Capitulo 2: “Un nuevo comienzo para un joven extranjero”
Un joven de hermosos ojos color aqua y cabello rubio se dirigía hacía los portones de una de las universidades más prestigiosas de la zona. La universidad de arte “Picasso”, nombrada así en honor al famoso pintor del siglo xx, Pablo Ruiz Picasso.
El joven rubio de nombre Anthony Winner, con veinte años de edad, había pasado exitosamente el examen de ingreso para la carrera de arte y estaba comenzando sus primeras clases.
Había viajado desde muy lejos, específicamente desde Europa. Él es un apasionado del arte y se había maravillado en la forma en como se relacionaban con el tema en aquel pequeño país, además de ser uno de los países más pequeños geográficamente, aquello le llamó más la atención. Además había decidido independizarse de sus padres, quienes eran una de las familias más ricas del país, aquello no le agradaba mucho ya que los trataban con más privilegios que a las demás personas y eso le molestaba.
Cuando el Señor Winner, supo las ideas de su hijo de inmediato le planteó su desacuerdo. Habían discutido por muchos días con respecto al tema, pero finalmente decidió apoyarlo. No tenía caso retenerlo por más tiempo, además ya era mayor de edad y sabía cuan responsable era, eso no lo podía negar.
Anthony se puso muy feliz al saber que su padre lo apoyaría en su nuevo proyecto. Inmediatamente contrató un maestro que le enseñara español y como él era muy inteligente no le llevó mucho tiempo aprender y en poco tiempo logró dominarlo a la perfección. Pasado un tiempo al fin pudo viajar.
Después de un agotador y largo viaje, finalmente había arribado en el aeropuerto de Paraguay, por lo que pudo ver era un país totalmente distinto al suyo, pero seguro que llegaría a acostumbrarse rápidamente. “No creo que sea tan difícil”, pensaba.
Habían pasado unos meses desde que llegó, en el primer día decidió descansar por un mes para adecuarse al nuevo ambiente y aprender sus costumbres, cosa que no le resultó muy difícil. Lo único que le pareció extraño fue el idioma natal, pero no iba a ser un problema para él, ya que las personas de allí se manejaban más con el español, aquel otro idioma lo utilizaban más entre ellos.
Como no había podido alquilar ningún departamento, estuvo viviendo en casa de su tía Mary Winner, que es la hermana menor de su padre. Ella había venido hace dieciocho años a Paraguay y allí conoció a Juan Jara, con quien se casó tiempo después y desde ese entonces no había regresado a Inglaterra. Tenía su propia familia allí, cuatro hermosos hijos: Mica de doce años; Mariel de diez; Jorge de ocho y el más pequeño de todos, Santiago de tres añitos.
Después de tantas insistencias por parte de su tía, Anthony decidió quedarse, pero solo hasta que consiguiera otro lugar. No le gustaría molestar y además, también pensó que vivir en una casa con tantos niños no era lo adecuado para un estudiante universitario que necesita privacidad a la hora de estudiar y como el era un estudiante de arte necesita un espacio en particular para las pinturas que debería realizar.
También debía conseguir un empleo. Su padre le había dado algo de dinero que sería suficiente para poder vivir sin trabajar por seis meses, pero desde que llegó ya había pasado cuatro meses y el dinero ya se le estaba acabando. El señor Winner le había sugerido enviarle dinero cada mes para que de esa forma el no tuviera necesidad de trabajar, pero se había negado amablemente ya que tenía la intención de ganárselo con su propio esfuerzo.
Cierto día se encontraba en la sala de estar con un diario del día. Se encontraba revisando para ver si no aparecía algún anuncio de alquiler o algo por el estilo. Junto a él se encontraban Jorge y Santiago. Los pequeños estaban muy entretenidos coloreando un libro con dibujos que Anthony les había regalado. Las dos niñas se encontraban todavía en el colegio, su tío Juan en el trabajo y su tía Mary en la cocina preparando el almuerzo.
- ¿No sabía que conseguir un lugar que alquilar sería tan difícil? – cuestiona Anthony sin levantar la vista del diario.
- Es que no hay muchos lugares disponibles – responde su tía asomándose un poco para ver a su sobrino – pero no te precipites tanto en buscar, ya sabes que nos encanta tenerte con nosotros.
Mary hablaba mientras cortaba unas verduras para luego echarlas en una cacerola.
- Es que no deseo causarles más molestias…
- ¡Nah, no es ninguna molestia!. Pero también comprendo que necesitas privacidad ya que eres un estudiante universitario y es obvio que con niños alrededor no lo tendrás – Mary le regaló una amable sonrisa. Anthony solo sonrió apenado ante su comentario.
Estuvo hojeando por varios minutos las páginas de clasificados del diario Última Hora sin resultados, hasta que un anuncio llamó su atención:
- ¡Tía mira esto!
La mujer se acercó a su sobrino intrigada. Cuando estuvo cerca, él continuó:
- Aquí dice que buscan a una persona para compartir departamento. Podría ser lo que estoy buscando y ya más adelante conseguiré algo propio. Además compartiríamos los gastos.
La mujer miraba a su sobrino quien la miraba un tanto emocionado, pero ella no se encontraba del todo convencida.
- Si lo crees conveniente puedes hacerlo, pero ten cuidado, trata de no confiarte mucho, la gente es engañosa. – una mirada de preocupación fue dirigida hacia Anthony.
- Si, lo se. Lo tendré en cuenta. No te preocupes. “Muy bien” pensó Anthony un tanto animado “Empezaré con esto, luego veremos”. Recortó el anuncio y lo guardó. La entrevista se realizará en dos días.