“En este gris día un ciclo ha terminado
Y aunque parece el fin es tan solo un comienzo
Después de vivir la eternidad me ha llamado
Sobre este bello mundo ya pinte mi lienzo
Y es momento de dejar mi cuerpo cansado
Lágrimas caen sobre el paisaje desteñido
Lo matizan con los colores de un triste final
En lo profundo de mí un deseo ha surgido
Si pudiese volver y que todo fuese igual
Ya que había hallado de mi vida el sentido
Pero lo que ya está escrito no se puede cambiar
Yo no soy quien decide, alguien lo hace mejor
Si puedes creer eso quizás dejes de llorar
Y tal vez sea más fácil soportar el dolor
Sabiendo que algún día conmigo has de llegar
Entiendo que no puedo pedirte sonreír
Si en tu interior ningún motivo alegre existe
Pero... realmente lo doloroso no es morir
Si hay algo en este mundo que en verdad es triste
Es ver que muchas personas no saben vivir
La vida no es para llenar tumbas de flores
No esperes a que llegue otro día como este
Haz que uno a uno los momentos sean mejores
Logra ser feliz sin importar lo que cueste
Da amor a todos, para que nunca más llores”
Una y otra vez el mismo doloroso poema grabado en el teléfono mientras me hallaba sin entender en el sillón del hospital, sentado entre el albor de aquella habitación donde se escuchaban los incesantes “bip, bip, bip”
Decenas de aparatos conectados a mi hermano, obligándole a vivir, atándolo a un mundo que no estaba seguro si él deseaba, egoístamente le mantenía a mi lado porque era lo más fácil para mí… y a la vez era tan difícil.
-Por ahora se encuentra estable- me anunció el doctor- pero realmente no hay mucho más que hacer, debería descansar un poco.
-Estaré bien… no puedo irme… de hecho si tan solo pudiese quedarme aquí por…
-Le suplico que no se estrese, debe cuidar de su salud- pidió el doctor.
-Despreocúpese, saldré en un momento.
Por supuesto que no podía, sentía tantos deseos de permanecer a su lado… si hubiese una manera de traerlo… no iba a dejarle ir… jamás.
Cuando por fin me quedé más tranquilo salí viendo a Owayne y Seere esperándome.
-pueden quedarse tranquilos, él está bien ahora. Yo… no estoy seguro pero tal vez no esté en la funeraria en algunos días, por favor encárguense de todo- les sonreí sin muchas ganas de hacerlo.
-Jefe, no puede hablar en serio- se comenzó a preocupar Owayne- usted…
Pero se vio interrumpido por Seere, quien con tan solo poner la mano sobre su hombro le indicó que estaría bien, eso lo sabía, son unos bueno chicos.
-Lo haremos jefe, pero no debe sobre esforzarse, todo estará bien- sonrió el chico de orbes esmeralda, gesto que agradecí.
Pase el resto del día recordando tantas cosas, mirando entre mis recuerdo a Gee, a su sonrisa que a pesar de los 5 años que pasaron, seguía tan grabada en mi mente.
-Gee si pudiese dar mi vida por la tuya sin dudarlo lo haría.
Solo los sonidos de las máquinas hacían un débil eco en la habitación, me sentí tonto al pensar “Él no me escucha” pero ¿qué había con eso? Me quitaba un peso de encima después de todo.
Sujeté su mano, un poco más tranquilo.
-Despierta Gee, quiero que vuelvas a ver ese azul cielo que tato amabas, aún no puedo despedirme porque hay muchas promesas que tengo que cumplir, ¿recuerdas que siempre decías que querías conocer el mar y yo te dije que te llevaría? Bien alguna vez he ido, realmente no es tan bueno como había pensado, pero estoy seguro que a ti si te gustará.
Me quede un momento en silencio, sin escuchar nada, simplemente observando aquella imagen que m e destrozaba completamente, como si Gee no estuviese vivo…
¡No!, claro que él estaba vivo, él solo dormía…
“Yo no estoy ahí, no despertaré, no duermo…”
Claro que dormía, claro que despertaría… solo eran 5 años… solo 5 malditos años que parecían una eternidad…
“Estoy dentro de tu corazón, no he muerto”
No basta… quiero tenerte aquí, quiero decirte tantas cosas… Gee despierta, despierta por favor.
No me di cuenta en qué momento el cansancio me venció, al abrir mis ojos el doctor entraba por la puerta mirándome con bastante preocupación.
-Señor Wright, estoy haciendo una gran excepción con usted, le ruego que no aproveche de eso o me veré en la necesidad de permitirle venir solo dentro del horario establecido.
Sabía que no podía exigir, él fue muy amable al dejarme permanecer con Gee en horarios no permitidos, agradecí y decidí irme a descansar un poco.
Al llegar a la funeraria la escena parecía tan común, Jake acababa de llegar y discutía con Owayne por el ballenato que le pertenecía a Seere, mientras este inexpresivamente insistía en que el pelirrojo le prestase atención.
-Suelta a Flippy intento barato de punk- le advertía amenazante el chico pelirrojo.
-Que amenazante… para ser una niña.
-Owayne lo que sea que hayas puesto en el microondas se está quemando- insistía el chico ojiazul.
-Maldición solo dame el ballenato.
-Es una orca- corrigió Seere aún inexpresivo- y se sigue quemando…
Owayne se abalanzo sobre el chico de cabellos verdes mientras Seere bufaba dirigiéndose a la cocina, pero antes de llegar el aparato hizo un corto circuito que incendió su cable y provocó un apagón.
Todos salimos de aquel lugar, tosiendo por el humo que comenzaba a propagarse con rapidez, una vez fuera Seere golpeó en la entrepierna a Jake quitándole su almohada favorita en el acto
- No toques a Flippy.
Reí ante la escena, un poco de tranquilidad no me venía nada mal, definitivamente estos chicos eran mi familia, estaba agradecido por tenerlos, si no fuese por ellos no tengo idea de cómo sobreviviría entre este dolor.
Owayne se alegró al verme y enseguida preguntó por Gee.
-Está mejor, supongo que normal, anden entremos que debemos arreglar esto.
Una vez que el humo se disipó nos encargamos de arreglar la conexión, por suerte solo fue un poco y no tuvimos que arreglar toda la instalación, pronto la luz volvió y les encargué el negocio nuevamente.
-Iré a descansar, no vuelvan a incendiar nada.
La mañana siguiente solo trabajé un lapso relativamente corto y me dirigí al hospital nuevamente, al entrar a la habitación noté que había un doctor.
-Lo siento doctor, no sabía que estaba con mi hermano- me disculpé.
-Oh no hay problema… mi querido Demian.
Aquella voz me estremeció, especialmente cuando el hombre volteó al mismo tiempo que bajaba su cubre bocas.
-Cielos, no esperaba encontrarte tan cambiado- expresó mirando como me encontraba incapaz de articular palabra alguna- debo de admitir que eres bastante apuesto, pero me gustabas más cuando eras más joven- arrojó el gorro y el cubre bocas a la cama y se acercó tomando mi mentón con fuerza.
Sus ojos violáceos y su cabello rubio, con aquella expresión de cinismo en su rostro, el cual no daba señas de estar empezando la quinta de sus décadas.
-Killian…
-Oh veo que me recuerdas-
Claro que lo recordaba, el padre biológico de mi Gerard… aquel bastardo que necesitaba que mi hermano despertase para convertirlo en su donador… algo que nunca permitiría. Me aterroricé al mirar cómo, después de soltarme, con sumo cuidado guardaba una jeringa en su empaque y luego en su bolsillo.
-¿Qué haces aquí? ¿Qué le pusiste a Gerard?- grité exacerbado
-Guarda un poco de silencio Demian… estamos en un hospital- contestó con suma naturalidad.
-Lárgate antes de que llamé a los doctores.
-No, no, no, no, no Demian- decía mientras chasqueaba la lengua- tengo algo interesante para proponer, ¿sabes lo que es esa sustancia?
-No me interesa- comencé a caminar hacia la puerta.
-¿Ni siquiera si puede traer a tu querido hermano de vuelta?
Automáticamente frené el paso al escuchar aquello –Te escucho- Le voltee a mirar, notando que sonreía complacido.
-Supongo que estás consciente de que esto es una droga- me mostró un pequeño frasco- digamos que no es muy legal, pero joder con esto de legalidad- rió- como sea, puedes estar seguro que funciona.
-¿Y que tengo yo que ver en esto?
-Desgraciadamente soy un hombre ocupado, y el vestir de bata no es mi fetiche favorito, así que te proporcionaré la…- hizo una pausa pensando sus palabras- llamémosla “mágica medicina” y tú la administrarás a Gerard.
-¿qué te hace pensar que aceptaré?- cuestioné altivo
-Oh Demian- rió burlonamente- no creo que aceptarás… yo estoy seguro de que aceptarás, después de todo no creo que estés dispuesto a esperar más… digo ya van más de 5 años… ¿no extrañas ver acaso esos lindos orbes violetas que miran todo con curiosidad? ¿No extrañas esa cálida sonrisa que siempre obsequiaba al mundo?
Sabía que el maldito solo lo hacía por conveniencia, pero si de verdad funcionaba… si podía traer a Gee de vuelta… ya me encargaría de Killian después.
-Solo dime que tengo que hacer.
Me entregó el frasco y me dio indicaciones de como suministrarlo, asimismo donde recoger más de dicha droga.
-¿Estás consciente de que tus fines y los míos no el mismo propósito?- preguntó mientras se comenzaba a quitar su falso traje de doctor.
-No puedo creer que después de todo sigas viendo a tu hijo de la misma fría forma.
-Gerard nació para ello- miró a su reloj- vaya que tarde se ha hecho.
Un ruido se hizo presente al parecer se trataba de una explosión en alguna parte de hospital
-Perfecto- sonrió una vez más- esa es mi señal, nos estamos viendo Demian, recuerda que tenemos un trato.
Aprovechando la confusión se mezcló entre la multitud de personal que corría hacia la dirección contraria, mientras salía de los más natural.
Una de las enfermeras me dio indicación de que todo estaba bien y que permaneciera dentro, suspiré pensando en lo que acababa de hacer, mirando a mi hermano.
-¿Tú qué dices Gee? ¿No extrañas a este horrible mundo?- acaricie su mejilla- No te preocupes, yo seré quien acepte cualquier dolor…