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Los Caprichos Del Destino por lakyday

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Notas del capitulo:

bueno, aqui pongo la continuacion :)

VI. Capítulo 5:

 

Al llegar se bajaron en el jardín y el azulino lo guio a través de éste, en silencio. Kyu se preguntaba si necesitaba ayuda con el jardín o algo así, quizás quería que le devolviera el  dinero con trabajo físico.

Caminaron un rato hasta que llegaron a una pared de arbustos altos, que delimitaba el terreno.

 

- ¿observaste todo alrededor? –le habló finalmente.

- s-sí, creo… -respondió confundido y tímido.

 

Era extraño, pero en parte también como un sueño hecho realidad el recorrer la casa de Ryu luego de tanto tiempo.

 

- entonces habrás notado que todo lo que aquí hay, sólo en mi jardín, supera con creces lo que desembolsé hoy.

 

El moreno agitó la cabeza afirmando.

 

- luego de ver esto ¿crees que me importa el dinero que me quieres devolver?

 

El peliazul tenía razón, para él ese dinero que juntaría con todo su esfuerzo sólo sería dinero y nada más.

 

-lo sé, pero… no hay nada más que pueda ofrecerle.

- hay cosas más importante que el dinero ¿sabes? - alzó la voz con impaciencia- Y que no pueden ser compradas con aquel. Una de ellas es la amistad.

 

Kyu se sorprendió al notar hacia dónde estaba yendo la conversación ¿A caso Ryu quería que fueran amigos de nuevo?

 

- ¿recuerdas este lugar?

 

 El moreno miró a su alrededor, estaba un poco cambiado pero juraría que ese lugar era…

 

- aquí es donde nos veíamos cuando éramos niños –agregó el dragón.

 

Una gran emoción invadió el pecho de Kyu al oír esas palabras. Había soñado tantas veces con volver a ese lugar y, de pronto, ya estaba ahí. Miró alrededor recordando cada cosa que habían vivido allí, en ese trozo de tierra. Y sonrió ampliamente dejando atrás el semblante oscuro de antes.

 

- Renjou-kun, tú fuiste una persona muy valiosa para mí. Sin tu amistad no sería lo que soy ahora –el moreno no podía creer lo que sus oídos escuchaban- sin ti quizás me hubiera convertido en una persona como el sujeto de la cafetería, ya que gracias a ti supe que habían cosas mucho más valiosas que el dinero. Tu compañía, tu personalidad y tu amistad me ayudaron a superar la muerte de mi familia. Por eso, eres muy valioso para mí y no quiero dejes que te vuelvan a tratar de forma tan humillante nunca más. Yo no permitiré que eso se vuelva a repetir.

 

El moreno no tenía palabras para responder a todo lo que el dragón le decía. Solo sabía que se sentía muy feliz. De pronto, por un desborde de emociones, se acercó al dragón y lo abrazó por los hombros.

 

- gracias, Amakusa-sama. Por sus palabras y… por darme otra oportunidad para ser su amigo.

 

Sentir a Ryu tenso entre sus brazo le hizo pensar que se estaba propasando de nuevo, así que se separó rápidamente de él, dedicándole un lo siento pues no quería que su amigo se sintiera acosado o algo por el estilo. Aunque tristemente le gustaba en demasía la sensación de abrazarlo.

 El dragón, al verlo tan contento de nuevo y además algo ruborizado y apenado por haberlo abrazado impulsivamente, sintió que su corazón era rebalsado por una sensación desconocida.

Dejándose llevar por ese sentimiento, se acercó lentamente a Kyu quien se puso evidentemente nervioso, lo cual le pareció adorable. Era increíble que un gesto tan simple de su parte desatara un total caos en la cabeza del otro chico. Entonces súbitamente recordó el beso que se habían dado. La sensación de sus labios refulgió en los propios y le embargó el deseo de volver a sentirlos. Así que cuando sus cuerpos estuvieron suficientemente cerca, miró a Kyu directamente a los ojos, leyendo en ellos consternación, luego bajó la vista hacia sus labios rojos y entreabiertos, ladeó un poco la cabeza, acercó sus bocas y cerró los ojos cuando sus labios se encontraron. Ryu recordaba la sensación de haber besado a chicas con anterioridad, en algunas fiestas, incluso un par de veces estando ebrio y no se comparaban para nada con la sensación de besar al chico que tenía delante. Probablemente porque se trataba de Kyu, su gran amigo de la infancia, quien poseía unos hermosos ojos dorados que pensó nunca volver a ver, pero que por las vueltas del destino estaba en frente ahí parado. Fue un beso corto que Kyu no pudo contestar. Pero que aclaró finalmente todos los pensamientos de Ryu.

Cuando se separaron Kyu le miró a los ojos inseguro, sabiendo que lo ocurrido era una prueba que  definiría la posición de su amigo.  No pudo leer nada en esos ojos grises. Sólo supo que de un momento a otro tenía a Ryu besándole otra vez, con sus manos sujetándole el cuello y la nuca. Cerró los ojos y se abandonó al placer de sentir los mullidos y cálidos labios de su compañero, quien había tomado la decisión más maravillosa del mundo. Le correspondió el beso sujetándolo por la cintura y chupándole el labio inferior, gesto que al parecer disfrutó el dragón quien luego lo imitó.

Sus cuerpos estaban pegados prácticamente y el beso era más sugerente que antes, cuando se separaron por falta de aire. Se miraron intensamente a los ojos y luego, con un estremecimiento, vio que Ryu le sonreía de medio lado. Era la primera vez que lo hacía desde que se reencontraron y le quitó un gran peso de los hombros.

 

- creo que acabo de descubrir la manera en que me compensarás –le dijo con una media sonrisa y una mirada predadora que hizo al inocente Kyu ruborizarse.

- ¿q- qué se supone que significa eso, Amakusa-sama?

 

Preguntó  el moreno consternado mientras le seguía, ya que Ryu había emprendido el camino de vuelta con una liviana expresión que mostraba un asomo de sonrisa. No estaba muy acostumbrado a sonreír, así que eso era lo más sereno que podía estar.

 

- olvídalo… ven, te mostraré mi casa.

 

 Reanudaron el recorrido, regresando a la mansión, conversando y poniéndose al día de la vida de cada uno en esos 10 años. Ryu había estado en el extranjero últimamente, lo que le hizo ver aún más guay a los ojos de Kyu. Por su parte, el moreno se había paseado por todas las casas de la familia Minami, alrededor de todo Japón, creciendo, haciéndose fuerte y apuesto, aunque conservaba en algún grado la inocencia y amabilidad que le eran características. Y le contó que pronto empezarían sus clases en la academia de detective que había en la ciudad, pues lo habían invitado especialmente a asistir desde que ayudó a un grupo de policía a resolver un caso, en un pueblo al sur donde estaba una de las casa de la familia Minami.

 

- eso es asombroso- exclamó el dragón haciéndole sonrojar.

- n-no es gran cosa ¡jajaja! –respondió sobándose la nuca.

- supongo que tu provocaste en Megumi ese interés por las novelas de misterio.

- mmm… no lo sé, no recuerdo bien como fue al principio.

- bueno, han pasado muchos año desde entonces, es natural.

- demasiados…

 

Recalcó Kyu deteniéndose, provocando que el otro lo imitara. Entonces tomó suavemente de la mano al peliazul, se acercó a él, puso su otra mano en el mentón y le besó despacio, sintiendo cada roce, cada segundo sin respirar por mantener el beso, cada movimiento que Ryu hacía para corresponderle la caricia. Caricia que provocaba en ambos un embriagante bienestar.

 Luego reanudaron la marcha como si nada hubiera pasado, como si fuera tan natural como decirse buenos días.

 

Al llegar a la mansión, Ryu lo guio por las habitaciones más importantes, la sala de estar, el comedor y finalmente pasaron por fuera de unas puertas amplias y hermosamente trabajadas que llamaron la atención del moreno. Se acercó y trató de abrirlas, encontrándose con que estaban cerradas con llave.

 

- ¿Qué hay aquí?

 

Ryu se incomodó ante la pregunta. Kyu poseía la extraordinaria capacidad de hacer las preguntas precisas y los comentarios adecuados cuando llegaba la oportunidad. Y eso era, en ocasiones como esa, muy irritante en verdad.

 

- nada. Sólo la sala de música.

- ¿Por qué está cerrada?

 

 El dragón suspiró. No sería fácil escapar al olfato del sabueso de Kyu cuando algo le parecía curioso.

 

- así permanece siempre.

- ¿Por qué?... ¿qué… pasó?

 

El moreno recordaba que su compañero tomaba clases de piano cuando eran niños y Ryu lo sabía.

 

- lo dejé. Ya no me gusta. Me hace sentir… muchas cosas.

- sentir no tiene nada de malo.

- no pienso igual.

- ¿de qué habla? –preguntó preocupado.

- a veces los sentimientos te hacen débil y son una carga en realidad. Además no lo he necesitado ni una vez en todos estos años. Es más, tengo una reputación gracias a eso.

- ¿ah?

- Me llaman príncipe de hielo.

- ¿ah, sí? –exclamó Kyu con una mueca burlona de extrañeza y luego se puso a reír.

- ¡¿Por qué te ríes?! –le recriminó el dragón avergonzado y sonrojado.

- es que… no le encuentro sentido a todo lo que me dice. Desde que nos encontramos ha mostrado toda clase de sentimientos, ¡incluso me dijo que me odiaba! No espere que crea lo que me está diciendo. Puede ser más bien que los demás no le conozcan lo suficiente.

 

Ahora que Kyu lo mencionaba, recién se daba cuenta de ello. Desde que apareció en su vida volvió a sentir toda clase de cosas. Emociones que no tenía desde que él mismo desapareció.

 

- no es eso –le respondió mirándolo a los ojos con altivez- sólo contigo me sucede.

 

El moreno enmudeció y se quedó mirándolo atento y con el corazón acelerado.

 

- Tú… me haces sentir cosas

 

Kyu se ruborizó violentamente.

 

- se puede decir que eres mi música.

 

El moreno se llevó una mano a la cara tratando de cubrir su sonrojo.

 

- ¿cómo espera que reaccione si me dice esas cosas tan cursis? ¿acaso quiere matarme de un ataque? –le murmuró avergonzado.

 

Ryu también se sonrojó, sintiendo que había hablado de más.

 

- lo siento – se disculpó avergonzado de sus propias palabras.

 

Pero, para su suerte, Kyu era muy bueno para distraerse así que con total normalidad continuó diciendo con una gran sonrisa:

 

- ¿Qué le parece si entramos?

- no lo sé- respondió inseguro, ya que hacía mucho tiempo que no pisaba esa habitación.

- ¡vamos, anímese! ¡Me da mucha curiosidad!

 

Ryu sonrió resignado, fue hacia un mueble de madera que había a un costado contra la pared, abrió un cajón y sacó una pequeña llave de aspecto antiguo. Luego se acercó al lado de Kyu quien estaba frente a la cerradura en medio de las puertas. Introdujo la llave, la giró, sonó un suave clic y empujó. Las puertas se abrieron tímidamente, dejando entrever una sala con dos grandes ventanales, altas cortinas en tono granate, paredes empapeladas con hermoso diseños y piso alfombrado color azul marino. Al interior, en medio de la habitación, había un piano de cola color mármol. Apoyados contra las paredes, algunos estantes con libros y carpetas. Y a un costado, cerca del piano y contra la pared, habían un par de mullidos sofás y unas cuantas sillas muy elegantes todo en tono verde limón y café. Era obviamente una habitación muy femenina.

 

Continúa... 

Notas finales:

no sé si les esta gustando esta historia, pero espero que sí porque yo me divertí mucho creandola :))


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