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Rompiendo el caparazón de dolor por Dereck G de Sehamforash

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Notas del capitulo:

hola, hola mis amados lectores :D sé que tardé mucho pero finalmente vuelvo, vaya que los extrañé. Gracias a todos quienes siguen acompañando esta obra que pronto llega a su final:

Mero-mero-san, sharedey, Kate, InfernalxAikyoEshua, Anónimo, Kana_shimiKaorugloomy  y claro a todos quienes continuan leyendo :D

El viento movía los cabellos de ambos chicos, la habitación desierta, sólo para ellos dos, era más fría de lo que cualquiera hubiera recordado. La necesidad de Owayne por hablar con el ojiazul lo carcomía, pero recordar lo delicado de la situación le hacía retractarse. Seere era la causa de su existir y le protegería aun a costa de su felicidad.

 

—Tal vez deberías leerla, digo después de tanto por fin te encuentras con algo de él —opinó finalmente el pelirrojo, dolido por la duda sobre lo que se hallaría escrito en la carta. Pero prefería ser odiado que ver triste a la persona que amaba.

 

—No creo que sea tiempo aun —contestó Seere intentando mostrar indiferencia, guardando la carta en uno de los cajones del buró al lado de su cama.

 

Las manecillas que giraban con insistencia dieron a notar con mayor énfasis los minutos de sepulcral silencio, aunque Owayne quisiera romper con él, le era imposible articular palabra alguna, esta vez fue Seere quien habló primero.

 

—Por cierto ¿Qué era lo que necesitabas decirme?

 

El otro recordó entonces la razón por la cual había ido en primer lugar, los segundos se hicieron eternos y la tristeza invadió nuevamente su alma, posiblemente no sería capaz de decirle. Por primera vez extrañó la costumbre de Seere por evadir sus sentimientos y cualquier tema que tuviese que ver con que él expresara los suyos.

 

—Bueno… creo que habrá tiempo para eso después, realmente no era nada importante.

 

Seere, sin darle mayor importancia encogió los hombros y arrastrando su cuerpo se asomó por la ventana, la brisa que se colaba por esta removía sus cabellos, su mirada se perdió en algún punto en el horizonte.

 

Owayne se acercó hasta él, acariciando su cabello y cerrando la ventana para evitar que la temperatura de la habitación bajará más, sabía que lo que pasaría pronto sería difícil pero no tenía miedo, tal vez un poco de tristeza, pero no miedo, no si eso podía ayudar a Seere a sentirse mejor.

 

—Pareces muy concentrado ¿Qué observabas?

 

Señaló una chica que abrazaba a su perro, al parecer lo había estado buscando y parecía feliz de haberlo hallado.

 

—Que genial, un labrador retriever —exclamó el más alto emocionado.

 

—Si, al igual que Shailon, por cierto ¿cómo se encuentra?

 

—Oh él se encuentra perfec… —la respuesta del pelirrojo murió en sus labios al notar que Seere había mencionado a su amada mascota, cuando él nunca habló con él sobre el tema— ¿cómo es que sabes de Shailon?

 

Seere suspiró alejándose de la ventana y sentándose al borde de la cama.

 

—Tal vez sea porque yo fui quien le salvó de morir arrollado…

 

—Seere tú…

 

Owayne buscó en sus recuerdos, aquel cachorro que su padre llevó a casa y con el que se encariñó profundamente, aquel regalo de un joven que fue arrollado por salvar al animal. Un joven amable que terminó en el hospital.

 

—Tú eras ese chico… cuando estabas en el hospital era porque salvaste al cachorro…

 

—Sí y el niño que animadamente corría por el hospital aun contra los regaños de su padre eras tú.

 

—Pero eso significa que ya nos conocíamos antes… ¿por qué no me lo dijiste?

 

Owayne apenas podía articular palabras, enterarse de aquello después de tanto tiempo, más aún saber que Seere le recordaba y él no… hasta ahora, todo fue tan repentino y aun así el pelinegro parecía tomarlo con demasiado calma.

 

—No es como que hubiésemos sido especialmente cercanos… además que no sé lo que pasaste para haber olvidado algo como eso, tu padre me recordaba, pero aun tras hablarte de mí seguiste sin recordar.

 

—No es que lo haya olvidado... es solo que en verdad luces diferente.

 

Pensó en la vez que lo conoció en la funeraria, siempre creyó que aquello había sido amor a primera vista, pero ahora tenía sentido, aquel joven que era tan amable con todos, y que admiraba cuando era más joven, el dueño de aquella hermosa sonrisa que deseaba volver a ver.

 

—Pero aun así —continuó el pelirrojo— sé que en el fondo sigues siendo amable como en ese entonces. Yo… todo este tiempo no he hecho más que desear ver esa sonrisa de nuevo… te amo Seere.

 

—No puedes.

 

—Por supuesto que si ¿Por qué no puedes dejar de ser tan obstinado?

 

—¿Por qué no puedes aceptar que yo no soy el Seere de hace 7 años del cual te enamoraste siendo apenas un niño?

 

—Porque te amo incluso ahora, amo la persona que eres.

 

—Vaya mierda.

 

El pelirrojo, pasando de alto su obscena exclamación le atrajo hasta él, dejándole semi sentado sobre sus piernas. Sus finos dedos, pálidos y fríos se enredaron en los oscuros cabellos de Seere y llegaron hasta su mandíbula, levantando el rostro para unir sus labios en un beso. A pesar del tiempo que llevaba sin hacer aquello el beso no era apasionado, era lento, húmedo y tan dulce que Seere no pudo más que corresponder.

 

—Ya es suficiente —exclamó terminando aquella acción y levantándose dispuesto a marcharse, más Owayne tomándole del brazo se lo impidió.

 

—¿Es por Matt? —Sus orbes esmeralda se iluminaron con tristeza— si es eso, por favor tan solo escucha lo que tengo que decirte.

 

—No necesito causarte más problemas.

 

—Deja de obstinarte, no es como tú piensas, Matt y yo…

 

—No podemos, ya te lo dije… no me importa si estás o no con Matt.

 

—Y a mí no me importa si sigues amando a Taylor, es obvio que él fue importante, es obvio que siempre lo amarás, pero eso no significa que no puedas estar conmigo.

 

—¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera le conociste?

 

Acercándose hasta el buró tomó el sobre y lo empujó contra el pecho del pelinegro.

 

—¿Cómo puedes tú saberlo si ni quiera te atreves a leer la maldita carta que dejo con sus últimas palabras? —el rostro de Seere mostró desconcierto, pero sobre todo esa expresión de sorpresa, decepción y tristeza—lo siento Seere, no quise hacer eso.

 

Y se arrepintió de haberse dejado llevar por esos sentimientos, aun cuando quiso disculparse fue tarde, el pelinegro arrebató el sobre y chocó contra su hombro cuando pasó a su lado, en seguida un portazo retumbó indicándole que se había marchado.

 

Se dejó caer sobre el sillón suspirando pesadamente, definitivamente eso no era lo que quería…

 

 

 

Angel caminaba por el pasillo cuando vio salir a Seere completamente desganado, suspiró sabiendo que lo único que podía tenerlo en ese estado no era otra cosa que una pelea con el pelirrojo, agachó la mirada, no deseaba seguir interfiriendo en la relación de esos dos, pero sabía que si podía hacer algo, por pequeño que fuera sentiría ese peso encima un poco más ligero.

 

Entró a la habitación notando a Owayne sobre el sillón, parecía aburrido, fatigado y dolido.

 

—¿Todo bien, pelirrojo?

 

—Angel, ¿Cuándo entraste?

 

—¿Tan ocupado estás en tus pensamientos que ni siquiera lo percibiste? —rio sentándose a su lado.

 

—Lo siento

 

—¿Y? ¿Qué sucedió esta vez?

 

—Evan le entregó la carta que Taylor escribió para él antes de morir…

 

—¿Qué era lo que decía?

 

El pelirrojo negó —No lo sé, se negó a leerla…

 

—Puedo asegurarte que la carta no los separará, todo lo contrario, ayudará a que Seere finalmente deje de aferrarse al pasado, pero por favor dale un poco de tiempo

 

—Lo haré, gracias Angel… por cierto, ¿sabías que Seere y yo nos conocíamos de antes?

 

—¿En verdad? ¡Qué maravilla!

 

—Lo sé… no sé cómo fui tan tonto para no darme cuenta aún con todas las señales.

 

—Todo saldrá bien al final.

 

Owayne apartó la vista hacia la ventana, los finos copos de nieve comenzaban a acumularse sobre el cristal, suspiró pesadamente tratando todavía de asimilar todo. —Eso espero.

 

 

 

A la luz de las estrellas y la plateada luna Seere observaba la mancha de refulgencia en que se había convertido la ciudad. Quizás igual que en medio de la oscuridad en la que estaba, habría un puntito de luz en su interior, quizás no todo era dolor y miseria.

 

Todo parecía tan silencioso ahora que el invierno pronto llegaría, haría ya un año que él estaba con Owayne. O al menos así sería si no hubiesen tenido tantas separaciones absurdas. Pero prefería no pensar en ello, los cambios desde que el pelirrojo se había marchado eran palpables, posiblemente Owayne era más feliz.

 

Se arrepentía un poco de haberle contado que se conocían desde antes, ni él comprendía bien por qué lo hizo. Tal vez era cierto que se aferraba demasiado al pasado, pero aun así sentía miedo de leer las últimas palabras de Taylor; porque los dolorosos recuerdos volvían, y no era tan fuerte como lo hubiese deseado.

 

Las calles estaban casi vacías, pero en las carreteras había una asfixiante cantidad de coches, miró una vez más la carta y decidió guardarla en su bolsillo. Caminó lo que pareció ser más de una hora y el frío se hizo más notorio, sus vacilantes pasos lo habían llevado demasiado lejos y ahora no tenía suficiente dinero para regresar.

 

Al menos había logrado despejar un poco su mente, sabía que el pelirrojo podía ser tan obstinado como él y que seguramente al volver estaría disculpándose.

 

Suspiró fastidiado, acarició con sus dedos sus labios recordando el beso, no podía pretender seguir haciendo miserable la vida de Owayne, no ahora que había logrado encontrar a Matt, porque si Taylor estuviera vivo…

 

No, no lo estaba, aun cuando todo parecía recordárselo, frenó y metió la mano en su bolsillo, sacó la carta dispuesto a leerla, pero entonces una escena llamó su atención:

 

Un cachorro le miró desde el otro lado de la calle, esa escena se le hacía bastante familiar,  observó el semáforo cambiando a rojo para los peatones y el perro comenzar a caminar.

 

“Si volviese a vivir, cometería el mismo error”

 

Sin pensarlo se arrojó empujando al cachorro hacia el otro lado y quedando el en medio de la calle, el auto estaba demasiado próximo como para darle tiempo de levantarse y correr, simplemente cerró los ojos y las luces que brillaban pronto comenzaron a extinguirse…

Notas finales:

Fin

Ñeeee, es broma, falta poco pero aun falta :v

Mis amados niños se conocían desde antes QwQ este amor era predestinado (si leyeran "Efecto Mariposa" lo sabrían :v)

Muy pronto se termina este fic, realmente me encantaría saber si hay más personas leyendome pero buehhh no puedo obligar a la gente a comentar, gracias por leer especialmente me emociona que llegamos a 400 reviews Dereck es tan feliz :'v

Estoy haciendo un blog (igual y se que nadie notara eso) posiblemente ahi haga la encuesta sobre el "sucesor" de este fic

dereckg.blogspot

Gracias a todos, nos leeremos pronto (espero) n.n/


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