Los monótonos días pasaban igual desde hacía ya 8 meses, tiempo que llevaba sin saber del pelinegro. Pronto serían 20 los años de vida, de los cuales solo recordaba con dicha aquellos que compartí con Seere… a quien cada día esperaba ahora con un poco más de ánimo que antes.
Eso se debía en gran parte a que alguna vez la funeraria recibió un fax, aunque no era especialmente explícito daba a entender que Seere pensaba volver.
“Espero estén bien, yo lo estoy, cuídense volveré pronto. Seere”
Cuando el mensaje llegó me sentí sumamente feliz, aunque también me llenaba de duda sobre cuando volvería y sobre todo como volvería… si el tiempo que llevaba fuera le habría ayudado o si concluyó que yo no era necesario en su vida.
Pero al menos le volvería a ver y eso bastaba para alegrarme, por ello podía seguir normalmente, como ahora que practicaba en el equipo de béisbol.
… Aunque claro, a veces los recuerdos de Seere inundaban mis pensamientos tan completamente que me era difícil concentrarme, tanto que, como en esta ocasión mi desempeño en el equipo de béisbol se veía perjudicado, el entrenador estaba al límite de su paciencia gritándome sobre mi poca capacidad y para terminar mi amigo Chris se burlaba de maneras poco comunes.
-Vamos señorita- me insultaba fieramente mi castaño amigo a punto de arrojar la pelota- es tu última oportunidad o de lo contrario te convertirás en mi esclavo sexual por el resto de tu vida.
Aquellas palabras causaban en el resto del equipo burlas y comentarios que me molestaban. Incluso el entrenador se unía al maltrato con comentarios como “Seguramente eso es lo que desea la señorita” cosa que me obligó a esta vez esforzarme al máximo.
-¿Quieres dejar de decir cosas tan humillantes?- le reprendí avergonzado- de todas maneras esta vez no pienso fallar.
-Perfecto-sonrió con su característica seguridad- entonces… ahí va- anunció arrojando la pelota, mantuve mi vista en ella y finalmente la golpeé con todas mis fuerzas, haciendo que saliera del campo.
Mi alegría al hacer un home run se hizo evidente, al menos hasta que noté que la pelota terminó golpeando a un chico que pasaba por allí. Asustado corrí a ayudarle seguido por Chris
-Lo siento… ¿te encuentras bien?- extendí mi mano a un pequeño jovencito rubio que buscaba con desesperación sus anteojos en el piso.
-Sí, solo fue un pequeño….- se colocó los anteojos que le pasé y al mirarme el jovencito quedó estupefacto- pequeño golpe.
-Maldición Owayne- me reprochaba Chris- seguro que lo golpeaste tan fuerte que le provocaste un daño cerebral- levantó al chico que aún se encontraba perplejo- debe ser peor de lo que pensé mira la cara de retrasado que ha puesto.
Le miré un poco más de cerca notando que el efecto parecía haber quedado ido por el golpe y me lamenté porque en verdad pudiera ser algo grave.
El chico se sonrojó negando– ¡N-no es eso! Lo siento, es solo que nunca le había mirado tan de cerca joven Owayne.
-¿Tú me conoces?- me sorprendí al escucharle decir mi nombre
-Por supuesto- confesó aparentemente avergonzado- el joven Taylor es alguien asombroso…
-¿En serio te lo parece? Pues gracias y lamento lo del golpe… tú…- me di cuenta que él no se había presentado.
-ah esto… me llamo Mathew, Matthew Adams entré este año para estudiar fotografía.
-Eso es maravilloso, yo también estoy estudiando…
-Suficiente- interrumpió Chris- ya que sabemos que no resultó herido deberíamos continuar con la práctica, no querrás que el entrenador se enfade de nuevo
Recordé que últimamente había tenido algunos problemas con el entrenador, debido a mi falta de concentración estando tan cerca la competencia, de modo que me despedí del chico, quien se fue muy alegre.
El entrenamiento terminó normal y tras terminar pude volver a la funeraria, tomé una vez más una ruta distinta, recordando con nostalgia que la vez que llegué a la Eternall fue cuando use un camino distinto para volver a casa… y fue entonces que le conocí… “si tan solo repetir las acciones me pudiese llevar a él nuevamente”
Igual que en ese entonces había múltiples hojas caídas que danzaban alegres con el viento, las anodinas calles que parecían no estar habitadas y el sonido del viento soplando en mi oído al atardecer… pero aun cuando todo pudiese parecer igual había algo que no dejaría de ser distinto…
-Estoy de vuelta- saludé una vez que llegué al establecimiento, intentando parecer alegre pese a lo triste que me resultaba aun no volver a ver a Seere.
Recorrí el cuarto principal de la recepción, notando el espacioso lugar, que más que una funeraria parecía una especie de palacio barroco con excelsa decoración, algo parecido al Palacio de Würzburg o cualquier otro parecido, y en medio del silencio daba una impresión todavía mayor “definitivamente hay cosas que no permanecieron iguales”.
-Joven Owayne, bienvenido, ¿qué tal su día?- saludó amable Gerard con su gentil sonrisa mientras acomodaba un arreglo de flores que encajaba con la nueva decoración.
-Hola Gee-suspiré notando que había con quien conversar- todo ha estado muy bien, excepto que el único home run que logré con el equipo terminó golpeando a un estudiante de primer año- sonreí ayudándole a acomodar las flores.
-¿Pero él está bien?- indagó con preocupación.
-Sí, es alguien agradable, incluso me conocía, no pensé que alguien supiera de mi existencia.
-El joven Owayne es alguien que llama la atención.
-Puedes dejar de llamarme de “usted” eres más grande que yo, Gee.
-Lo lamento, creo que me quedé con mi idea de tener 16 años.
-Está bien… - me disculpé sabiendo lo cruel que debió ser esperar 5 años en coma- por cierto sobre Seere…- cambié repentinamente el tema.
-No hay noticias, pero seguramente está bien, no podemos hacer más que confiar en ello.
-Entiendo… ¿y mi hermano, y el resto?- pregunté notando lo vacío que se encontraba el establecimiento
-Ha salido con el joven Angel, están muy emocionados por el asunto de su boda, incluso Demian los ha acompañado… y claro Jake insistió en llevar a Joshua para cuando le proponga matrimonio… o algo así dijo.
Sonreí por ellos, en el fondo deseaba aferrarme a la posibilidad de yo también poder proponerle matrimonio a Seere, aunque no era necesaria la formalidad, lo único que deseaba era unir el resto de mi vida a la suya.
-Me alegra, iré a hacer algunas cosas y vendré a ayudar, mira que dejarte solo con el negocio.
-No hay problema, sabes que me gusta ayudar.
Fui a mi habitación donde solo Yeot mo dormía y tras realizar algunos trabajos de la escuela fui a ayudar a Gee como lo prometí, pese a que el trabajo era más que escaso, sin embargo su compañía era suficiente para no sentir la carga del ostracismo.
-Me alegra haberte conocido Gee, eres realmente agradable.
-Lo mismo digo de usted joven Owayne.
-Sabes, realmente me preocupó el accidente que sucedió recién despertaste, fue tan cruel que luego de que Demian esperara tanto estuviera a punto de perderte.
-No podía irme sin estar con él una vez más- sonrió con algo de melancolía, y para mis adentros pensé que yo también deseaba vivir para ver a Seere una vez más.
-Tierra llamando a Owayne, llamando a Owayne.
-Chris, te estoy escuchando- bufé tomando un sorbo de la malteada de mi almuerzo.
-No, estas oyendo que es distinto, apuesto a que no tienes idea de lo que estaba hablando.
-Lo lamento, solo me quede pensando en el accidente en el hospital de aquella vez, gracias por cuidar de Demian y Gee.
-Ni siquiera tienes que agradecer mi dramática bestiecilla pervertida- estaba por continuar cuando una voz nos obligó a voltear.
-Buen día joven Owayne- se trataba de Matt quien alegre se acercó a nosotros- ¿le importa si almuerzo junto a ustedes?
-No/Si- contestamos al mismo tiempo mi castaño amigo y yo, sin embargo fue mi respuesta al que tomó y se sentó a un lado mío.
-Que bien, he estado tomando algunas fotografías, me gustaría mucho saber lo que piensa de ellas, soy un principiante pero me esfuerzo y de hecho trabajo en un estudio fotográfico.
-Eso es grandioso- comenté mientras veía su trabajo, era bastante bueno para ser hecho por “un principiante”, así que felicitándole le devolví las impresiones
-Gracias, admiro profundamente al maestro Eugene Atget, su capacidad para tomar objetos comunes como obras surrealistas… ¿y su inspiración joven Owayne?
-Seere- susurré casi imperceptible recordando que él era alguien a quien admiraba, a quien amaba tanto que todo pensamiento mío se dirigía solo a él.
-¿Qué cosa?
-Lo siento, no es nada, supongo que un poco de Albert-Renger Patzsch y Ansel Adams… oh Adams igual que tú- le sonreí notando la coincidencia, lo cual hizo que él solo sonriera mayormente.
Pasamos el resto del almuerzo conversando alegremente, aunque por desgracia Chris parecía no disfrutarlo al igual que nosotros.
-No deberías relacionarte con ese chico sabes-me advertía Chris, una vez que Matt se marchó a sus clases, aunque realmente no entendía el porqué de su molestia intentaba comprender sus razones
-De que hablas, me parece alguien agradable- opiné
-Mi joven e ingenua bestia dramática, no sé si de verdad no te das cuenta o solo finges y en realidad eres un pedófilo en potencia.
-¿Darme cuenta de qué? ¿Pedófilo yo?
Sus extrañas acusaciones no me sonaban en absoluto lógicas y me desesperaba no entender a qué se refería.
-Definitivamente no se da cuenta… mejor dejémoslo así, solo intenta no darle falsas esperanzas
-Falsas esperanzas… no lo entiendo.
Chris pareció de pronto perder su paciencia -Mi pobre Owayne, algunos considerarían tu torpeza como inocencia, yo lo considero ignorancia pura, pero lo mejor será dejar las cosas así… no sé cómo Seere te soportaba- susurró para sí.
-Oye yo no soy torpe, y si tal vez soy algo ingenuo es porque a diferencia de cierta persona no soy un vivido.
-Gracias por el cumplido, ahora mejor démonos prisa, las clases comenzaran en 5 minutos, si vuelves a llegar tarde la única manera de pasar será montando en el escritorio- dijo haciendo señas con sus manos dándole a entender a esa última frase que llevaba una connotación sexual.
- Tonto, eso no pasará, además yo jamás traicionaría a Seere.
-Esto es un milagro, mi retrasado amigo ha entendido una de mis frases.
-Creo que tú eres el enfermo pervertido.
-Hablando de Seere… -su rostro se puso serio- ¿aún no has sabido algo de él?
-Nada aun… no desde aquel mensaje que llegó a la funeraria… pero confío en que este bien
Miré al cielo recordando lo depresiva que se había vuelto la vida, pero tenía a personas que me ayudaban a soportar aquello, personas como Chris que siempre intentaban animarme.
-Seguro que lo está- comenzó a molestarme frotando su puño con mi cabeza
-Deja de hacer eso.
Definitivamente los había preocupado a todos, por eso no podía seguir causándoles más molestias.
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Las clases pasaron tan aburridas como siempre, aunque mi promedio estaba bien se me había hecho más que difícil prestar atención, teniendo que depender de Chris en más de una ocasión.
-Bien, vayámonos, te acompañaré unas cuadras- se ofreció el castaño
-No es necesario que me acompañes- rechacé amablemente
-Eres un ingrato, te acompañare solo porque me queda de paso
-Vale, vale
-Owayne- escuché a alguien gritar mi nombre haciendo que volteara hacia uno de los jardines y notando que era Matt que corría hacia nosotros.
-Matt, ¿sucede algo?
-Ah… no solo- su rostro se enrojeció mientras mordía la manga de su suéter- me preguntaba si te puedo acompañar… si no es molesto claro
-Por supuesto, ¿pero estas seguro?, no es como si fuera a algún sitio interesante.
-Todo lo que tenga que ver contigo para mí es muy interesante- sonrió- además tengo entendido que trabajas en la funeraria Eternall, mi trabajo queda cerca de ahí.
-Que bien, entonces vamos juntos
-Lo siento pequeña bestiecilla rubia- nos detuvo molesto Chris- pero me temo que Owayne es mío, así que por qué no vas a jugar con tus muñecas, yo lo acompañaré a casa.
-Mientes, tú solo eres un amigo- aseveró molestó el más joven.
-Al igual que tú, así que más te vale que te des cuenta en qué posición estás niño.
Sin saber que hacer intenté terminar con la tensión que se estaba creando- Está bien, por qué no vamos todos juntos, así ambos pueden hacerse buenos amigos.
Pero pese a mi intento por calmar la situación el camino estuvo lleno de conflictos del uno con el otro.
-Y cuéntame “Matthew”- formulaba despectivo mi amigo- ¿tienes novia, o eres demasiado pequeño como para que alguna chica se fije en ti?
-No necesito una novia, ¿y qué tal tú?, tienes una o eres demasiado engreído como para que alguien se fije en ti.
-Por desgracia desde que Owayne y yo terminamos no he vuelto a salir con nadie.
El rubio me miró, como buscando que lo negara, pero imagino que la expresión de sorpresa que puse al recordar aquello me delató haciendo que él notara que era cierto, así que solo agachó la mirada intentando no llorar.
-Idiota, mejor para él, si yo hubiera estado en tu lugar jamás habría dejado ir a Owayne.
Su comentario me sorprendió, estaba a punto de decir algo cuando Chris me interrumpió
-Suficiente, cuídate Owayne debo acompañar a Matt hasta su casa, es peligroso que un niño ande fuera a estas horas, nos vemos mañana.
Miré a ambos marcharse, Chris jalando a Matt, mientras este último protestaba vehemente, suspiré entendiendo un poco a lo que se refería mi amigo
-“Lamento no poder corresponder… pero Seere es lo más importante para mí”- y con ese pensamiento recorrí lo que le faltaba de camino hasta mi destino.
-Bienvenido joven Owayne- anunciaba alegre Gee, miré embelesado sus hermosos orbes violetas tras las espesas pestañas blancas, mismos que se mostraban llenos de irradiante alegría- llegó una carta para usted- informó dando a entender que esa era la causa de su júbilo.
Me entregó el sobre y mi sorpresa fue más que evidente al leer el remitente: Seere Cross.