Aomine a diferencia de Akashi no podría compartir a Kise con nadie. Su deseo de monopolizarlo lo atormentaba, tenía miedo de terminar aceptando sus verdaderos sentimientos por el chico copia.
Akashi nunca tuvo un interés afectuoso con Murasakibara durante Teikou, más bien fue con Midorima pero no salió nada bueno de esa relación.
El pelimorado estaba experimentado en el terreno amoroso gracias a que Himuro lo adiestró. Lo experimentó con el mismo Himuro .La actitud un tanto dominante y masoquista combinada con la “inocencia” del moreno le gustaba a Akashi, quien intentó “bajárselo” al número 9 de Yosen. Cosa que no sucedió: “Si me quieres a mí, tendrás que querer a Atsushi” Tatsuya poseía un poder de convencimiento increíble… o quizás el pelirrojo se había enamorado realmente.
Una cosa llevó a la otra. Y sin remedio alguno el chico de Rakuzan terminó sintiendo lo mismo que Tatsuya por el gigante.
Ahora los tres eran inseparables.
Esa fue la historia que le contaron al moreno, no dudaba de la veracidad del relato.
-Lo menos que puedes hacer es pedirle una disculpa. O arrastrarte como gusano pidiéndole una oportunidad.
A Aomine no pareció gustarle la idea de disculparse y eso lo notó Akashi.
-No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.
Después de no recibir respuesta de Daiki, Akashi sentenció solemnemente:
-Si no tienes otra cosa que decir, te pediré te marches. Tengo asuntos más importantes que atender que están esperando en mi cama.-Ya no quería perder más de su valioso tiempo-
Vaya ayuda. Sin nada en claro aún en su mente, regresó a casa.
Esa noche Mai-chan vestía un sugerente conjunto de encaje. Provocándolo de muchas maneras con una linda y brillante sonrisa.
Aomine no podía moverse, Mai-chan lo había esposado a la cama. Disfrutaba de una maravillosa vista de aquel divino cuerpo que acariciaba el suyo con picardía.
Oh, como deseaba estar completamente libre. Para tenerla a su merced.
Esos movimientos le volvían loco. La chica le montaba con frenesí. Por un momento cerró los ojos para concentrarse en aquellas deliciosas sensaciones, cuando abrió los ojos la persona que estaba sobre su cuerpo era Kise.
¿Cómo podía ser él? ¡Era un chico! Es decir, no tenía grandes bubis ni un cuerpo frágil ni…
Oh santo cielo, estaba tan caliente. Tan húmedo. Tan suyo. Sus cuerpos encajaban a la perfección, hechos el uno para el otro. Kise suspiraba cada que se trataba de estimularse a sí mismo.
-Dai… Dai…ki… p-puedes correrte dentro.
A punto de alcanzar el orgasmo…despertó.
¿Despertó?
¡Todo se había sentido tan real! Bueno al menos sus bóxers cubiertos de semen eran reales.
Como lo suponía, era un sueño. Uno demasiado frustrante a decir verdad.
¡Kise no salía de su mente!
Si quería dejar de soñar y sentir en carne propia su fantasía debía dejar de ser un estúpido y su orgullo por unos momentos para hablar con Kise. Estaba decidido.
Volvió a buscarlo en Kaijou, asegurándose de llegar más temprano que la vez pasada. Vaya sorpresa que se encontró. Por ahí, detrás del gimnasio, en un lugar desapercibido por la mayoría de los alumnos…
El “novio” de Kise lo estaba engañando con otro. Besando al intruso con desesperación.
No se comparaba en absoluto con Kise, sí, se veía lindo pero no le llegaba ni a los talones al rubio.
Aomine de inmediato se enfureció, lo haría disculparse a base de golpes:
-¡Maldito bastardo!
Los otros dos se separaron al ver al monstruo de Tōō acercándose ¿Qué diablos estaba haciendo ahí?
-¡Yukio!- el otro chico notó por quien iba- ¡Corre!
-¿Eh? ¡Quien debe irse es él!
El moreno quería golpearlo, las ganas no le faltaban, pero se le ocurrió algo más humillante.
-Tú y yo. Uno contra uno. El ganador se queda con Kise.
-Yukio… ¿de qué habla? ¿Qué tiene que ver Kise?
Tch. Kasamatsu estaba acorralado.
-Oh, no me sorprende que no estés enterado, después de todo…
El capitán de Kaijou le lanzó un balón para callarlo, tenía que pensar rápido para no verse descubierto.
-Trae el trasero de ese idiota, trataré de ganar tiempo, vete ya.
El otro chico huyó despavorido, quería evitar ver una escena llena de sangre.
-¿Estás seguro de dejarlo ir? ¿Quién te levantará después de que pierdas?
La situación se salía de control, lo estaba incitando, debía arreglar todo antes de que su novio y el rubio llegaran.
-No jugaré contigo. Kise no es un trofeo.
El moreno chistó ¿es esto una broma? Empezó a reír sarcásticamente.
-Jajaja. Además de enano, insolente y mentiroso ¡Tú eres el que juega con él!
Y le soltó un puñetazo en el estómago.
Kise llegó tarde.
El novio de Kasamatsu le contó la situación entre lágrimas con palabras ininteligibles y atropelladas, trató de calmarlo pero el chico estaba fuera de sí. Llamó a un profesor y lo llevó a la enfermería. Con lo poco que entendió se dirigió al lugar donde se encontraba su senpai y Aomine.
Se interpuso entre ambos cuerpos tratando de detener aquel salvaje encuentro, sin mucho éxito. El último golpe lanzó a Yukio lejos del lugar estampándolo contra una pared. Corrió a auxiliar a su senpai, estaba horrorizado por cómo había quedado. Los golpes de Kasamatsu no hicieron daño alguno al más moreno.
-Senpai…Senpai… ¡Senpai!
Trataba de que no le venciera el sueño, tenía que llevarlo a urgencias.
-¡Te engaña y estás preocupado por él! ¿Te vas con cualquiera que te habla bonito? ¿Eres una puta?
Kasamatsu no permitiría tales insultos hacia cualquiera de su equipo:
-¿Por qué te importa? Ya no eres parte de la vida de Kise.
Esa frase lo lastimó, causó un efecto por demás inesperado en Aomine. Cegado por la ira intentó arremeter contra él, hasta que unos brazos desconocidos le detuvieron. Era el director de Kaijou.
Fue suspendido por algunas semanas de Tōō por disturbios a una escuela ajena.
En esas semanas y con ayuda de Momoi que lo reprimía contantemente por lo ocurrido en Kaijou (a pesar de estar renuente a su ayuda en un principio) averiguó los horarios en que el modelo salía de su agencia, esta vez nadie ni nada le impediría hablar con el rubio cara a cara.
Lo pilló saliendo a uno de sus descansos en un parque cercano al edificio de modelaje, le evitó la molestia de buscarlo dentro del edificio. Era la única persona que hacía lucir a los demás como basura.
Aomine le tomó por el hombro, haciéndole volverse para verlo. Quedó sin palabras al verlo tan elegante.
-Oh, hola Aomi…-miró el cigarro que sostenía entre sus dedos -¿Te molesta?
-¿Fumas?-¡todavía era muy joven para envenenar su cuerpo con esas porquerías!-
Viendo su reacción sorprendida, sacó un cenicero portátil y lo apagó dentro. Lanzó el humo tranquilamente.
-Cuando la situación lo amerita. También tengo un piercing en el ombligo ¿Quieres ver?-levantó su playera sensualmente- Es broma.
-Kise… Yo vine por…
-Lo sé. Senpai tardará en recuperarse si te interesa. Ve a pedirle una disculpa a él, no a mí.
-¿Realmente… eres Kise?
-Por supuesto.
¿Quién era esa persona frente a él?