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Los Caprichos Del Destino por lakyday

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Notas del capitulo:

y es aqui que pongo ADVERTENCIA: ESTE CAPITULO CONTIENE LEMON YAOI (escenas sexuales homosexuales explicitas) ASI QUE NO ES APTO PARA MENORES DE 18 AÑOS.

cumplo con advertir :$

VII. Capítulo 6:

 

Entraron y cerraron las puertas tras ellos. La sala estaba clara y fresca, ya que se limpiaba a pesar de que no se ocupara. A Ryu le embargó una potente melancolía y para ocultarlo bromeó criticando la afeminada decoración:

 

- sólo con estar aquí siento que pierdo parte de mi hombría –murmuró.

 

Pero Kyu no le hizo caso, sabiendo que actuaba a la defensiva.

 

- su madre tenía un gusto muy dulce –le dijo con una sonrisa cariñosa.

 

El dragón le miró sorprendido y luego bajó la cabeza. No podía aparentar con Kyu, no podía competir contra su agudeza mental ni su buen corazón.

Se sentaron en silencio en uno de los blandos sofás. Maravillado Kyu notó que era tan amplio que fácilmente cabía una persona recostada a su antojo. Ryu estaba rígido a su lado, sintiendo que le dolía respirar el aire de esa habitación, percibir los hermosos colores, recordar esos tiempos pasados.

 

- ¿no ve que era muy fácil volver a entrar aquí?

 

Interrumpió su agonía el moreno.

 

- no lo podría hacer solo… -susurró en respuesta.

 

Entonces Kyu llevó su palma a la cabeza del dragón y le acarició, desordenando un poco su cabello de paso.

 

- no estás solo –le murmuró por lo bajo.

 

Y aunque fue apenas un  siseo, Ryu le miró con los ojos muy abiertos, porque esa frase la había escuchado en otra época, una a la que siempre quiso volver. El peliverde le sonrió de medio lado, conociendo muy bien el efecto de sus palabras. Entonces esa mano bajó hasta la nuca y atrajo al peliazul para besarlo. Al principio fue una caricia pausada, pero pronto la sensación de intimidad al estar dentro de esa habitación hizo mella en ambos y el beso sucumbió ante la pasión y la urgencia. Ryu sacó un poco la lengua y lamió el labio inferior de Kyu, quien abrió su boca y frotó la suya contra la del dragón en una húmeda y excitante caricia. Al separarse por falta de aire, el peliazul fue hacia la puerta y le puso llave. Kyu tragó en seco ¿Qué inocente intensión cabría tras un gesto así? Ninguna. Al volver el dragón, en vez de sentarse a su lado, lo hizo sobre sus piernas, a horcajadas. Le tomó del cuello de la polera y lo atrajo para seguir besándolo. Luego le rodeó el cuello con sus brazos sin romper el contacto y el moreno le puso las manos temblorosas en la cadera. La posición era tan sugerente y les proporcionaba tanto contacto que el pobre Kyu no pudo evitar la erección que se alzó entre sus piernas. Se sintió incómodo, porque no sabía cómo reaccionaría Ryu al darse cuenta de su estado, así que cortó el beso y puso algo de distancia entre ellos. Al separarse se dio cuenta de lo agitada que estaba su respiración, al igual que la de Ryu.

 

-A-Amakusa-sama… -susurró, viendo un extraño brillo aparecer en los ojos grises del chico- creo que… que la situación se nos está yendo de las manos…

- ¿lo dices porque ya estas empalmado?

- ¡¿HAA?! – exclamó Kyu ruborizándose violentamente- ¡lo-lo sien…!

- no vayas a disculparte –le advirtió con una media sonrisa y el mismo brillo extraño en los ojos- pasará lo que tenga que pasar ¿no te estás sintiendo bien?

- s-sí…

- entonces sigamos. Saca la lengua –le ordenó secamente- te daré una verdadera erección.

 

Las palabras tan atrevidas golpearon a Kyu fuertemente en la cabeza, provocándole un gran vértigo. De pronto Ryu le decía cosas muy desvergonzadamente y sentía que no era el mismo. Pero también ese era un lado de Ryu que nunca había visto, pensó. Además estaba feliz de que se mostrara tan interesado en hacer ese tipo de cosas con él y, pensándolo  bien, ya eran casi adultos que, después de 10 años de ausencia y necesidad, no tenían razón para privarse ni un segundo más.

Así que, dejándose llevar por la imaginativa mente de su amado dragón, obedeció y sacó su lengua. En seguida, el peliazul acercó sus bocas, tomó la punta del órgano entre sus labios y comenzó a chuparla. Al asaltarle la sensación Kyu tembló como gelatina. Ryu chupaba ávidamente su lengua deslizándose desde la punta hasta donde chocaban sus dientes en un movimiento de vaivén que le puso los pelos de puntas a ambos. Y no fue lo único que se crispo. Tal como su compañero había predicho, el bulto en su entrepierna se hincho más, mientras ponía atención a los sugerentes sonidos que emitía la caricia.

 

 Al separarse en busca de aire habló el peliverde:

 

- ahora es mi turno…

 

Ryu le obedeció y dejó que su lengua fuera succionada por los labios de su compañero. Era una caricia muy excitante que les subió a ambos la temperatura hasta las nubes. Y era que en el fondo ambos sabían que se asemejaba a una felación o una penetración y sus cuerpos se estremecían ante la idea.

 

Luego de repetir la caricia hasta el cansancio, se volvieron a besar como antes, ya que la atención estaba ahora dirigida hacia el tacto. Kyu había encontrado el borde del pantalón de Ryu y sorteaba la camisa para introducir sus calientes manos y acariciarle la espalda y el curtido abdomen. El dragón respondió emitiendo un gemido de bienestar. Luego rompió el beso y con la respiración agitada le quitó la polera al peliverde, dejándolo desnudo por arriba de la cintura. En seguida se abalanzo sobre su cuello, besándoselo y lamiéndolo sensualmente, bajando desde la oreja hasta la clavícula y el hombro tostado del chico. Mientras, éste daba jadeos y suspiros hasta que, sin estar muy consciente de lo que hacía, bajó sus manos para ponerlas sobre cada nalga del dragón, sobándole el trasero y atrayéndolo para juntar sus entrepiernas. Ryu se incorporó y atacó su boca con voracidad, iniciando un dulce vaivén que frotaba sus erecciones.

 

- Ryu…sama… -jadeó el moreno- estoy… en mi límite –le susurró entre besos.

- ¿qué quieres hacer? –le preguntó el dragón igualmente afectado.

- quiero meterla –le soltó en un jadeo, totalmente sobrepasado por la excitación.

 

Ryu se separó en seco de él y le miró a los ojos, con expresión severa. Kyu entonces fue consciente de lo que había dicho y se arrepintió.

 

- ¡n-no me haga caso! – se retractó, alzando la voz y moviendo las manos de un lado a otro frente a su rostro- no debí… yo… esto…

 

Enmudeció bajo la mirada aplastante del dragón. Quién respiraba agitadamente todavía, con su pecho subiendo y bajando rápidamente. Luego de un tenso silencio dijo finalmente:

 

- está bien.

 

Kyu le miro sin entender.

 

- ¿qué cosa?

- te dejaré hacerlo.

 

El moreno abrió los ojos con incredulidad.

 

- ¿es…. en serio?

- sí… -susurró el peliazul, sonrojándose adorablemente.

 

Kyu tragó en seco, de pronto la boca se le había secado.

 

- pero con una condición.

- ¿una condición? ¿cuál?

- tienes que llamarme goushijinsama.

- ¡¿qué?!

- ¿lo harás?

- ¿es algún tipo de?… olvídelo, está bien.

- bien. Ah, sí. Espera un poco.

 

Agregó y salió de la habitación, dándole tiempo a Kyu para reponerse mentalmente. Al corto rato volvió con un pequeño frasco en las manos y se lo lanzó. Kyu lo inspeccionó mientras el dragón cerraba la puerta. Era un pote de crema, no había necesidad de preguntar para qué. Luego Ryu se acercó, y del bolsillo de atrás de su pantalón sacó una tira de condones y la dejó a un lado en el sillón. Se sentó a horcajadas de Kyu nuevamente y habló:

 

- ¿está bien esta posición?

- s-sí

 

Respondió Kyu con la garganta seca. ¿Por qué sentía tantos nervios? Temblaba más que Ryu y eso que él estaría en la posición más inconveniente.

 

- bien… haz lo tuyo –le ordenó.

 

Kyu alzó las manos hasta el primer botón abrochado de la camisa del dragón.

 

- con su permiso, goushijinsama.

 

Le dijo y comenzó a desabrochar la prenda. Sus manos temblaban y a ratos Ryu debía ayudarle. Cuando se la sacó por completo, admiró su espléndida figura esbelta y trabajada y su piel blanca e inmaculada. Era hermoso. Le besó la clavícula haciéndole estremecer y luego su lengua bajó a acariciar uno de sus pezones. El peliazul hizo un sonido de reproche y le regaño.

 

- no hagas eso. No soy una mujer…

- lo siento, goushijinsama- se disculpó comenzando a entender el efecto que tenía esa palabra en el dragón. Le ponía caliente, lo sabía.

 

Entonces se concentró en su objetivo. Le desabrochó los vaqueros y le bajó el cierre, liberándolo en algún grado de la incómoda opresión. Luego deslizo el pantalón hacia abajo y, con la ayuda de su amante, se los quitó totalmente junto con las demás prendas, quedando el dragón sentado a horcajadas de él vistiendo únicamente un ajustado bóxer.

 

- Tu también –le ordenó el peliazul y Kyu obedeció, sacándose la ropa y quedando en igualdad de condiciones.

 

Tomó el pote de crema y se besaron mientras lo abría. Se puso abundantemente en los dedos y dirigió la mano por detrás del dragón. Éste le abrazó por el cuello y escondió su rosto en allí y contra el espaldar del sofá.

 

- hazlo –le susurró tratando de que Kyu no viera lo colorado que estaba.

 

Nuevamente el moreno siguió la orden de su amo, le metió la mano en la ropa interior y tanteó hasta su entrada. Ryu sintió la presión en ese lugar antes de que un dedo se introdujera dentro de él. No pudo evitar emitir un gemido.

 

- ¿dolió? –preguntó preocupado Kyu, cuya voz ronca evidenciaba su excitación.

- no… sólo… es una sensación extraña –susurró en su oído, haciéndole estremecer en lo que era la situación más erótica que el moreno había vivido jamás.

 

Profundizó con la delgada falange un poco más y luego comenzó un suave vaivén, sacándole suspiros al dragón. Cuando notó la tensión de sus músculos disminuir, metió un segundo dedo. Repitió lo anterior y cuando creyó que era suficiente se volvió a embetunar los dedos y esta vez metió tres. El peliazul se curvó de dolor y el peliverde se quedó inmóvil. Hasta que luego de varios segundos recibió el permiso para continuar.

Eran sólo dedos pero Ryu estaba comenzando a sentirse bien e inconscientemente ayudaba a que las falanges fueran más profundo a cada penetración. Sentía además la respiración agitada e impaciente de Kyu, junto con su erección frotándose enérgicamente con la propia. Su ropa interior estaba muy húmeda con el líquido pre-seminal y estaba escalando el clímax desconsideradamente sin su compañero. Entonces supo que era el momento.

 

- ya puedes…

 

El moreno no se hizo de rogar y rápidamente se llevó la mano al bulto de su ingle, liberando el trozo de carne que su amante debería recibir. Comparado con eso, los dedos eran tarea fácil, pensó Ryu. Pero, una vez el moreno se puso un condón, valientemente se apoyó con sus rodillas en el sofá y se dejó desprender de la última prenda. Se ubicó sobre la cadera de Kyu, tomó su miembro con las manos y bajó. El peliverde clavó sus dedos en las caderas del dragón y le ayudó a bajar. Una gran intromisión dolorosa fue lo que el peliazul sintió, quedándose a mitad de su tarea, pero Kyu con urgencia le dio una estocada rápida y se unieron completamente. Al unísono sonó un quejido de dolor y un gemido de placer. Kyu acarició el cabello del dragón mientras este digería la dolorosa sensación.

 

- ¿goushijinsama, se encuentra bien?-preguntó con  la voz ronca y quebrada- Haaa… se siente tan bien… -suspiró.

- aún… no hagas nada.

 

Kyu quería que Ryu se sintiera tan bien como él, por lo cual reunió toda su fuerza de voluntad y se mantuvo quieto pacientemente. Cuando ya estaba a punto de perder el control, el dragón le dijo que se moviera. Lo hizo lentamente, sintiendo que se derretía de placer. Comenzó un vaivén pausado en el que notaba la sofocante presión disminuir a ratos. Hasta que Ryu empezó a mostrarse más participativo y sus quejidos se trasformaron en dulces gemidos reprimidos y suspiros. Las estocadas entonces se volvieron más rítmicas y el dragón salió brevemente de su escondite para besarlo en la boca, fue entonces que pudo ver su rostro sudoroso y sonrojado.

 

- se siente… haa… tan bien... goushi... jinsama –le dijo entre sonoros jadeos- ¿y usted?

 

El dragón, avergonzado de admitir que le gustaba algo así, no respondió.

 

- quiero hacerle sentir bien… -le susurró al oído.

- me estoy cansando –le advirtió con la voz entrecortada.

 

Entonces cambiaron de posición. Kyu le obligó a arrodillarse en el sofá con el pecho pegado al respaldo y él se ubicó detrás. Le penetró nuevamente y comenzaron un ritmo más acelerado bajo la libertad de movimiento. El moreno sentía que no aguantaría mucho más y comenzó a masturbar a Ryu, sacándole suspiros y gemidos que ya no se molestaba en reprimir. Satisfecho con la reacción del dragón, el peliverde profundizo la penetración sacándole un sonoro gemido a su amante. Al principio creyó que le había herido, pero el peliazul se abandonó en sus manos pidiéndole que lo repitiera. Así lo hizo, llegando a ese punto en Ryu que le hacía desfallecer de placer. No pasaron mucho tiempo así cuando el dragón advirtió:

 

- Kyu… ¡aah!… ya… ya no… puedo….más…

- yo también… haaa… estoy… a punto…

 

Aumentaron el ritmo y la bestialidad del vaivén. La tensión de sus cuerpos fue subiendo aceleradamente hasta que el placer los doblegó y les golpeó un arrollador orgasmo. Con un quejido Kyu eyaculó en el interior de su compañero y este último en su mano. Entonces, agotados y sudorosos, se dejaron caer sobre el espacioso sillón. El dragón alargó el brazo y cogió una manta para tapar a ambos.

Luego de varios minutos, cuando las respiraciones agitadas y los latidos del corazón se calmaron, Kyu se abrazó al cuerpo de Ryu.

 

- haa… su cuerpo es maravilloso, goushijinsama… -suspiró.

- ya no tienes que llamarme así… - le informó dejándose abrazar dócilmente.

 

Kyu rió suavemente, porque sabía que ahora el dragón debía sentir vergüenza de su petición. Luego se apegó más a él y dejó descansar su cabeza sobre el pecho del dragón.

 

- lo amo… -se le escapó la frase entre los labios al peliverde.

 

Entonces, arrepentido y con los ojos apretados esperó la respuesta. Respuesta que nunca llegó.

Y no es que Ryu lo rechazara. Obviamente sentía cosas por él, pero amor eran palabras mayúsculas. Amor era lo que pensó nunca en su vida volver a experimentar. Ese sentimiento lo había enterrado junto a su familia aquel día en el cementerio, porque nunca se permitiría depositarlo nuevamente en algo tan frágil como las personas, cuya vida es tan efímera.  Y quizá el amor era el que casi lo había matado esa noche cuando comprendió que Kyu nunca volvería. Por lo que ahora, el hablar de amor le tomaba por sorpresa y le dejaba un gran nudo en la garganta.

Kyu al darse cuenta la gran estupidez que había cometido trató de cambiar de tema. Se sentó en el sofá, viendo a través del ventanal que ya estaba oscureciendo y exclamó:

 

- ¡Ya es muy tarde, Amakusa-sama! Está anocheciendo… debería irme.

 

Ryu quien no quería dejar las cosas así, se sentó a su lado, le puso una mano en el hombro, lo acercó hacia sí y le dio un beso. Un beso que sabía a disculpa. Luego se vistieron y el peliazul lo llevó hacia el frontis de la mansión donde un auto lo recogería y lo llevaría a su casa.

 

- ¿cuándo lo veré de nuevo? –preguntó el moreno ya arriba del automóvil, a través de la ventanilla baja.

- puedes venir cuando quieras.

 

Respondió al tiempo que se ponía a revolver la guantera del asiento copiloto, de donde sacó lápiz y papel. Le escribió su número de teléfono personal y se lo entregó.

 

- aquí tienes mi número. Llámame cuando quieras que nos veamos –agregó.

- h-hi… arigatou, Amakusa-sama.

- nos vemos.

- adiós.

 

Entonces el auto comenzó su andar, dejando atrás la mansión Amakusa.

 

 continuará...

Notas finales:

yai! lemon *¬* espero que les haya gustado este capi...

al menos lo suficiente para dejar un pequeño comentario u,u

 


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