Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico Perfecto por jotaceh

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno.... aquí les traigo el segundo capítulo de esta historia :3 Espero que les guste y que sigan leyendo esta historia...

 

Bueno, ahora me encuentro en Villarrica, al sur de Chile y me inspiré para poder escribir :3 eso... quería que supieran algo de mis vacaciones xD

 

Gracias a Shyvie por su comentario *-* muchas muchas gracias!!!!

 

 

CAPITULO II: Aquellos ojos azules

¿Sus ojos son azules? Destruí su candidatura a presidente del centro de alumnos y ni siquiera me había enterado que Felipe tiene los ojos de aquel color. Ahora me observa detenidamente viendo cada una de las reacciones que produce mi rostro, seguro es una nueva forma de tortura, porque estoy convencido que el verme morado, verde y hasta fosforescente le produce gracia. Sabe todo lo que hice en su contra y espera una explicación, pero no sé cómo decirle que lo odio debido a su rivalidad con Mateo, el muchacho a quien amo tan apasionadamente. Por más que lo intento mi cerebro no maquina ninguna excusa y me le quedo viendo bobamente, esperando el momento en que se canse de torturarme y comience con la golpiza.

-Parece que has enmudecido, pero no te preocupes, no te estoy recriminando por ello… aunque tengo una duda, ¿cuánto crees que debería cobrar por mis servicios?- Con una sonrisa perfecta, como aquellas que observas en la publicidad de pastas dentales, me da a entender que no está molesto conmigo, hasta el punto de bromear con el chisme que cree sobre él, diciendo que se prostituía para pagar la droga de la cual era adicto. Aun cuando no me ha golpeado, sigo sintiendo un fuerte nudo en el estómago y no pronuncio ninguna palabra más. Viendo lo incómodo que me encuentro el muchacho decide despedirse siempre con una sonrisa en su rostro. Lo veo darme la espalda para dirigirse a su casa y recién en ese momento vuelve mi alma al cuerpo, estuve a punto de morir en manos del enemigo número uno de mi Mateo.

-Se me olvidó decirte que como te rescaté al caerte del árbol, ahora me debes un favor y tendrás que pagármelo algún día. Tenlo presente, porque siempre cobro lo que me deben- Pero mi paz no duró mucho, ya que de la nada Felipe regresó a la banca donde estoy sentado y me hace entender que estoy en deuda con él. ¿Cómo puede ser que cada vez que habla esté sonriendo? Al parecer es alguien muy cordial, no parece una persona mala, pero de todos modos no podemos ser amigos. Tendré que aceptar la deuda, más que mal si no hubiese sido por su ayuda, Mateo y todos sus amigos se hubieran enterado de mi secreto, ese si hubiese sido el fin de mi patética existencia, pequeñita y poco productiva, pero es lo único que tengo y quizás ya hasta me he encariñado con ella.

Todavía me duele todo mi cuerpo y apenas puedo caminar, pero trato de no pensar en esto cuando ingreso a mi casa, no quiero que mis padres se enteren de mi accidente. Abro lentamente la puerta, tratando de no hacer ruido, prefiero que no se enteren de la caída del árbol, así que me encerraré en mi cuarto sin que me vean, pero creo que eso justo este día será imposible.

-¡Martín! Hijo mío, estábamos esperándote ansiosos, mira todo lo que tu padre ha comprado hoy. Acércate, elige lo que quieras ponerte, ¿prefieres el vestido a rayas o el floreado?- Toda la sala está cubierta de ropa, maquillajes y pelucas. Como les había dicho antes, cuando era pequeño con mis padres jugábamos a disfrazarnos, cada uno tomando una personalidad con el género opuesto y creo, por lo que estoy viendo ahora, que quieren comenzar nuevamente a jugarlo. Los veo perplejo, pensé que no querían hacer esto nunca más, además a mí ya se me notan ciertas facciones masculinas, y me veré ridículo vestido de mujer. Intento explicarles, pero al parecer tienen respuesta a todo.

-¿Facciones masculinas? ¿Te has mirado al espejo cierto? No tienes vellos en el rostro y tus rasgos son muy finos, tu nariz es respingada, tus labios muy voluminosos y tus ojos son tan grandes y verdes, ciertamente si no fuera porque llevas el pelo corto, todos pensarían que eres una niña- Mi padre no deja que termine de explicarle por qué no debemos jugar nuevamente y me interrumpe diciendo todo aquello que piensa sobre mí. Obviamente creen que soy guapo y dicen que mi rostro es bello porque me aman profundamente, aunque tuviera una enorme nariz y una espantosa joroba, jamás dirían que soy feo. –No seas aburrido cariño, hace mucho que queríamos seguir con esto. Antes éramos tan felices disfrazándonos, ¿por qué ahora sería distinto? Tu padre tampoco tienes vellos en el rostro y sus facciones son delicadas, eso unido a su esbelto cuerpo lo hacen perfecto para vestirse como mujer, creo que se ve estupenda. Lo mismo ocurre contigo, por favor  hijo, acepta jugar con nosotros.- Sus ojos unidos a su encantadora voz provocan que acepte irremediablemente cualquier cosa que mi madre me pida, a veces me da rabia ser tan débil ante ella, pero no puedo negar que su mirada es encantadora, simplemente embruja.

Ahora que lo pienso, mi papá y yo nos parecemos en muchos aspectos, algunas de sus facciones son parecidas a las mías y es tan delgado como yo, creo que aunque no tenga los genes de mis padres con el tiempo he terminado pareciéndome.

No pude negarme a las peticiones de mis padres, así que resignado acepté seguir con el juego de disfrazarnos. No sé cómo, pero segundos después mis pantalones de camuflaje desaparecieron y aparecí tendido en el sofá, donde mi mamá y mi papá me miraron alegremente. Por unos instantes pude ver el brillo en sus ojos y poco después el del frasco que tenía ella en sus manos. Aquella sustancia viscosa y de color oscuro me llamó mucho la atención, parecía caramelo. –No temas cariño, esto sólo te dolerá un poco, pero por precaución… ¡Alejandro! Tómalo de los brazos y no permitas que arranque…- Mi madre le grita a su esposo y poco después comienza a verter la sustancia en mis piernas, está algo caliente pero nada que pueda quemarme. Si este era el dolor al cual se refería, no entiendo para qué tanto escándalo. Pasan los minutos sin que nadie diga palabra alguna, todo es tan raro el día de hoy.

-¡¡¡¡¡¡Ah!!!!!!- Es todo lo que pude decir cuando mi mamá comenzó a quitarme lo que parecía caramelo. Aquello fue tan doloroso, cada pelito que estaba debajo de la cera desapareció, dando lugar a un enrojecimiento tan profundo que me pareció espeluznante. Lo peor de todo es que luego comenzó a depilar el resto de mis piernas, por lo que mi agonía duró casi una hora, la peor hora de mi vida hasta ahora.

Luego de verme desprotegido de todo vello en mi cuerpo, mis padres decidieron contarme la razón por la cual resolvieron continuar con este juego. –En la universidad tu madre y yo pertenecíamos a un taller de teatro, el cual se caracterizaba por transformar en sus obras teatrales a las mujeres en hombres y viceversa, ¿ahora sabes de donde sacamos la idea de este juego? Resulta que éramos los más populares de la universidad, ya que sólo nosotros podíamos transformarnos de tal manera que nadie sospechaba de nuestros verdaderos géneros. Hace poco unos viejos compañeros del taller se contactaron con nosotros para invitarnos a una fiesta de disfraces y obviamente no queremos ir de otra manera que no sea esta. Además, como ya te hemos depilado, significa que tú también vendrás.- Sí, a veces los esposos se casan por lo mucho que se parecen, y como mi madre es irresistible cuando te solicita algo, mi padre es igual. Sus ojitos no me dejan otra opción que aceptar ir con ellos a la dichosa fiesta. Nunca me ha gustado llamar la atención y ahora que iré con las personalidades más populares del taller, creo que será imposible no hacerlo. La única buena noticia es que será mañana en la noche, un día viernes no está mal, ya que usualmente Mateo está con sus amigos en alguna fiesta, en las cuales beben sin control y como no me gusta salir de noche, es la única actividad de mi amado que no puedo vigilar, por lo que no me perderé nada.

El último día de la semana comienza con un radiante sol que aparece tímidamente por el este. Camino rápidamente hasta la esquina por la cual siempre veo pasar a Mateo, me encanta ver su cabello castaño y su piel bronceada con los primeros rayos del sol, ya que estos profundizan aún más su grandiosa belleza. Por suerte llego temprano y me escondo tras unos arbustos. Hoy me quedé unos minutos dormido y es que mi cuerpo quería algo de sosiego, ayer quedó completamente destrozado tras la caída del árbol y la depilación de mis piernas, por lo que ahora quería reponerse aunque sea un poquito.

¡Se cortó el pelo! Y se ve tan guapo con este nuevo look, creo que nunca lo había visto con su cabellera tan corta. Silenciosamente saco mi celular y activo la cámara, debo plasmar con una fotografía este importante acontecimiento, pero para mi desgracia la memoria de 16 GB que compré hace dos meses ya se ha llenado con sus fotos. Me inunda una profunda tristeza por no retratar este momento que siento cómo unas lágrimas se escapan de mis ojos, pero me repongo rápidamente y comienzo mi persecución, verle caminar es simplemente uno de mis mayores placeres.

Extrañamente hoy no toma la misma ruta de siempre y se desvía a mitad de camino para dirigirse hasta un barrio apartado del mío. No debo esperar mucho para enterarme de la razón de este viaje. De una casa blanca de dos pisos aparece una jovencita tan oxigenadamente conocida que provoca que mi corazón se detenga de pronto y comience a marchitarse. Como era de esperar, lo que ocurrió ayer luego que me caí del árbol fue que mi Mateo le pidió noviazgo a Magdalena, la que al parecer respondió que sí, porque ahora la lengua de mi amado se introduce en su boca.

¿Nací para llorar acaso? Sin poder soportar aquella vista decido marcharme corriendo, llegando al colegio sin darme cuenta. Me dirijo hasta los baños y me encierro en aquel que se encuentra más lejano de la entrada. En ese pequeño espacio me escondo a llorar continuamente. -¿Por qué te afecta? Ahora él está feliz y quizás esta chica sea el amor de su vida, aquella persona que logre complementarlo a la perfección y que le de los perfectos hijos que desea… Simplemente me duele que su lengüita se introduzca tanto en su boca, parecía que quería tocarle las amígdalas… ¿Y es eso lo que te hace llorar? No me engañes, lo que sucede es que te gustaría ser ella y recibir un beso tan apasionado como ese… Sí, puede ser, pero ¿qué hago hablando contigo? Soy un tonto…- No sé cómo pero termino hablando en voz alta con mi yo interno, la única persona que me entiende y quizás con la única que me hace bien discutir.  

Me lavo el rostro para eliminar toda evidencia del llanto y luego me dirijo a mi sala de clases, donde trato de tomar atención a lo que dice la profesora, es una buena forma de evadir los malos momentos, concentrándote en algo que no tiene nada que ver. Esta clase es de matemáticas, la profesora siempre revisa las evaluaciones los días viernes en su hogar, así que el examen que dimos hace dos días debo intervenirlo hoy, al igual que el de Historia que rendimos ayer. La profesora de lenguaje y el de biología los revisan los lunes, así que ese día llego más temprano para intervenirlas antes que lleguen. Y con las otras asignaturas sucede igual, sé perfectamente cuando los profesores revisan habitualmente sus evaluaciones, así me preparo para lograr mi cometido de lograr que Mateo tenga las mejores calificaciones.

Llega la hora de almuerzo y todos se dirigen a los comedores para reponer energías y relajarse un momento, pero yo aprovecho esto para ir a la sala de profesores. Camino por el pasillo que conduce hasta aquel lugar lo más tranquilo que puedo, espero que no haya nadie viendo y con un alambre delgado, el que siempre he utilizado, logro burlar la cerradura de la puerta e ingresar campantemente al “lugar prohibido”. Ya sé perfectamente los lugares donde se dejan las evaluaciones así que me dirijo hasta allí y busco tanto las de historia como las de matemáticas. Gracias a que tengo muy buena memoria, recuerdo cada una de las alternativas correctas, las que traspaso en el examen de Mateo. Como era de esperar, en matemáticas no tenía casi ninguna respuesta correcta, pero gracias a su más ferviente admirador, ahora las tendrá todas buenas.

Podrán preguntarse cómo he logrado durante todos estos años que ningún profesor se entere que en realidad Mateo no sabe tanto como aparenta en sus calificaciones, pues bien, esa es la tarea más difícil que he tenido que lidiar. Siempre que mi amado es llamado al pizarrón trato de que ocurra algún accidente que despiste a la profesora. Hay veces que provoco que alguno de mis compañeros se caiga de su asiento, que le llegue algún papel al docente para que se enoje y nos rete, también he tenido que fingir desmayos o toces muy compulsivas, entre tantas otras formas que he tenido que maquinar con tal de no dejar que los profesores se den cuenta de la poca sapiencia de mi amado.

-¿Sabías que si mi abuela se entera de lo que estás haciendo podría expulsarte?- Estaba tranquilamente cambiando las respuestas cuando escucho una espeluznante voz tras de mí. Asustado me giro bruscamente para ver de quién se trata y un par de ojos azules me asustan, es tan terrible ver a Felipe descubriéndome in fraganti que sin querer pierdo el equilibrio. Sé que pronto estaré en el suelo, por lo que cierro fuertemente los ojos como si de esta forma aminorara el dolor, pero tras unos segundos no siento nada más que unas manos en mi cintura. Sin saber lo que sucede abro los ojos y grande es mi sorpresa al darme cuenta que Felipe me tomó antes que cayera y ahora me tiene entre sus brazos. Su nariz está a unos pocos centímetros de la mía y puedo ver el profundo azul de sus ojos. Creo que nunca antes había estado tan cerca de otro muchacho como ahora lo estoy, pero obviamente no sucede nada en mí, ya que sólo hay una persona en este mundo que podría provocar que me estremeciera al tenerlo así de cerca. Nuevamente observo su dentadura perfecta cuando sonríe y logra dejarme en pie. -¿Siempre sueles caerte o es tan sólo cuándo estás cerca de mí?- Es tan extraño que siempre se muestre tan cordial, aun cuando acaba de encontrarme haciendo algo malo. Como ayer en la plaza, me quedo mudo, no puedo idear cómo responderle, ¿qué le voy a decir si ya ha visto todo? Ahora sí que estoy perdido, aparte de enterarse toda la escuela de mi amor por Mateo, me expulsarán.

-¿No se supone que uno cambia las respuesta de su propia prueba? ¿Entonces por qué tú estás alterando el examen de Mateo García? ¿No me vas a decir que tú… estás enamorado de él?- Como era de esperar Felipe vio la evaluación que estaba corrigiendo y al leer el nombre de su dueño quedó perplejo. Impresionado comenzó a interrogarme y sin siquiera responderle él llegó a la verdad. –Eso significa que siempre has hecho esto y si él tiene buenas calificaciones es gracias a ti… Espera, entonces ¿saboteaste mi candidatura a presidente del centro de alumnos para favorecerlo a él? Esto es demencial, pero…. ¿aún queda más cierto? Porque me acuerdo que a todos los que pertenecíamos al equipo de fútbol y también a los de básquetbol, nos llegaron unos sobres con dinero para que votáramos por él para capitán de los equipos, ¿ese fuiste tú verdad?- No tuve otro remedio que responder a cada una de sus preguntas con un ademán de afirmación, ya no hay remedio, se ha enterado de la verdad y quizás de qué forma se lo contará a todo el colegio.

-¿Acaso no te das cuenta que te está utilizando? ¿Crees que algún día estará contigo y que te pagará por todo aquello que has hecho por él?- La impresión de Felipe se apacigua y ahora con un tono más calmado y hasta penoso, trata de hacerme entender que lo que he hecho está mal, lo mismo que mi amiga Iris ha intentado hacer millones de veces. –Es que… no has entendido bien… Lo que sucede es que Mateo no sabe todo esto, de hecho, creo que ni siquiera me conoce.- Apenado respondo, logrando que el rostro del chico de ojos azules y cabellera oscura se desfigure, no puede dar crédito a lo que escucha y es que hay una duda aún más grande y que es la misma que yo me he hecho muchas veces. ¿Cómo Mateo ha dejado que un desconocido le ayude desinteresadamente y no ha intentado descubrir de quién se trata?- Eso no lo sé, tal vez piensa que no hay sólo una persona que lo ayuda, sino que muchos y por eso no ha investigado. No es por alardear, pero he hecho las cosas de tal forma que no he levantado sospechas… bueno, hasta ahora que llegaste tú.- Si va a contarle mi secreto a todos, por lo menos le echaré la culpa de haber roto el sueño de mi vida.

Veo algo de confusión en su mirada, al parecer la situación lo ha superado y ha decidido caminar dentro de la habitación. No sé qué está pensando, pero no me da buena espina. De repente detiene su meditación y camina hacia mí, me mira un par de segundos y sin decir nada me toma por la muñeca y me saca de la sala de profesores. Trato de preguntarle qué es lo que hará, pero no recibo respuesta. Quizás me llevará al centro del patio, donde contará todo lo que sabe en medio de todos los alumnos del colegio, humillándome a más no poder. Pensando en esto, trato de resistirme, si va revelar mi secreto, pues que lo haga, pero no es necesario que yo esté allí presente. Intento con todas mis fuerzas de soltarme, pero me es imposible, él es mucho más fuerte y su agarre es implacable. En estos momentos me gustaría tener algo más que huesos en mi cuerpo, así podría defenderme de este patán.

Llegamos al lugar más apartado del colegio, detrás del edificio principal, aquel rincón donde se dejan los trastos viejos y en el cual a veces las parejas de enamoradores se reúnen para dar rienda suelta a su amor. Ahora se encuentra vacío y recién aquí Felipe me suelta. Estando alejados de todos me doy cuenta de lo perfecto que es el lugar para cometer un homicidio, ¿será que el haber ayudado a su eterno enemigo y quitarle a él la oportunidad de brillar lo ha enloquecido? ¿Querrá vengarse y asesinar al causante de su dolor?

-¿Qué le encuentran todos a ese tipo? ¿Qué es lo que tiene que eres capaz de sacrificarte de esa manera con tal de hacerlo feliz? No entiendo, sinceramente no hay nada en él que lo haga tan especial… Mira, soy alguien que no le gusta meterse en la vida del resto y dejo que el karma solucione todo, pero ahora no puedo dejar que esto siga sucediendo, no porque estés convirtiendo a Mateo en alguien que no es o porque con tal de lograrlo has dañado a gente como yo, sino porque lo más importante de esto, es que te estás destruyendo a ti mismo. Es algo difícil, lo sé, así que te doy un plazo amplio. De aquí hasta que finalice el año escolar tendrás que haber dejado de ayudar a Mateo, de lo contrario contaré todo lo que sé y convenceré a mi abuela de que te expulse, así por fin te alejarías de aquel tipejo que no te hace nada de bien. ¿Has entendido?- Este chico es tan serio para tener mi misma edad que realmente me sorprende, pero a la vez me asusta. No quiero dejar de ayudar a mi amado, es algo que deseo con todo el alma y que ya he hecho por tantos años que no puedo imaginar mi vida sin aquella tarea, pero estoy en una encrucijada, tendré que hacerle caso, de lo contrario todo será peor. Intento pronunciar un sí, pero mi garganta se ha convertido en un nudo y sin más comienzo a llorar. Las lágrimas inundan mi rostro y el llanto estremece en cada rincón de aquel apartado lugar. Veo como Felipe se siente incómodo, sin saber cómo consolarme, así que no encuentra mejor forma que acercarse a mí e intenta abrazarme. Está a punto de lograrlo cuando me defiendo y me aparto de él. -¡¡Te odio!!- Es todo lo que pronuncio antes de marcharme lo más veloz posible, intenta destruir lo más preciado que tengo y por ello no puedo nada más que odiarlo. 

Notas finales:

Muchas gracias por leer, espero tenerles pronto un nuevo capítulo!!!!

 

Byebye!!!!!!!!!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).