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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Como siempre gracias por leer.

Pues el capítulo anterior sentí que me había quedado corta, así que antes de dar carpetazo al arco del hospital, tenía algunas cosas que decir aún!

Espero les guste del capi.

Y no olviden alimentar a las musas con su review!

 

 

“Vete de aquí, Kyan”

Finalmente, tras meses de parálisis había podido decirlo.

Daniel había requerido un enorme esfuerzo para poder articular aquello, ¡y lo había conseguido!

Pero, ¿qué tipo de logro era ese?
Aquellas palabras que había logrado formar con su torpe boca se habían transformado en veneno rápido para el joven que decía amar.

Todos en aquel cuarto atestiguaron como el mensaje fue descomponiendo a Key, de pronto lo había expuesto de tal manera que éste lucía totalmente vulnerable ante su padre y Reiner. Aquella incredulidad no tardó nada en volverse dolor, un evidente dolor.

Se había excedido, completamente.

Alguna vez había visto esos ojos miel llenarse de algo parecido, aquella era su devastación. En aquella noche en el hotel Montek en que lo había perseguido por los pasillos como un demente para encerrarlo de nuevo en su cuarto. Lo había visto caer completamente destruido en el suelo, como si le sorprendiera el alcance del dolor que Daniel le era capaz de provocar, incrédulo ante su propio infierno. Esa noche las puertas del elevador habrían de cortar aquella horrible visión.
Después… él había huido. Y no lo culpaba.

¿Ahora pasaría lo mismo?

Fue un recuerdo espantoso. Como muchos entre ellos dos. Como éste repetido mil veces.

Más se concentró en lo horrible de aquella memoria para justificar lo que acababa de hacer, obligándose a convencerse de que no tenía alternativa salvo alejar a ese sujeto a como diera lugar.

Correrlo habría sido lo primero para lo que usaría el verbo, le arrancaría a Kyan toda su necia fuerza con la que lo veía forzarse a sí mismo en ese espacio. Sabía que el luxemburgués buscaba expiar sus culpas al no irse de ahí, ahora tendría que lidiar con ellas de otra manera.

Pero el que en otros tiempos no fuera más que un esquivo financiero, esta vez no llegaba con las manos vacías, tenía en ellas un inesperado arreglo de tulipanes cuya combinación de colores no era en absoluto un accidente. Aquel era un regalo muy muy inapropiado que hacía del momento algo mucho peor. ¡No había esperado flores suyas! ¡Jamás!

Su padre sorprendido no atinó más que a cargarlas cuando le fueran puestas en sus manos. Y después, simplemente lo vio marcharse.

La puerta se azotó, deteniendo el frenesí de aquella escena.

Esperaba que aquella humillación… hiciera que no se volviera más.
Nunca. Más.

Una espina de culpa lastimaba su corazón, haciéndole sentir en seguida arrepentido por hacer algo así. ¡Aquel era el hombre que amaba!
Y racionalizar las cosas no haría que aquello no doliera.

El silencio se hizo del lugar, volviendo el momento absolutamente incómodo para todos. Su rehabilitador volvió a acostarlo y tras revisar que su caída no le hubiera causado daño, dio por finalizada la sesión. Se marchó como si llevara prisa.

Sin embargo la tensión no pareció disminuir.
¿Estaba imaginándolo o Köhler le lanzaba una mirada reprobatoria?

Su padre, aún con las flores, pareció pasar a la acción.

- Bien. Es evidente que no quieres tener nada que ver con ese hombre- dijo su voz muy ronca.
  La verdad es que he sido lo más neutral posible respecto a su presencia porque estaba
  esperando que pudieras expresar claramente tu sentir, me parece que lo has hecho
  claramente. Felicidades por eso, Dan.

Él no solía hilar frases tan largas y estaba completamente seguro que sus felicitaciones no eran un sarcasmo. Pero también le oía hablar respecto a Kyan, algo que hasta ahora se había reservado el derecho de hacer.

Ciertamente neutral.
Hasta ahora.

Probablemente llevaba sintiéndose incómodo pese a no haberlo dicho antes, ¿cierto?
Pero supo que sería apoyado por su padre, como siempre había sido. Y realmente necesitaba a alguien a su lado en ésos instantes, que tenía tanta culpabilidad por lo que acababa de hacer.

- Si él vuelve, no le permitiré entrar, ¿eso te haría sentir mejor, hijo?

Quizá pretendía confortarlo, quizá buscaba una confirmación.
Sería horrible decir que sí… por lo que simplemente… no pudo hacerlo.
Bajó la mirada, avergonzado en la prisión de su lecho.

Ni siquiera si pudiera ponerse de pie podría ir tras Key. Aquel era el fin, tenía que serlo.

- Mientras tanto, tiraré esto- concluyó Xanti sobre lo que tenía en sus manos, esas
  preciosas flores- y aprovecharé para ir a fumar, Dios sabe que lo necesito- dejaba ir.

Aquello estaba fastidiándolo mucho si lo oía siendo emocional.
Aunque su padre fuera un gran fumador, todo el tiempo que la pasaba ahí se había contenido no sólo de hacerlo sino de siquiera mencionarlo. Sin contar todos los demás sacrificios que sabía estaba haciendo por él, como todos.

Y respeto a esas flores…
no quería dejarlas…
…ir.

Claramente, dejarlo tirarlas sería lo más lógico. ¡Él mismo acababa de decir que no quería a ese hombre en ése lugar, no tendría sentido querer conservar nada de él!
Pero… ¡no pudo callarse la boca donde antes ni siquiera salían palabras!

- N-nnn noo.

Entonces, Reiner y Xanti lo miraron, sin ocultar su sorpresa.

- P… ppor favoor.

¡Quería tener esas flores!
¡Las quería furiosamente!
¡Eso sería lo último que tendría ese hombre de hielo y fuego!

Sintió que la pena lo hundía profundamente.
¡Dolía tanto lo que acababa de hacer!

¡Necesitaba ese obsequio de Key!
Porque si en esos tulipanes existía el más mínimo amor, por retorcido que éste fuera, él lo deseaba, lo necesitaba tanto…

- ¿Acaso te volviste completamente loco?- lo cuestionó Köhler, quien tenía una arruga
  marcándose entre sus cejas.

Y su padre, también lo miraba duramente.
- Hijo… sé consistente con tus decisiones.
  Acabas de correrlo a gritos, hacer algo así tiene sus consecuencias.
  Y ver esto aquí te hará pensar en él, lo cual en éste momento no es la mejor idea.

Su padre lo sospechaba, o mejor dicho, seguramente lo había sabido desde hace mucho, ¿cierto? El que… había algo profundo entre ellos.

Por eso se odio a sí mismo por acceder, pero en éste punto, ¿qué se supone que hiciera?

Aquellas flores terminarían en la basura.
Como todas sus esperanzas en Kyan.

Sólo tenía que aceptarlo tal como aceptaba su nueva realidad. Aquella en la que era a duras penas era Daniel Lascurain.

No quedaba más que entenderlo.

 

 

- - - - -

 

 

- Si usted no acepta renunciaré a Muggen.

¿Su boca había hablado sin su permiso? Aquello era incluso inverosímil.

Por primera vez desde que se conocían, le había hecho una petición personal a Roger Miller e incluso había ido un paso más allá porque al parecer la tragedia lo hacía atrevido.

Había condicionado descaradamente a su jefe con su renuncia de no obtener lo que quería y era claro que sus propias palabras era producto de su desesperación, ¡poner su trabajo en juego de esa manera era ridículo!

Pero… aquella era una propuesta que no estaba dispuesto a negociar.
Porque lo cierto es que después de haber escuchado hablar a Daniel por primera vez en casi medio año, el contenido de sus palabras hacían que de pronto nada de eso tuviera sentido. Y la razón era ahora dolorosamente clara, el deseo de estar el uno junto al otro no era mutuo.

No había forma de decirse que no era así.
Acababa de oírlo.

Y… permanecer ahí era luchar con algo que no hacía más que destruirlo.
¿De cuántas maneras ya se lo había dicho ya el Dr. Rubens?

La agonía que estaba sintiendo en ése instante era su mejor respuesta ante cualquier indecisión que pudiera tener. Tenía que renunciar a aquello que le hacía daño.
Y Daniel en ése momento, le hacía mucho, mucho daño.

- Novak, déjame entender lo que acabas de decir, ¿renunciarás a mi compañía si no te
  mando a conseguir ese trato a Paris?

Oírlo decir a su jefe, no fue mejor.
Y no sólo eso, algo inesperado ocurrió. Tras esa cortina intraspasable que a veces eran los pensamientos de Miller, es que pudo ver a través. Su expresión era de una clara decepción.

Y pensar que había creído que sus palabras le harían aliviarse.

¿No convencía a todos que se fuera de ahí ahora que Lascurain claramente lo había pedido?
Quizá era momento de recordárselo a su cuñado.

Después de todo, aquello no podía sino ser simplemente lo mejor. Hasta ese momento se había cerrado completamente a la idea de marcharse de ahí pero ahora que la posibilidad estaba en sus manos de esa manera… sería necio no hacerlo, ¿cierto? Porque eso era lo que ese guallen quería.

Y aunque había prometido hasta el cansancio no abandonar, aquello era algo que ya no era capaz de mantener más. Estaba cayéndose a pedazos.

Más un terrible sentir se unía a toda aquella tortura, sentir que fallaba a su palabra tan ridículamente prometida una y otra vez, a su declaración de amor por Daniel que había hecho ante todos.

Pero… era tiempo de ver la realidad, ahora era más que claro que nadie lo necesitaría ahí.

Roger se acomodó en su asiento, como intentando componer el momento. Lentamente cerró su laptop.

- ¿En verdad eso es lo que quieres?

¡No! ¡Claro que no! Pudo contestar.
¡Sólo quiero estar con él!

En cambio, volvió dicho algo diferente.
- Creo que es momento de marcar una distancia entre nosotros. Acaba de hablar y me ha
  pedido que me marche.

- ¿Acaba de hablar?- aquello logró ponerlo de pie, le vio mirar a la puerta como si
  buscara mirar a su cuñado- ¡Eso es estupendo!
  Pero…

Parecía no comprender el resto. Pese a que acababa de decírselo.

- Si ha logrado hablar contigo, ¿cómo es que decides irte ahora?

Parecía incrédulo, afrentado.
¿Por qué se daba el derecho de cuestionarlo así?
¡Él podía marcharse cuando quisiera, no era asunto suyo!

Además, era mucho lo que ahora le debía a Lascurain, ¿qué no precisamente eso hacía que tuviera más sentido el que buscara cumplir sus deseos?

No es como si Roger Miller supiera una mierda.

Pero Novak se dio una pausa. Estaba permitiendo que sus emociones tomaran el control de su cabeza y ya se había dicho que aprendería a dominar eso, estaba obteniendo las herramientas.

- Él ha pedido que me vaya- se repitió a sí mismo.
  Puede preguntarle al señor Xanti también. Él, Köhler e incluso su fisioterapeuta estaban
  ahí de igual manera, así que cuento con varios incómodos testigos.
  Cualquiera de ellos podría confirmarlo porque afortunadamente ese guallen además de
  hablar, también ha podido gritar.

Quizá era grosero decirlo de esa manera, escupirlo todo de golpe y desafiar el sentido de sus palabras, pero jugar con la ironía le daba un poco de sí mismo a aquel cuerpo que se sentía tan perdido.

- A veces Dan toma decisiones equivocadas, ya deberías saberlo- fue la respuesta
  extraña del otro financiero.

¿Qué quería decir eso?

La puerta se abrió de pronto, era el rehabilitador que había presenciado todo. Pareció realmente incómodo de topárselo y no tardó en escabullirse.

El aire ahora podía cortarse con un cuchillo. Y justo por eso era mejor explicarse adecuadamente, ¿cierto?

- Equivocado o no, ésos son los deseos de Daniel- continuó en cuanto pudo hacerlo-
  Señor Miller, ¿por qué habríamos de oponernos cuándo más necesitamos escucharlo?

Al parecer, sus palabras hicieron que el otro no tuviera una respuesta.
Bien, ahora que tenía su absoluta atención, no la dejaría ir.

- Irme de su vida, tal como él ha dicho que quiere, le permitirá enfocarse más y eso es
  justo lo que necesita en esos momentos.

- Novak… - por su timbre de voz supo que iba a objetar.

- Y eso no es todo- se adelantó entonces de nueva cuenta- estoy seguro que todo esto hará
  sentir a Victoria más aliviada. Por supuesto que ella estará feliz de que usted me mande
  lejos, ¿quizá incluso alguna vez se lo propuso?

Lo provocó. Para arrinconarlo un poco.
Si aquello era una negociación, la iba a ganar.

- Sin duda se lo agradecerá, ¿no lo cree?

Si condicionar con su renuncia no eliminaba del todo las trabas, subiría la apuesta y tocaría hasta las fibras más sensibles. Esperaba que eso bastara y si no lo hacía, ¡no pararía!

Miller no podía tener razones para quererlo ahí, ni una sola en verdad. Motivos contrarios, había miles.
En ése momento, no tenía un mejor aliado para aquel propósito que el que tenía enfrente, el que esperaba fuera la tabla de salvación de su cordura.

- Admito que esa es una buena jugada, Novak.
  Pero era innecesario recurrir a mi esposa, en éste punto debería ya ser claro que eres mi
  protege*. De mí obtendrás lo que pidas.
*/Protegido.

Aquella era la contestación que había esperado de un buen hombre de negocios.

Desde el día uno en que había conocido a Roger, éste le había confiado su empresa, nombrándolo el ejecutivo más joven de Muggen en alcanzar el nivel senior, premiándolo año con año como el mejor, dándole vacaciones, bonos y claros privilegios. Pero evidentemente todo eso había sido a cambio del dinero que ganaría por apostar a por Kyan como el mejor. Aquella nunca había dejado de ser una relación por conveniencia.

Pero pese a que las barreras profesionales entre ellos se habían ido desvaneciendo, su nexo seguía siendo un negocio, ¿o no?
Porque no creía realmente haberse ganado un lugar entre esa familia, clamar eso sería sólo otro de sus autoengaños.

- La cuestión es, Novak, que mañana mismo puedes volver a ser el Ejecutivo del Año y
  seguirme haciendo más millonario de lo que ya soy si te vuelves de nuevo la máquina de
  dinero que sé que puedes ser. No es cómo si yo perdiera en éste trato.

Fue extraño como aquellas palabras no resultaban libres de una implicación acusadora.
¿Acaso Roger no estaba feliz con eso? ¿No acababa de admitir que él salía beneficiado?

- Pero tú, Kyan, ¿realmente ganas?

Aquella era la primera vez que le llamaba por su nombre.

En ésos momentos, las barreras profesionales entre ellos desaparecían, su alianza comercial también. Se sintió enfrentado a él en otro plano.
Así que la respuesta que le dio tuvo que ser la mejor.

- ¿Qué importa?
  Ya lo ha dicho, señor Miller, usted gana en esto.
  Un buen hombre de negocios sabe que a veces los medios no importan para obtener lo
  que se quiere.

Sonaba como un despiadado financiero. Como ese otro yo que le permitía alzarse de entre la tragedia. Ese tipo que en realidad ya no quería ser en el plano personal.

- No esperaría menos de ti- le concedía, no sin no probar un poco de ironía en su voz.

Tras eso, su jefe no dio más respuesta, tampoco fue necesario.

Pero…
¡Rayos!
No podía dejar las cosas en esos términos.

En psicoterapia estaba trabajando en no escudarse en la indolencia, como una forma de protegerse de lo que le lastimaba, tenía que ser honesto.
Así que decidió también decir las cosas como eran. Quizá el Roger Miller que parecía tan preocupado por Daniel lo apreciaría también.

- Una parte de todo esto es mi valía, a la que no le presto mucha atención a últimas fechas
  como debe ser obvio. Debo protegerme a mí mismo del sufrimiento, construir una buena
  autoestima con las partes que me quedan.
  Pero la otra cuestión… es… que más allá de todo, en verdad también es por él.

Pudo notar como tenía en ése instante el total interés de Miller, tal como había creído que sería.

- Quiero que él sea feliz. ¡Y más tras todo lo que ha tenido que sufrir!
  Y yo… no parece que pueda hacer eso.

Aquello era triste y patético, y también era cierto.
Continuó avanzando por aquel sendero que no solía tomar sólo por el hecho de no hacer menos a sus sentimientos bajo el manto de su sarcasmo.

- Lo veo luchando, día a día, ¡sufriendo tanto!
  Y sólo podía verlo con impotencia, sabiendo que nada podía hacer por él.
  Pero ahora… puedo hacer esto, ¿no?

  Él no quiere verme y si yo puedo darle un poco de paz en estos momentos en que se
  encuentra tan mal, sé que debo permitírsela aunque el egoísta que vive en mí no esté de
  acuerdo.

  Si eso es lo que él me pide, debo hacerlo.
  Es lo menos que le debo por salvar mi vida.

  Haría lo que fuera por él, lo que fuera en verdad.

Roger Miller parecía sorprendido.
Esa franqueza tenía marcada sus propios sentimientos, ¿cierto? Todos ellos.

Quizá era inapropiado decírselo a esa persona en especial, pero… necesitaba que alguien lo escuchara.

- Tiene mucho sentido si lo piensa bien, mi partida en verdad lo resuelve todo.
  Al final del día, ¿por qué se supone que estoy luchado?

Era como si de pronto, pudiera ser capaz de ver.
Y aunque el panorama pareciera más gris y estéril, ahora sabía exactamente dónde estaba parado. Y no podía seguir ahí.

Pero el gesto que su mentor estaba haciendo de pronto decía que no, que no estaba apreciando su honestidad. Le vio aparecer una dureza.

- Suenas decidido, como siempre.

- Lo estoy- dijo con más confianza de la que en verdad tenía.

Los ojos azules de Miller de pronto parecían más profundos y densos.

- Ya puedes parar, dije que iba a ayudarte.
  Y lo hago no sólo porque, tal como has dicho, éste sea un trato en el que yo gano,
  sino porque también necesito que esto termine. Tal como tú, ¿lo ves?

No supo a qué se refería con eso, a veces Miller era realmente críptico.
Pero, ¿acaso importaba?

- Tú ganas, Kyan.
  Te daré lo que quieres. Te alejaré de Daniel.

Pero nunca después de una victoria Key se sintió tan vacío.

- Pero éste no es el mejor lugar para ésta conversación, ven conmigo- miró su reloj de
  oro- ya es mediodía, es aceptable tomarse un trago.

Beber con el estómago vacío lo pondría ebrio de inmediato.
Quizá aquella anestesia era justo lo que necesitaba, porque no creía que el alivio de saber que había tomado la mejor decisión fuera a llegar de momento.

Sentía un hueco en el cuerpo.
La sensación de haber perdido una parte de su ser.

Más ya no había marcha atrás.
Hecho estaba.

Elegía alejarse de Daniel pero… no lo haría sin un objetivo.

Miller había dicho que le ayudaría porque necesitaba que la situación “terminara” y sí, podía entender eso por completo. Lo cierto es que se le había hecho tarde en recuperar movimiento, con su vida en pausa estaba a la ansiosa espera de algo que nunca iba a ocurrir y de hacerlo, sería sólo algo tóxico para ambos, ¿no es así?

¿Qué es lo que se supone aguardaba ahí?

Nada, ¡nada estaba encausándose al futuro que quería crear!
¿De qué servía dar todos tus esfuerzos a una causa perdida? En vez de entregar sus energías hacia algo que le permitiera construir, sólo estaba destruyéndose más, más y más…

Si aquel futuro se le escapaba de las manos de todos modos, era momento de abandonar sus esperanzas románticas y sus ansiosos apegos. Era momento de parar.

No quedaba ninguna otra opción, sólo un camino solitario y aterrorizante que había dudado tanto en tomar y el cual ahora tenía que andar sin titubear, fingiendo una confianza que aún no lograba sentir.

Kyan Novak había fracasado en el plano personal.
Quizá veía en él un poco de Rick, ¿o no?
¿Y dónde estaba éste ahora?

 

El hombre que era…
…ya no podía serlo más.

 

 

Continuará...

 


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