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Rompiendo el caparazón de dolor por Dereck G de Sehamforash

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Notas del capitulo:

Para quienes querían ver a Seere sufriendo (y para quienes no tambien) un capi donde dejamos un poquito a Owayne de lado

Gracias a quienes apoyan la historia con sus comentarios:

InfernalxAikyo

sharedey

camiliwi

Kaorugloomy

Kana_shimi

blakanghel

Rintarou Taiga

gabrit

hayate_sama

lore13

Shiero Cherryblossom

Y a todos quienes leen (es maravilloso tener nuevos lectores y comentarios :D) n.n gracias y que disfruten su lectura

Solo el frío viento balanceaba las hojas de un lugar a otro, otoño más frío que cualquiera que hubiese podido recordar, miró el nublado cielo y exhaló pudiendo observar su aliento vahando.


Los anodinos días volvieron a la funeraria mostrando una aterradora monotonía, faltaba la presencia de aquella cabecita pelirroja que tanta alegría brindaba al negocio.


Después de terminar con Seere, Owayne amablemente le informó a su jefe que no deseaba seguir trabajando en ese lugar, de manera que volvió a su apartamento, ahora la funeraria lucía más solitaria.


Confundido, Demian continuó barriendo la entrada, incapaz de creer que las cosas hubiesen llegado a tal extremo, ciertamente él siempre les intentó separar, y ahora que estaba hecho sentía que después de todo tal vez no era lo que quería, al menos no de la manera en que se habían dado las cosas, Owayne también era como un hijo para él y debía aceptar que le extrañaba.


– Que irónico que ahora yo sea quien quisiera que las cosas no fuesen así


Pero era tarde para querer arreglar las cosas, ese asunto en verdad no le concernía, recordó que había demasiadas cosas por hacer y para empeorar justo cuando tenía un empleado menos.


– Hasta Yeot mo sabe que este sitio está incompleto – musitó delicadamente Gerard notando los pocos ánimos de la wistar, intentando obligarle a comer un poco.


– Por desgracia me temo que Owayne no volverá – suspiró con nostalgia su hermano mayor – no entiendo como esos dos pueden hacer las cosas tan difíciles… no deberían esperar a que la vida les obligue a darse cuenta de lo que están perdiendo


Su rostro se tornó de pronto más triste, dando a entender que sus pensamientos se dirigían a aquel tiempo en el que Gee no estuvo con él.


– Demian…


– Y supongo que ahora que vayas a estudiar artes el vacío en este lugar será aún más notorio… – suspiró recordando que el oji-violeta comenzaría sus estudios de pintura profesional, pero al ver la expresión de Gee decidió no hacerlo parecer más triste– en fin tengo demasiado trabajo, creo que no podré acompañarte a tus clases Gerard.


– No te preocupes Demian, por favor cuida de todos – se despidió tras dejar al roedor en su jaula, levantándose de puntitas para depositar un casto beso sobre la comisura de los labios de Demian – que tengan un lindo día.


Demian sonrió viéndolo marcharse, acariciando sus labios que aun podían sentir la tibieza y el sabor dulce de los de su hermano. Suspiró y se dirigió hacia donde el pelinegro terminaba los últimos detalles del papeleo para el cliente.


– ¿Qué sucede, jefe? – le preguntó al mirarle quedarse en la entrada sin moverse.


– Demasiado trabajo supongo –  contestó con naturalidad dejándole cerca la jaula de Yeot mo– y ya que gracias a cierta persona – exclamó sarcástico refiriéndose al pelinegro – perdimos un trabajador, tendrás que realizar su trabajo


– De cualquier manera era casi inútil, no veo cual sea el problema de reemplazarle en las pequeñeces que hacía.


– Y de nuevo esa actitud – exhaló fastidiado – pobre Owayne, supongo que ahora estará mejor, como sea necesito que realices algunas compras, la ceremonia será mañana. Y ya que Jake está usando el coche…


– Entiendo, lo haré enseguida.


Sin decir nada más Seere tomó su cartera y tomó la nota que sujetaba Demian, la revisó rápidamente, la mayoría de cosas eran arreglos florales, cirios y cosas por el estilo.


– Espera Seere – le detuvo al verle marchar como si nada – lleva un paraguas, parece que lloverá


– Volveré antes de que eso suceda – apenas musitó y salió con su rostro apesadumbrado, preocupando a Demian quien notaba que no sólo a su negocio o a Yeot mo les hacía falta Owayne


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El pelinegro miró caer la apenas perceptible brisa, tendría poco tiempo antes de que la lluvia llegara, abordó el autobús en dirección a la tienda que Demian le indicó, sintiendo el soporífero tiempo pasando.


Después de realizar todas las compras se vio bajo una inmensa pila de cosas, incapaz de cargar todas ellas decidió tomar un taxi.


Se dirigió hacia la orilla de la calle y paró al primer coche que vio, un joven conductor de cabellos azulados le abrió la puerta, ayudándole a subir las pesadas cosas que llevaba.


– Al centro, por favor – pidió Seere intentando ser amable.


– Por supuesto, pero por desgracia la calle principal está bloqueada, daré la vuelta, pero está bien, solo cobraré 30 dólares, si prefieres puedes esperar a otro quizás cobre menos, ja como si eso pudiera pasar – susurró casi solo para él.


Seere le miró extrañado, pero sin prestarle demasiada atención recalcó lo que había solicitado


– No importa, solo haga lo que le pedí.


Una vez dentro miro el peculiar aspecto que tenía, además de su cabello teñido de azul tenía algunas perforaciones, vestía de manera casual, una playera ajustada color negro, unos jeans desgastados y unos tenis converse, además que portaba un tatuaje de dragón sobre su brazo derecho.


Pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos dorados, Seere los vio a través del espejo retrovisor un instante y cuando sus miradas parecieron cruzarse el pelinegro apartó la vista.


El taxista comenzó a conducir intentando crear un tema de conversación, pero al no obtener respuesta del pelinegro se rindió, especialmente al verse ignorado cuando Seere claramente prestaba más atención al monótono paisaje que a sus palabras.


– ¿Te molesta si pongo algo de música? – preguntó el mayor como último intento por mejorar el ambiente.


“Eso depende de que música sea” pensó el más joven para sus adentros –  No – contestó secamente.


El taxista colocó una canción que no resultó del agrado de Seere, simplemente giró los ojos y buscó sus audífonos,  molesto notó que los había olvidado en la  funeraria, sin más opción puso su música en un volumen más o menos bajo intentando no molestar al taxista.


Los recuerdos de la bella canción de -Oz-  le dirigían a Taylor, momento de remembranza en que veía aquellos tiempos en que ambos habían sido felices, realmente no era como si pretendiera volver a serlo, pero estaba consciente de que había deseado intentar serlo con Owayne.


Pero Owayne no era Taylor, y tampoco pretendía que lo fuera, él siempre fue consciente que Taylor moriría, pero le dolía que “Él no era ese Seere”


Los pensamientos seguían balanceándose al compás de las notas hasta que fue interrumpido por la agradable voz que parecía perder cierto encanto.


– ¿Podrías quitar tu música? – Preguntó el chico al volante – lo siento, no lo tomes a mal pero me desagrada.


– Podrías quitar la tuya, tu bazofia no solo me desagrada, resulta nauseabundo ante mis oídos – recalcó con la suma molestia producto de la pérdida de la paciencia ante sus propios pensamientos.


– Vaya, un chico conflictivo, pues me temo que el auto es mío así que si no te parece puedes bajar – lejos de molestarse el dueño del auto solo rio altivamente.


– Pues me temo que estoy pagando, así que si quieres mis malditos 30 dólares se un poco más servicial, pedazo de imbécil subdesarrollado.


El joven solo se limitó a girar de repente hacia la derecha bruscamente y acelerar, haciendo en el acto golpearse a Seere con la ventana.


– ¿Qué se supone que haces idiota?– protestó viendo cada vez más lejos  el enorme edificio que marcaba el centro y frotando su adolorida frente – te dije al centro


– Me disculpo, pero como soy un imbécil subdesarrollado no pude, entender su orden, mi amo que me compra por 30 dólares – le respondió sarcástico el joven taxista.


– Bajare aquí, joder que no se puede tener un servicio decente.


El tipo se estacionó en un callejón sin salida, apagó el motor y finalmente volteó hacia el pelinegro


– Pues por treinta dólares quizás te interese otro “servicio” creo que te gustará


Seere furioso  le propinó un golpe en la cara haciendo sangrar su nariz y sin importarle todo el encargo con carácter de urgencia bajó del auto.


– Quédate con la propina malparido


– Espera un momento – lo sujetó el peli celeste bajando también del auto – solo jugaba, a mí también me gusta Oz


– Conoces a Oz – Seere le miró confundido, intentando comprender el por qué habría dicho algo como lo anterior.


– Sí, mi hermano solía escucharlos todo el tiempo, por eso es que me gustan, solo que me resulta un poco triste el escucharlos o pienso en él, lamento haberte molestado, puedes volver a subir, el centro queda a media hora si caminas.


– Tengo dos piernas en perfecto estado.


– Puedo verlo – afirmó de manera pícara el joven aun sangrando.


Seere empuñó su mano, pero algo le detuvo, simplemente dio la vuelta.


– Bromeaba de nuevo – el chico lo comenzó a seguir – No seas tan amargado, es solo que me recordaste a alguien, verás mi hermano tenía un novio, nunca lo llegué a conocer bien pero parecía alguien muy agradable.


– ¿Me ves la cara de homosexual? – refutó con una molestia aun mayor, provocándole gracia al joven del cabello teñido.


– Lo siento… de nuevo, en verdad te pareces, además no se de él desde que mi hermano murió.


“Desde que su hermano murió” Aquellas palabras hicieron que el pelinegro detuviese el paso apenas comenzó a andar.


 – ¿Cuál era el nombre de tu hermano?


– Taylor… Taylor Blake, él era un chico…


Las palabras seguían saliendo, pero al parecer Seere ya no las escuchaba, el tiempo se detuvo en cuanto escuchó luego de tanto el nombre de Taylor de parte de alguien que no fuese él mismo, paralizado y atónito como si prestase atención, hasta que el aire volvió a sus pulmones e interrumpió la palabrería del taxista.


– Me temo que te confundiste, no conozco a nadie con ese nombre, si me disculpas se me hace tarde.


Seere apresuró el paso mezclándose entre la multitud, impidiéndole al chico de cabello azul seguirle, ocultó su tristeza bajo su cabello aunque en ningún momento derramó sus lágrimas, claro que él conocía a Taylor, claro que era su novio, claro que él estaba muerto, y ahora luego de tanto se encontraba con el hermano, ¿cómo no lo había notado?, eran tan parecidos.


El cielo de repente compartió su dolor, y le mojó.


– Ni siquiera puedo llorar por ti… dime ¿por qué? Acaso no era amor… supongo que eso es algo que yo nunca podré sentir… merecías algo mejor.


Caminó bajo la lluvia, en medio de la apresurada multitud que se salvaguardaba con sus brillantes sombrillas, pero a él parecía no importarle el aspecto lastimoso que adquiría en cuanto la lluvia aceleró su caída.


 


En la funeraria Demian se encontraba siendo ayudado por Joshua para la decoración del salón en donde sería la ceremonia al día siguiente.


–La lluvia ha empeorado, y Seere ya tardó demasiado– exclamó el peliblanco con preocupación


–Créeme, es un chico demasiado terco, es imposible que algo malo le pase


Pero aquella idea se vio contradicha al girarse y mirar entrando a Seere empapado, al ver su estado le miró compadecido, ni siquiera le importó el hecho que su empleado llegase sin el importante encargo.


– Seere, mírate, estas hecho un desastre, anda ve a darte una ducha.


– ¿Dónde está Owayne?


– ¿Acaso lo olvidaste? – Demian confundido intentó recordarle – Él ahora está…


– ¿Y Taylor?… quiero ver a Taylor… – Demian se sorprendió al escuchar sus palabras, miró los apagados ojos del pelinegro con el delineador corrido.


– Seere ¿qué fue lo que sucedió?


– Solo ahorré 30 dólares… solo eso… – levantó la mirada volviendo un poco a la realidad – supongo que servirán para pagar parte de las cosas, el resto puede...


El jefe paternalmente intentó reconfortarlo, pero Seere solo lo alejó, haciendo que el mayor suspirara confundido.


– Seere sabes que eso no me importa, acabas de mencionar a Taylor, me preocupas.


– ¿En serio?, no lo recuerdo…


Y sin decir más entró a su habitación, se sentó con brusquedad sobre el piso recargando su espalda contra la cama, mirando la fotografía de Owayne que adornaba su escritorio, aquella fotografía que tomó el pelirrojo en su primera cita.


Estiró su brazo hasta alcanzarla y trazó líneas  con sus dedos sobre ella al verla mojándose con las gotas de lluvia que aun escurrían por su rostro y su cabello.


– Así estará mejor, tampoco mereces la poca cosa que soy…

Notas finales:

Si, al fin regresé ._. tarde mucho pero me esforcé en terminar a tiempo, pronto traere tambien el nuevo capítulo de "en mis lágrimas"

Y para conocer a los personajes en el link Characters (y de paso darse una vuelta por la página, donde se enteraran de noticias, actualizaciones, concursos y demas)

Gracias y nos leemos la próxima n.n


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