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AFFAIR por malchan

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Novak no podía sino estar nervioso cuando terminó de hablar.

Todas las miradas estaban puestas en Lascurain y en él. Y de sólo verlos de reojo era evidente la aberración del arquitecto hacia el presidente de Muggen que estaba sentado en el otro extremo del salón de conferencias.

Sentía una especie de sudor frío al encontrarse en medio de la situación. Algo así como un fuego cruzado que le trastocaba.

- ¿Alguien tiene alguna pregunta?

La mano alzada de Thomas Saether pronto fue atendida.
Esperaba que se tratara de algo relacionado a los números, pues eso podría contestarlo sin problemas, pero no fue así, él estaba curioso por el método que prevenía el hundimiento.

El asesor financiero sintió una punzada en el estómago, pero de pronto la voz del arquitecto complemente privada de inflexiones ya se encontraba explicándole. A esto le  siguieron dudas que no resultaron complicadas de atender y tras un rato, los inversionistas parecieron satisfechos.

Kyan concluyó entonces, agradeciéndoles su presencia, aunque no supo si en verdad apreciaba la de su jefe, Roger Miller.
Y antes de que todos se dispersaran, el portugués les informó que les haría llegar el nuevo contrato a todos por medio de Andrew y que esperaba que vieran la oportunidad para invertir en un muy buen negocio.

Los presentes se levantaron de sus sillas y se acercaron a ellos, aunque la mayoría se dirigieron al Lascurain. Kyan lo había esperado, pues esas personas y él llevaban tiempo en el proyecto juntos, cada uno en su papel, y el arquitecto era el elemento nuevo y reconocido que además había venido a hacer de ese plan algo nuevamente funcional. Aun así, no pudo sino sentir un poco de celos. Especialmente porque el inexpresivo Peter Yoon parecía esbozar una sonrisa mientras conversaba con Daniel, quien aprovechaba el momento también para presentar con más informalidad a Andrew Kelly, el joven arquitecto que le acompañaba.

El presidente, por su parte, se aproximó a estrechar la mano de Novak.
- Una excelente presentación, el tiempo que pude escucharla, claro.
  Lamento el retraso.

- Gracias, señor Miller. La verdad es que no lo esperaba aquí. Tal como dijo Lascurain.

El CEO dudó un segundo y él mismo lo hizo también, al escuchar sus propias palabras se preguntó por qué decía eso. ¿Era una forma inconsciente en que se ponía de parte de su compañero de proyecto?

Daniel hablaba con quienes se dirigían a él, pero no podía sino pensar que era en parte una forma de evitar hablar con Roger. Había procurado en todo momento no quedar a solas con él y tendría que ser un tonto para no darse cuenta.

Su jefa, Bianca Gilson llegaba con ellos.
- Una buena presentación, ¿no lo crees, Gilson?- preguntó el jefe de ambos.

- Sin duda, señor. Novak hizo un buen trabajo junto con LD, no podría estar más feliz- Lo
  miraba con una ligera sonrisa- Y considero que sería buena idea ir a un escenario más
  relajado para discutir los detalles- continuó- Novak, ¿crees que Daniel acepte
  acompañarnos?

¿Era en serio?

- No estoy seguro- dijo con vaguedad pese a que estaba seguro que no accedería.

- ¿Podrías invitarlo antes de que se vaya?- inquiría, presionando un poco más.

Esa petición lo tomó completamente por sorpresa.
En ese momento Daniel salía de la sala.
Miró a Miller y se dio cuenta de que hablaba en serio.

Lo cierto es que a nadie le sorprendió esa invitación para continuar los negocios en un ambiente más informal, eran casi un protocolo ese tipo de rituales, conocidos como “tragos de negocios”.

- Lamento hacer esto, pero el señor Miller tiene un punto aquí- decía ahora Bianca.
  Es necesario jugar con todas nuestras cartas, especialmente porque es la segunda vez
  que planteamos este proyecto a los inversionistas y necesitamos recuperar su
  confianza- continuaba ella, frunciendo el entrecejo y con voz suficientemente discreta
  para que nadie más los escuchara- ¿Crees que podrías…?

- ¿Convencer a LD?- completó la frase.

No podía creer que se lo estuvieran pidiendo.
Y tampoco podía pensar en cómo disuadirlo para aceptar.

- Como había dicho, me parece claro que trabajaron muy bien juntos.
  Y evidentemente no puedo forzarte, pero no necesito decirte lo importante que es este
  proyecto para Muggen, y para tu papel en él. Es un negocio de muchos ceros, si pudieras
  traerlo, sin lugar a dudas sería un esfuerzo que no pasaría desapercibido- seguía su jefe.

De pronto se sintió acorralado.

Miller se alejó para atender a los inversionistas.
Bianca no solía actuar de esa manera, pero era claro que ella y su reputación en el departamento también habían resultado afectadas con el primer fracaso del casino Rá.
No parecía querer pedirlo, pero lo estaba haciendo.

- ¿Acaso no notaste la forma en que Lascurain y Miller se miraron?- le preguntó entonces
  a ella. Si todos iban a ignorar al elefante en la habitación, tendría que ser más directo.

Eso le hizo apretar la mandíbula, contrariada.
- Es cierto han tenido roces a nivel personal, pero si Lascurain ha accedido a trabajar para
  Muggen como favor hacia él, no todo puede estar perdido.

 

 

- - -  

 

El arquitecto tomaba el elevador cuando Novak se coló en él para alcanzarlo.
Era obvio que Daniel no había esperado eso y se constataba en su rostro pasmado.
El luxemburgués esperó a que las puertas se cerraran para presionar el botón de paro.

- Todos tendríamos algún motivo para no ir a estos “tragos de negocios” pero lo hacemos
  porque es parte del trabajo. Negocios son negocios- dijo Kyan.

Pero el otro le lanzó la mirada más fría que jamás había recibido de esos ojos grises, haciéndole pensar que realmente no conocía a ese hombre en absoluto, por segunda vez en el día.

Todo eso iba hacia un mal lugar.

- Me sorprende que digas eso, Novak.  Siempre creí que tú eras de los que creía que un
  buen trabajo era lo que importaba.

Obviamente no sabía que sus jefes lo orillaban a hacerlo cambiar de opinión.

- Tú estuviste en esa junta conmigo, comprendes el esfuerzo que hay tras lo que he
  presentado.
  Te puedo asegurar que no encontrarás a nadie que haga este trabajo mejor de lo que yo
  lo he hecho y eso debería bastar para inclinar la balanza a favor del proyecto. No tendría
  que hacer falta tomarme una copa con Roger Miller, no es a él a quien tengo que
  convencer.
  Además, Andrew se muere de ganas por representar a LD, y sé que hará un trabajo
  magnífico y… con más entusiasmo del que yo en verdad podría.

Su vez era dura, rencorosa. Kyan no podía creerla.

- Entiendo que ese arquitecto que trajiste contigo es parte de tu constructora y
  seguramente estoy fallando en reconocer su mérito, pero él y yo no somos equipo.
  Y tú y yo sí.

Daniel parecía sorprendido de sus palabras.
Novak mismo tardó en escucharse decirlas y odió lo personal que aquello sonaba, así que se adelantó a seguir.

- Los inversionistas quieren tratar con quien dirige LD, no con segundos a bordo, eso lo
  sabes perfectamente. ¿Qué motivo tienes para no hacerlo?- no debía decirlo, pero tuvo
  que hacerlo- ¿Qué sucede contigo… con ustedes?

Perdía su habitual hermetismo en un segundo. Esa extraña actitud del moreno le hacía verdaderamente preguntarse qué tipo de cuestión podía ponerlo así de molesto. A él, un hombre que siempre parecía tener el control.

¿Qué no incluso él mismo había caído bajo el hechizo de su aplastante seguridad una y otra vez?  
¿Qué era lo que provocaba que esos ojos claros e intensos se hubieran vuelto un par de témpanos?

- Habla conmigo- pedía, aunque admitiendo que si el otro no lo hacía, buenas razones
  tendría.

Era como si su boca hablara sin su autorización. Pero en realidad, pese a que había sido Bianca quien le había sugerido ir tras él, al final también lo había hecho por decisión propia.
Quizá era simple morbo ante su extraña relación con Miller… quizá era el desconcierto de verlo por primera vez desde que lo conocía, enojado, lo cierto es que no habría esperado la respuesta que recibió.

- ¿Hablar contigo, dices? ¿Contarle mi vida privada a ti, la persona más impersonal que
  he conocido? ¿A alguien que parece tener una impresionante habilidad para crear
  cuando se lo propone, un muro intraspasable?  

Lo hizo quedarse sin habla. Y se sintió extrañamente herido por esas palabras.
No supo si ameritaba el ofenderse o siquiera intentar explicarse.
De pronto no pudo sino sentirse como un idiota.

Si la situación fuera al revés, por nada del mundo accedería a salir ni por negocios ni por nada con alguien a quien repudiara. Era ridículo que se lo estuviera pidiendo y se detestó por hacerlo.

- Entiendo. Disculpa, es sólo que…
“Es importante para mí, para mi carrera” iba a decir, pero sencillamente comprendió que sonaba demasiado egoísta.

¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Con qué derecho pedía algo que él mismo no haría?

Sintió turbado pero no fue hasta que golpeó con la pared que se dio cuenta estaba retrocediendo.

 

 

- - - 

 

Novak había pedido disculpas con un aspecto de abatimiento en que sus brillantes ojos miel perdían su brillo rápidamente.

Había ido corriendo hasta el elevador para hablar con él, y se había mostrado más vulnerable en un minuto que en todo el tiempo que tenía de conocerlo.
Su expresión de absoluta seguridad que siempre había tenido en el trabajo y en especial durante la presentación, se desplomaba sin más.

“Es importante para él” adivinó el portugués, después de todo, la primera vez que habían hablado en un entorno profesional, el asesor le había dicho que su empleo era lo más fundamental en su vida.

No por nada Novak era la persona más joven en su cargo y estaba luchando por que el fracaso de ese proyecto no afectara su carrera. Eso podía entenderlo.

Si era importante para Kyan, tendría que ser importante para él.

Y como siempre que se trataba de ese hombre, sentía una irremediable debilidad.
Deseó complacerlo, sin dejar de pensar que era en parte quizá debido a la culpa que sentía por las veces que lo había tomado casi a la fuerza.

Como fuera, simplemente no pudo negarse a lo que le pedía.

- Está bien.
  Iré.

El más joven no parecía haberlo esperado.

- No. No lo hagas- le contestó contra todo pronóstico- Por lo menos no lo hagas sólo
  porque te lo he pedido. Ha sido un error que lo haya hecho, no tengo derecho de hacerlo
  y comprendo lo injusto que resulta.

Lascurain simplemente no creía lo que escuchaba, pero pronto tuvo más sentido.

- No voy a obligarte a algo que no quieras hacer- concluyó el financiero.

Sin duda encontraba la ironía en ese comentario.
- ¿A diferencia de mí?

La cara del castaño se llenó de rubor, un sonrojo inesperado completa y simplemente adorable en alguien que siempre se las daba de duro. Le hizo sonreír verlo enrojecerse así y era como si todo aquel enojo que guardaba en ese momento… se diluyera.

Kyan tenía un poder sobre él que quizá estaba subestimando.

- Lo entiendo, Kyan- decidió admitir- en verdad.
  Seré el profesional que te prometí al inicio de todo esto.
  Pero respecto a contarte mis problemas… entenderás sino lo hago en este elevador.
El otro pareció a punto de rebatir, no se lo permitió.
- Pero me gusta la idea, tal vez tú también puedas hablarme de ti más adelante.
  ¿Esta noche, quizás? Cuando este circo se haya terminado…

El guallen se acercó a él, y puso su mano encima de la suya que presionaba el botón de paro. Kyan de inmediato se tensó. No era la primera vez que algo así ocurría con el moreno.

- Nunca me dejaste besarte realmente, ¿lo harías ahora?

- ¿Me obligarás a hacerlo?

- No. Pero la cosa, Key, es que no te creo que no quieras.

 

 

- - -

 

Lo había llamado Key. ¿Cómo sabía ese nombre?
Se acercaba peligrosamente a él y su cercanía no resultó diferente de las veces pasadas, el olor de su piel le hacía recordar el placer que era capaz de darle. Y tuvo que admitir que su simple presencia provocaba reacciones en su cuerpo de las que no tenía ningún control.

 “Es sólo un condicionamiento” se dijo.

- Si no lo hago, ¿te rehusarás a ir?
- No, ya dije que lo haría.

Lo miraba intensamente.    
Así que el otro también lo haría.

Lascurain lo había atrapado contra la pared y acercaba su cuerpo.
Podía sentir su calor y en segundos se sintió sofocado.

Si con besarlo detenía ese comportamiento inapropiado en el elevador… lo complacería esta vez.

Su mano libre le tomó la mandíbula y lo acercó a su boca.

Fue un simple contacto, no planeaba profundizarlo. Sin embargo, el toque con su piel fue suficientemente bueno como para permitirle ir más allá.
El arquitecto cerró sus ojos y él tuvo que hacerlo también para no hacerlo más incómodo.
Y sin la vista, todo resultó más sensorial.

Sus labios habían resultado ser mucho más suaves de lo que habría esperado, tibios y carnosos. Su barba rasurada seguramente en la mañana ya le raspaba.
Apenas si rozaba sus bordes, ¿por qué resultaba tan profundo un contacto que no lo era?

Hacer algo así en el elevador que tomaba todos los días para subir a su oficina era algo que no podía creer que estuviera haciendo, que le hacía sentirse más nervioso de lo que estaba dispuesto a admitir.

Daniel de pronto lo empujaba un poco, devolviendo aquel beso, suave, muy suavemente…

“Diablos” maldijo el asesor para sus adentros, sintiéndose traicionado… por sí mismo.

Ese beso no era malo.
Y estaba durando demasiado.

Una cosa era ser besado, pero el besar, la voluntad de querer dar esa parte de su persona… se lo había negado a sí mismo y a cualquier otro, desde Él, desde Ricard.

Esas memorias fueron demasiado poderosas para no volver, de aquel que lo había herido de una manera en que le imposibilitaba poder superarlo.

Kyan giró su cabeza, rompiendo la conexión abruptamente.

- Esa mirada… no es como si no la hubiera visto antes- susurró Daniel con la voz
  ligeramente alterada- no me gusta la forma en la que tus ojos se entristecen.

- Hablas como si pretendieras conocerme.

- Piensas en él, ¿no es cierto?

Un jadeo de sorpresa salió del castaño y en un impulso irracional lo hizo empujarlo hacia atrás con todas sus fuerzas.

¿Cómo podía saber de Rick?

Las puertas se abrieron. Afuera, los inversionistas esperaban el ascensor.

- Ah, Lascurain, ¿decidiste volver y acompañarnos?- preguntó Megan Turpel con una
  sonrisa en su boca carmín.

- ¿Cómo decir que no?- contestó Daniel, sin quitar la vista del asesor, quien bajaba la
  mirada para que nadie notara su sonrojo.

Roger Miller se acercaba.
Kyan pensó que ya tenía lo que deseaba. Y ahora era él quien deseaba escapar de ahí.
¿Cómo se había dejado convencer?

Tocó su boca. La última persona que había besado, besado realmente, ya no era Rick…
Un odioso sentimiento de pérdida lo invadió.
Y se dio cuenta… que un rastro más del único hombre a quien había amado se perdía.

Sylvane D´Oria había traído con ella esos recuerdos. Y aparentemente, de su amor perdido era lo único que le quedaba.


 

 

 

Continuará...

 

 

.

Notas finales:

Gracias como siempre a Rin, yaonita y Keyla por hacer mi vida más linda y emocionante con sus comentarios.

Si tú estás leyendo esto y no has comentado... por favor hazlo, creéme que esa felicidad se notará en la historia.


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