Sabía que era mala idea quedarse solo en casa, sin Naruto y sus cachorros haciendo escandalo todo era demasiado tranquilo, dio varias vueltas a la sala en busca de una posición más cómoda para dormir y después de tres horas sin conseguir su objetivo salió al jardín trasero para tomar un poco de sol y dejarse llevar por la tranquilidad de la montaña. Recostó su cabeza en el pasto y se envolvió entre sus colas pero ni aun así concilió el sueño, tenía un mal presentimiento, como si una enorme avalancha se acercara hasta donde estaban y el no pudiera detenerla. Suspiro y volvió a recargarse en el césped de manera abatida, porque precisamente el día que Naruto salía de casa a él lo aquejaban sus presentimientos negativos. Resignado a no tomar su siesta diaria, regreso con pasos lentos a la sala, y sumergió su cabeza entre las patas delanteras ¡¿Por qué tardaban tanto?! Casi atardecía y ellos no regresaban ¿Les paso algo? ¿Los atacaron? ¿Los secuestraron y ahora los torturaban? ¿Naruto se perdió en el camino de regreso? ¿Y los chibis? Se golpeó mentalmente, si algo les hubiera paso él lo sabría, el lazo de chakra que los mantenía unidos era muy sensible y cualquier anomalía no pasaría desapercibida. Solo se estaba comportando como una madre preocupada ¡Malditos instintos maternales! Convivir tanto con los chibis lo estaba haciendo blando.
Cuando estaba a punto de dormir, lo sintió, el chakra de Naruto estaba muy alterado y se acercaba a gran velocidad, se alzó sobre sus dos patas traseras y olfateo el aire apenas fue necesario un suspiro para percibir esos aromas tan conocidos. El nuevo equipo siete.
Trato de concentrarse en el flujo de chakra de Naruto y cuando iba a por él, este apareció por la puerta, lo observo dejar la cesta con los bebés, depositar las bolsas con los suministros en la mesa, todo esto con calma, siguió sus movimientos con una mirada de interrogación, sobraron las palabras el sonido de las rodillas chocar con el piso y el llanto desgarrador le confirmaron lo único que quería saber.
Dejo que llorara cuanto quisiera mientras lo acunaba con sus colas, al poco rato perdió la conciencia, y él prefirió dejar que durmiera, ya después aclararían todo, fue hasta donde los chibis quienes daban señales de despertar y mientras los sujetaba con una cola, con la otra buscaba entre la despensa un poco de leche, la coloco en dos biberones y se las dio a beber, también ellos cayeron presas del sueño, los llevo a la habitación, los arropo y cerro por fuera. Ahora que se encargaría de otro asunto.
Cuando despertó lo primero que percibió fue que estaba en la sala de la casa, mejor dicho tirado sobre la alfombra y tenía una pequeña manta cubriéndolo, fijo su vista en el entorno y no encontró rastro de los pequeños o en su defecto de Kyuubi, afuera se distinguía el anochecer ¿por cuantas horas estuvo dormido? Se puso en pie y noto que todavía tenía su disfraz pero el jutsu se había desecho, camino rumbo a su cuarto y encontró en la cuna a sus dos hijos durmiendo, cambio su atuendo de mujer por una playera naranja y un pantalón azul, dio un beso en la frente de Asa-chan y otro más a Yuu-chan. Camino al jardín y encontró a Kyuubi en medio de un círculo de flores, se recargo en su amplia espalda y suspiro.
−Tardaste en despertar, empezaba a preocuparme- dijo Kyuubi mientras miraba fijamente el horizonte.
−Fue un día agotador, necesitaba un descanso- también observo el horizonte y puedo apreciar la luna llena, era tan cautivador el paisaje que se mostraba enfrente, ahogo un suspiro y se atrevió a ver fijamente al zorro – Los vi, aunque no tiene caso que lo diga, por un momento olvide que era Miu y solo hui, fue demasiado imprudente lo sé, pero sentí tanto miedo es la primera vez que los veo desde aquella ocasión.
−Entiendo, creo que lo conveniente es quedarnos aquí, si nos vamos solo levantaremos sospechas, además aun puedo percibir su chakra en la aldea, si están en una misión tal vez no tarden mucho en alejarse y…
− ¿Estás seguro de ello? A lo mejor y notaron que era yo…
−Si supieran que eras tú, te hubieran seguido y los más probable es que justo ahora un grupo de anbus armados nos estuvieran rodeando.
− Aún así, tengo miedo, tengo miedo de lo que pueda pasar si descubren que yo…
− ¿Te lo dije en aquella ocasión no es así? Te dije que los protegería a como diera lugar, fue una promesa y un demonio nunca falta a su palabra. Confía en mí.
−Gracias.
Dejo que Naruto se recargara en su espalda, y juntos siguieron observando la luna, no solo era un lazo entre demonio y contenedor, era algo más que eso, después de todos los años juntos, las peleas, las derrotas, el dolor, se volvieron una especie de padre-hijo-mejor amigo: Kyuubi demostró que tenía razones para ser como era y Naruto con su cálida forma de ser curo todas las heridas que el zorro pudiera tener, a pesar de los altibajos sabían que siempre se tenían el uno al otro y que incluso si uno llegaba a morir el otro también. Un lazo más fuerte que simple chakra, era un lazo de amor, de cariño y comprensión.
− ¿Porque?- pregunto Naruto mientras se aferra al pelaje naranja del zorro y centraba la vista en un punto invisible más allá del paisaje.
−La envidia, la ambición y el amor son armas muy poderosas, son la motivación que todo ser humano requiere para corromper sus ideales, dañar al prójimo y perderse en un camino de odio y rencor, todo con tal de conseguir sus propios propósitos. Procuramos esconder nuestro propio egoísmo y ocultar nuestros defectos para que no nos juzguen, pero llega un punto donde nos llegamos a ver tan inferiores que buscamos cualquier método para deshacernos de eso que nos hacer sentirnos menos, es ahí cuando entras en un camino sin retorno. Odio, envidia, dolor, ambición, cuando dejamos que estas emociones nos guíen puedes estar seguro que te has perdido.
Mientras hablaba centro su vista en el mismo punto invisible que observaba Naruto, el pasado podría estar muy lejano pero seguía lastimando.
−Eso fue lo que le paso a Sakura.
No lo dijo como pregunta, estaba seguro de esa afirmación. Y por un breve instante sus ojos perdieron su brillo tan característico.
−No estoy seguro de que fue lo que paso con ella en ese entonces, pero puedo decir que no ha cambiado y probablemente nunca lo haga, no mientras posea ese sentimiento de inferioridad.
− ¿Cómo pudo…?
−Ya te lo he dicho, la envidia, la ambición, el rencor son fuertes motivaciones y te tenías algo que ella quería. Tú avanzabas y pronto la dejaste atrás, estabas tan cerca de arrebatarle lo que más amaba.
− ¡¿Qué tenía yo que no tuviera ella?! Ella lo tenía todo, Tsunade le daría el puesto de hokage una vez se retirara, Sasuke se casaría con ella, era la mejor ninja médico de Konoha, era admirada y respetada, todo mundo la amaba ¿y me dices que me tenía envidia? ¿Qué se sentía inferior? Yo debería sentir envidia y rencor, ELLA ROBO todo lo que anhelaba, por su culpa Tsunade rechazo mi propuesta de ser hokage, por su culpa Sasuke me odiaba, toda Konoha me odiaba ¿es una broma, ttebayo?- grito exaltado mientras sus orbes se inundaban de lágrimas y sus puños se apretaban con tanta fuerza que llegaron a sangrar.
− ¿Nunca pensaste que si ese día tú no hubieras regresado por ÉL, todo lo que era de ella seria tuyo? Ella aprovecho un segundo de ti y te lo quito todo a base de engaños, mentiras y muertes.
−No me arrepiento de hacer lo que hice ¡El no merecía morir!
−Pero solo tú, yo, y esa pelirrosa sabemos lo que paso ese día, y aunque lográramos sacar al verdad a flote el daño ya está hecho y eso no va a cambiar
−Si solo yo hubiera…
− ¡Es suficiente Naruto! No puedes culparte por algo así, cuando la culpa la tiene esa maldita, todo es su culpa ¿entiendes?
Dicho eso se colocó frente a Naruto y justo cuando el sol comenzaba a asomar por detrás de las colinas, Kyuubi pudo adoptar su forma humana, un chico alto, musculoso, con el cabello largo y rojo, envolvió al menor en sus brazos y dejo que llorara. No solo Naruto se sentía impotente.
−Hace mucho que no tomabas esta forma ¿Porque?- dijo el rubio mientras se abrazaba más al pelirrojo.
−Me trae malos recuerdos y lo sabes. Pero pensé que era mejor consolarte en mi forma humana que envolverte entre nueve colas.
Naruto soltó una risita y espero a que el sol se mostrara por completo, en ese momento Kyuubi era otra vez el legendario zorro de nueve colas.
Regresaron a casa y comenzaron con lo que sería otro largo día.