Han transcurrido dos largos meses y una semana desde la última vez que los dos tricolores estuvieron juntos. En estos últimos días el pequeño Yugi no se había sentido nada bien dado que de la nada comenzó a tener síntomas muy extraños, los cuales lo tenían muy angustiado ya que no sabía que le estaba pasando por lo que tomo la decisión de ir al hospital para que lo evaluaran y le dieran un diagnostico lo antes posible.
Aquella mañana el ojivioleta se encontraba caminando hacia el hospital en donde se sentó a esperar que lo llamaran por lo que tuvo que esperar por más de dos horas dado que ese lugar estaba repleto de personas que se encontraban peor que el. Yugi estaba a punto de pararse e irse ya que estaba muy aburrido de estar ahí sin hacer nada hasta que una enfermera lo llamo, lo que hizo que el pequeño tricolor se levantar de su silla y se encaminara a la consulta del doctor que se encontraba a cargo de esa zona.
Al llegar a esta, el pequeño duelista entro en una pequeña recamara, la cual tenía las paredes color crema, una ventana cubierta por una cortina verde agua, el piso era de cerámica de mármol importado blanco, en una esquina estaba una camilla y en la otra un escritorio de madera de roble junto con tres sillas negras de cuero. El ojivioleta se sentó en una de las sillas en silencio esperando a que el especialista terminara de escribir en su computadora para presentarle la debida atención.
- ¿Qué lo trae por aquí?- pregunta el médico seriamente.
- Pues vera doctor últimamente no me he sentido muy bien que digamos
- ¿Qué síntomas presenta?- cuestiona el doctor con interés.
- Nauseas matutinas, mareos, hinchazón en los pies, antojos extraños y repugnancia por las cosas que me gustan- mira al médico- ¿Qué es lo que tengo doctor?
- Puedo decirle a ciencia cierta que usted esta embarazado- responde el especialista sonriendo.
- ¿En serio?-pregunta el pequeño tricolor sorprendido ante tal noticia.
- Si dado que usted presenta todos los síntomas- contesta el doctor a la vez que escribe en su computadora.
- ¿Puedo hacerme un ultrasonido?-pregunta el duelista con algo de nerviosismo y emoción mezclados en sus ojos.
- Claro, recuéstese en la camilla
Yugi se levanta de la silla, se acuesta en la cama y espera a que el doctor le suba la camisa y pase una maquinita por el vientre del pequeño tricolor, el cual puede ver en la pantalla a un pequeño feto. Luego de ver a su hijito por aquella televisión, el duelista no puedo evitar derramar lágrimas de la emoción que sentía al ver que dentro de él se estaba formando una vida hasta que termino aquella prueba
El ojivioleta se baja de la camilla, le da las gracias al especialista y se retira muy feliz del hospital pero su alegría no dura mucho dado que se sentía mal por no poder decirle a Atem que el seria padre dado que se encontraba en el más allá y no había forma como para comunicarse con él. Yugi perdido en sus pensamientos se sienta en una banca de un parque para pensar en que iba hacer hasta que una voz lo saco de ellos.
- ¿Qué te preocupa Yugi?- pregunta Ishizu sentándose al lado del pequeño tricolor.
- El no poder decirle a Yami que va ser padre- responde el ojivioleta bajando un poco su mirada.
- -sorprendida- ¿Acaso el faraón se acostó con Anzu?
- No- la mira algo molesto- yo le di mi virginidad a Atem como regalo de despedida, sin saber que yo era un doncel hasta hoy
- Ya veo, felicidades por tu bebe- le dice la morena con una bella sonrisa.
- Gracias
- Por nada y déjame decirte que conozco la forma de decirle al faraón sobre su hijo- menciona la egipcia a la vez que pone una de sus manos en su mentón.
- ¿Cuál?- pregunta Yugi sorprendido.
- Debes ir a su tumba, entrar en ella y llegar a donde está su nombre y gritar lo más fuerte que puedas la buena noticia
- Lo hare-dice el ojivioleta levantándose decidido de la banca.
- Entonces, yo iré contigo
- De acuerdo
Ambos chicos salen del parque hacia el aeropuerto en donde toman un avión a Egipto, al llegar a este árido país, se marchan del aeropuerto hacia la tumba del faraón Atem. Después de caminar casi por más de tres horas por fin había llegado aquella sepultura, en donde Yugi entro solo esquivando todas las trampas hasta llegar a donde estaba escrito el nombre del antiguo rey de Egipto.
El pequeño tricolor se puso en el centro de ese sitio y estaba a punto de comenzar a gritar cuando una voz profunda y misteriosa, lo detuvo.
- Detente
- ¿Quien eres?
- ....
CONTINUARA