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Cuando los cerdos vuelen por sleeping god

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Notas del capitulo:

En este debo admitir que se me dejo escribirlo porque mi coautora decidio que debia ponerse serio este capítulo así que no hay cómedio pero nos parecio necesario. 

En el siguiente ella estará recreando algo más simpatico.

Hoy sopla el viento como en aquel sueño: frio pero como un perezoso enamorado. Podría ser que este día se cumpla ¿no? Quisiera creerlo. Grimmjow ¿Cuántas veces me harás dejar de soñar?

-¡Eres un cobarde!—grito a su espalda— ¡Cobarde!

-¡¿Qué?!

Se fuerte, Ichigo, se fuerte. Enójate, no llores.

-¡Vienes, dices esas cosas y te marchas! ¡Eres un maldito cobarde!

Vuelve, aunque sea con esa mirada asesina y con los puños cerrados. Quédate lo suficiente para hacerme a la idea de perderte.

-¡No…!—calla como si le hubieran golpeado el estómago—Olvídalo. Me tengo que ir ahora.

Le odio, jamás creí que pudiera tener este sentimiento hacia otro ser. Y también le amo, ha de ser por eso que puedo ser bisentimental con él.

-Te…—no puedo más—…Te… amo…—lloró.

Índigo deja de reír y extiende sus bracitos a Grimmjow. Creo que busca fortaleza en alguien pues la he perdido, una vez más estoy llorando dramáticamente como cuando volví a casa con una recién nacida y yo mismo veía el mundo nuevamente, desde una perspectiva de la gran carga de otra vida con la mía rota.

-Para ya con esa mierda—me ordena, lo veo entre las lágrimas y tiembla de ira ante mí. Trago hondo e intento parar pero en él vi el espíritu más fuerte y a la vez contrario, un complemento y características tan odiosas que como amaría soportarlas diario—Para ya de llorar.

-Lo sien…

Me golpea en el vientre y por poco suelto a la niña si no es porque él me abraza antes de caer junto con ella.

-¿Cómo puedes disculparte después de todo lo que te hago? ¿Cómo puedes ser tan imbécil? ¿Qué no tienes ningún orgullo? ¡Mierda, eres tan odioso…! Tanto que… tanto…—es un abrazo muy delicado con su voz llena de odio. Me ha detenido el dolor—Basta. Eres muy fuerte para seguir con esta estupidez. Me venciste ¿Qué no?—explica permaneciendo así, arrodillados a mitad de una banqueta, con los autos pasando cada vez que el semáforo se pone en verde, con el frio de la noche y en una soledad anónima—Deberías portar con orgullo el ser quien derrotó al Rey Pantera.

-¿Qué quieres decir?—cuestiono a qué viene ese monologo.

-¡A que no me necesitas!—se separa, apretando mis hombros—Vete a ti mismo, haz hecho que ella crezca bien sin mí, vas a un lugar diferente tarde y mañana—la escuela y el trabajo—cuidas a una niña y a mí. Eres fuerte, entiéndelo de una puta buena vez.

No lo ve. Cada paso es cansado. Hubo días sencillos donde me sentía el rey del mundo, apreciaba mi propia fortaleza, me enorgullecía de no verme agobiado, pero otros me invadía la soledad, la necesidad de alguien que, mínimo, la calmara y la hiciera reír mientras a mí me pasaba lo mismo, me calmaba y me reía, con su rudo trato.

-Puedo hacerlo—digo sin desear mirarlo pero haciéndolo—puedo pero duele.

-Lo sé—dice con gran sonrisa, demasiado alegre y complacido. Y eso me hace notarlo. Ahí está, tan claro como el aire, invisible pero presente: dolor, vergüenza y odio de color rojo.

-No quieres irte ¿verdad?

-¡Cállate!—gruñe separándose con violencia, haciendo que incluso nuestra hija se asuste y se abrace a mí.

¿Qué es?

-Si quieres quedarte puedes hacerlo

-No…

-Grimmjow, descuida. Podemos ir poco a poco y…

-No quiero…

-…todo estará bien. Estaremos juntos…

-¡NO QUIERO!—indica haciendo un grito que incluso en la cafetería, la anciana que limpia el piso, nos mire y empiece a dudar si debe llamar a la policía o no—¡No quiero estar contigo como si fuéramos a una puta familia feliz. No quiero ser el padre de índigo, no quiero ser tu esposo, no quiero vivir como un humano, no quiero una familia humana, una hija humana, un novio humano, un…!—habla tan rápido pero no capto a qué viene eso.

-¿Nos odias?

-Ya—se calma, acaricia mi cabello y besa a la niña—Ya no voy a discutirlo más—me clava una mirada profunda y dura, ocultando cualquier rastro de una respuesta—Lo siento.

Grimmjow, una disculpa equivale a haber hecho algo y arrepentirse de verdad; deseé decirle eso pero no quise que dejara de besarme.

Había autos, gente, testigos que juzgan sin conocer y que él odiaría que le llamaran de alguna manera peyorativa y aun así me besó con el cariño que tendría un enamorado y no un ebrio.

-Duerme, Índigo. Al despertar nada habrá cambiado—la acurruco junto a mi pecho.

Su padre me recuerda su origen de espada, con su historia reducida a un 6 en su espalda, nuevamente su retaguardia que conozco mejor que sus ojos.

Un hollow, arrancar y espada.

No es humano.

Saco mi teléfono y le marco al hombre que no debió irse.

-Hola ¿Aun puedes regresar? Te necesito—me he dado cuenta de qué es lo que realmente necesito.

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Vamos, sigue caminando, solo un poco más para despedirte de este mundo humano.

No volveré a pisarlo en mi puta vida.

-Sigue, Grimmjow. Camina, Rey Pantera. Se fuerte, Rey de Hueco Mundo—me animo hasta caer de rodillas a desmoronarme en llanto.

No sabía que podía hacer esto.

No es divertido. Duele en los pulmones, los ojos, la espalda, creo que estoy hincado en rocas… mierda, me duele todo.

-¡Ya! ¡Para! Por favor…— debo pasar por esto y dejarlo ir.

Bien, lloraré, sufriré lo que haga falta.

Me abrazo mí mismo y pego la frente al suelo, alguna vez sé que Ichigo me habría abrazado de esta manera así que me suelto para no recordar.

Saboreo mis lágrimas y el amargo sentimiento de debilidad.

Eso fue todo. Como quisiera haberle dado todo. Que hubiera sido todo. Dejar de preguntarme ¿Eso fue todo?

Que oscuro luce todo.

Sus imágenes giran alrededor de mi mente. Giran demasiado rápido. Son como vidrios rotos en mis manos.

No puedo describir lo que se siente en todo mi cuerpo claramente. De alguna manera creo que esa es la mejor manera de darlo a entender: indescriptible dolor.

Tengo que concentrarme en algo o el dolor me matará. Cierro los ojos sin dejar de llorar y ahí nos veo.

-Listo. Ichigo, un poco  más al centro—se coloca en medio. Su cara es seria, amargada e indiferente al paraje que construí para él—Sonrían—índigo lo hace en brazos de su madre e Ichigo lo hace también.

Son indiferentes al cuerpo que por ahora ocupo su mente. Un hombre que acompaña al shinigami y jamás verá plenamente su ser.

Los encandila el flash.

Vuelve a amargarse.

La foto sale y poco a poco se muestra una mentira.

Que fuerte es el shinigami. Desearía ser un poco como él y poder sonreír falsamente.

Pero es imposible.

La foto envejece tan lento como yo, esta se opaca en mis manos de anciano y mi pecho con un hueco tan profundo como el de ahora. Ambos nos tornamos de negro.

Esto fue, pudo ser y debió ser pero ya no.

Yo sé que él será feliz de alguna manera, será el cielo de alguien más y aunque puede ser el mío eso jamás ocurrirá.

Sufrirá conmigo toda la vida. Toda la vida ¿Será justo que para él que eso se reduzca en una década y para mí una eternidad? ¿Será más largo mi dolor o el de él más intenso? Me niego a experimentar el resultado.

No creo poder vaciarme otra vez después de desear tanto tener un corazón.

Debo levantarme e irme. No importa que este llorando. Que todo el mundo sepa que soy débil y fue un cobarde que antes que perder prefirió no pelear. No tienen idea de lo que sería vivir una hermosa guerra.

Rajo la realidad hacia un negro interior.

-¡Grimmjow! ¡No te atrevas, maldi…!—vino por mí.

Giro a verlo olvidando mi rostro húmedo. Me limpio rápidamente como puedo.

-Grimm…

-No es lo que parece. Es que… llovió en esta parte de la ciudad—qué más da, es obvio.

Le doy la espalda pero me gira de una mano y me rodea con sus brazos el cuerpo y las manos.

Me inmoviliza con fuerza.

-¿Qué se supone que es esto? ¿Un abrazo? Más bien parece que vas a secuestrarme.

-Bien, entonces es un secuestro—explica con seriedad, con su cara en mi pecho.

-Lo que tú digas. Suéltame ahora.

-No.

-Suéltame.

-No—me enojo e intento zafarme pero pone todo su empeño en no dejarme sacar los brazos.

-¡Mierda, ya suelta de una perra vez!

-¡No! ¡Vas a quedarte quieras o no!—dejamos de pelear—Eres un imbécil que no sabe que quiere así que tomé la decisión por ti.

-No me conoces.

Sonríe.

-No te gusta que índigo duerma durante el día, tienes una necesidad masoquista de escucharla mientras estas despierto, no solo eres narcisista con tus músculos sino también con tu bronceado, corres sin camisa dependiendo del sol que haga ese día, finges ver solo deportes y noticias pues le cambias a los documentales y novelas, aprecias el sol, la luna y las estrellas en silencio y cuando piensas que nadie te ve sonríes, cuando…

-Eres un copión.

-También te observo, Grimmjow. Aunque yo sé que te gusta la cerveza, los gatos y el sexo y te disgustan los perros, las personas en general y dormir menos de ocho horas.

Se cree demasiado.

-Sé que… que mínimo te gusto—indica sin subir el rostro pero ruborizado hasta las orejas.

Tiene razón, mínimo me gusta.

Con la suficiente voluntad lo abrazaría, con la necedad lo besaría y con poder me quedaría a su lado toda su vida. Tengo dos de tres pero en mi caso es todo o nada.

-Ichigo—le llamo por su nombre—No me quedaré.

-¡¿Por qué?!—Grita soltándome—¡Dime por qué! ¡No te entiendo! ¡Yo me niego a… a aceptarlo!—está furioso consigo mismo, vuelve a llorar con pesar y vergüenza.

-Estoy cansado de verte llorar. Detente—le pido pues me dan ganas de acompañarlo por lo que alzo el rostro y respiro.

Las estrellas lucen muy bajas hoy.

-Pelearé contigo—gruñe entre gimoteos que me hacen descender nuevamente a tierra.

¿En qué momento me invadieron las lágrimas otra vez?

No entiendo.

-Te haré más fuerte, más que yo y que nadie. Así te quedarás porque no le tendrás miedo a nada. Vas a protegernos.

-Yo no…

-Protégeme, por favor.

El cielo se cae.

Una súplica tan fuerte y una carga tan pesada.

Lo amo.

¿Y quién me protegerá a mí?

En las Noches no hay ruido y todo el caos humano me desespera, sin embargo sus gimoteos parecen hacer eco en el mundo entero y aun así nadie viene a consolarlo. Este mundo es muy cruel con un joven con una niña y sin pareja.

Protegerlo del mundo que ama, suena estúpido. Je ¿Qué no es lo mismo que reniego? Proteger lo que me irá consumirme lentamente sin apagarme jamás. Tan eterno como el sol.

En ese caso, Ichigo, en este caso que haré una excepción, donde escogeré pelear una batalla perdida, tendrá que aceptar que sea un mentiroso.

No seré fuerte pero pretenderé serlo.

-Ichigo—lo abrazo, limpio sus lágrimas y con falsa sonrisa me atrevo a besarlo.

Zorra fácil, dejándose besar sin saber por qué.

-Me quedaré—esa explicación deberá ser suficiente para el mundo entero.

Me volveré fuerte, jamás lo necesario pero si lo suficiente para protegerlos de mí mismo vacío y de paso recorrer una vida con una sonrisa.

Notas finales:

El próximo será el último.

Gracias por leer.

 


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