Está bien… sé que dije que no podía hacerlo si Seere no deseaba, pero a pesar de mi fuerza de voluntad acepté...pero aun así me sentía mal sabiendo que posiblemente Seere no hacía esto porque quisiera, me senté en la cama algo avergonzado cuando las palabras de Angel llegaron a mi mente.
Flashback
—Vaya así que hoy cumplen un mes, eres toda una lindura, mira que ir a festejarlo como una feliz pareja enamorada.
—Bueno, realmente no es por eso, hace mucho que me gustaría tener una cita con tu hermano, y creo que hasta hoy se cumplió ese deseo, de verdad le agradezco a Demian.
—Solo te pido que no seas tan pervertido con mi Seere —bromeaba Angel mientras rizaba sus largas pestañas.
—Pero yo no soy un pervertido… —dije mientras hacía un puchero— yo solo quiero cuidar a Seere… en serio lo amo.
—Eres tan lindo mi querido Owayne —rio por lo bajo terminando de maquillarse— pero aun así… —su semblante cambió a algo más serio— solo tenlo en cuenta.
—¿Desconfías de mí?- pregunté algo dolido, mirando el brillo de sus magníficos ojos azules que de pronto se tornaron algo más compasivos.
Angel negó —En absoluto es solo que temo que Seere pueda recordar algo desagradable… ya sabes sobre esas cosas que no menciona —de repente entristeció, bajando la mirada— sé que no te lo ha dicho pero…
—No necesitas decírmelo —le interrumpí— tú tampoco recuerdes cosas tristes, no pienso sobrepasarme con él.
Su sonrisa regresó y tomó mis manos, alegre —Confío en ti, pelirrojo.
Fin flashback
Seguramente existían demasiadas cosas tristes en el pasado de Seere, eso lo sabía bien, no quería obligarlo… pero aun así el tenerlo de esta manera… me hacía difícil pensar.
—Seere… —le abracé hacía mí sentándole sobre mis piernas— Creo que ese sería un regalo excelente… —expresé ocultando mi rostro en su pecho— pero lo sería más si en verdad lo desearás y no fuese solo porque sientas que estás obligado a hacerlo.
Él, sin bajar de mí, extendió su brazo izquierdo y jaló un cuaderno de dibujo que estaba sobre el escritorio, abriéndolo me dio una de las hojas —¿Te parece que esté obligado?— preguntó aún sin inmutarse.
Y entonces miré el contenido: era un dibujo perfecto con acuarelas, un dibujo de mí... retiro lo dicho, mi Seere si era bueno en todo… pero eso significaba solo una cosa, me sonrojé al pensar que la actuación anterior fue solo para… —Seere —pronuncié su nombre mientras sentía endurecerme con ese simple pensamiento.
Seere gimió un poco al sentir mi erección bajo él, lo cual provocó que un leve color carmín se apoderará de mi rostro —Lo siento —me disculpé aun avergonzado intentando apartarlo de mí, no obstante él se aferró aún más.
—Supongo que si no lo digo como debiera no lo entenderás: No lo estoy haciendo porque este obligado… —dijo mientras arrebataba el dibujo colocándolo en el escritorio nuevamente— y te felaré quieras o no —exclamó con seguridad mientras acomodaba sus piernas a cada lado de mí, provocando que me endureciera aún más y que tuviera que contener una posible hemorragia nasal.
Este chico sabía cómo avergonzarme, sin embargo me hacía feliz que Seere deseara hacerlo, posó su mano por encima de mi pantalón apretando un poco al mismo tiempo que mordía levemente mi lóbulo derecho, haciendo que un ligero gemido escapara de mis labios. Después de ello bajo de mí y comenzó a deslizar la bragueta, exponiendo mi hombría mientras la masturbaba en un suave vaivén.
No pasó mucho tiempo antes de que acercara sus labios, lo hizo tan delicadamente que el sentir su respiración provocó que comenzará a gotear, mojó sus labios un poco y comenzó a lamer mi miembro en toda su extensión.
Sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda, pero pronto cesó para dejarme escuchar su voz —Owayne —dijo con un suave volumen, hice un leve gruñido para que supiera que lo escuchaba y prosiguió— es la primera vez que hago algo así… por eso si hago algo mal puedes decírmelo.
Sus palabras me enternecieron, y me hicieron sumamente feliz —No te preocupes —le sonreí— lo haces bastante bien.
Y nuevamente puso esa linda expresión de inocencia en su rostro que tanto me gustaba, acaricie su cabello y él agachó su rostro para continuar.
Finalmente engulló mi miembro, haciéndome arquear la espalda por la sensación tan placentera que me brindaba, siguió balanceando sus labios y su lengua de arriba hacia abajo, y de pronto me pareció atormentante el tiempo que llevábamos, deseando terminar le sujeté de sus cabellos, embistiéndolo con más fuerza.
Al sentirse atragantando, Seere intentó protestar, más no escuché en ese momento, sin dejarlo apartarse me dejé llevar marcando un violento y constante ritmo, obligándole a seguir con la felación hasta terminar soltando mi esencia dentro de su boca. Como pudo Seere lo tragó sin apartarse aún.
Y entonces me sentí mal, fui demasiado brusco, intenté levantar su rostro con mi mano cuando sentí un cálido líquido goteando por mi entrepierna. No era la saliva de Seere… ni tampoco mi semen… podía ser que aquello fuese… ¿lágrimas? Aterrado levante el rostro de mi amante dispuesto a disculparme por lo idiota que fui.
—Perdóname Seere, no debí hacerlo, por favor no llores.
—Idiota, no estoy llorando- o eso es lo que imagino que dijo, ni siquiera pude escuchar porque la escena que contemplé me estremeció:
Seere estaba sangrando, el líquido carmesí se desplazaba con rapidez y él, atónito, miro sus manos mancharse con al acuoso fluido. Asustado subí mi ropa intentando ayudarlo, pero entonces le miré correr al baño y vomitar mi semen junto con más sangre. Pero con su común inexpresividad se limitó a limpiar su rostro.
—Estaré bien —intentó tranquilizarme- de hecho no duele, pero si te hace sentir mejor puedes venir conmigo al hospital
—Seere idiota —le tomé del brazo y lo jalé conmigo hacia afuera— ¿sabes que esto no está bien? —lo más rápido que pude lo subí al auto y conduje hacia el hospital— aguanta un poco llegaremos pronto- dije a punto de romper en llanto.
—Sé que no es normal… solo digo que no te preocupes demasiado… no es como que vaya a morir —dijo despreocupadamente mirando por la ventana del coche.
—¡Eres mi amante! —grité— es obvio que me preocupe por ti- comencé a llorar finalmente perdiendo un poco el control del volante lo cual provocó que saliéramos un poco de la carretera y que el auto se detuviera y que el conductor que venía tras nosotros molesto comenzara a sonar su bocina de manera insultante —Maldición —exclamé llorando sobre el volante.
—Retiro lo dicho tal vez muera si conduces así- decía mientras hacía una seña obscena al otro conductor.
-Lo siento…
De repente sentí sus brazos rodearme, haciendo que todo el estrés desapareciera —Estaré bien… lo prometo.
Cerré mis ojos cortando el llanto, correspondí su abrazo y besé su frente —Es una promesa entonces.
Conduje un poco más tranquilo, mirando de vez en cuando a mi ojiazul novio quien intentaba ser fuerte para no preocuparme.
—¿Crees poder aguantar hasta el “Castle Hill”?- le pregunté
La expresión de Seere cambió a algo más sorprendida, pero solo se encogió de hombros —Es ese el lugar donde trabaja tu padre, supongo.
—Así es… aunque hace mucho tiempo que no le veo.
—¿Alguna razón para ello? —cuestionó
—Pues… supongo que mis preferencias sexuales… cuando se lo dije ni siquiera me quedé para mirar su expresión… al principio incluso pensé en no decírselo —comencé a recordar aquella ocasión— cuando mi hermano mayor le comentó sobre su homosexualidad, mi padre le rechazó de una forma cruel, por eso sabía cuál sería su reacción así que simplemente me fui de casa.
—Debió ser duro- opinó tras escuchar atento lo que le decía —pero fue idiota no escuchar lo que diría, no puedes simplemente asumir que algo pasará.
—Lo dudo, algunas veces hemos conversado por teléfono, pero nuestra relación es un tanto… no lo sé, como si fuésemos dos simples conocidos, desde que murió mamá se volvió muy serio y distante, y tras aquello lo hizo aún más, supongo que desde entonces he estado solo.
—Habías —me corrigió de una manera tan apacible que su comentario no pudo hacer más que sorprenderme.
—Sí… había —finalmente sonreí sabiéndome afortunado de escuchar sus palabras.
El resto del camino fue un poco silencioso, los únicos sonido que se escuchaban eran del resto de autos que se deslizaban por las calles, y en ocasiones de personas que gritaban por lo alto. Las luces neón de la ciudad deslumbraban y daban un espectáculo agradable.
—Lamento que se arruinara —me disculpé— quería que esta fecha fuese un poco más especial.
—Lo fue.
—Pero sobre… —recordé lo que hice respecto a mi “regalo”— lo siento fui demasiado brusco… temía que en verdad terminaras odiándome por hacerte sentir mal.
—Supongo que fue mi culpa por insistir en primer lugar, y no exageres, no es como si me hubiese desagradado.
Sonreí entusiasmado ante tal confesión y sujeté su mano—Feliz primer mesiversario Seere, espero que pasemos muchos más.
Esta vez fue él quien me miró algo atónito, pero aun así asintió entrelazando sus dedos con los míos, luego de suficiente tiempo cambió la conversación.
—¿Sabes que posiblemente encontremos a Demian ahí? —susurró casi imperceptible.
—¿Qué cosa? El jefe.
—Ya te había dicho una vez, que no hicieras preguntas idiotas, por eso si nos topamos con Demian no cuestiones.
Y entonces recordé cuando comencé a vivir en con ellos, que en ocasiones Demian no estaba toda la noche, ciertamente muchas veces quería preguntar al ver la expresión de dolor en el rostro del jefe, pero Seere ya me lo había advertido y no podía entrometerme.
—Entiendo, no lo haré.
Nos estacionamos y finalmente entramos aquel lugar, presenté mi identificación y en cuanto la chica que atendía notó mi relación con el jefe del hospital me hizo pasar en seguida, caminamos un poco hasta que alcancé a vislumbrar a mi padre que se encontraba de espaldas sirviéndose un café mientras tronaba su cuello, conversando con uno de sus colegas que al verme simplemente sonrió y se despidió de él.
—Padre —susurré sin poder contenerme para mis adentros.
Le miré como si el tiempo no hubiese pasado, seguía igual que la última vez: tan alto y de complexión fuerte, su rojizo cabello recogido perfectamente en una trenza caía sobre su bata de un inmaculado blanco. Tuve ganas de ir hacía él, pero antes que lo hiciera él volteó mostrando una expresión de entre sorpresa y disgusto, agaché un poco la mirada y entonces él caminó hacia mí.
—Owayne —de pronto sentí su cálida mano sobre mi cabeza- ha pasado un tiempo hijo ¿Cómo va todo? ¿Te estás alimentando correctamente? Mira cómo has crecido, pero estás un poco delgado, y tu piel se ve menos pálida, ¿no te has expuesto al sol o sí?, sabes que tu fotodermatosis te lo impide.
—Tranquilo… todo está muy bien, gracias por preguntar.
—Es extraño que te dignes de venir a ver a tu padre, ha pasado… ¿Cuánto? ¿Dos años? ¿Tres?
—Casi cuatro… —susurré— pero no es importante, tenía muchas ganas de verte, lamento no haber venido antes… incluso ahora… yo… necesito que él sea atendido —dije señalando a mi novio— vomitó sangre y…
—Seere —fui interrumpido por mi padre quien miraba a mi novio desconcertado, aquello me confundió— ¿Tú eres Seere Cross verdad?
No pude esconder la impresión de aquel momento, mi padre y Seere ya antes se conocían, no podía ser una simple relación de doctor-paciente, mi padre parecía conocerlo mejor que eso, pero entonces ¿Por qué se conocían? Estuve por aclarar mi duda cuando Seere llevó sus manos a su boca intentando contener la hemorragia que nuevamente había comenzado.