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CRUSH. por Akudo

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Notas del capitulo:

Higuchi se sacudió bajo el azote de la fusta en la diestra de Nebuya, que con la otra mano volvió a tirar de las riendas arreándolo como a un caballo. El mayor respiraba muy agitado, apretando sus puños en el suelo al igual que su ano para sujetar bien los tres consoladores que tenía metidos y no dejarlos caer.

 

Aclaración 1: Higuchi Shouta es el manager (o ex manager) de Rakuzan.

Aclaración 2: El bocado es el cilindro que usan los caballos en el hocico y del cual se sujetan las riendas para controlarlos.

 

Su voz salió en un gemido ahogado debido al tubo de metal apretado entre sus dientes cuando Nebuya jaló las riendas bruscamente, haciendo que su cabeza diera un doloroso tirón hacia atrás.

— ¿Cuándo te di permiso de tomar un descanso? Sigue usando esas rodillas hasta que empiecen a sangrar.

Higuchi se sacudió bajo el azote de la fusta en la diestra del moreno, que con la otra mano volvió a tirar de las riendas arreándolo como a un caballo. El mayor respiraba muy agitado, apretando sus puños en el suelo al igual que su ano para sujetar bien los tres consoladores que tenía metidos y siguió gateando con lentitud.

— Buen chico, recuerda que te pasará algo muy malo si los dejas caer. —mirándolo desde arriba Nebuya rió rayando en lo sádico y avanzó al paso lento de Shouta, golpeando la fusta contra sus nalgas con mucha fuerza cuando veía que empezaba a desvanecerse el hermoso carmesí que marcaba esa piel tan blanca— Aunque dudo que ese agujero tan grosero lo permita, necesita sentirse rellenado a todo momento, ¿no es así?

Las extremidades del ex manager temblaban. Al principio solo había sido una pequeña molestia arrastras sus rodillas por el suelo, pero luego de una hora ya se había convertido en una tortura. Estaba seguro de que en cualquier momento los huesos de sus rodillas iban a romperse.

— Hice una pregunta, ¡contesta! —recibió un latigazo en la espalda y emitió un sonido similar al de un mugido ya que no podía hablar, no solo por el cilindro que mordía, sino porque debía apegarse a su papel. Si no actuaba como Nebuya quería iba a ser castigado.

Cada gateada se volvió terriblemente más dolorosa que la anterior, su cuerpo estaba muy resentido por diferentes razones y estando completamente desnudo el aire frío de la habitación contrastaba violentamente con la ebullición arremolinada en su interior. Notó la punta plana de la fusta acariciando el borde de su entrada expandida, roja e irritada por ser forzada de esa forma tan obscena, y lo peor era su miembro amarrado. Luego de los primeros diez minutos Eikichi lo había dejado correrse, pisándole la cabeza para que limpiara su propio semen del suelo con la lengua, pero ahora tenía una cinta amarrada tan fuerte que no podía acabar por más que quisiera y su sexo ya estaba amoratado por la acumulación.

Se sentía como el infierno, su mente daba vueltas y su cuerpo se tambaleaba a punto de explotar, pero ese diablo musculoso de ojos violetas aún no se aburría de verlo sufrir, porque soltando una risita presionó el botón del pequeño mando y los tres aparatos dentro de Higuchi empezaron a vibrar con violencia. Su grito estrangulado le raspó la garganta por el estímulo tan repentino y sus brazos flaquearon, dejando que su pecho golpeara el suelo.

La mirada de Nebuya se tornó oscura.

— Eso está muy mal, no me gustan los caballos ¡holgazanes! —sus palabras fueron siseadas entre dientes acabando en un grito feroz, y los ojos del más bajito se abrieron muy grandes cuando sintió la patada de Eikichi en su trasero, hundiéndole los juguetes con salvajismo aún más adentro.

Otro grito ahogado y su saliva caía a chorros. Las uñas de Shouta rasparon el piso y algunas hasta se rompieron, la agonía y desesperación eran tanto que empezó a llorar ofuscado.

El moreno aspiró hondo y luego resopló, poniendo una sonrisa más condescendiente.

— Bien, te daré otra oportunidad, bonito. Sube. —jaló las riendas haciendo que la cabeza de Higuchi se levantara del piso, pero el muchacho estaba demasiado resentido y su culo no dejaba de temblar por las vibraciones. Sus ojos estaban desorbitados y su boca muy abierta estaba por dejar caer el bocado que no tenía permitido soltar, y sus rodillas también estaban a punto de ceder— ¡Que subas!

Nebuya tiró con más fuerza lastimando la boca ajena y Higuchi volvió a quedar a gatas. Inconscientemente trató de tocarse su miembro, dolía demasiado, necesitaba liberarse o creía que iba a morir, sin embargo el menor lo detuvo golpeándolo con la fusta hasta que alejó la mano.

— No seas desobediente.

Nuevamente las riendas tiraron de su cabeza exigiéndole obedecer, y con mucho esfuerzo Shouta se giró hacia la cama y subió a cuatro patas. El suelo era muy diferente al mullido colchón y sus rodillas pudieron quitarse un gran peso, pero seguía siendo muy incómodo por estar tanto tiempo en esa denigrante posición. Quedó al filo de la cama, con su inquieto trasero totalmente expuesto a la altura de la abultada entrepierna de Nebuya que se encontraba parado tras de él con un gesto encantado. Le divertía ver el culo ajeno sudado y saltando de un lado a otro, soltando el característico zumbido de las vibraciones.

— Aguantaste bien así que podrás obtener tu premio si haces algo más para mí, ¿de acuerdo? —a pesar de que apenas podía tragar oxígeno Higuchi se las arregló para emitir un sonido en respuesta y que Nebuya no se enfadara.

El moreno le quitó el bocado lanzando las riendas a alguna parte, permitiendo que se oyeran los destrozados jadeos de Shouta junto a sus sollozos agobiados. Nebuya le sujetó el mentón haciendo que el más bajito lo volteara a ver, y le prendió mucho ser testigo de su expresión doliente y sumisa. Metió su larga lengua en la boca abierta de Higuchi lamiendo y besando a su antojo, sin importarle toda la saliva que el otro no podía controlar.

— Sé un buen caballo y relincha. Anda, hazlo.

La mirada de Shouta vaciló ante tales palabras y Eikichi le apretó la quijada, repitiéndole la orden cuando apagó los vibradores y lo dejó tomar un respiro. De la lastimada cavidad del mayor salía jadeo tras jadeo hasta que pudo tragar algo de aire y se liberó del agarrare de Nebuya, dejando que su cabeza colgara con cansancio y que sus cabellos cayeran como una corta cascada negruzca.

Se lamió sus labios resecos mientras Eikichi se abría el cierre del pantalón, y finalmente Higuchi dejó que ese humillante sonido animal escapara de su garganta. Fue suficiente para satisfacer al de piel oscura que soltó unas fuertes carcajadas, luego le retiró uno de los consoladores y lo reemplazó con su mojada y ardiente erección de un solo golpe.

— Aa- ¡aaahhh! —el falo de Nebuya no solo era monstruoso, sino que además había dejado adentro los otros dos vibradores, haciéndole mucho daño al entrar y salir de su culo con esa fiereza.

Higuchi no podía controlar sus gritos, era la única forma de que su cuerpo liberara una mínima parte de lo que estaba sufriendo y en el techo se escucharon los golpes del bastón de la señora que vive arriba, molesta por todo ese escándalo. Nebuya se rió entre sus gemidos que dejaban notar lo bien que se sentía embestir en la entrada de su ex manager, que se contraría repetidas veces por los espasmos de dolor.

— Parece que otra vez le darán una queja nuestra al casero, eh… —Shouta se mordió los labios para moderar la voz y cuando ya no sirvió mordió las sábanas, apretando sus ojos mojados y sus dedos en la tela— No hagas eso, déjame oír lo ruidoso que eres, ¡mmgh…!

La cama rechinaba cada vez que sus rodillas se hundían bajo las inescrupulosas estocadas de Nebuya, y solo seguía con la pelvis levantada porque el moreno la sostenía firmemente sin dejarlo ir. Su cuerpo estaba en su límite y le rogaba a gritos a Higuchi que ya se detuviera, que ya no podía aguantar más o se quebraría por completo, mientras que su mente colapsaba también, quedando totalmente en blanco.

Cualquiera que viera tal escena se sentiría horrorizado, un hombre negro y enorme ultrajando bestialmente a un pequeño japonés con lágrimas bañándole la cara, gimiendo de dolor y a punto de perder la consciencia. Higuchi trató de desatar su miembro, pero Eikichi le apretó la mano contra la cama acelerando sus arremetidas, tirando del cabello de su sumiso cuando finalmente depositó toda su esencia en el maltratado interior de éste.

— Buen chico. Muy, muy buen chico. —agitado, Nebuya le besó la nuca y tiró de la cinta que torturaba a Shouta, que al segundo de sentirse liberado su semen salpicó a gran presión sobre las cobijas durante un buen rato hasta quedar totalmente vacío.

Al pelinegro más bajo le dolía respirar y sus oídos se sentían tapados. Hundió su frente en la cama mirando por debajo de su cuerpo, vio a Nebuya alejándose y en cuanto su falo salió de él dejó espacio para que los consoladores cayeran y que todo el líquido lechoso resbalara a chorros por sus muslos. Las gotas pegajosas que cayeron en las sábanas tintaron la tela de rojo y Higuchi ya no pudo más, desvaneciéndose frente a su pareja.

 

 

— Hey, ¿estás bien? No me digas que te maté con mi polla. Respóndeme, Higuchi.

Poco a poco Shouta fue abriendo los ojos. No supo cuánto tiempo se desmayó pero debió ser poco, aún notaba el post orgasmo cosquilleándole en la piel. Ahora se encontraba en los gruesos brazos de Nebuya que lo miraba preocupado, despejándole el flequillo sudado de su frente— Esta vez fui demasiado bruto, incluso estás sangrando. Yo ya no…

— Shh. —puso sus dedos sobre los labios del moreno para que callara. No le gustaba la parte en la que Eikichi se terminaba disculpando y le pedía ya no hacer este tipo de juegos tan violentos para su menudo cuerpo, le hacía sentir a Higuchi que lo obligaba a cumplirle sus torcidas fantasías cuando se supone que ambos debían disfrutar. A continuación llevó su mano a la mejilla de Nebuya— Ya te he dicho que no te disculpes, lo hiciste increíble. ¿No te gustó?

El ex Destronado admitía que someter de esta forma a su novio que no llegaba al metro setenta y era un año mayor le hacía sentir un morbo intenso, pero eso no evitaba la culpa del final cuando el cuerpo de Higuchi quedaba en este estado, además, nunca habían llegado tan lejos como para que se desmayara. Puede que en cuanto a apariencias a él le quedara como anillo al dedo ser el dominante tirano de la relación tal como Higuchi fantaseaba, pero la verdad es que le gustaba tratar bien a su pareja y tener sexo normal, así que le llegaban a incomodar los extremos a los que éste llegaba.

Resopló y se las arregló para poner una sonrisa de las suyas, solo esperaba que Shouta estuviera consciente de sus propios límites.

Notas finales:

¡Holas! Sé que había dado por terminada esta compilación hace mucho, pero aparte de que tenía flotando por ahí un par de escritos viejos sin terminar que no quería subir individualmente, también se me antojó adaptar a KnB algunas historias mías de otros fandoms, y para que no se revuelvan con los originales pues decidí añadirlos aquí.

 

También anuncio orgullosamente que me di a la tarea de corregir todos los oneshots de este fic, así que ya están decentes y sí parecen escritos por un adulto.


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