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La vida de Daniel Phantom por AngleBits

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-Danny, ¿Cómo vencerás algo que no puedes tocar?- pregunto Dash alerta a cualquier señal de movimiento inusual, la risa de la joven alteraba sus nervios.

-Se me ocurre algo, no la vencerá pero podemos escapar- dijo Daniel tomando posición ofensiva- cúbrete bien lo oídos Dash-

-¿Qué piensas hacer?-

-Solo hazlo- repitió con frustración, el mariscal obedeció.

Tomando una gran bocanada de aire Daniel lanzo un estruendoso grito, Dash aun con las manos cubriendo sus oídos sintió los efectos del lamento, náuseas y perdió un poco de equilibrio por lo que se arrodillo. Daniel sabía que era una mala idea porque los soldados cercanos sin dudada los escucharían y por otro lado afectaba a Dash de manera directa pero bajo las circunstancia era su única opción. Las murallas de humo se colapsaron en movimientos erráticos, finalmente la masa de humo se unió para dar forma a la chica quien también tuvo que arrodillarse,  Daniel ceso con el lamento.

-Baya truco más molesto- Dijo la chica sin perder la sonrisa. Luna trataba de incorporarse pero sus piernas no le respondían.

-¿Dash estas bien?-

-Un poco aturdido es todo-

El joven mitad fantasma tomo a Dash y coloco el brazo del mismo detrás de sus hombros para ayudarle a ponerse en pie. Con la mirada rebusco la maleta y con paso lento fue tras ella, tan rápido la obtuvo emprendió el vuelo, elevándose a una considerable altura por encima de la ciudad, observo como un escudaron de soldados y un tanque se aproximaban-esto es malo- pensó, Daniel tomo impuso tratando de alejarse con velocidad pero antes de saberlo un rayo de plasma color rojizo lo impacto en el abdomen, perdiendo la estabilidad cayó al suelo, con una sagas maniobra giro en plena caída y cubrió a Dash tomando la mayor parte del impacto cosa que lo sofoco perdiendo la trasformación. Luna camino mirándoles con diversión que se reflejaba en sus hermosos iris grises.

-Supongo que se terminó la diversión- su mano resplandecía con un tono rojo oscuro- fue divertido jugar con ustedes-

La chica se preparó para asestarle un golpe mortal al mitad fantasma, Dash intento cubrir con su cuerpo a Daniel, antes de que ella pudiera hacer cualquier otra cosa una fuerte mano la detuvo, un chico alto de pelo blanco y mirada firma aprecio, era Marshall.

-Luna detén esto ahora- La frialdad de su voz no parecía molestar a la joven.

-Hermano, que es lo que estás haciendo- replico

-¿Hermano?- La luz de la luna resplandecía sobre ambos albinos. Daniel noto el parentesco que había entre ellos- ¿Que sucede aquí?, quiero me lo expliques-

-No es el momento-

Las palabras lo enfurecían mucho más que lo que sucedía-Nunca es el momento- pensó Dani.

-Márchense de este lugar a ahora mismo-

Sin cuestionar Dash tomo a Dani y las maletas y se dio a la fuga perdiéndose entre la noche.

-Hermano, papa se molestara por esto- sonrió

-Deja que yo me preocupe por eso-

Los hermanos permanecieron, en silencio por unos instantes apreciando la noche.

-Cuanto tiempo sin verte Hermano-

Marshall miro el cielo y luego la miro fijamente

-Que es lo que te a echo nuestro padre-

Ella rio mientras sus mejillas se tornaba rojizas.

-Supongo que algunas mejoras-

-El color de tu cabello era hermoso-

-Lo sé, yo también extraño el color de mi cabello, pero ahora nos vemos iguales-

-No entiendo por que quieres parecerte a un monstruo-

-Si tú eres un monstruo yo también lo seré- Luna le dedico un dulce gesto

El comentario no le agrado en lo absoluto a Marshall y bajo la vista al suelo, aun con expresión dura.

-También extraño tu sonrisa, hermano-

EL escuadrón de hombres llego hasta su lugar haciendo un alto a un par de metros de ellos. EL hombre que antes habían visto Dash y Dani, aquel que llevaba tantas insignias en su traje inmaculado, se abrió pasó hasta el frente, Luna y Marshall lo observaron.

-Hola, padre- dijeron al unísono.

-Quiero que me expliquen lo que ha pasado aquí- La voz sebera del hombre amedrentaría a cualquiera.

 

 

 

Dash corría entre un bosque en el cual se adentró sin pensarlo, él quería alejarse lo más posible de la ciudad. La noche les ofrecía un camuflaje perfecto, y los frondosos árboles que no permitan el paso de la luz de luna. Con Dani en los hombros avanzaba a trompicones entre las oscuridad.

-Danny, ¿estás bien?-

La pregunta de Dash fue ignorada, en ese momento solo podía pensar en Marshall, en esa chica llamada Luna, todo con respecto a ese joven era un misterio para nuestro héroe y solo conseguía más preguntas que respuestas.

Dash llego aun claro, donde se detuvieron. El lugar era muy  iluminado acompañado por el sonido del agua fluyendo.

-¿Puedes ponerte en pie?-

-sí, Dash- respondió de forma apagada. Daniel se aproximó al claro se inclinó y juntando ambas manos dándoles una forma cóncava, las sumergió y saco un poco de agua para mojarse la cara y el cabello, el líquido escurrió como finos hilos a través del su cuello y empapándole ligeramente la ropa, bajo la luz de esa noche el chico de cabello negro resplandecía como un diamante. Dash quedo sorprendido con la imagen.

El viento silbo ferozmente, el aire gélido los mordía. Daniel alzo la mirada a las estrellas, nubes negras se arrastraban por el manto oscuro del cielo nocturno. Por dentro colapsaba, no importaba cuánto daño conseguía hacerle Marshall los sentimientos tan profundos que tenía por el no disminuían. Las lágrimas le nublaron los ojos, derramándose por las comisuras, sin perder de vista el cielo estrellado que se fue ocultado lentamente, ligeras gotas golpearon en la piel desnuda, como aguijonazos. Un mal recuerdo se revelo, nuevamente aquel niño llorando bajo la fría lluvia, Daniel sabía que era el, pero esta vez fue distinto de entre la espesa cortina de gotas aparecía un chico, sonriente, el recuerdo borros no lo dejaba distinguir las caras, pero de ante mano reconoció al otro niño que lo tomaba de la mano y lo guiaba fuera del alcance del inclemente tiempo, el niño era Marshall.

-No entiendo nada- con la voz ahogada y ojos rojos llenos de lágrimas se desplomo en la tierra.

-¡Danny!- Dash se fue hasta el tomándolo entre brazos y apretándolo con fuerza contra el pecho -¿Qué te ocurre?-

Entre sollozos solo se aferró a los brazos del mariscal y enterró la cara en el pecho dejando salir el dolor en un llanto adolorido, el mismo Dash sentía estragos, el solo hecho de no poder hacer más que sujetarlos con fuerza lo hacía sentirá una terrible impotencia. El clima sin piedad dejo caer una fuerte lluvia, las gotas fueron tan gruesas que causaban dolor al impactar, bajo el azote del mal tiempo, se quedaron en ese lugar.

-Tenemos que buscar un lugar seco- con una voz tan suave, con el miedo de que las palabras lo pudiesen lastimar aún más, Dash lo levanto en brazos y lo cargo con pequeño niño. El camino era dificultoso de transitar, los charcos formados y el lodo en que sé que se convirtió la tierra era como cargar 20 kilos más de lo que pesaban, para un muchacho tan corpulento como Dash no representaba un problema por el momento. La oscuridad dominaba el bosque, el silencio era interrumpido por los ensordecedores truenos. Camino en línea recta, se encontraban totalmente empapados, los latigazos del frio en la espalda de Dash le causaban un dolor agudo. El bosque llego a su fin, ante ellos un pequeño pueblo se alzaba, los postes de alumbrado los guiaban a través del camino. Los hogares permanecían en calma. Ni una pequeña luz se asomaba por las ventanas. A Dash le molesto un poco, era raro, Daniel permanecía muy distante como para notarlos. Vagando por las calles del poblado intentado buscar ayuda y refugio, pero era inútil ni una solo alma aparate de ellos. La paciencia del mariscal toco fondo, el dolor del frio se esfumo sus extremidades se habían entumecido, no soportarían mucho antes de que aquello se complicara en algo serio, con decisión fue en dirección de la casa más cercana y sin molestarse en tocar entro para su suerte la puerta estaba abierta, entro y la cerro con llave.

Un lugar pequeño pero ostentoso, la sala de estar los recibía con un reconfortante calor. Los finos muebles y estantes de madera adornaban el espacio. Los hermosos sillones color azul cielo en el espacio central frente a una chimenea en la cual descansaba una pantalla plana de granadés dimensiones.

-70 pulgas quizá- pensó Dash analizándola

Se movió en silencio y dejo a Daniel sobre uno de los sofás individuales. Temblando, con la piel casi azul y una mirada perdida, a Dash lo devastaba verlo así.

-Vuelvo en un momento-

No hubo repuesta, Dash revolvió cariñosamente el cabello del chico y se fue. Entro a la cocina sin encender la luz, tan elegante como esperaba. Camino a la nevera, suficiente comida para dejar todo en orden por un tiempo. Un rastro de agua seguía a Dash. Subió al segundo piso registrando cada habitación y confirmando sus sospechas.

-En este lugar no hay nadie, debe ser igual en todo el pueblo- dijo en voz baja.

Mientras Danny no paraba de darle vueltas al asunto de aquel recuerdo.

-No lo entiendo, es Marshall lo se estoy seguro, pero el color de sus ojos y cabellos no es el mismo. ¿Qué demonios le paso?-

Observo el entorno con detenimiento, se levantó del sofá hasta una ventana, la lluvia había arreciado no lograba ver más allá de la ventana. Se estremeció por el frio.

-Debo quitarme esto o enfermare-

Daniel volvió intangible solo su cuerpo la ropa cayo en el aire y moviéndose de su lugar completamente desnudo.

-Danny, encontré ropa- grito Dash bajando desde las escaleras-  Son de marca muy cara y son realmente geniales-

Y sin más el ex-enemigo del capitán de futbol americano, lo miro desde su lugar esta era la primera vez que Dash lo contemplaba completamente desnudo, ahora el atlético cuerpo del caza fantasmas había ganado musculatura y un poco de volumen. Daniel se había envuelto en una segunda piel de energía color azul claro, Dash quedo sin palabras, elevándose del suelo llego volando con rapidez hasta el mariscal que seguía en shock.

-Si no te quitas esa ropa enfermaras- coloco una de sus manos en la mejilla de Dash- Estas demasiado frio-

Repitiendo el truco, la ropa de Dash se desplomo. Voló por las escaleras y regreso en un instante con un par de toallas, Daniel inicio secando el cabello del rubio y atando otra de las toallas a la cintura de él, ciertamente no estaba tranquilo mirándolo desnudo aunque el mismo lo estuviera, Daniel revoloteo como un pajarillo alrededor de Dash sin tocar piso, a pesar de haberlo secado seguía frio con un poco de habilidad logro cubrirlo con la misma energía para calentarlo, después eso Daniel tomo de las manos de Dash la ropa que había traído y se cambió todo maniobrando por los aires.

-Esta sensación- dijo Dash por fin- es igual a cuando entraste en mi cuerpo, es cálido y gentil. Quisiera devolverte el favor algún día-

Danny comprendió el doble sentido de sus palabras tan solo se ruborizo.

-Por cierto quien diría que bajo esos pantalones te tenías algo así de grande tan guardado, dejarías en ridículo la mayoría del equipo de americano sin mencionar que las porrista no saldrían de tus piernas-

La sonrisa  se le extendió de oreja a oreja.

-¡Eres un idiota, Dash!-

-Vamos  campeón-

La noche siguió su curso, la lluvia no seso, en cambio aumento. Las cosas no parecían tan malas desde la perspectiva de Dash << Estoy con Daniel y a salvo>>  pensaba, en cambio Daniel tenia mil cosas por las que preocuparse, su seguridad, que ocurría en la ciudad, la chica que los ataco y el por qué tenía los poderes de espectra, donde se encontraban sus padres, las personas desaparecidas y por sobre todo quien era Marshall.

El sonido de las gruesas gotas golpeando diferentes objetos resonaba por la casa, los chicos decidieron preparase algo de comer. No conciliaron el sueño  y seguramente no lo harían.

-Qué noche tan fría-

Mirando por la venta las calles oscuras desde la masa donde habían terminado de comer. Daniel no para de darles vueltas a lo que sucedía.

-Daniel, ¿qué piensas que debemos hacer?-

-No lo sé Dash-

Los relámpagos iluminaron todo rugiendo con ferocidad

-Me preocupan las personas desaparecidas- Daniel parecía perderse en sus pensamientos así como en la profunda noche.

Dash se inclinó hacia él, tomándolo del mentón lo obligo a mirarlo y le planto un suave beso en la boca, Daniel lo miro y tan solo lo aparto con calma colocando la mano sobre el pecho de Dash para marcar la distancia.

-No es momento-

-Lo sé- Dijo Dash  en un susurro sonriendo- espero que algún día lo sea-

Los truenos no se hacían esperar

-No podemos quedarnos en esta casa para siempre-

-Yo quisiera que si- Dijo Dash en tono burlón, dani no le prestó atención- y a donde piensas que podemos ir.

- En busca de respuestas y se quién podrá dárnoslas-


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