Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una habitación, un mundo. por samuesselmo

[Reviews - 227]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muy buenas a todos!! Cómo están? Me alegra que les haya gustado el capitulo anterior! 

 Ahora les traigo este nuevo capitulo! Disfruté escribirlo mucho, y espero que les parezca lindo...

Con el sol ocultándose, el cielo estaba anaranjado. Y el castaño, tímidamente sostenía la mano de Aomine, caminaban por un barrio muy tranquilo. No se escuchaban autos y barullos, tan sólo el canto de las aves. El par llevaba bolsas en la mano que tenían libres, antes de llegar a la casa del moreno habían hecho las compras para la cena, que muy amablemente se ofreció a preparar Ryo. Pasaron por enfrente de una escuela, por supuesto que se hallaba cerrada por ser domingo, pero Sakurai sospechaba sí se trataba de la escuela donde iba la hija de Daiki. Sin embargo, sus dudas fueron aclararas, como si el moreno le hubiese leído la mente.

 —Momoi va al jardín de infantes allí  -Mencionó el padre de la niña al ver que la vista de castaño apuntaba al colegio.

 —Ya veo… -Asintió volteando para mirar al frente sonriendo -¿Qué e-edad tiene?

 —Tiene 4, pero cumplirá 5 el domingo – Respondió Daiki, quien a pesar de tener un tono desinteresado en un voz, amaba sobre todas las cosas a su hija —Es aquí – Anunció parándose delante de una pequeña casa. El frente sólo era la puerta y una ventana, muy sencilla y humilde.  Al abrir y entrar, el moreno declaró su llegada y tomando la bolsa que llevaba Ryo dijo –Siéntate dónde quieras, dejaré esto en el refri.

 —Cla-claro –Asintió timido mirando a su alrededor, una sala con un espacio bastante reducido. Con un desorden que no molestaba, el piso y el sofá con peluches y muñecas, y sobre la mesa ratona muchas crayolas de colores y lindos dibujos infantiles. El castaño se sentó entre los almohadones y juguetes mirando con una sonrisa los dibujos, pero sin tocar alguno.

 —Ya vuelvo –Dijo Aomine pasando detrás del sillón mientras acariciaba la cabeza castaño –Tengo que encargarme de un detalle –Seguro caminó hasta un corto pasillo, donde se apreciaban tres puertas, fue por la izquierda y abrió de una forma brusca.

 —¡Papá! –Exclamó una vocecita en el interior.

 —Hola ¿Qué le hiciste a la cara de Wakamatsu? –Preguntó Daiki con el tono de poco interés.

 —Ahora parece una princesa –Volvió a hablar Momoi riendo.

 —¡Bakamatsu, despierta! –Gritó el moreno seguido del sonido de un golpe -¡Y vete de mi casa!

 —¡Ya voy! –Gritó la otra persona que se hacía llamar Wakamatsu – Adiós, Momoi-chan.

 —Adiós, Bakamatsu –Se despidió la niña –Ven a mi cumpleaños.

 —¡No repitas lo que dice tu padre! –Salió del cuarto un rubio con el ceño fruncido. Sin embargo, al ver al frente, se podía distinguir maquillaje y una pequeña coleta con dos bolitas rosas –Hola. Eres una preciosidad –Dijo cambiando el tono de voz al ver al castaño sentado en el sofá, pero éste sólo no sabía hacia dónde mirar. Era incomodo, y más viendo que el varón había sido maquillado mientras dormía por una niña de casi 5 años.

 —¡Hasta el martes, Wakamatsu! –Gruñó Aomine mirándolo desde la puerta del cuarto de la pequeña. El nombrado salió bufando y azotó la puerta –Es un viejo amigo, no le hagas caso.

 —¿Cuida de Momoi-chan? –Preguntó poniéndose de pie acercándose al moreno.

 —Exacto –Respondió tomando la mano de Ryo –Ahora te la quiero presentar. El castaño asintió algo nervioso, temiendo en que podría caerle mal a la niña –¡Momoi!

 Una niña con cabellos rosados, al igual que sus ojos, se asomó por la puerta y miró curiosa al castaño, lentamente se fue acercando, como si estuviese analizándolo con la mirada. Al estar frente a él, la chiquilla sonrió y se abalanzó contra sus piernas, abrazándolo –¿Él será mamá? –Preguntó emocionada mirando a su padre, y éste asintió con una pequeña y apenas predecible sonrisa.

 —¡Qué bien! –Rió Momoi mostrando todos los dientes, o al menos lo que se mantenían en pie, ya que le faltaban un par, como a toda niña pequeña -¡Ven, mamá! ¡Te mostraré mi habitación!

 —Alto ahí, jovencita –La frenó Daiki alejándola un poco de Sakurai –Nadie entrará a ese cuarto a no ser que lo ordenes.

 Momoi bufó inflando sus rosadas mejillas y volvió a su cuarto con el ceño fruncido.

 Ryo miró sorprendido toda la escena, esa pequeña persona lo llamó “mamá” y ni siquiera sabía su nombre. Además, tenía unas ganas tremendas de hacerle preguntas a montón a Aomine, pero no se sentía lo suficientemente seguro de eso.

 —Le hablé de ti –Suspiró Daiki tomando la mano del castaño para caminar  hasta la cocina. Ésta era igualmente estrecha como la sala y no había nada que separara los ambientes.

 —N-no se p-parecen…  mucho… -Comentó casi en un murmuro Sakurai mirando el suelo.

 —Su madre era una zorra, apenas dio a luz me dejó a la niña y se fue –Contestó sin importancia –Pero, ella es mi hija, o al menos eso dice nuestro ADN.

 —¡L-lo siento! –Soltó haciendo una reverencia.

 —Está bien – El moreno se acercó al castaño y tomó su rostro entre sus manos para besarlo –Si no te sientes cómodo, dímelo.

 El doncel asintió, pensando si realmente sería una buena “madre” para la niña, después de todo, no había tenido una educación “saludable” cuando era más joven. Al estar yendo y viniendo en sus pensamientos, se sorprendió al sentir unos labios, otra vez, sobre los suyos.

 —Deja de preocuparte, ella es ruidosa, pero es buena persona –Comentó Daiki serio.

 —¡Ya terminé! –Cantó la niña corriendo hasta la cocina –¿Ahora podemos ir a jugar? –Preguntó con un puchero jalando la camiseta de su nueva “mamá”.

 —A-ahora… y-yo… - El castaño miró nervioso a la pelirosa – ¡Lo siento!

 —¿Por qué mamá habla raro? –Preguntó preocupada Momoi.

 —Momoi, no lo hostigues tanto –Suspiró cansado el policía –Y, tú, relájate, no va a morderte –Mirando a Ryo.

 —I-iba a cocinar… -Habló timido poniéndose a la altura de la pequeña –P-podemos hacerlo juntos… si quieres…

 —¡Si! –Exclamó de felicidad volviendo abrazar a Sakurai. Él se sentía extraño, con un sentimiento que creía haber experimentado hace muchos años, antes de que su papá muriera, antes de que su papá se casara con esa mujer a que llamaba “madre”. Con miedo, acarició los rosados cabellos de la niña, aceptando ese fuerte abrazo. Levantó la vista, mostrando una sonrisa, mirando a Aomine que sonreía a su manera. Éste también se agachó y abrazó a los dos -¡Será el mejor cumpleaños de todos! –Volvió a exclamar Momoi ajustando más su abrazo. 

Notas finales:

Gracias a la gente por comentar! Me ayudan mucho! 

 Saludos a todos! 

 By Selmo 

Me olvidaba decir que la habitación del próximo episodio será de Kise!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).