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AFFAIR por malchan

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Notas del capitulo:

 

¿No te parece extraño que no nos hayamos conocido antes?

 


Un jet privado lo esperaba.
Adentro, estaba un rico inversionista llamado Reiner Köhler.

Kyan sabía que era un personaje importante en la historia de Enzo, del pasado y del presente.

Köhler estaba sentado en el asiento frente a él, tenía los brazos cruzados y sus bíceps contraídos se marcaban por sobre la camisa de seda blanca que llevaba. Sus lentes de aviador cubrían los que ya sabían eran un par de ojos azul brillante.

Sólo un tipo como ése, tan masculinamente atractivo tenía que ser la clase de persona que pudiera cautivar la atención de alguien como su amico.

Ese hombre lo había llevado ahí con decisión, Novak había sentido que aunque no hubiera querido acompañarlo, acabaría yéndose con él. Ese sujeto no parecía la clase de hombre que pidiera realmente las cosas, no parecía dudar un segundo en que lo sacaría de donde estuviera.

Claro, después de escuchar el motivo, no existía opción alguna más que ir en busca de Baladi, donde quiera que estuviera. ¡Rodearía el mundo por estar con él en ese momento!

Aunque sabía que su familia había roto lazos con Enzo, también sabía que su amigo nunca habría cerrado para siempre la puerta que llevaba a ellos, por lo menos no en su interior, el italiano no era tan cínico como él.

Enzo bien podría llegar a ser muy superficial con la gente a su alrededor, ¿cómo no serlo cuando los demás eran igualmente frívolos con él y reaccionaban tanto en base a como lucía? Pero en el fondo, sabía perfectamente del corazón tan grande que tenía ese rubio precioso.

Por eso no podía dejar de pensar en él, en el dolor que seguramente estaba sintiendo, que seguramente se estaba negando a dejar salir.
Ese pensamiento lo descomponía y hacía de ese viaje algo interminable.

- Es extraño que no nos hayamos conocido antes- le dijo de pronto el alemán.
Eso lo extrajo de aquel hoyo negro que eran sus pensamientos.
Ese sujeto también debía desear distraer su mente.

- ¿Cómo dices?

- No lo sé- decía el alemán dirigiendo su mirada oculta bajo aquellas gafas tornasol- ¿no
  te parece extraño que no nos hayamos conocido antes?

- ¿Se supone que ahora entendería una frase tan extraña sólo porque la has dicho dos
  veces?

- No te hagas el idiota- lo miró entonces, se quitaba los lentes para ahora mirarlo con su
  azul intenso- sabes de lo que estoy hablando.

Se sorprendió por lo directo de aquellas palabras.
Kyan había entendido perfectamente a lo que se refería con ello.

Sabía cómo era ese sujeto por las palabras del publirrelacionista, podría imaginar qué tipo de decisiones tomaría, la forma en la que luciría "impecable” en una reunión en la playa, lo ronco de su voz, lo bueno que era en el sexo.
Las pocas descripciones que había escuchado alguna vez decir de Enzo eran tan precisas, pese a que parecerían dichas sólo para llenar el espacio.
“El hombre con el que navegué el Mediterráneo” era el nombre de esa historia.

Ahora entendía lo importante que había sido ese sujeto en la vida de Enzo, lo importante que seguía siendo si en la muerte de alguien tan esencial en su vida, ahí estaba él, aquello no era una coincidencia.

Pero había no querido seguir esa idea de que hubieran tardado en conocerse ellos dos, porque estaba a la defensiva. Y había sido descubierto.

- Nos vimos una vez, pero apenas si fue un instante- le dijo al fin como contestación.

- Si, no lo olvido. Estabas besando a Enzo esa noche- lo decía con descaro, quizá un dejo
  de celos mordaces- Pero entiendo que eso no clasifica técnicamente con conocer a
  alguien. Y aun si esa vez no contara, incluso antes yo ya te había visto. Tengo tanto
  tiempo de haberte encontrado la primera vez como lo tiene Daniel mismo.

Eso era peor.
No. No quería hablar con él.
Y aparentemente iba a tener que hacerlo eventualmente, encerrados en esa cabina.

- Fue a finales de noviembre. Me encontraba esa noche en el Zaphyr con mi socio de LD,
  yo estaba a su lado en el momento que decidió ir a perseguirte.
  Le dije que si él no te seducía lo haría yo- declaró.

¿Qué acababa de decir?
Novak sintió que la sorpresa le ahogaba.

- Pero no es que hiciera realmente falta la amenaza- continuaba- lo flechaste. Sé que es
  ridículo decirlo pero fue así.
  Él no estaba en su mejor momento, pero verte pareció hacerse olvidado de todo aquello,
  por primera vez en una eternidad.

El primer impulso fue molestarse por esas palabras, pero después… pudo recordarlo también.
Era verdad, él había estado ahí.
Él era el tipo que acompañaba a Daniel en el VIP del Zaphyr, aquel que en el primer segundo hablando con el guallen había creído podría ser algo más que “su socio”.

- Pero tú no sabías quien era yo- agregó Köhler- ni yo quien eras tú.
  Supongo que esta historia podría haber sido mucho más complicada de lo que es, si
  hubiera sido yo el que hubiera ido tras de ti.

Kyan controló su reacción.
Evidentemente ese sujeto no tenía problemas con su ego, en sus supuestos, la posibilidad de que lo hubiera rechazado, no existía.

¿Se hubiera ido a la cama con él? ¿Le hubiera gustado acostarse con Köhler?
Temía buscar la respuesta.

- No veo el sentido de pensar en lo que no ocurrió- contestó entonces, sin poder no hacerlo.

- Tú debes saber que soy su socio en LD, que soy amigo de la familia Lascurain, que
  estuve con Enzo, ¿qué más sabes de mí?- cambió el rumbo de la conversación sin
  ningún problema.

Era un tanto arrogante ese tipo.
Respondió con un ataque.

- No sé, ¿qué más debería saber de ti?

Había un tinte de reto en aquella mirada azul que lo provocaba.
Definitivamente.

- Y yo de ti sé que eres actualmente la persona más cercana a Enzo- dijo el inversionista-
  que eres la estrella financiera de Roger Miller, ¿voy bien?
  Y que mi amigo está enamorado como un imbécil de ti.

Así que no sólo estaba siendo grosero, también estaba haciendo broma de ello.
Era tan aprovechado en su posición.
Pero dos podían jugar ese juego de provocación…

- ¿Vas a hacerme creer que Daniel te dijo que estaba enamorado de mí?

Si era una mentira iba a hacerlo retractarse o aclararse. No es que no le gustara una ácida plática con alguien que pudiera seguirla, estaba de humor para una pelea verbal, ya que la plática casual no había podido hacerle interesarse por la interacción humana los últimos días.

- Estuvimos a punto de perder un negocio de millones de euros, sólo porque Dan quería
  regresar de Rotterdam a Lux para verte, el mismo día que el trato se cerraba.

- Esa historia suena tan exagerada- optó por no tomarlo en serio.

Si era verdaderamente lo importante que hacía parecer, el otro insistiría.

- Bueno, tal vez sólo hubiéramos tenido que posponer la firma del contrato, pero si habría
  arruinado varios días, entre ellos los de un millonario con poco tiempo para perder.

Kyan se rio esta vez.
- ¿Estás hablando de ti mismo?

Köhler devolvió una risa también, seguida de una sonrisa cínica.
- No, me refiero a nuestro cliente, ¿de verdad crees que soy tan engreído?
  Ahora me pregunto qué es lo que supone sabes de mí. Cómo se refiere a mí Enzo.

- No he escuchado comentarios muy positivos de ti, Reiner Köhler, esta podría ser tu
  única oportunidad para decir algo bueno sobre ti mismo.

La energía que fluía entre ellos era una mezcla de incitación y ruda honestidad que hacía mucho tiempo no tenía con nadie. Era extraño poder encontrar un adversario que le diera batalla.

Ese tipo lo molestaba a la vez que extrañamente lo provocaba.

- ¿Así que ahora debo quedar bien con el mejor amigo de Enzo?- se mofaba el socio de
  Daniel- Soy la peor persona para hablar bien de mí, te lo aseguro.
  Quizá a mi favor lo único que puedo decir es que me preocupan las personas que quiero
  y a lo único a lo que me refería al decir que era extraño que no te conociera antes, es que
  me resulta difícil de entender dado que estás rodeado de las personas que me son
  importantes.

Podía ver perfectamente que eso lo decía con ningún sarcasmo.
Vaya que era bueno contestando.

- Eres amigo íntimo de los Lascurain- recordó Novak.
- Ellos son como mis hermanos.

Cada vez era más obvio que ese terreno podía ser peligroso.

- Me pregunto si tú dirías lo mismo- susurró segundos después Köhler.
El castaño temió querer saber que acompañaba esa frase murmurada de repente.
- Me pregunto si tú dirías de mí que soy alguien cercano a tus personas favoritas- repitió
  esa vez con toda claridad, no dejando lugar a dudas.
Estaba enfrentándolo en una maldita indirecta.

- ¿Me estás preguntando si tengo sentimientos por tu socio?- dedujo ahora, pese a que su
  adivinanza anterior había resultado ser un error suyo.
Tenía que dejar de ser tan irónico.

- Sí. Supongo que eso es lo que quiero decir.

- Cuando te refieres a la gente que quieres, también te refieres a ella,  ¿no es cierto? A
  Victoria. ¿Eres su amigo personal?
Quería desviar su atención sobre Daniel, pero lo cierto es que ella le intrigaba también.

- Yo diría que más que eso. La conozco desde hace quince años.
  Fuimos a la universidad, el LBS juntos, en Inglaterra, al igual que a Roger.
 
- ¿Tú y Victoria salieron alguna vez juntos?

De pronto ese era un interrogatorio, iba a reconocerlo, así como la soltura con la que Köhler hablaba de vuelta.

- Amo a Vi, pero no de esa forma.
  Por si no seguías con atención los acontecimientos, soy homosexual.
  Me gustan los hombres.

Pero, ¿no Enzo lo había acusado de acostarse con la hermana de Rick?

Sí, era extraño que ellos no se hubieran conocido antes, ahora entendía la verdad de aquel comentario.

- Pero ahora hay una gama amplia de definiciones sexuales, ¿no, Köhler?
  ¿No podrías ser bisexual?

Aquello parecía realmente divertirlo, el peliplateado sonreía como un gato.

- No, en realidad no, sé perfectamente lo que me gusta y no está en el otro sexo.
  Pero, ¿asumiste que yo podía ser bisexual porque Daniel te dijo que él lo era?

Kyan se sintió de pronto acorralado.
No, no se había referido a eso en absoluto.

El otro pareció extrañamente contrariado, verdaderamente dudoso del destino de esa conversación, luego como si tomara fuerzas, continuó antes que el otro pudiera volver a hilar un pensamiento coherente.

- ¿Dan te habló de su pasado?- lo orillaba a responder con una nueva pregunta.

Sin embargo aquella mención parecía haber sido hecha con cautela, no entendió el porqué de ese cambio. Como si hubiera una sombra en ello, una figura pesada sobre la figura del guallen.

- Sabes sobre su matrimonio- dedujo el otro- si él te ha contado sobre eso debes ser muy
  especial para él, Dan en realidad es… bastante hermético en su vida privada.

No había que ser un genio para deducir el porqué.
Sobre todo si solía acostarse con hombres fuera de su matrimonio heterosexual.

- Pues no, no soy especial para él, ni me ha contado nada sobre su matrimonio ni sobre
  ella. Todo lo contrario, la ocultó muy bien, es muy bueno escondiendo la verdad tal
  como has dicho.

Lascurain dicho que quería llevarlo a su cama esa noche en el castillo, a su lecho de casado.
Lo comprendía ahora, estaba marcando en ese lugar, sus dotes de semental.
Muy asquerosamente descarado.

¿Existía alguna posibilidad de que Köhler estuviera enterado de lo que había pasado entre ellos? ¿De… todo?
Se sintió perturbado y con ganas de abrir absurdamente la ventanilla de la cabina.

- No quiero hablar de él.
- ¿Por qué estás evitándolo?

Ese sujeto no parecía ni mínimamente interesado en su negativa de abordar el tema. En esto le recordó a Daniel.

- No tengo porque contestar a eso, esto no es un interrogatorio hasta donde sé.

Estaba siendo un completo hipócrita, y apelar a sus buenos modales probablemente no daría mucho resultado.

- Él vino a Italia para verte, eso ya debes saberlo- pareció presionarlo un poco más.

La conversación ya había emprendido el camino al hartazgo.

- Daniel fue invitado por Roger Miller, ¿en qué parte hizo un enorme sacrificio en su vida
  para encontrarme? Dices que casi vuelve a Luxemburgo por mí, ¿debo creer también
  eso?
  Pareces muy entretenido intentando provocarme ¡y es que al parecer no tengo
  suficiente de él!- la última parte de aquella frase había sido casi una exclamación.

¿En qué momento había perdido el dominio de su boca?
Quizá en el instante que el portugués había sido incluido en una charla que ni siquiera deseaba estar teniendo.

No podía dejar de detestar a Lascurain, ¡no podía!
La forma en la que lo había tratado, el rencor y la violencia. En sus muñecas ya se mostraban los moretones que le había hecho, aún podía escuchar sus gruñidos furiosos contra su oído donde nunca antes había habido esa cólera, podía sentir aún en su carne aquella posesión dolorosa y aún podía ver ese par de ojos grises envenenándole el alma.

Toda esa pasión… volviéndose tan obscura…

Lo odiaba. Todo lo que alguna vez hubiera sentido por él se había transformado en odio.
Le enfermaba pensar en Daniel, le creaba un dolor que aún no sabía manejar…

Köhler no había dicho nada. Parecía querer darle un momento.
Ese sujeto al final estaba quitándole control. Y estaba perdiendo ante él.

- ¿Qué es lo que se supone que quieres que haga de todos modos? ¿Qué lo busque? ¿Qué   
  le diga que podemos solucionar lo que él mismo ha provocado?

Era tan ridículo.
¡Más allá de ridículo!

- Son muchas preguntas y creí que habías dicho que esto no era un interrogatorio.

Ese tipo estaba sacándolo de sus casillas.

- Dímelo- insistió Novak, ahora estaba furioso- dilo claramente. “Daniel Lascurain es una
  de mis personas favoritas, ha hecho mucho por verte y  está enamorado de ti, por lo
  tanto tienes que corresponderle y seguir acostándote con él ¡pese a que ES UNA
  MIERDA DE PERSONA!”

Se mordió la lengua, claramente era tiempo de callarse la boca.
Es sólo que Reiner Köhler parecía querer provocarlo. Y le funcionaba de maravilla.

Los labios de ese alemán se arqueaban un poco.
- ¿Por qué rayos sonríes?

- La verdad es que no esperaba encontrarte tan adorable.

Sintió un golpe de furia.
Y por un segundo se vio a sí mismo abofeteándolo y cerró el puño para no hacerlo. Le dolía la mano, de nuevo.

- Te enfadas fácilmente- le dijo Reiner- pero te sonrojas cuando lo haces y ese sonrojo te
  hace ver tan extrañamente atractivo.
  Y como pareces ser una persona temperamental, supongo que Enzo ha de disfrutar
  tomarte el pelo, ¿es por eso que se ha vuelto tan ácido?

No supo que decir esta vez.
Nada lo había preparado para una respuesta así.
Quizá ya había dicho demasiado y lo mejor era no seguir alimentando esa hoguera, pero el otro se le adelantó.

- No hablemos de Daniel entonces, es obvio que no es un tema que encuentres placentero.
 - Me alegra escuchar eso, no sabía si había sido lo suficientemente claro.

Köhler rio de nuevo.

- Vaya, siempre tienes algo que decir, ¿no es así?
- No es como si fueras algo diferente.
- Creí que sería amable hablar un poco contigo.
- ¿Ah sí? Eso me hace preguntarme el por qué tu amabilidad resulta tan incómoda.
- No más que la tuya.

Esta vez fue Kyan quien rio.
Aquello era tan acimónico que no podía tomarlo en serio.

- No entiendo por qué, soy famoso por mi diplomacia- bromeó negramente Novak.

El cuerpo del alemán a su lado se relajó en el asiento.
- Veo que será un largo viaje- le oyó decir.

Bueno, aquello era mejor que pensar en la muerte del padre de Enzo. De lo que podría decirle al verlo finalmente, de lo poco que sabía que sus palabras calmarían su pena.
Suspiró la angustia que ese pensamiento le traía.

- Dime una cosa, Köhler. ¿Viniste tú a Catania siguiendo a Enzo?

Si aquel era el momento de aceptar verdades, quería escuchar unas cuantas de ese alemán. Dos podían jugar ese juego.

- ¿Al igual que Daniel?

- Si, al igual que Daniel, Köhler.

- Victoria me lo pidió. Pero eso no fue lo que me hizo realmente volver a Italia.
  Es cierto lo que supones, vine porque sabía que Enzo estaría aquí, que no podía
  evadirme porque sería un invitado más en la Copa, ¿te parezco un acosador?

Parecía cómodo con burlarse de sí mismo.
Tendría que haberlo esperado.

- Sí, me pareces un poco acosador.

Y hablaba en serio.
Ese era el tipo de cosas que Baladi odiaba de sus parejas, la imposición y la posesividad.
Köhler debería saberlo y sin embargo… no parecía poder evitarlo.
¿O sería tan egocéntrico que no le importaba? ¿Cómo a cierto arquitecto?

- Al final, ni siquiera he podido ir a ningún partido, ni a ningún evento.
  Para ti, Novak, que se ve aprecias la ironía, deberías encontrarle un poco la gracia, ¿no
  crees? Yo aún se la estoy buscando.

De pronto aquel comentario apagado contrastaba con la fuerza que ese alemán le había mostrado hasta ese momento.

- ¿Por qué… no has acudido a la Copa?

Köhler lo volteó a ver, sus ojos azules parecían acaso más profundos.
Al parecer, lo había tomado desprevenido con su pregunta. Finalmente.

No obtuvo una respuesta inmediata.

- Mi vida… se está complicando más de lo que creí- le escuchó decir finalmente- uno
  pensaría que unas vacaciones en una isla serían algo maravilloso, pero aparentemente no
  estoy en condiciones ni siquiera de eso. Debe ser algún tipo de karma que tengo por
  pagar por todo lo afortunado que he sido a lo largo de mi vida.

Aquella explicación estaba impregnada de mordacidad, pero supo ver una pesadumbre que hasta ese momento aquel firme sujeto no controlaba.

Pudo haberlo presionado más, como el otro había hecho antes, pero no pudo.
Si alguien sabía lo que era celar su vida y sus sentimientos, era Kyan.
Así que aunque una parte de sí buscaba recabar toda la información que pudiera de él, no ahondó en sus interrogantes al respecto.

Y de todos modos, había un tema más importante flotando entre ellos; el de la preciosa criatura de cabellos dorados con la que ambos tenían una relación.

- Has dicho que viniste a Italia por Enzo.
  Me pregunto si estás enamorado de él tal como dices que Daniel está enamorado de
  mí.

No lo inquiría directamente, dándole la oportunidad de no responder.
Había elegido con cuidado sus palabras.
Aquello no era algo que querría le obligaran a contestar a él.
En cambio, recibió una respuesta franca, tal como había esperado.

- Nunca he dejado de estar enamorado de él, lo supe en el momento en que nos
  reencontramos. Quise que fuera de nuevo parte de mi vida, es así de simple.

Kyan sintió como se sonrojaba, haciéndolo ver como un estúpido.
“Adorable” había dicho ese tipo. Que odioso.

- Estás bromeando, ¿verdad?

Köhler decía estar enamorado de Enzo, como si nada.
No podía sino ponerlo en duda, pensando en la idea de que él y Sylvane realmente hubieran tenido algo.

- Me gustaría estar bromeando- respondió el otro- de verdad sería mucho más sencillo
  para mí. Si quieres que sea realmente honesto contigo, de verdad quisiera que Enzo y yo
  estuviéramos juntos. Sin ambigüedades, sin nadie más ocupando un espacio en nuestras
  vidas que sólo deberíamos ocupar él y yo.

De pronto, el impulso que había arrastrado esas palabras fuera, pareció perderse.
En su afán de ser directo, probablemente había dejado salir demasiado.
Y Köhler no parecía ser una persona que se frenara a sí misma…

- Al final, ¿qué no es eso lo que buscamos siempre?
  Esa magia entre dos personas.

No pudo decir que sí. Ni tampoco que no.
El luxemburgués había deseado una vida con alguien con esa misma fuerza.
Una conexión real, un futuro, un hogar.
Pero, ¿qué caso tenía desear lo imposible?

- Pero también soy una persona realista, Novak.
  Ahora sé que lo mío con Enzo… no va a pasar- le escuchó murmurar- es demasiado
  tarde.

¿No esa era la misma amargura que había sentido él mismo hace un instante?
El saber que lo que amas no podrás alcanzarlo.
Deseó no haber sentido ese segundo de empatía por él.

- Enzo ha perdido a alguien que amaba, por eso quiero que estés con él- seguía el otro.
  Si supiera que mi presencia es suficiente, no te hubiera buscado, pero sé que no es así.

  Su mirada ésta mañana estaba tan horriblemente desamparada que supe que no era yo
  quien podría llegar a ese lugar tan remoto donde él se ha ido… sino tú.

  Esta vez no puedo interpretar el papel del amante celoso porque su bienestar me interesa
  más que lo herido que pueda resultar mi orgullo.


Lo que más sorprendió a Kyan de lo que acababa de oír es que no encontraba recriminación ni despecho en ello.

Köhler deseaba que su amigo estuviera con él, lo confortara. Porque deseaba parar el dolor del hombre del que estaba enamorado.

Miró una vez más a Reiner Köhler y le pareció que pese a que ambos tenían un humor bastante ácido… el otro no parecía esconderse tras éste.
Era sorprendentemente verdadero en sus palabras.

De pronto sintió verdadera ansiedad por llegar al lado de su hermoso hermano mayor.

- ¿Está muy mal? ¿Enzo?

Köhler pareció perderse entonces en su contestación deseando poder describir lo que había visto. Y no parecía ir a un lado bueno.

- Enzo se encuentra en un abismo… y su dolor no es algo que yo pueda aliviar.

De pronto no parecía el mismo tipo de antes. Estaba mortalmente serio.

- No soporto verlo así.

Una red de una tensión diferente a la que los había envuelto antes, caía sobre ambos.

- Me alegra que contara contigo cuando su padre murió- dijo Kyan, siendo sincero
  también- y quizá… Enzo debería dejar de ser tan terco respecto a ti.

Supo que no debería haber dicho eso último. Pero no había podido no decir una verdad.
Se miraron sin decir ni una palabra. Ambos habían bajado las armas finalmente, en una tregua silenciosa de luto.

Kyan jadeó por aire.
Ese camino se hacía eterno.
Necesitaba ver a Enzo con verdadera premura.



-  -  -  -



Natalia estaba inmersa en su drama personal, manejando los asuntos prácticos de la situación con sus abogados mientras el servicio preparaba todo para que ella se marchase de la mansión, la joven no quería tener que enfrentarse a Lady Elena ni por error.

Cuando llegaron a la casa de los Baladi, ella le sugirió que hicieran lo mismo, que sacaran a Enzo de ahí.

Las cosas sólo podían ponerse aún más desagradables.

Kyan y Reiner buscaron a Enzo por la enorme casa, fue el segundo quien finalmente lo halló de pie frente al mar Sorrento.

El viento soplaba tersamente, dándole un aspecto etéreo al menor de los Baladi, su cabello lanzaba destellos dorados hermosos que parecían querer consolar su belleza sumergida en la obscuridad.

- Enzo- lo nombró suavemente.

En ese momento comprendió ese sentido que nunca había experimentado sobre la muerte, ésta no se trataba sobre los que se iban, sino sobre los que se quedaban.

Reiner pensó en su propio padre, a quien no había visto hacía también más de una década. Él también lo había alejado, hacía incluso mucho tiempo más atrás.
No lo extrañaba. Nunca pensaba en él.
Se preguntó qué sentiría al enterarse de su muerte. Si le dolería tanto como a Enzo parecía dolerle la del suyo.

Su bellisimo italiano no reaccionó a su nombre, parecía atrapado en el hechizo de una elación lejana y dolorosa. Contemplaba el mar con su mirada esmeralda perdida en una triste introspección.

Su irreal hermosura parecía congelada en el infinito, haciendo que se preguntase si ese etéreo hombre siquiera respiraba. Su sedosidad mostraba sólo un exterior… Enzo lucía vacío.
Ese pensamiento fue aterrador de alguna extraña manera.

- ¡Enzo!- repitió esta vez más fuerte, con cierta tensión.

El joven giró entonces su cabeza lentamente hacia él, aun sin estar ahí del todo, como si se preguntara lo que pasaba.

- Rein…- murmuró, sin ningún atisbo de real emoción.

Köhler fue víctima de una angustia más profunda. Ése que tenía en frente era sólo una sombra del vibrante, elocuente y apasionado Enzo.

- Pensé… pensé que te habías marchado.
- He tenido que salir- se excusó.

Se plantó frente a él y tomó su rostro por los costados. Le dolía verlo así más de lo que hubiera pensando.
Al irse recordaba haber temido dejarlo. Y era como si aquel recelo tomara forma.

- No… no me mires con esa expresión- dijo suavemente el de menor edad- me hace sentir
  triste. No deberías preocuparte por mí. Ya te he causado suficientes molestias.

- Ya te dije que no necesitas decir esas palabras correctas, yo no las necesito.

La cara de ese apuesto rubio se fue endureciendo de una forma inesperada e irreversible.
Y movió la cabeza para liberarse de aquella caricia.

- Quería pensar que te habías marchado- dijo de otra forma ahora, con mucha más
  severidad- Mi madre quiere hacer parecer que no le importa lo que pase con Ángelo
  Baladi, y lo hace asistiendo a la copa con todo el estilo, pero sé que la gente de esta casa
  siempre fue fiel a ella y ya deben haberle informado sobre su muerte y sé también que
  no va a poder evitar venir aquí… y pronto.

  Esta es su perfecta oportunidad para humillar a Natalia y repudiarme a mí. Y el que el
  amante de su hijo homosexual se haya atrevido a entrar a su casa, sólo va a facilitarle el
  trabajo, ¿entiendes?


Sus palabras eran horribles en muchos sentidos.

- Ella no tendría que saber lo que pasa entre nosotros, no es asunto suyo- repeló.

- La única forma en la que no lo sabría, es si no tuviera ojos. Mi padre lo ha sabido con
  tan sólo verte.

Al parecer ya era demasiado obvio.
¿Existía una sola persona que no supiera que amaba a Enzo? Se preguntó con cinismo.

Y aunque la noche anterior el alma de la persona frente a él se había expuesto debido al dolor, pero hoy era el mismo dolor la que la endurecía.

- Pensé que te habías marchado- repitió una tercera vez- y creí que era una buena decisión
  tuya.
Lo decía con una expresión gravemente seria.

- Me iré si quieres que lo haga. Así como me quedé porque me lo pediste.

Un segundo de pausa que supo a eterno transcurrió con la misma cadencia que ahora parecía pertenecer a Enzo y cuando habló, fue definitivo.

- Sí, es mejor que te marches de aquí.

Él, quien normalmente jamás diría algo tan descortés, parecía tener apagado algún tipo de sistema.
Pero Köhler le había pedido ser sincero, ¿no? sería absurdo sentirse agraviado.

- Me esperaba algo así- confesó- me pregunté cuanto tardarías en alejarme.
  Es por eso que he traído alguien para ti, caro mio.

Köhler lo giraba suavemente en dirección a la casa.
Su mejor amigo, con el pelo hecho un desastre y la cara llena de aflicción caminaba hacia ellos.

- Key…- susurraba, como si nombrarlo asegurara que no era una visión.

Su cuerpo paralizado hasta ese momento tomó movimiento y comenzó a caminar hacia él.
Novak apretaba el paso y sus andares apresurados no tardaron en encontrarlos.

- ¡Lo siento!- decía el castaño en una exclamación, estrechándolo con una inesperada
  fuerza. Lo tomó entre sus brazos, apretándolo con vehemencia.

Ese sujeto tan ácido y frío de pronto se volvía todo lo reconfortante que era capaz de ser, por él.

Köhler vio a Enzo hundirse en aquel abrazo perdiéndose en éste sin ningún temor. Le vio sacar todo el aire, dejar salir toda aquella pena, cerrar sus ojos, dejándose atrapar por ese Kyan Novak.

- No puedo creer que has venido aquí, Key.

- ¿Dónde más podría estar? Discúlpame por no estar aquí para ti. Debí llegar antes.
  Lo siento, lo siento mucho.

- No, estás aquí ahora… y es lo único que me importa.

Ese apretado abrazo no tenía vistos de ser roto pronto.

Reiner no había esperado tener tanta razón, no había querido tenerla. Pero ese financiero parecía ser justo la persona que Baladi necesitaba en ese momento.

Los contemplaba compartiendo una especie de amor que no entendía.
Y aunque su corazón se llenaba de un inesperado alivio, a esa tranquilidad le siguió una hiriente envidia, de saber que el lugar que ese castaño ocupaba en la vida de Enzo, era un sitio privilegiado que él mismo no tenía.

Había llevado hasta ahí a la única persona que sabía podía consolar al hombre que amaba.
Y era hora de marcharse tal como se le pedía.

Su ego estaba siendo lastimado, tal como había anticipado que sería. No había sorpresa en ello.

Era más que evidente que salía sobrando ahí.
Y de todos modos, ¿qué se supone que era lo que defendería?
Tal como le había confesado a Novak, sabía que no existía un futuro junto a Enzo.
Nunca lo había habido.

A nadie pareció importarle mucho cuando se subió en ese avión y se fue.
¿Por qué a alguien podría haberle importado?
¿Quién era él en esa historia de todos modos?  Nadie, salvo el tipo con el que Enzo Baladi se acostaba.

Nunca sería nada más que eso.

Y mucho menos ahora.




Continuará...

 

Notas finales:

Lamento el retraso en la actualización, pero fue mi cumple y tenía trabajo pendiente.

<3


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