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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

Vamos a correr el telón de una vieja historia... que no ha terminado.


(Leilia no me odies!)

 


El viento era bastante frío y el ambiente se encontraba sumido en una niebla húmeda y helada que bajaba de las montañas. Pero así era la ciudad en esa época del año y había terminado por acostumbrarse.

Él había pasado toda su niñez en las playas del mediterráneo, estaba habituado al sol y al mar bien temprano en la mañana, más revitalizante que cualquier ducha fría.

En el sur de Italia se le rendía culto al cuerpo, a la piel más bronceada y perfecta. Pero Enzo Baladi había descubierto que los países más al norte tenían también una cierta belleza aunque más melancólica y urbana; donde más que el físico se lucía el estilo. Había encontrado extrañamente fácil adaptarse y sentirse cómodo en ese ambiente, vestido completamente de color beige y sólo adornado por una bufanda de seda color dorado, en la cual su cabello rubio se perdía, haciéndolo lucir como algo parecido a un hermoso león, con ojos verdes luminosos.

Estaba apoyado en una banca, sin llegar a estar sentado, justo frente a una fuente. La brisa se llevaba rápidamente el humo de su cigarro.

Se encontraba entre Merl y Belair, una zona muy exclusiva de la ciudad, con casas elegantes y primorosos jardines, cubiertos de una nieve impoluta clásica del último mes del año.
En realidad no estaba muy lejos de su departamento, a pocos minutos en auto, ¿pero qué no era así en todo el pequeño Lux?

Acababa de salir de las oficinas de su mayor inversionista, Franz Karthik sin tener éxito en su misión de esa mañana de encontrarlo.
Al no obtener respuesta a todas las llamadas que le había hecho en su intento de localizarlo, había decidido ir a verlo directamente, pese a que bien podía no estar en el país.
Tal como había supuesto, le habían dicho que estaba afuera hasta nuevo aviso.

Pero… no estaba fuera de la ciudad, sino fuera de comunicación.
Completamente.

No tenía lógica, ¿qué hombre de negocios quedaba de pronto ilocalizable? Aún no habían cerrado su trato y sin su patrocinio, llevar a cabo la Copa Budge sería una pesadilla.
Necesitaba encontrar una solución rápido.

Había pasado meses usando sus influencias y conexiones para encontrar un buen inversionista, nunca había tenido que emplear tanto esfuerzo en un proyecto, el dinero involucrado haría de ése uno de los mayores negocios que habría cerrado para Muggen. No podía dejar que se le fuera de las manos.

La copa sería llevada a cabo en las enormes y nuevas canchas de tenis del hotel Montek, de hecho, ése era un evento inaugural. Él mismo había movido cielo mar y tierra para conseguir que se hiciera ahí.

Ese proyecto representaba más de un año de trabajo y ahora se veía en graves dificultades. Sin su segundo mayor patrocinador, de pronto todo lo que hasta ahora había marchado como un reloj suizo, se veía abajo.

Y es que los patrocinadores, a su parecer, podían llegar a comportarse como una parvada de huidizas aves, cuando uno huía, los otros solían seguirlo y eso… sería catastrófico dado que la copa sería en pocas semanas.

Había pensado brevemente en comunicarse con Renate Inzhagi, pero sabía que tendría que aguantar sus incesantes coqueteos y francamente ya no solía acostarse con mujeres por muy poderosas o hermosas que fueran. La idea resultaba un tanto contradictoria dado que llevarse a esa millonaria a su alcoba y quitarle lo condesa, podría hacer su vida mucho más sencilla.

Pero había otra cuestión que lo frenaba de considerar a Renate una posibilidad y es que ella era -o por lo menos había sido- amiga cercana de su madre, Elena.
Y nada bueno podía resultar de eso.

- Enzo- dijo una voz su nombre repentinamente.

Alzó la vista sin pensarlo, dejando ir sus pensamientos mientras deambulaba por aquel parque. Nada lo habría preparado para lo que seguiría.

Ante él estaba un hombre de abrigo largo y blanco, sus ojos color índigo eran profundos como el mar polar y tremendamente familiares. Le tomó absolutamente nada armar su identidad con aquellos rasgos y la punzada de anticipación que sintió le hizo saber que su corazón reaccionaba más rápidamente que su cerebro.

Por supuesto que lo conocía. Había visto ese rostro todos los días de una época pasada, hacía mucho tiempo.
Había contemplado esa cara perfectamente simétrica envuelta en un poderoso halo de voluptuosidad, en un mohín de furia… en la calma de un sueño profundo.

Abrianna le había dicho haberlo visto en la ciudad hacía apenas unos días.
Reiner Köhler.

- Rein… ¿che cosa fai qui?- le preguntó en italiano, por costumbre.

El otro tardó en contestar. Era obvio que para él ese era igualmente un evento totalmente inesperado.

- ¿Aquí en Luxemburgo o aquí en este parque?- preguntó de vuelta, con perfecto
  acento del sur, pese a que esa no era su lengua nativa.

- Los dos- contestó Baladi con inercia, mirando su pelo con sorpresa-  Tu cabello… es
  plateado ahora.

Reiner sonrió. Seguramente no era la primera vez que alguien del pasado le decía eso.
Esa alineada y blanca sonrisa… casi la había olvidado.

- Perdió su color hace tiempo atrás. Supongo que viví demasiado a prisa- dijo sin darle
  importancia.

Era más alto de lo que recordaba… más magnético de lo que recordaba.
Su cuerpo ahora era más masculino que antes, si es que eso era posible. La edad le sentaba extraordinariamente bien y aunque los costados de sus ojos tenían tenues arrugas, no lucía realmente muy mayor. Debía estar alejándose de sus treintas.

Lucía estupendo, bajo su abrigo pudo adivinar su figura masculina pues tenía las dimensiones de su cuerpo grabadas a la perfección en su memoria.

Köhler era un alemán que, tras pasar tres semanas en el mar Egeo, se había vuelto completamente un ser de la playa, su piel tostada y su cuerpo modelado hacían de él alguien que capturaba las miradas y era suficientemente rico… como para no tener ningún remordimiento.

Pertenecía al jet set, aquellos jóvenes de élite, la mayoría con títulos o familias acaudaladas que no tenían que preocuparse de absolutamente nada en la vida salvo disfrutarla. Y eso era exactamente lo que había hecho.

Sin embargo, al verlo de pie frente a él supo que mucho habría cambiado.

- Mestri me dijo que te había encontrado, ¿has venido por placer o negocios?

Una pregunta así, captó la atención de Köhler, quien echó hacia atrás su bufanda negra.
La brisa fría silbó entre ellos, el cabello del rubio se sacudía un poco, ligero y suave.

Comenzaron a avanzar sobre el camino curveado que atravesaba el parque, que por el clima no tenía más que ocasionales corredores.

- ¿Por placer, preguntas?- repitió como si se burlara del contenido oculto, intencional o
  no- Para ser precisos realmente es por negocios, llegué hace poco para armar
  proyectos con una constructora de la que me volví socio hace un año. Aunque quizá sea
  algo temporal mi estancia en Lux.

Aquello no era algo de lo cual sorprenderse, Baladi sabía que ese sujeto había vivido su vida viajando.

- Por el momento estoy rentando una suite justo aquí- contestó señalando con su mano el
  último piso de una enorme construcción frente a ellos, un hotel de lujo que parecía salir
  de entre los árboles. Debía tratarse de un penthouse inmenso.

- Ya veo.
Por supuesto, era seguro un lugar impresionante, con una vista igual.

- ¿Qué hay de ti? ¿Vives en Lux, Enzo?
Escuchar su nombre en esa voz una vez más era extraño.

- Si, desde hace tiempo. Trabajo en Muggen Corp.

No fue difícil adivinar el resto.
- Eso es grandioso. RP supongo, tal como querías.

Mas inusual resultaba conversar con soltura con él. Ciertamente no había esperado volver a verlo jamás y mucho menos había contemplado un escenario en que volverían a estar frente a frente, en ese momento se dio cuenta de eso. De haberlo pensado, habría supuesto un momento mucho más tenso e incómodo.

La forma en la que lo había abandonado era más de lo que un ego normalmente podría perdonar, pero al parecer la autoestima de Reiner Köhler no estaba para nada lastimada, bueno, no en vano habían transcurrido… ocho años.

- ¿Y qué haces aquí, Enzo? ¿Te gustan los parques a menos cero grados?

- Es un lugar lleno de gente interesante al parecer- jugó un poco con la ironía- Lo cierto
  es que estaba por el rumbo buscando a un compatriota berlinés tuyo, Franz Karthik.
  Quizá lo conozcas.

El rostro del mayor pareció no comprenderlo del todo.

- ¿Eso es cierto? Pues lamento ser quien te diga que no vas a poder hacer negocios con él.

El rubio no ocultó su desconcierto.
- Estás confundiéndome, ¿a qué te refieres?

- Hace poco sufrió un aparatoso infarto en su jet. Ya te imaginarás la impresión de
  algo así a 30,000 pies de altura.
  Aún no se ha recuperado y ya ha comenzado a venderlo todo para mudarse a Burdeos.
  Allá tiene varias propiedades entre ellas una villa de muchas hectáreas.

Baladi tardó en decir una palabra.
¿Le estaba gastando una broma?

- ¿Cómo es que estás enterado de eso?
- ¿Cómo es que tú no? ¿No eres un publirrelacionista de alto nivel?

Él lo miró por un momento a la cara buscando un significado oculto en esas palabras, de pronto sus ojos azules lucían más obscuros que antes, y mucho menos cálidos. Jamás había visto una mirada así en Reiner antes.

Pero tal como había supuesto, muchas cosas habían cambiado.

- Si eso es verdad, estoy en problemas- dijo el rubio en un susurro para sí mismo.

Y como si el otro hubiera leído sus pensamientos dijo:
- Tú también te ves diferente. Tu cabello es tan largo ahora y luces tan… luxemburgués.

No supo si se trataba de un halago. No podía leer nada de lo que pensaba por su mente.

- Me voy, pasaré por la salida principal del parque, ¿caminas conmigo, Rein?- propuso.
- Seguro- contestó, continuando con su conversación en italiano.

La nieve comenzaba a acumularse en sus hombros, sería mejor moverse un poco.
Köhler se acomodó los guantes de cuero blanco y comenzó a andar.

Baladi lo dejó adelantarse un poco para observarlo de lejos, la ligera niebla se encargó de suavizar su entorno mientras avanzaba. Quería darle un buen vistazo, su persona era parte de un pasado que había creído perdido para siempre.
Eran recuerdos poderosos, no esperaba que lo fueran tanto.

- ¿Cuándo llegaste a la ciudad?

- Casi un mes- contestó el mayor- Estuve viviendo en Barcelona. ¿Hablas español?- le
  preguntó en castellano.
Reiner siempre había sido muy bueno para los idiomas.

- Si, un poco.

- ¿Y dices que trabajas para Muggen?- continuó.

- Si, en relaciones públicas para servicios financieros y asesoría para negocios.
Vaya, eso había costado trabajo decir en castellano.

- ¿Inmobiliarios?
Al parecer, conocía a Muggen.

- Si, entre ellos.

- Entre “otros”.

- Entre otros- corrigió el italiano.

- Trabajamos en la misma rama entonces, Enzo.

Pese al cambio de idioma, la conversación fluía sin problemas. Se alegró por eso.
Köhler lucía calmado y seguro de sí mismo. Era increíble verlo ahí después de tanto tiempo, hablar con él sin ningún esfuerzo.

Era difícil de creer que su ex amante hubiera vivido en la capital durante un mes sin que él lo supiera, pues incluso aunque el alemán no hubiera estado frecuentando el ambiente gay, era absolutamente imposible que hubiera escapado de su radar. Un hombre como él no pasaba desapercibido y menos en una reducida urbe en la que todos parecían conocerse.

- Mi socio es un arquitecto. Yo sólo soy el inversionista, el empresario es él. Y lo prefiero
  así, es menos lío.
 
- Supongo que va más contigo- contestó.

- De hecho, Karthik y yo también hemos hecho negocios juntos en el pasado. Por
  eso te digo que esta vez será difícil contactarlo. Tuvo una especie de revelación y quiere 
  retirarse prematuramente, lo anunció en la última fiesta que dio hace una semana.

Baladi había sido invitado a esa reunión, pero había tenido que trabajar en otro evento.
Se sintió agraviado por aquella exclusión, un anuncio en una fiesta no significaba que estuviera avisando de manera formal su retiro.
Esa era una gran falta de tacto del Karthik.

- Eso es ridículo, ni siquiera ha alcanzado sus cincuentas- se quejó sin poder evitarlo.

Se trataba de un hombre poderoso, en la cima del mundo, ¿por qué renunciar a todo eso?

- Por algo dije prematuro, Enzo. ¿Será que no me estás prestando la suficiente atención?

Ese tono de voz.
Aquello no era un comentario al aire.

Quizá finalmente se topaba con su rencor.
Y no iba a perder su valioso tiempo con tonterías.

- ¿Sabes? Seamos civilizados o sigamos nuestro camino. ¿Para qué molestarse?

Köhler detuvo sus pasos. Quedándose por un segundo quieto.
De espaldas no mostraba ningún tipo de emoción.
Y a veces de frente tampoco.

- Hace demasiado frío para discutir esto en la calle, ¿no crees? Acompáñame por algo que
  nos caliente la garganta y quizá podamos hablar de negocios o… de lo que quieras.

Esa invitación difícilmente podía malinterpretarse.
Sus ojos profundos reflejaban deseo. Un deseo que él mismo sentía.

Estaba completamente seguro que si le seguía la corriente al alemán, lo que pasara a continuación poco tendría que ver con negocios.

Sonrió sin poder evitarlo. Siempre había tenido tantos problemas diciendo que no a ese hombre y a sus propios impulsos.

- ¿A dónde iríamos?

- A mi penthouse, por supuesto- fue la respuesta que confirmaba sus sospechas- creo que
  me gustaría estar a solas contigo. En un lugar más privado.

Podía negarse. Pero se encontró caminando a su lado, sin intenciones de alejarse de él.
Ocho años eran mucho tiempo.

- ¿Con eso puedo entender que me has echado de menos?- bromeó mientras se perdían en
  la nieve que poco a poco comenzaba a llenar de bruma el ambiente por el cual los dos
  ex amantes se desvanecían en la distancia.

- ¿Quieres hacerme admitirlo?- bromeó el otro en respuesta.

Si, ocho años eran mucho tiempo.
Y de pronto, no parecían nada..





Continuará...

 

- Mi socio es un arquitecto. Yo sólo soy el inversionista, el empresario es él. Y lo prefiero

  así, es menos lío.

 

- Supongo que va más contigo- contestó.

 

- De hecho, Karthik y yo también hemos hecho negocios juntos en el pasado. Por

  eso te digo que esta vez será difícil contactarlo. Tuvo una especie de revelación y quiere 

  retirarse prematuramente, lo anunció en la última fiesta que dio hace una semana.

Notas finales:

¿Alguien quiere adivinar que pasará?


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