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Rompiendo el caparazón de dolor por Dereck G de Sehamforash

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Notas del capitulo:

hola a todos, tal vez por el día que es nadie lea pero ustedes se lo perderan porque traigo lemon (para que vean que no tengo problema para escribirlo... a menos que sea de Seere) jeje y es que prometí capítulo para antes de terminar el año, de manera que siendo miercoles 31 de diciembre del 2014 a las 13:30 actualizo el capi 31

Gracias a:

5lorencia

sharedey

Kaorugloomy

InfernalxAikyo

Rintarou Taiga

Kana_shimi

blakanghel

y si es que hay alguien más que disfrute de este fic, muchas gracias tambien or leer :D el cap de hoy es para Angel y Neal (yo quería a la pareja principal para terminar el año, pero ni modo ;w;)

 

 


Un hermoso día no parecido a los días pasados. El sonido de los pasos resonó al caminar por el rincón de la habitación que se encontraba decorada por unas solitarias rosas. 


Y en medio del silencio el suspiro se volvió  las notas que se unieron en una suave melodía, la cual denotaba la felicidad que sentía, y no era para menos, mi hermano finalmente había regresado, y ahora quedaba poco tiempo para tener la boda perfecta que tanto planeé con la persona que amaba.


Tanta felicidad era incluso transmitida al boceto que me encontraba terminando


-¿Por qué tan alegre mi querido ángel?- cuestionó el pelinegro que recién entraba, abrazándome de la cintura.


-Pues por un sinnúmero de razones Neal: Pronto me casaré con la persona que amo, Seere regresó, el trabajo que me pidieron está terminado, la novia es tan hermosa y estoy seguro que el vestido le quedará genial, es una lástima que yo no pueda usar algo como eso – exclamé con melancolía recorriendo con mis dedos la capa de chiffon del inmaculado vestido.


– Tú no necesitas eso para verte hermoso – me animó robando un fugaz beso de mis labios


– ¿Cómo haces eso? – sonreí con júbilo, bajando la mirada.


– ¿Qué cosa?            


– Hacer que me sienta feliz cuando antes no hubiera estado a gusto conmigo mismo de esta manera


– Yo solo ayudo a que te des cuenta de algo que es más que obvio: eres perfecto Angel.


Estuvo por unir sus labios con los míos cuando una voz me llamó interrumpiendo.


– Oye Angel el ramo de… ah lo lamento – se disculpó mi querida amiga y socia Jannice– no pensé que el joven Neal estuviera aquí


– Solo vine de paso – explicó él amablemente – tengo llena mi agenda, así que te encargo que cuides mucho a mi prometido, ¿de acuerdo?


– Por supuesto joven Neal, que tenga un buen día – exclamó alegre la castaña mientras le mirábamos marcharse.


– ¿Que me decías sobre el ramo? – le pregunté una vez que Neal se retiró


– Ah claro, creo que sería mejor usar gardenias en lugar de azucenas, los bordes suaves encajarían con tu diseño de una manera más agradable que un pétalo en punta.


– También lo pensé, pero la novia decidió que azucenas serían, así que te lo encargo mucho Jannice.


– Supongo que podré hacerlo… ya que asumo que no habrás olvidado la conferencia para el próximo evento.


El recordatorio me dejó pasmado, haciéndome incluso tirar el lápiz y golpear mi frente sintiéndome tonto en extremo.


– Maldición, la conferencia, Jannice – exclamé con evidente preocupación al haberme olvidado de una gran responsabilidad.


– Tranquilo iré a cubrirlo, pero debo salir de inmediato – sonrió tomando su abrigo – por cierto…


– Que sucede


– Usa ambas flores, la novia vendrá hoy para medirse el vestido


– Gracias Jan, que te vaya bien


 


Pasé un rato más en soledad hasta que llegó la futura novia: una hermosa mujer de ondulado cabello rubio y alegres ojos verdes quien de manera alegre y casual se dirigió hasta mí para saludarme depositando un beso en cada mejilla


– Oh por Dios Angelo – me llamó por mi nombre artístico, pese a ser de las pocas personas que sabían mi nombre real – ¿qué te has hecho? luces hermoso


– Mi querida Clarisse, que gran halago viniendo de una mujer tan bella como tú


– Oh por Dios, pero ninguna hermosura es comparada a esta – miró con ilusión el vestido que estaba frente a ella, acariciándolo con sutileza como temiendo que pudiese mancharle.


– No es para tanto – sonreí quitándolo del maniquí – un hermoso vestido para una hermosa mujer, toma, pruébatelo para ajustar las medidas.


Luego de pasar por algunos pequeños ajustes y considerar que estaba listo la acompañé hasta la salida


-¿Y crees que pueda conocer al afortunado hombre que tendrá a tan bellísima esposa mi querida Clarisse?


-Oh Angelo si te lo presentara, es el hombre más extraordinario y perfecto, y justamente hoy lo conocerás porque en un momento vendrá por mí.


-Eso es asombroso, no puedo esperar a conocerlo.


– Allan es tan amable, caballeroso, atento, tan romántico y apuesto y sabes, también es fanático del diseño.


-Definitivamente es perfecto, ya me enamoré – bromeé haciendo que ella riera animadamente.


-Que gracioso, tú tienes a un encantador hombre como Neal


– Lo sé, con Neal no necesito nada más… – sonreí recordando lo feliz que era con mi prometido – por cierto ni siquiera me has dicho el nombre de tu prometido, dices que es fanático del diseño


– Seguro que habrás escuchado su nombre antes: Allan Wheeler


Sentí mi corazón estremecerse al escuchar ese nombre, la primera persona que amé sin ser correspondido, aquel que tanto daño me hizo, quien me despreció y me hizo despreciarme a mí mismo, ¿por qué luego de tanto ese hombre tenía que aparecer?


-Oh mira, ya está aquí


Incapaz de dar un paso más sentí el aire faltarme para avanzar o para correr lejos de ahí, demasiado tarde para intentar algo, el cabello rubio-castaño y la mirada de un hermoso color ámbar, pese al pasar de los años él seguía tan atractivo.


– Angel… Angel Cross eres tú ¿cierto? – preguntó sorprendido al mirarme


– Eh, ¿ustedes ya se conocían querido? – preguntó su prometida asombrada.


– No – exclamé casi a punto de temblar, y con aquella molesta sensación en mi estómago salí corriendo de aquel lugar hasta volver el estómago en cualquier callejón.


Como pude anduve bajo la lluvia que comenzaba a caer, caminé hasta el apartamento de Neal, aunque no estaba muy seguro de querer verlo en ese momento, por suerte sabía que su día sería muy ocupado como para que estuviera en casa.


Abrí la puerta y sin siquiera encender las luces me tiré sobre la cama, aspirando en la almohada el perfume de Neal, mis ojos se llenaron de lágrimas al sentirme tan necesitado de él.


El dolor poco a poco se convirtió en cansancio, y finalmente en sueño, mismo que me terminó por vencerme y dejarme entregado a los brazos de Morfeo.


 


– ¿Demasiado cansado del trabajo? ­­– preguntó dulcemente Neal despertándome mientras acariciaba mi mejilla


– Un poco – froté mis ojos que aún dolían un poco debido al llanto, notando lo oscuro que estaba afuera


– ¿Has comido ya algo? Puedo ordenar si deseas


– No tengo hambre


– Bien entonces iré a preparar mis cosas para mañana y…


– Neal – le interrumpí abrazándole, sin necesidad de palabras el pelinegro entendió mis sentimientos y correspondió en  un profundo beso.


Enredé mis piernas en la cintura de mi amado, sin oponer resistencia cuando este me acaricio y posteriormente desabotonó mi pantalón y de un tirón me despojó de este.


La mano de Neal entró a mi interior y empezó a darle tirones febrilmente, por mi parte comencé a responder a los movimientos familiares y  mis caderas se estremecían finalmente con el dolor que me brindaba placer, mientras él empujaba con desenfreno, yendo más y más profundamente con cada empujón.


Estaba cayendo en el clímax con solo la mano de Neal que seguía en mi entrada antes de resbalarse fuera, dejándome equilibrarme contra mi escritorio.


– Neal


Pero cualquier noción que podría haber tenido se disipó en el momento que vi su expresión, una de dolor y tristeza que nunca había visto antes.


– ¿Pasa… pasa algo malo? – pregunté impresionado por su actitud


– Yo… lo siento – Su voz afligida salió mientras miraba fijamente el suelo. Guardó silencio por un momento largo antes de parecer haber tomado una decisión, cerró los puños a sus lados para concluir – Yo simplemente… me preocupo…


– ¿Preocupado?


Sentí como si continuar pudiera romper algo en él. Estuve de pie allí durante algún tiempo en silencio, y al tiempo, Neal fijó sus ojos cerrados y sonrió secamente afligido


-Yo… yo no puedo hacer esto esta noche. Me voy


Mientras cerraba de golpe la puerta detrás de él miré fijamente, necesita descansar, el extraño comportamiento de Neal justo a estas alturas, me hacía preguntarme que estaba mal.


La respuesta llegó al mirar hacia la pequeña mesita de noche, donde el teléfono alumbraba un mensaje: “Lamento lo que sucedió hoy, sé que no debiera pedirte esto pero hay algo que deseo conversar contigo, lo más pronto posible por favor. Allan Wheeler”


Una vez más este hombre traía dolor a mi vida, arrojé el teléfono contra la pared recargándome con la pared, pero luego de un rato me sentí necesitado de exteriorizar lo que sentía. Nuevamente tomé el teléfono y marqué el número de Jannice, quien en seguida contestó.


– Angel, que tal va todo por allá


– Horrible… volví a encontrar a Allan


– ¿Allan Wheeler? – Preguntó con más molestia que impresión – ese maldito ¿qué te dijo?


– Que quiere hablar conmigo, por Dios Jannice, Neal leyó su mensaje y ahora…


– Pues si desea hablar deberías darle la oportunidad –me interrumpió de manera casi natural.


– Pero Jannice que estás…


– Angel no puedes vivir con ese sentimiento toda la vida, si tienes algo que arreglar hazlo, ambos son adultos, besos querido la conferencia está a punto de empezar, te llamo después.


Jannice tenía razón, todo lo que sucedió estaba en el pasado, mi presente era Neal y si quería que también fuese mi futuro debía arreglar cosas antes. Definitivamente eso es lo que haría.


Al día siguiente, muy temprano entré al lugar donde Allan trabajaba, diciéndole a la secretaria que tenía una cita importante con él, la mujer no muy segura llamó a su jefe y enseguida me dejó pasar.


– Bien, ya estoy aquí, ¿qué es lo que querías? – bufé molesto recién entraba a la impecable oficina, sin siquiera sentarme.


– Angel… no imagine que accedieras a venir, yo solo… solo me quería disculpar, la manera en que terminamos no fue la mejor.


– ¿Qué sentido tiene ahora? – Refuté molesto – tienes una linda esposa, un buen trabajo y…


– En todo este tiempo no he pensado en nada más que en ti – soltó de repente haciéndome sonrojar y comenzar a incomodarme.


– ¿Qué? – Atiné a preguntar intentando concebir sus palabras.


– Hablo de una buena manera, supongo que es la conciencia, las cosas que te dije fueron horribles… no tienes idea de lo mal que la he pasado, pensando en cuanto daño te hice… perdóname por favor


Su semblante lleno de arrepentimiento me hizo sentir algo de empatía, como si todo este tiempo él también hubiese sufrido por mi dolor.


– Tampoco debí mentirte… pero en verdad tú… tú me gustabas – confesé recordando y sintiendo parte de la responsabilidad.


– No te culpo por haberlo hecho, fue una experiencia muy grata


– Lo mismo digo – sonreí finalmente – me hiciste muy feliz Allan, no hay nada que deba perdonarte


– ¿Eres feliz ahora?


– Lo soy… mucho – manifesté tranquilizado al ver la persona en que se había convertido.


– Me alegra, yo también lo soy y de verdad lamento todo lo que pudiera haber provocado con mis palabras.


– Eso es pasado, ahora concéntrate en tu futuro, y más te vale cuidar a Clarisse


– Por supuesto que lo haré, gracias por todo Angel.


– Gracias a ti Allan, creo que realmente necesitaba volver a verte, eres una persona de verdad increíble


– No tanto como tú, gracias.


Salí de la oficina conmovido por la escena anterior, ahora solo me restaba arreglar las cosas con Neal, sin pensarlo dos veces me dirigí al apartamento, lugar donde por suerte le encontré,


– Puedo pasar – pregunté desde la puerta


– Angel, adelante – me indicó sentado en la silla de su escritorio


– Yo… me quería disculpar – comencé al tiempo que me sentaba en el escritorio frente a él.


– Amor, no es necesario que lo hagas, confió en ti, lamento haber leído el mensaje…


– Puedes hacerlo cuanto quieras, no tengo nada que ocultarte, Allan solo quería…


El dedo índice en mis labios me impidió seguir hablando y posó su mirada seria, pero llena de amor sobre mí.


– Espero que hayan arreglado las cosas


– Lo hicimos – sonreí


– Me alegra, ¿Listo para terminar lo que dejamos pendiente anoche?


Sentí mi rostro colorearse y abrazándome tímidamente a él asentí. Él me besó impetuosamente desabrochando y retirando mi camisa y mis pantalones.


– Has tenido suerte de que te haya dejado ir anoche —susurré, corveteando contra la sólida dureza que se friccionaba contra mi trasero cubierto por el refinado encaje y la seda que ocultaba mis genitales que se habían erizado por el ansia.


– Suerte muy mala por cierto – susurró pícaro acariciando mis muslos – que linda ropa usas hoy, ¿te vestiste así para mí? – preguntó mordiendo mi lóbulo derecho y haciéndome asentir en un gemido.


–  Duele aquí… —confesé jadeante, con la voz impregnada por el deseo y mis dedos sosteniendo la erección, que luchaba por escapar del lacónico trozo de tela – Tócame.


Gemimos unísonamente al compás en que él trazó el recorrido por mi talle hasta alcanzar mis caderas, y  escuché el ligero sonido de mi prenda interior caer y arremolinarse en los tobillos, dejando mi cuerpo totalmente expuesto ante él.


Sus labios se deslizaron, delineándome el cuello. Descendió por la espalda con las suaves yemas que excitaban donde tocasen. Me ordenó apoyar las palmas contra el espejo y obedecí. Saber que esa noche yo era suyo me estimulaba aún más que cualquier caricia.


Seguí el armonioso ondular de sus músculos liberándose de la ropa en el reflejo del espejo. Sus ropas se volvieron un confuso montón a nuestros pies. Gemí al percibirle apretarse contra mi espalda y una vez más observé con deleite nuestra imagen. Envuelto por su embriagante aroma sentí  un rastro salado que evocó a los fluidos que ya derramaba contra mi trasero.


Arqueé la columna, mientras enredaba sus dedos en mi cabello, y en el beso su lengua se hizo dueña de mi boca. Las palmas siguieron su camino apretando mis erectos pezones, rozando mi cintura y finalmente descendiendo por mi vientre.


 Mis muslos se separaron sin necesidad de que de lo pidiese y supliqué por volver a sentir su boca mimando mi entrepierna, lo cual fue cumplido enseguida, como si pudiese leer mis pensamientos.


Y ahí, de rodillas, bebiéndose mi alma, sus hermosos llenos de un amor que me sobrecogía. Era más que pasión, era toda mi vida.


– Neal… – rogué con la voz ahogada por la lascivia – Neal… te quiero dentro…


Con un último beso, me liberó. Deslizando las manos de nuevo por mis muslos, mordí sus labios, ahora enrojecidos y mojados. Mis palmas me sostuvieron de nuevo, resbalando cuando, sin preámbulos, me incitó a acercar hasta su pelvis mis caderas.


Me incliné, empañando el cristal con la humedad de mi acelerado aliento, introduciendo yo mismo su miembro palpitante y cálido hasta lo más profundo de mi interior.


Sentirle dentro era una sensación más que placentera, más aun cuando se dedicaba como en ese momento a embestirme con vehemencia. Besó mi espalda, musitando una y otra vez que me amaba. Mi mente permanecía demasiado ocupada en sentir el éxtasis, fascinada con su pasión. Pensando que lo amaba solo a él.


Culminé entre sus dedos, que acunaban mi erección con delicadeza. Apreté los párpados con fuerza y me dejé arrastrar. Mi cuerpo latía  y temblaba rogando por más, deseando gritar por la dicha de saber que era mío.


Me sostuvo y me ciñó contra su pecho. Buscando mi boca y recorriendo mi cuello.


Apenas recuerdo como acabamos en la cama, pero en la oscuridad, sus ojos esmeraldas parecían aún más profundos, haciéndome estremecer por el deseo de sumergirme en esa pura y diáfana belleza. Sonreí por la felicidad.


Cerré los párpados, dejándome arrullar por el latido de su corazón, que golpeaba cerca, palpitando contra mi oído.


– Te amo Angel… – musitó, apretándome contra él.


Inspiré hondo y atrapé su suave boca en un postrero beso, bebiendo el sabor de mi esencia que subsistía en su lengua. Y una vez más sonreí, seguro de que no había nada mejor en esta vida que permanecer entre sus brazos.


– Yo también te amo Neal.

Notas finales:

Lemon!

No demasiado explícito y/o vulgar porque este es un +16

Gracias a todos quienes han acompañado la historia hasta este día, no soy mucho de festejar fechas (digo lo único memorable de 365 días mas es que en mis apuntes me equivocare un par de veces y al final pondre 2014, tacharé y corregire al ver que es 2015)

Pero aun así que tengan un muy feliz año nuevo, y claro si quieren conocer a los personajes les dejo el enlace:

Characters

Nos vemos el año que viene, los quiero a todos n.n/


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