-¿Qué pretendes lograr al recordar tu relación con Ahomine?
-Hacerlo sentir culpable-Kagami lo veía con cara de no entender nada (como siempre)- Cuando rompí con Aomine-kun, Akashi-kun me contó que quien había mandado la nota fue Kise. No habló sobre eso en su momento para no armar escándalo. Era su forma de cuidar de él.
El pelirrojo asintió, se precipitó al malpensar la situación.
-Tenía intención de que Aomine-kun se diera cuenta quien se le declaró ese día, si tarda más podría perderlo- el chico sombra se veía un poco decaído- Akashi cuidó de él en silencio. Me describió que cuando Kise-kun se deprimía se quedaba en el gimnasio entrenando, prefería caer de cansancio que de estar llorando.
-Todavía le respeta como jugador, como rival. No será tan sencillo.-Abrazó a Kuroko- No te sientas mal. Aún puedes ayudar a Kise.
-Lamento lo del otro día, senpai. Si tu novio llega a saber…
-Será nuestro secreto. Sé que le gusta babosear con chicas. La otra vez lo caché coqueteando con tu hermana.-le guiñó el ojo en señal de complicidad- No te preocupes.
Siguieron caminando entre risas, tomados de la mano.
Si alguien se enteraba, todo el plan se iría a pique. Akashi le avisó lo que planeaba Aomine: lo sabía todo, el rubio no tenía por qué dudar de su ex capitán. Sabían los siguientes pasos de Daiki.
Aomine no podía creerlo… Ver al rubio con otra persona le impactó. Jamás imaginó que Kise lo veía de otra manera que no fuera como jugador. Se sentía como un cabrón. Rechazó indirectamente al modelo y aún pensaba en jugar con él para botarlo después de divertirse con sus sentimientos. Vaya que era una mierda de persona.
También las acciones de Kuroko cobraban sentido: No estaba seguro de su homosexualidad. Tener citas con él no era diferente de cuando salían como amigos, se sentía a gusto pero nada más. En el plano amoroso no avanzaban mucho, al pequeño le daba pánico tomarlo de la mano o acercarse para darle un beso en la mejilla, le ponía nervioso. Trató de ser paciente pero no funcionó pronto estar juntos le parecía una pérdida de tiempo, prefería entrenar solo que ver una película con su “novio”. Cuando rompieron, nadie del equipo se enteró.
Creía contar con el apoyo de Kuroko para recuperar a Kise pero no fue así. Le llamó el mismo día del “accidente” contándole lo que vio a lo que el fantasma le respondió con cierta molestia en su tono de voz:
-Si planeas jugar con Kise-kun, olvídate, sabrá enseguida que te burlas de él. Si no lo aceptaste una vez ¿qué razón tendrías para aceptarlo en esta ocasión? ¿Y qué razones tendría él para dejar a su pareja por ti? Menudo idiota.
-Ve a jugar con otro.- gritó Kagami- ¡Deja de ser un idiota!
Y le colgó.
Tendría que recurrir a medidas extremas con una persona extrema. Necesitaba el consejo de Akashi. Empacó sus cosas directo hacia Kioto.
Conocía la casa de Akashi. Llamó varias veces a la puerta.
Sorprendentemente quien lo recibió fue el centro de Yosen, algo muy inesperado pues se supone estaría preparándose para los siguiente torneos.
-Hola Mine-chin- el gigante no llevaba puesta playera y subía el cierre de sus desacomodados jeans- ¿Qué pasa?
Conteniendo sus deseos de preguntar qué diablos hacía él, le respondió bruscamente:
-¿Se encuentra Akashi? Vine a hablar con él.
El pelimorado gesticuló una mueca de desagrado.
-Ahora está ocupado. Llegaste en mal momento… pasa si gustas esperarlo.- le dio permiso de entrar quitándose de la entrada que bloqueaba con su cuerpo- Iré a avisarle que estás aquí.
Lo dejó esperando en una inmaculada sala, llena de trofeos, premios y diplomas. No importa si tardaba horas, necesitaba hablar con él. Pasaron veinte minutos y Murasakibara no regresaba, comenzó a inquietarse… escuchó el ruido de una puerta abriéndose con estrépito, estuvo a punto de volverse para ver si era Akashi cuando unos sonidos detuvieron su intención de hacerlo.
Gemidos y gritos salían de aquella habitación… Como lo mencionó Murasakibara: llegó en mal momento.
De pronto oyó la puerta cerrarse de nuevo. Y ante él se apreció el gigante en compañía de Seijuuro vestido con una fina yukata, con el cabello alborotado, marcas rojizas alrededor de su cuello.
-Nos vemos Mine-chin… ¡suerte!- volvió por donde momentos atrás había entrado, besó al pequeño en cuanto pasó a su lado.
-La gente suele llamar antes de hacer una visita, Daiki. ¿Qué quieres?
Pero el moreno no respondió, absorto en la presentación del ex capitán.
-Sí, sé lo que estás pensando-sonrió complacido- Soy humano Daiki, el sexo también es parte de mi vida.
Oh vaya que se podía dar cuenta.
-Necesito tu ayuda- soltó- es sobre Kise.
-Bien, te escucho- se sentó en el sillón frente a él, cruzando las piernas- Aah…-gimió- disculpa, Tatsuya se corrió dentro y…
-B-basta… No necesito explicaciones- ¿Desde cuándo el gran Akashi Seijuurou era tan abierto con su vida privada?-No quiero saber tu vida sexual.
Ahora la presencia de Atsushi tenía sentido. Akashi tenía una relación (si se le puede llamar de esa manera) con Murasakibara y Himuro. Un extraño trío. Aomine no supo muy bien quien se le declaró a quien pero si esos dos estaban ahí podía imaginar que estaban haciendo junto con Akashi antes de que llegara a interrumpir.
Recordó cuando al irse el pelimorado se agachó a recoger uno de sus tantos dulces y notó que no llevaba ropa interior. Le dio escalofríos. Los colores se le subieron al rostro.