黄瀬の“と;’峰の“と最後のチャンス
Aomine despertó. Tenía dolor de cabeza: resaca. ¿Qué otra cosa iba ser? La noche anterior se comprometió a no excederse. Ni siquiera recuerda cómo llegó donde está ahora, no sabe dónde está. Trató de levantarse, claro con cierta pesadez… no podía por más que lo intentara en su mente parecían resonar unas campanas.
Y no le dejaba ordenar sus pensamientos.
Hizo un último intento. Al mismo tiempo que se levantó, algo cayó a un lado suyo con un golpe seco… un cuerpo desnudo. Temió por unos minutos, quizás fuera un cadáver, levantó tembloroso las sábanas que le cubrían: Era Kise.
¿¡KISE!? ¡Encima de él! ¡Desnudo! ¿Cómo?
El rubio seguía dormido, ladeó el cuerpo, recostándolo de nuevo para levantarse y buscar algo que le quitara ese tormento en la cabeza. Oh no.
Él, Aomine Daiki estaba dentro de Kise. Muy, muy, muy dentro… trató de sacar su pene lentamente pero una sutil reacción de molestia del chico rubio quien lo sentía inconscientemente le aprisionó con intensidad: No parecía querer dejarlo salir.
-Dios, Kise.
¿Cómo podía ser tan sensual incluso dormido?
El moreno advirtió que en uno de los dedos del modelo había un anillo de matrimonio.
Akashi le había prevenido a Kise, que Aomine iría hacer alguna estupidez para verlo y hablar, pero no imaginó que fuera una pelea.
-Daiki quiere una oportunidad para enmendar las cosas.- le llamó poco después de enterarse de lo sucedido- Es tu oportunidad también.
-Yo…no estoy seguro Akashicchi. Me sentiré mal si acepto salir con él sólo para que redima su culpa por no haberme correspondido en aquellos días.
-Son tal para cual, igual de idiotas.
Aquel día, cuando al salir a uno de sus descansos de modelaje y Aomine trataba de hablar con Kise, el segundo le contestó un tanto dolido:
-Yo… no te gusto ¿verdad? No te sientas obligado a nada. Olvídalo, no hay nada que perdonar.
-Lo haré. Kise, no pierdes nada con intentar.
-Yo no puedo… No puedo dejar a senpai, le debo mucho…
-No puedo creer que te guste un idiota.
Aominé suspiró frustrado, recordar esa plática estando crudo hacía que le doliera más la cabeza, se lo tenía que agradecer al karma. Sus pensamientos estaban hechos un caos. De repente le llegó una memoria agradable.
A pesar de las negativas el moreno no se dio por vencido, se volvió más persistente cuando “cierto pajarito” le dijo que su relación con Kasamatsu era mentira.
Y muy a su manera logró convencer a Kise de que salieran:
-No soy una de esas bellezas que me solían gustar tanto… vamos, ni siquiera soy mujer pero eso no me impide que me gustes ¿lo entiendes?
¡Le había copiado! Daiki uso sus palabras en su contra para dejarlo con las defensas bajas.
Bueno, no tan exactamente como él lo escribió tiempo atrás pero la idea era la misma…
Le daría la respuesta que él siempre quiso darle:
-Intentémoslo una semana, no más no menos. Conozcámonos mejor.
Esa semana transcurrió tan rápido que pronto se convirtió en dos, tres; pasó a ser un mes, dos, tres, cuatro… un año. Y ese año pasó a ser dos, y los años se siguieron acumulando… el tiempo no les alcanzaba para terminar de conocerse.
¡Claro! ¡Todo tenía sentido!
Kise estaba sobre él porque el día anterior celebraron su fiesta de matrimonio.
¡Estaba casado con Kise!
Ahora explotaba de risa, olvidó su propia ceremonia, olvidó que estaba en la cama que compartiría con su esposo por muchos, muchos años… Y olvidó que el rubio seguía dormido con él dentro.
-Mmmm-murmuró somnoliento- Aominecchi… deja de estar tan duro.
-Kise…-ya no tenía porqué llamarle por el apellido- Ryota, despabila, vamos a bañarnos.
Agradecía estar a su lado, a partir de ahora disfrutaría cada momento con él. Le haría saber que realmente le amaba todos los días que le quedaban de vida, gracias a Kuroko y Akashi (más que nada a Kasamatsu pero no lo admitiría) por hacerle ver que sus sentimientos hacia el rubio, justo a tiempo.
-Todavía tenemos mucho tiempo para nosotros dos- trato de levantarlo con delicadeza-pero te necesito despierto.
-Mmm ajá- aún no se animaba a despertar- Se siente tan bien estar así…-se acurrucó en su pecho- no le digas a mi marido que estuve contigo, quizás se enoje.
-¡KISE! ¿¡ESTÁS DESPIERTO VERDAD!? –con ese hombre nunca se aburriría.