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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

Soy muy feliz porque descubrí a algunas lindas personas que leen mi historia -y que ni sabía-, gracias de verdad por dejar comentarios y les advierto que si no lo siguien haciendo mato algún personaje! (es broma, nunca haría algo así... o si? muajaja).

 


El lunes había terminado y con ello, el plazo final del proyecto Rá.
El tiempo había pasado tan rápido desde que había accedido a participar en él.
Aún recordaba a Roger sentado frente a él en aquel bar, como en los viejos tiempos, llamando a una vieja camaradería que ya no existía.

De alguna manera su no fue un .
Y LD era de pronto la nueva constructora de ese casino.

Se arrepentía tanto de volver a Muggen esa mañana. No había esperado que el asesor financiero del proyecto fuera el mismo hombre que había llevado a casa apenas dos días antes.

Kyan Novak entraba en su vida. Era como si el universo hiciera “click”.

- Aquí tienes, completamente terminado- le dijo Hilda, su asistente, entregándole la
  memoria portátil, sus ojos azul obscuro lo veían con un brillo de satisfacción tras sus
  lentes transparentes.

Ella formaba junto con Andrew Kelly y dos asistentes más, el equipo que le había ayudado con el proyecto. Lascurain había querido desde el principio encargarse de absolutamente todo, pero sumar esa labor a su ya de por sí apretada agenda de trabajo, resultaba imposible. Cuando Kelly, que siempre mantenía su opinión muy dentro de sí, le pidió que admitiera más ayuda, comprendió que estaba llevando su obstinación demasiado lejos.

Ya eran las tres de la tarde y hora de comer, así que agradeció a su equipo y les invitó a pasar a la cocina del castillo, donde su cocinera, Edite, les había preparado algo especial como agradecimiento de su parte.

El único que no lo obedeció puntualmente sería precisamente Andy.
Durante la siguiente media hora repasaron la presentación animada que sería exhibida y revisado los últimos detalles minuciosamente.
Y luego Daniel, con material digital e impreso, estaba listo para marcharse.

Mas camino a la salida, supo que Kelly lo seguía.
- Daniel… perdona, pero… me preguntaba…
- ¿Si?
- Tal vez podría acompañarte a Muggen. Me gustaría estar ahí, digo, en la presentación.
  No es que necesites ayuda claro, pero… sería bueno… para mí ¿entiendes?

Claro que lo hacía.
El joven arquitecto también había trabajado duro en el proyecto y era un tanto frío el dejarlo fuera, lo cierto es que hasta ese momento no se había dado cuenta de que lo estaba haciendo.

- Ve a comer algo, Andy y alcánzame allá. Claro que me gustaría que me acompañaras.
  Hay mucha gente que tendrías que conocer.

Una radiante sonrisa brilló en él.
- ¡Por supuesto!
Ese hombre ambicioso le recordaba a sí mismo hacía 10 años.

Respiró profundo mientras se dirigía a la salida.
Tendría unos minutos para relajarse antes de llegar a Muggen, no necesitaba revisar su apariencia de nuevo, estaba impecablemente enfundado en su traje Tom Ford negro de botones de plata, camisa y corbata de seda en tonos beige. Se había esmerado un extra a decir verdad y quizá su interés en verse bien esa tarde no se limitaba a un grupo de financieros.

Su limousine y Viriato ya lo esperaban. Su majordome lo saludó, abriéndole la puerta y él le agradeció con un obrigado* sincero.
/*Gracias.
La cabina estaba cálida y eso hizo fácil relajarse.

Estaba cansado. Había trabajado todo el fin de semana, incluso el sábado pese a que Vi le había dejado a Josú. Tener al pequeño en sus brazos antes de dormir le había traído inevitables recuerdos en que había tenido una familia. O mejor dicho, como la había perdido antes de siquiera tenerla.
El recuerdo había sido tan poderoso que le había quitado el sueño y al mismo tiempo la energía.

Tener a Victoria y Josú ahí, era un recordatorio constante de lo que no tendría jamás y sin importar lo temprano que tuviera que levantarse al día siguiente había pasado prácticamente toda la noche en vela.

El domingo había decidido meterse más de lleno aún en su trabajo, y sin nadie en el castillo, había pasado horas solo en la oficina. El lunes sólo trabajó en el proyecto Rá y ningún otro.

Había terminado en tiempo y estaba extrañamente orgulloso de eso.
Sabía que los inversionistas se fijarían en los números y fechas, pero también sabía que el nombre de LD, su presencia misma y su reputación eran un bono adicional que le había costado años establecer. Tenía que tener los ojos bien abiertos y una confiada actitud.

No es que le debiera nada a Muggen, ni a Roger Miller, pero se lo debía a sí mismo como arquitecto de renombre aunque no necesitara más trabajos grandiosos en su portafolio.

Su vehículo se acercaba al centro. Miró su reloj de pulsera. Llegaba como siempre con demasiada antelación.

Quizá subiría a la cafetería del último piso y tomaría un café bien cargado. Quizá se toparía ahí mismo con Novak, le caería bien hablar con él antes de la presentación.
O… tal vez no, se dijo a sí mismo, recordando la mala actitud que el asesor financiero podía llegar a tener a veces.

Era extraño que sintiera más nervios de verlo a él, que de la presentación misma…

Su mente se desbordaba en pensamientos dirigidos hacia ese hombre que no le correspondía. Una pérdida de energía sin duda, una inevitable.



-   -   -   -   -



Enzo salió del elevador en el último piso dirigiéndose a la terraza del edificio.
Acababa de terminar la hora del almuerzo y el lugar se había vaciado.

Había ido a ver a Kyan y aportar su apoyo moral para después de la presentación que tendría esa tarde.
Además, a diferencia de Kyan, él no trabajaba horarios normales de oficina y mucha de su labor era precisamente fuera de una jornada regular, por eso podía darse el lujo de no estar haciendo nada a esas horas ya que en la noche estaba invitado a una reunión con un empresario y su nuevo protegido.

Tenía que aprovecharlo dado que en unos días su calendario se llenaría hasta lo imposible por las actividades de fin de año y después de eso, se iría de viaje a Italia.

Para no variar, el castaño no le contestaba el teléfono y tenía la impresión de que era demasiado temprano quizás. ¿Qué no se supone que él entraría en junta en una hora?
Miró su reloj: Seis menos cuarto.

Quizá… él mismo necesitaba a su amigo también. Después de todo, no le caería hablar con alguien del extraño trío que había tenido y la manera en la que había terminado.

Pasó por Moien y saludó con la mano a Rebeka quien limpiaba una mesa.
Pero ella dejó lo que hacía para acercarse hasta donde estaba.

- ¡Buenos tardes!
- Ey, hola, bella.
- Hace tiempo que no los veo a ti y a Kyan, ¿todo bien?

Eso era un poco inesperado. Pero creyó saber por dónde iba aquello.
- Matándonos trabajando, pero bien. Es el cierre de año, ya sabes.

La dulce mesera parecía dudosa.
Seguramente iba a insistir en el tema de Novak. Desde que ellos se habían conocido lentamente esa joven había ido mostrando más y más interés por su amico, pero al parecer estaba escalándolo varios pasos más esta vez.

- Bueno, se les echa de menos. Si ves a Kyan, dile que me gustaría verlo.
  No sé en qué piso trabaja y tampoco quiero molestarlo.

- Claro, Beka, si me lo permites, ¿hay algo más concreto que te gustaría que le dijera?

Estaba siendo un poco atrevido quizás, pero le parecía que ella también lo estaba siendo.
La miró con firmeza y ella bajó la mirada, pensativa.

- Si yo lo invitara a una cita, ¿crees que aceptaría?
Finalmente lo decía.

- Francamente no lo sé. Pero tampoco creo que realmente perdieses mucho si lo hicieras.
  Kyan no es una patán- no siempre, deseó agregar- y si no está interesado, encontrará la
  manera menos incómoda de decírtelo.

En realidad el asesor podía ser todo un cabrón, pero eso no iba a contárselo.

Ella arqueó no muy convencida los labios.
- Gracias, Enzo. Ojalá se aparezca por aquí pronto para averiguarlo.
- Procuraré que lo haga, pero ya sabes que tiene su propia agenda.

Se despidió de ella, sintiendo un poco de pena por aquella situación.
Que él recordara, el asesor no solía salir ni acostarse con mujeres en absoluto, pero claro, eso no quería decir que nunca fuera a ocurrir. Beka parecía una chica adorable y si Daniel Lascurain representaba tantos problemas, de pronto no sonaba mala idea liarlo con ella.

Fue hacia uno de los ventanales y aprovechando el momento, sacó un cigarrillo de su cajetilla y lo prendió.
El delicioso sabor del tabaco le dio un golpe de satisfacción.

Fumar para Baladi se había vuelto verdaderamente un placer culposo, odiaba el olor que le dejaba en su largo cabello y en su ropa de diseñador, pero a veces simplemente no podía evitarlo. Siempre había tenido problemas controlando las cosas que le causaban placer.

Dio otra bocanada que le supo a gloria cuando notó a otro hombre fumando ahí también.
Era más alto que él y le fue inevitable notar lo atractivo que era, con su abundante cabellera de rizos negros sometidos por el mundo corporativo. Llevaba un costoso traje negro que resaltaba sus ojos color acero. ¿Un Tom Ford?
Bajo la ropa seguramente había un cuerpo grande y bien formado.

De pronto tuvo la fuerte impresión de haberlo visto en otro lado.
¿Dónde podía ser?

Se acercó a él, intrigado.
- Dejando de lado el clima, éste es el mejor lugar para fumar un cigarrillo, la vista del
  Cuarto Europeo es inigualable. Créeme, he visitado casi todos los edificios de la zona y
  ninguno se le compara a éste- le dijo.

El extraño se giró para verlo con la expresión llena de curiosidad, sus palabras le habían dibujado una inesperadamente hermosa sonrisa en sus labios latinos.

- Eso es un muy buen halago, gracias.
Había un dejo de portugués en su acento.

- ¿Un halago, dices?

- Sí, yo fui quien diseñó esta azotea. Sabía que la vista sería maravillosa, sobrevolé en
  helicóptero el área para darme una idea.
  ¿Ves el techo de cristal inclinado?- preguntó mientras lo señalaba- Está creado en un
  ángulo justo para que incluso con un alto nivel de viscosidad en la nieve, ésta quede
  pegada lo menos posible y resbale, lo cual permite que el cristal tenga el mejor paso de
  luz posible. Esto hace de este piso lo más luminoso que hay en el distrito financiero.
  Y perdona si suena jactancioso pero es inevitable.

El rubio supo entonces exactamente con quien estaba hablando.
Era el hombre que había perseguido a Kyan en su limousine.
Y tenía sentido lo que acababa de oír de él, se trataba del arquitecto a cargo de los edificios de la compañía.
Aquel presente en las últimas conversaciones con el asesor. En un sentido muy poco positivo.

- Daniel Lascurain, mucho gusto.

- No, el gusto es mío en realidad. Yo soy Enzo Baladi, soy RP en el área de inversiones
  inmobiliarias- y aunque sabía la respuesta, se atrevió a preguntarle- ¿Todavía trabajas en
  Muggen?

El hombre asintió, aunque no con mucho entusiasmo.
-Bueno, de hecho estoy en un proyecto que presentaré hoy, se trata de un casino.
- El Casino Rá- completó el italiano.
- Así es- el otro cada vez lucia más sorprendido- veo que estás muy bien informado.
Al fin y al cabo se trataba de un publirrelacionista, recordó.

- A decir verdad he escuchado de él por medio de alguien que seguramente debe estar
  relacionado contigo, Kyan Novak.

Supo que el otro pondría aún más cara de sorpresa y así fue.
- ¿Tú lo conoces?- preguntó Lascurain.
- Claro que lo conozco, es el hombre que amo- dijo el italiano como si fuera la cosa más
  natural del mundo.

Estaba esperando la reacción del arquitecto ante una frase así. Daniel Lascurain no ocultó el cómo le afectaba escuchar eso, lo miraba a los ojos fijamente como si deseara saber cuáles eran todas las implicaciones de lo que decía, pero éstas eran demasiado obvias.

“El hombre que amo” había dicho él y no había mentido, Kyan una de las personas que más amaba en el mundo.

El moreno parecía sobreponerse con entereza ante aquella confesión y habló al respecto:
- Novak es una persona difícil, por lo menos así me parece que ha sido conmigo, por lo
  que si él te corresponde, considero que eres un tipo afortunado.
  Él es alguien inteligente y ambicioso, ha sido un reto trabajar con él y al mismo
  tiempo… un placer.

Quizá iba a decir más, pero se obligó a dejar de hablar.
El sujeto con quien hablaba lo tenía intrigado.

- Por supuesto, te entiendo a la perfección, yo también lo admiro- decía el RP.

El arquitecto recorrió con la vista a ese muy atractivo hombre de armónicas facciones
elegantemente enmarcadas por un largo cabello color del sol. Sus hermosos ojos verdes parecían divertidos.

Era lógico que si Kyan estuviera con alguien fuera una persona tan extraordinaria como la que tenía enfrente.
No pudo sino odiarlo un poco.

Kyan… jamás había mencionado que hubiera alguien en su vida.
Pero en realidad, ¿eso le sorprendía?

- Disculpa, es hora de irme. Gusto conocerte, Baladi.

- Igualmente, buena suerte con tu presentación. Key me dijo que hoy tendrían una junta
  con los accionistas.

El arquitecto asintió, sin poder dejar pasar aquel sobrenombre con que ese sujeto se refería a Kyan.
“Key” dijo para sí mismo. Seguramente sólo a los muy cercanos a él les permitía llamarle así.

Se despidió de aquel hombre con un gesto y volvió a entrar al interior del edificio.
El RP quedó ahí, sin darse cuenta de que prácticamente todo su cigarro se había consumido sin que lo hubiera fumado.

Así que ése era Daniel Lascurain.
Un hombre así de guapo y exótico, sin duda ameritaba todo el drama.
Se preguntaba si festejarían después de la reunión esos dos.
Y si lo harían solos.



-   -   -   -   -


Cuando bajó al piso quince, una de las secretarias parecía aguardarlo. Las pocas veces que la había visto ella se había mostrado muy amable, y como las últimas veces, llevaba una blusa floreada y una cola de caballo también con una flor que combinaba.

- Señor Lascurain, buenos tardes.

Daniel le devolvió el saludo, con una sonrisa honesta pero no tardó en dejar de prestarle atención buscando con la mirada al asesor financiero.
Sin embargo su oficina estaba abierta y no parecía haber nadie.

Maryn, como si adivinara sus pensamientos procedió a explicarle:
- La reunión se llevará a cabo en la sala de juntas principal, ahí tendrán más espacio, se
  encuentra en el segundo piso y será en media hora.
  El señor Novak me ha pedido que le informe estará esperándolo para afinar detalles.

- De acuerdo, muchas gracias.

Le mandó un mensaje a Andrew con esa información desde su teléfono.


- - - -


Había estado en esa sala varias veces. A decir verdad no se sentía ansioso.
Los acabados lujosos de madera de la estancia, el tapete recién aspirado, las paredes de cristal con el garigoleado logo de Muggen, representaban una familiaridad que le impedía preocuparse.

Al llegar se encontró con Kyan apoyado en la mesa, estaba completamente impecable. Su cabello castaño que usualmente le cubría un poco su frente ahora lo llevaba peinado hacia atrás, mostrando el ovalo perfecto de su rostro. Iba vestido de un azul hielo que obscurecía un poco el color cremoso de su piel, y tonos color rey en el resto de sus prendas cuidadosamente seleccionadas.

Estaba envuelto en un inusual halo de calma, uno que no recordaba haberle visto. Lo miraba sin que se diera cuenta, tenía la guardia baja.
¿Conque que así lucía Novak sin el fuego en los ojos?

Había decidido que le fascinaba la pasión de ese hombre, no había esperado que le gustara tanto su quietud. Estaba inmerso en la lectura del informe que él mismo le había mandado el día anterior por correo.

- Buenas tardes- le saludó sabiendo que no sería amable mirarlo sin decir nada por más
  tiempo.

Pero el otro no despegó su vista de las copias y fue directo al grano.
- Lascurain, ¿estas cifras son reales?

Aparentemente comenzar la conversación así había justificado todo tipo de saludos.
Sin embargo, aquellas palabras fueron algo descorteses. No es que aquello le sorprendiera viniendo de él.

- Claro que son reales, no entiendo tu duda.

Novak fijó su mirada en él finalmente, sus bellos ojos miel que ahora eran tan analíticos.

- ¿Cómo lograste bajarlas tanto? No lo comprendo. Si las comparo con lo que la
  constructora anterior me dio, no tiene sentido.

El portugués dejó su maletín de piel sobre la mesa y comenzó a quitarse el saco.
Tuvo la impresión de que la calefacción estaba puesta muy alta.

- Sí, recuerdo haber leído ese documento. Perdona que lo diga pero estaba lleno de
  errores y números que sólo podrían ser inflados. Algunas empresas hacen eso para
  aumentar su presupuesto, como sabrás.

El arquitecto se preguntó si acaso estaba demasiado cerca de él, sorprendido por poder captar el olor cítrico de su loción. No era una esencia fuerte y sin embargo, podía percibirla. Éste se mezclaba perfectamente con el aroma natural de Kyan, que reconocía ahora con facilidad.

- Claro que lo sé, ¿por quién me tomas?- preguntó distraído.

Aparentemente incluso concentrado, era capaz de atacar. Como un escorpión, pensó.

- Te aseguro que puedo trabajar con esas cifras sin mermar la calidad o seguridad del
  casino.
- ¿Y esa cimentación? No recuerdo haberla visto mencionada antes. Nunca antes.

El asistente de aquel piso que llevaba un bigote delgado impecable entró en la sala y les ofreció algo de tomar.

El moreno se dio cuenta que debido a la presencia de Enzo Baladi no había aguardado a que esa bonita mesera le llevara su café, así que pidió un americano.
Kyan eligió lo mismo y después lo miró en espera de una respuesta a su pregunta.

- No tenía idea que sabías de arquitectura y de métodos de cimentación.

- No eres el primer arquitecto con el que trato- dijo el castaño acimónicamente.
Pero no lo decía con el ceño fruncido como casi siempre que tenían una conversación.
En realidad parecía estar bromeando. Si eso era cierto, vaya humor que podía llegar a tener.

- Es un método que desarrollé hace tiempo y te aseguro que ya lo he probado.
  Es especialmente bueno para terrenos como el que tenemos en manos.

- ¿Dices que está probado?

- Y patentado. Según me han dicho, ya lo enseñan en universidades.

Había sonado un tanto presuntuoso, ¡pero no mentía! Su colega Edgar Allied se lo había comentado como anécdota la última vez que se habían reunido.

- La más reciente edificación en la que empleé ese método, constaba de siete pisos,
  mucho más de lo que pretende ser el casino Rá. Confía en mí, Kyan, sé lo importante
  que es esto para ti, no voy a equivocarme.

Pero eso sólo logró aumentar las protestas del financiero.
- ¿Para mí? Imagina lo que pasaría si el casino se viniera abajo lleno de personas.

Esta vez no supo si se trataba de una broma de su parte.

- Lo sé, ni siquiera lo contemples, eso jamás pasará.

Sus bebidas llegaron.
Lascurain agradeció al hombre mientras se llevaba la infusión a la boca.
Descubrió que estaba muy cargado y que no le pondría azúcar.
Kyan dio un sorbo y su opinión al respecto de éste no pareció positiva, dejándolo de lado.

- ¿No te ha gustado?
- Es una mierda, no sé porque la he pedido, el café aquí es terrible- dijo cerrando el
  informe.
- No me ha parecido tan malo.
- Seguramente es porque no has probado un buen café- esta vez sus labios sonreían un
  poco.
O quizá simplemente lo estaba imaginando.


- - - -


Andrew llegó apenas unos minutos después, nervioso pero con buena disposición.
Se presentó con Kyan, pero por la expresión de ambos… parecían haberse visto antes.

Andy habló con Novak intentando sacarle toda la información que pudo del proyecto y el asesor fue cortés con él, aunque un poco seco.

La sala se fue llenando poco a poco, la jefa del asesor e inversionistas incluidos. Eran en total nueve personas, de las cuales cinco eran quienes tenían la última palabra.

Kyan reconoció a cada uno, Devinn Gilles con su usual apretón exageradamente fuerte de manos, Mike Stiktz recién recuperado de un agresivo cáncer y con una sonrisa vencedora, Alan De Villet con sus enormes gafas anticuadas que escondían sus pronunciadas ojeras provocadas por su bien sabida adicción al trabajo, Joseph LeGrand que como dictaba su apellido alcanzaba prácticamente los dos metros, Megan Turpel con sus apretados peinados y sus siempre labios rojos, Peter Yoon que representaba en realidad a su padre en sus negocios, Marc Vermeulen que invariablemente incomodaba en mayor o menor medida con sus incesantes tics nerviosos, Thomas Saether, el mayor de todos y el más crítico y Bianca Gilson, su hermosa jefa.

La mayoría se mostraron dispuestos a entablar una plática casual con Kyan y Daniel, el resto guardó su simpatía para después y quizá sólo si lo que escuchaban en la junta les resultaba atractivo.

Era un recelo al que el asesor estaba acostumbrado, pero para Lascurain resultaba extraño ver a Novak interactuar con sus clientes de manera tan… normal. Estaba tan acostumbrado a ver un lado agresivo de él que tuvo que admitir que mirarlo desenvolverse en los negocios era casi un espectáculo.

Aun así se preguntaba cuanta sinceridad había en esa amabilidad y tuvo la teoría de que esas formas sarcásticas que le mostraba a él eran más parte de su personalidad que lo que veía en ese momento. Daniel conocía una parte del señor Novak que nadie más ahí vería nunca.
Eso le hizo sonreír por dentro.

- Les agradezco a todos aquí por su presencia- dijo Bianca. El proyector atrás ella se
  iluminó- como bien saben el proyecto Rá ha tenido que pasar con varias modificaciones
  y estamos aquí para ver el resultado final.
  Quiero presentarles, para aquellos que no lo conocen, a un colaborador de Muggen. No
  será la primera vez que trabaja con la compañía y en ésta ocasión ha sido el encargado
  del rediseño de la parte arquitectónica del casino Rá, el presidente de la constructora LD
  que seguramente muchos de ustedes tienen presente y quizá forma parte de su cartera de
  inversiones.

Algunas risas discretas sonaron en el salón.

- Me refiero al talentoso arquitecto Daniel Lascurain.

Era una presentación un tanto pomposa, pensó Novak, pero suponía que si tenían a un afamado arquitecto abordo era obligación de su superiora hacerlo notar.
Después de todo, sus honorarios no debían ser nada baratos aunque no aparecieran en el informe. Seguramente Muggen absorbía el costo de alguna manera, pues dudaba que Daniel estuviera haciéndolo de gratis por más “amigo” de Roger Miller que fuera.

El guallen agradeció a Bianca y a su vez procedió a presentar a Kyan. Él no lo había esperado, todos lo conocían, pero se dio cuenta que hacerlo era como ponerlo a su nivel o por lo menos eso quiso creer.

Lascurain también se tomó un momento para hacer notar al joven colega que lo acompañaba como parte de LD, indicando que podían dirigirse a él ante cualquier duda también. Él sonrió con cierta vergüenza desde su asiento.

Después, la presentación comenzó.
Aquellos minutos podían darle un impulso a su carrera… o llevarla a pique.
Esta vez tendría que confiar en Daniel y trabajar con él. No tenía opción.


- - - -


Novak y Lascurain pronto adoptaron una buena sinergia y se tomaban turnos para hablar, cada uno en su especialidad. Ninguno de los dos podía decirlo en ese momento, pero resultaba una grata sorpresa ver como la presentación tenía una dinámica mejor de lo que habían esperado.

Quizá era el hecho de que se conocían personalmente, lo cierto es que al hablar de negocios, ambos parecían trabajar como una máquina bien engrasada.

En algún punto Kyan se encontró a sí mismo escuchando a Daniel, un tanto sorprendido por el carisma de ese hombre, con su conocimiento, con su imagen pulida, con sus palabras precisas, con su tono de voz eficiente e inteligente. Fue en ese momento que comprendió porque LD era exitoso.

Había olvidado, entre todo ese drama, el por qué ese hombre de traje le había gustado en primer lugar aquella noche en el Zaphyr, se trataba de alguien atractivo y brillante que en este momento explicaba con un ejemplo la técnica de cimentación creada por él mismo la cual resolvía el problema que la empresa de construcción anterior no había podido y motivo por el cual ésta había abandonado el proyecto.

Prestó especial atención a esa parte, pese a que el informe que había leído horas al respecto era lo suficientemente explícito. Si hubiera alguna duda, ahora ya no existía.

Pensó en aquello de la patente y consideró que si Lascurain mismo era quien lo empleaba, se salvaban el costo de utilizarla. Un punto más a su favor.

Después pasó a las cifras que él ya había visto, el asesor pensó para sí mismo que no había forma de que los inversionistas no vieran en el casino una excelente oportunidad para hacer dinero, mucho dinero.
No es que el moreno tuviera que convencerlo a él, pero lo había hecho.

De pronto sintió esa inequívoca corazonada que tenía a veces en los negocios, iban a obtener la aprobación. Ahora estaba seguro.

Pero en ese momento, cuando llevaban justamente veinte minutos de presentación, la puerta se abrió, el asistente daba el paso a una rubia muy guapa con aire de eficiencia, ella a su vez acomodó una silla más en la mesa. Se trataba de Abby Levine, la secretaria personal de Roger Miller. Tras ésta entró el hombre de patillas encanecidas y rostro bronceado y más que visto por todos ahí.

- Buenas tardes, lamento mucho la interrupción y el haber llegado tan groseramente
  tarde. Estaba en una videoconferencia, les ruego me disculpen. Continúen por favor.

Levine murmuró un con permiso muy discreto a su jefe y desapareció.
Los presentes, debido a quien era, recibieron al recién llegado como si no tuviera importancia.

Incluso Novak mismo lo hizo, sin embargo, cuando regresó su vista al arquitecto se topó con una expresión que nunca había visto en él.
En su cara se instalaba un desagrado cada vez más evidente.

- ¿Daniel?- lo llamó en voz baja.

- No sabía que ibas a acompañarnos, Roger- dijo Lascurain mirando fijamente al recién
  llegado. Su voz sonaba una octava más abajo de lo usual.

Los ojos de Daniel se transformaban en un gris… helado.

Miller, el CEO de Muggen había llegado a escuchar la presentación y se acomodaba en el asiento que acababan de ponerle.

- Daniel, ¿cómo perderme esta presentación? Es la culminación de un proyecto que he   
  seguido por meses, ¿no es así, Novak?
Kyan afirmó por supuesto, pero la realidad es que él tampoco había esperado verlo ahí.
- Por favor, continúen- pidió dando un trago del vaso de agua que le ponían enfrente.

Pero por más que resultara inconveniente, de pronto Daniel no abría la boca. Con su vista tan fijamente clavada en Roger que la tirantez del ambiente se hizo notar, filosa como un cuchillo.

Stiktz miró a Saether, el más veterano, como pidiendo una explicación. Y Vermeulen arrugaba la nariz sin darse cuenta mientras golpeaba con su pluma la mesa repetidamente.

Su mente tenía que concentrarse en lo que estaba haciendo, pero no pudo evitar recordar que la última vez que había visto al CEO era hablando con Victoria Lascurain a solas.
Entre ellos también se había aparecido una tensión similar, pero no tanta como la que recién se había creado e intentaba disipar.

No podía perder el hilo de la presentación, tenía que volver a enfocar su mente en lo que estaba haciendo, pero resultó imposible obviar la dureza que transformaba el rostro normalmente amable y agradable de Daniel.

En verdad nunca lo había visto tan mortalmente serio y se preguntó si él que lo conocía, era el único capaz de afirmar que entre ellos más que una familiaridad, había más bien una enemistad.

Hasta ese momento, de Lascurain sólo había recibido constantes aunque no solicitadas atenciones. Si bien seguramente era parte de una estrategia de seducción, había supuesto que aquel era su trato usual hacia los demás.
En ése momento podía ver otra cara de ese sujeto, una que no habría esperado.

El hecho es que faltaba poco para la conclusión y decidió terminar él mismo aquella presentación como un favor para el arquitecto. Y para él mismo.

- Quisiera que miraran la siguiente gráfica… -comenzaba a decir, dirigiendo la atención
  hacia lo más importante en ese momento.

El Casino Rá, su trabajo, sus proyectos profesionales.
Después de todo, todo eso era lo único que debía unirlos a ellos, nada más.
Nunca, nunca debía olvidar eso.





Continuará...

 

 

.


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