sus ojos se posaron en los suyos mientras escuchaba su respuesta.
¿Qué ocurría?
¿Qué le decía?

Kyan sentía que su corazón bombeaba sangre tan intensamente que podía escucharse.
Era extraño… sentirse tan nervioso. Pero, ¿lo era en verdad? ¿No siempre moría de ansiedad al tratarse de aquel tipo?

- Sim… entendo. Vou dizer a ele.
  Bem, até logo, sehnor.

Viriato alejó su móvil de su oído, sus dedos iban a cortar la llamada.
¿Por qué?

Algo sobre lo que no tenía voluntad tomó control sobre su mano, que descaradamente le arrebató el teléfono.
- ¡Daniel!- exclamó, sin filtros, aquella emoción se volvía rápidamente enojo- ¿Ibas
  a colgarme?

Se escuchaba silencio, había podido tomar aquel aparato antes de que se cortara.
Pero… justo eso, escuchaba… silencio.
No una respuesta. No su voz profunda.

- Tengo que decirte algo, ¡algo importante!
  Así que escucha, yo… -pero antes de que pudiera realmente decir algo, el otro terminó
  la llamada. Así, sin más.

Su cerebro se negó a aceptar lo que era más que obvio.
No supo cómo reaccionar, ¡el shock se lo impidió!

Sabía sentido tanto pánico de hacer esa petición, que su cabeza se había volcado en pensar lo que le iba a decir, ¡no se había esperado que él simplemente le colgara sin decir una palabra! ¡Sin dejarle continuar!
¡Aquello lo dejaba totalmente desarmado!

No podía comprenderlo. ¡No podía!
Ese hombre… que siempre se había hecho un momento para él… esta vez era tan infinitamente insolente como para oírlo hablar y simplemente cortarlo de tajo.

Una explosión de furia le calentó la cabeza.
¡No iba a ignorarlo!

Sacó su propio teléfono y tecleó un número que jamás había marcado pero que había visto tantas veces en su pantalla que lo sabía de memoria.

Un timbrazo. Dos. ¡Tres! ¡Seis!
¡¡Qué jodido idiota!!
¡¡Estúpido guallen!!
¡¡ESTÚPIDO!!

Jadeó, sintiendo su cuerpo ardiendo en cólera.

¡¿Así que así iban a ser las cosas?!

- Señor Novak… -lo nombró de pronto aquella chica, mirándolo intensamente- si quiere
  dejarle saber algo, me aseguraré de decírselo cuando lo vea- decía, en un movimiento a
  todas luces osado e incluso inadecuado.
El majordome la miró asombrado, pero ella no se retractó.

Pero, ¿quién era el que estaba actuando como un loco en verdad?

Aquello hizo que Kyan mirara a la muchacha.
Él le había dado un susto de muerte la primera vez que se había visto, había tenido las manos llenas de sangre y volteado de cabeza el cuarto del que salía cuando se habían cruzado en el castillo. Seguramente había sido ella quien había tenido que recoger el espejo hecho añicos, los pedazos de la mesa de madera, los trozos del jarrón de hortensias, limpiado el agua en la costosa alfombra y su sangre de todas las prendas que había manchado al arrojar fuera del clóset.

Pero ella no parecía asustada de verlo de nuevo. Tampoco molesta.
Había fuerza en sus ojos negros, una clara e inesperada determinación.

- Gracias…- musitó, sin poderla nombrar.
- Aitana, me llamo Aitana- pareció entender.

- Aitana- completó. Y después, comprendió algo desesperanzador.
   Él… no va a contestarme nunca, ¿no es cierto? Por más que le llame.

Kyan era quien le había impuesto al moreno la condición de no volver a hablar con él.
El único asunto que actualmente los unía, dado que el proyecto Rá había sido tomado por Andrew Kelly, eran los planes que el dueño de LD había decidido emprender en la Casa Azul. Y el financiero había determinado que todo el asunto lo verían a través de terceros. Y hasta ahora así había sido, Lascurain había mantenido su palabra.

“No hay necesidad de que volvamos a hablar directamente” había declarado con calculada frialdad, cerrando por completo la posibilidad de que ellos volvieran a verse nunca más. Y sin embargo la forma tan definitiva con la que el moreno se deshacía de su llamada e ignoraba la siguiente no podía verla sino como un castigo.

Pero, ¿cuántas veces Kyan mismo había pasado sin contestar todos los intentos de Daniel de comunicarse con él? Llamadas, mensajes, ¡un jodido ramo de flores enviado a su oficina!

Al encontrar las evidencias de su supuesto matrimonio no había hecho otra cosa que ignorarlo, sin tocarse el corazón ni un segundo.
No, había ido más allá de eso… se había acostado con Bence buscando aliviar su cólera, ¡buscando revancha por algo que sólo había ocurrido en su cabeza!

Su mente se revolucionaba culpabilizándose más y más. ¿Qué tan difícil sería para un hombre como Daniel -tan apuesto, atento y adinerado como lo era- encontrar otro amante? ¿Alguien, una ella o un él que lo adorara, que disfrutara su intensidad y correspondiera entusiastamente a su romanticismo?

¡Ni siquiera se trataba de que Daniel buscara una venganza en la cama de otra persona, porque sabía que él no buscaba sólo sexo! Si alguien aparecía en su vida sería para algo verdadero. La siguiente persona que se involucrara con él… probablemente obtendría su corazón.

Sería justo, pensó enseguida, ¿no debería desearle lo mejor a quien había sufrido tanto?
Pero, ¡no pudo con aquel pensamiento!

¡NO!
¡No quería ser ignorado!
Y ese sentimiento era tan definitivo que supo completamente infantil.

Su despedida… había sido rotunda, lo había sentido así completamente en el momento en que le había escuchado decir: “Me iré de tu vida, es algo que yo también necesito”.
Si Daniel se negaba a escucharlo en ése momento… no sería nada diferente en el futuro.

“Quiero que sepas algo más. Tengo que decírtelo.
Te amo, Kyan. Te amo con toda mi alma”.

¿Entonces por qué me cuelgas? Reclamó su parte más egoísta.
Apretó sus manos hasta lograr sentir dolor.

- Dile que quiero verlo- pidió a la joven- verlo en persona. Que hay algo que yo también
  necesito decirle.

- Lo haré- prometió ella, totalmente seria.

Le agradeció, pero aquello no le hacía sentir mejor, en absoluto.

Daniel no quería escucharlo.
¡No quería saber nada de él!
Y aquello… aquello… dolía.

Todos sus miedos e inseguridades le explotaban en la cara, uno a uno, haciéndolo sentir insuficiente, inmerecedor… como un estúpido huérfano de 3 años.
Era víctima de la peor sensación que alguien como él podía llegar a sentir; rechazo.
Un contundente rechazo.

¿En verdad no le iba a dar oportunidad ni siquiera de disculparse?
¿De nada servía su arrepentimiento? ¡Con lo que le había costado bajar sus defensas!

Sí, estaba siendo totalmente injusto, indignándose por actitudes que no eran nada sino comunes en él mismo. Pero… ¿cómo explicarle eso a su corazón?

Schäiss!
SCHÄISS!






Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).