Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando los cerdos vuelen por sleeping god

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Un proyecto más acabado.

Espero les haya gustado y hayan disfrutado-y sufrido-tanto como yo al hacerlo.

Gracias Amy-mi colaboradora en este fic-por hacerlo divertido y dejarme ponerle el drama necesario.

 

-¡Wow, Grimmjow, es muy bonita esta casa!—admito a la construcción de dos pisos, grandes patios y más de 4 habitaciones.

-Lo sé, odiaba el color de la otra.

-Pudimos pintarla y ya. Además, no es que sea desagradecido, pero ¿necesitamos tanto espacio?

-Quizá sí, quizá no. Qué se yo ¿te gusta o no?

-Sí, pero…

-Solucionado.

-Dije pero…

-Pero nada.

Está bien. Grimmjow luce contento, lleva más de dos semanas conmigo y aunque no parece aun mi novio sigue apareciendo cada vez que sale, aunque admito que cada mañana lo primero que hago es bajar a la sala para encontrarlo dormido en el sillón. No duerme conmigo, no tenemos sexo ni admite quererme, pero sé que así es.

 

-Grimmjow ¿Cómo conseguiste el dinero para esta casa?—pregunto a la semana de instalarnos.

-¿Recuerdas a aquel burgués estirado que paseaba por nuestra casa?

-¡Byakuya! ¡Mierda ¿Qué hiciste?!

-Nada, solo le dije que si quería su cartera de vuelta y se puso de mamón, a decir que tenía fotos importantes de su hermana y de quien sabe quién putas más. El caso es que la iba a devolver sin pedos pero como se puso de diva tuve que cobrarle un rescate.

-Eso no está bien, lo sabes ¿verdad?

-No…

-Grimmjow.

-Ya, no volveré a hacerlo—dijo aunque mirando al techo, con eso sabía que mentía y que posiblemente ni bien conocía a Byakuya y ya le caía mal, ambos posiblemente se desagradarían.

 

Hubo un par de ocasiones en las que quise pedirle que durmiera conmigo pero simplemente terminaba avergonzándome a mí mismo, pensando que creería que solo pienso en sexo y pervertidas ideas sobre su… delicioso y caliente y marcado… cuerpo.

-¡Grimmjow!

-¿Qué?

-¡¿Puedes dejar de ducharte en el patio?!

-No, hace mucho calor y necesito refrescarme con la brisa.

Lo aborrezco… y me calienta.

 

-Grimmjow ¿Por qué sales todas las tardes y regresas casi en la madrugada?—cuestione después de esperar como pendejo a que el mismo se diera cuenta que eso me causaba celos.

-Voy al trabajo.

-¿Trabajo?—no me había dicho que consiguió uno. Debo darle un premio para que siga por el buen camino—¡Felicidades!

-No es la gran cosa.

-Lo es, y ¿en que trabajas?

-Un club nocturno.

Un…

¡Club…!

¡NOCTURNO…!

-¿Debería correr?—cuestiona pues parece que mis ganas de asesinarlo son obvias.

-No.

-Eso es un sí—le detengo antes de que emprenda su huida.

-¡Eres el más infiel de los infieles, maldito pedazo de hombre egocéntrico y narcisista!

-Me desnudo, no cojo—se justifica como si eso fuera suficiente.

-¡Tienes dos segundos para renunciar!

-¡Ya, ya, ya, ya!—gritonea marcando del teléfono y solo decir que renuncia—Listo. Tranquilo…

-¡¿Tranquilo?! ¡Tranquilos mis calzones! ¡¿Cómo quieres que esté tranquilo si me dices que andas enseñándote para toda la puta ciudad teniendo en casa a una hija y alguien que te espera…!—nunca antes me había abrazado.

-No sabía que podías tener celos.

Me agacho un poco, no quiero que me vea.

-No son celos… son… otra cosa que no son celos.

Deja de abrazarme por la espalda para abrazarme de frente.

-No estoy muy seguro de cómo actuar pero de ahora en adelante lo haré como pienso yo que se debe—no sonó muy peligroso en ese momento, solo era un beso y algunas caricias pero me di cuenta que en solo 5 minutos ya estaba sin pantalones, tumbado en la cama y gimiendo su nombre.

 

Tuve que detenerlo de las caderas.

-Ba-basta… por hoy…—roge, eso de tener sexo en la noche, por la mañana, a medio día y cuantas veces se le antoje estaba bien hasta que me di cuenta que no solo como su semen y que coger deja adolorido.

-¿De qué hablas? Apenas estoy empezando—susurra a mi oído.

-No…

-Eso dices siempre.

-Ahora es enserio.

-Escucha—se pone serio y me sujeta los hombros contra la cómoda. El muy maldito no lo ha sacado—¿Me querías de novio?

-…sí.

-Pues ahora aguántese, mi rey. El paquete de Grimmjow incluye que como de tres a seis veces al día, que duermo más de ocho horas y tengo sexo alrededor de 6 horas al día, por eso se llama paquete Grimmjow—lo abofeteo—aunque también incluye—se recuesta encima mío—que trabajare duro en hacerte feliz—lo detesto.

Lo odio.

-Ah… Grimm…—con eso siempre logra que sigamos.

-Te quiero, Ichigo—parece que con eso podrá convencerme toda la vida.

 

Es como escuchar Division Bell de Pink Floyd, describió Grimmjow una ocasión en la cual fuimos a un bosque a hacer un picnic con Índigo. No entendí muy bien a que se refería por lo cual lo estoy escuchando mientras el intenta permanecer en su 14vo empleo.

Lost for Words se llama la canción, tranquila y melodiosa. Espero que eso haya querido decir.

Al terminar de escucharlo es como si mi vida se hubiera vuelto ese álbum. Cada día se ha vuelto un una tarde de vacaciones.

 

¿Llevo todo? Mmm, panqueques con mucha miel, tres huevos, tocino, jugo, leche y galletas. Creo que es todo.

-Despierta, Grimm—le llamo, aun no me he quitado su camisa y le he dicho a Índigo que puede mirar televisión para no molestar a su padre.

-…no—dice en seco y en vez de golpearlo, respiro y vuelvo a llamarlo.

-Grimmjow, despierta, amor—le acercó el desayuno y el olor parece que lo saca del sueño.

Abre los ojos y sonríe. Esas sonrisas siempre me derriten.

-¿Desayuno en la cama?—afirmo sonriéndole. Me atrae a él y permito el beso matutino a pesar de siempre negarlo porque conlleva tener sexo—¿Desayuno y beso?

Vuelvo a afirmar.

Toma la bandeja, me sienta en sus piernas y se acerca lentamente.

-Bien ¿Qué pasa?—dice seriamente—No he visto tantas películas como para saber que hay algo que quieres. Escúpelo.

Esperaba que fuera más lento.

-Grimm—le acaricio el cabello—Me alegra mucho que tengamos ya casi un año juntos.

-Sí, sí, mucha pinche felicidad. Desbordo arcoíris. Ahora habla.

-¿No te han dicho que la felicidad de las personas siempre crea algo?

-¿Qué? ¿La paz mundial? Estas hablando como Miss Universo.

Suficiente.

-Grimmjow, me había sentido mal estos días así que fui con Unohana, ella me explicó que mi cuerpo quedó receptivo a… a embarazos.

No habla.

-Grimmjow, estoy embarazado.

Silencio absoluto.

-De dos meses.

Baja la cabeza, hace que me quite de su regazo y se queda de pie, viendo hacia afuera.

De pronto ríe.

¡Ya enloqueció, mierda! Tendré que amarrarlo para que no me deje nuevamente.

-¡Ichigo, que gusto!—dice mientras corre a alzarme en el aire y abrazarme. Sigue riendo con gran sonrisa, tan grande que no puedo dudar que sea sincera.

-¿No estás enojado?

-¿Enojado? ¿Por tener otro hijo con la persona que amo?

Ha hecho que todo mi miedo se volviera amor por él.

-Gracias.

-No es eso lo que quiero escuchar.

Le abrazo.

-Te amo.

Y espero que él igual porque son otros nueve meses que lo voy a traer en chinga.

 

Al llegar los encuentro dormidos en el sillón de la sala, la película anuncia los créditos, índigo duerme sobre el regazo de su padre y Bleu sigue teniendo la costumbre de recargarse en su brazo a dormir, ya es más grande y no cabe pero ya que Grimmjow lo acostumbró seguramente es inconsciente.

Lucen muy cómodos.

Lucen… como una familia feliz.

-¿Te quedaras mirándonos o vas a acompañarnos?—cuestiona Grimmjow sin abrir los ojos. Eso hago, me quito los zapatos y acomodo a índigo sobre mí para estar en las piernas de mi novio. Bleu se queja un poco y abre sus ojos color chocolate pero vuelve a cerrarlos, volviendo a parecer una copia pequeña de mi pantera—No vayas a trabajar mañana.

-Tengo que.

-No, haz que esto dure para siempre.

-Siempre es mucho tiempo—le digo, acurrucándome para dormir.

-No lo es—con ello se duerme.

 

El mismo drama, otra vez el mismo maldito drama.

-¡Suéltalo!—le grito mientras sostiene a nuestro hijo de una mano y yo la otra, intentando que entre a su primer día de clases—¡Ya habías hecho esto con Índigo, Grimmjow!

-¡No quiero! ¡Que entre el próximo año o los educamos en casa o que sé yo!—logro arrebatárselo para que ahora si se despida de él, al igual que lo hizo con la niña, parecía a punto de llorar, lo cual hizo que ninguno de los dos lo hiciera.

Grimmjow los adora, de eso no me cabe la menor duda.

-Tienes que dejar que crezcan—le digo mientras nos vamos.

-Crecen demasiado rápido. Además Índigo no me hace caso con eso de no quitarse jamás el suéter.

-Es verano.

-Le crecerán senos y nadie debe verlos.

-Gri…

-Será una hermosa dama—dice mirando el cielo radiante—Serán los mejores seres humanos—dice con orgullo y eso me hace sonreír.

Le tomo de la mano.

-Deberíamos tener otro—dice y eso me estremece.

-¿Por qué?

-Me gusta tener sexo contigo—se ríe pero me pareció que lo decía un tanto enserio.

No lo sé.

La verdad es que los dos tendrán tanto amor de Grimmjow como yo de él.

 

Le he dejado fumar un cigarrillo.

-Llamará—le indico para que se tranquilice.

-Chamaco desagradecido, no llamar a sus padres el día de navidad—refunfuña como siempre, en ese gigai de hombre mayor pero siendo aún igual de joven en  espíritu.

-Ya está viviendo con su novia, Grimmjow.

-Ya sé.

-Índigo vendrá en año nuevo.

-Estoy esperando con ansias. Él también debería venir.

Su sonrisa siempre será la misma, llena de una calidez que la nieve no puede cubrir.

-¿No quieres pasar navidad conmigo?—le recrimino.

-Tú eres el que no quiere “pasar” navidad conmigo.

-¡Eres un cerdo!

Cada día, cada noche, es como el mismo día pero no se vuelve aburrido.

Nunca se volvería aburrido.

 

¡”Abre fácil” mis calzones!

Qué bueno que eso no lo dije en voz alta.

-Dame eso—me regaña, quitándome la mermelada y untándola el mismo en el pan.

-Te he dicho que puedo hacerlo solo.

-¿Para qué? Yo preferiría que un apuesto anciano lo hiciera por mí—igual de estúpido y egocéntrico. Los años no pasan en él.

Acaricia mis manos que duelen desde los huesos.

-¿Quieres café?—le pregunto para servirle.

-Deja, yo lo hago.

-Grimmjow.

Un beso hace que me calle. Siempre hace que olvide el dolor de mi cuerpo entero.

Miro por el ventanal de esa casa en la que siempre hemos vivido. Hace un lindo día de otoño y esas aves que Grimmjow detesta están cantando. Hay dulzura de mermelada en el ambiente.

-Es un lindo día—le digo y el afirma pero sin sonreír.

Desayunamos juntos, más tarde le marco a mis hijos y nietos para salir al jardín a escuchar a las ranas del estanque.

Hace frio, ahora lo noto.

-Te resfriarás.

Luce viejo pero no lo es.

Jaja, tiene corazón de niño.

Se eleva una brisa que me recuerda Division Bell.

Agarro su mano y él acaricia mi mejilla.

Desde aquella vez no lo había visto llorar y ahora lo hace hasta doblarse y ponerse en mis piernas.

-Todo está bien, Grimmjow. Te amo, ¿recuerdas?

Un delicioso día de no ser por un llanto doloroso tan cerca de mi corazón que me hace acompañarlo con plenitud.

Para de pronto, sonríe hacia mí, postrado como si fuera un dios y se vuelve a besarme lentamente.

Le veo abrir los labios en varias ocasiones pero su voz se ha atorado en la garganta.

No hace falta que diga nada.

Le devuelvo el gesto, apretando fuerte sus manos y abrazándome a su pecho.

-Gracias—le susurro como cada momento no lo hice y debí hacerlo.

Qué maravilloso día.

Qué vida tan plena.

Nunca ha latido su pecho y aun así de ahí se evaporan partituras que cantan: “The music played, the morning sun streamed in. I turned and I looked at you and all but the bitted residue slipped away...slipped away."

666666

Abro el sobre donde guardo mi más grande tesoro.

Son como postales del pasado.

Ya no es necesario despegar la tapa, hace años que el pegamento se ha secado.

Desprende un olor a polillas y polvo, polvo que no sobra en el desierto de Las Noches. Le soplo y luego me arremete un ataque de tos. Después de que mi respiración se ha normaliza saco esos pequeños cuadros de papel instantáneo.

Hace años que no sonreía.

Me duelen las mejillas.

-Bleu—lo nombro con una voz limada por la arena. Aunque sonrió ignora mi gesto y está llorando pues parece no gustarle el agua. Igual que a mí detestó tomar baños.

Doy vuelta y está mi niña que ya creció, vistiendo su lindo vestido rosa para la graduación. Aún recuerdo que después de tomarla volví a insistir que usara un suéter.

Lo único que tenia de Ichigo era ese asentó fresa en su voz, jeje.

Paso a la que sigue. Ah, ahora recuerdo esa navidad. Fue un desastre, olvidé los regalos en casa, Isshin peleó conmigo, Yuzu lloró, aun no sé porque, e Ichigo y yo tuvimos una discusión. No está aquí retratado pero al día siguiente todo fue perfecto. Todo porque no tenía tiempo para discutir con él, ni con mis hijos, ni su padre y hermanas. Con nadie quería discutir. Porque los humanos viven tan poco y yo soy un ser tan eterno.

Me tiemblan las manos y se esparcen las fotografías ennegrecida en el suelo blanco.

Tantas imágenes y recuerdos que el tiempo no podrá borrar; el nacimiento de mi primer nieto me desmayé; las vacaciones en las montañas, la fiesta de 12 años de mi niña, una improvisada luna de miel con Ichigo recorriendo todo en auto, el maldito perro que trajo Bleu a casa… Ahí está mi favorita: nuestra casa en las montañas (casa de Byakuya. No lo admito pero me agradaba ese sujeto ¿Quién diría que nos volveríamos amigos?), era verano y hacía mucho calor, estamos con traje de baño, Ichigo sonrió como nunca en esa foto aunque no pude acomodar yo mismo el tripie y eso lo hizo enfurecer segundos antes, esta Índigo de pie torpemente con su traje de baño rosa con puntos blancos, Bleu reposa en mis brazos, está despierto, ríe, abrazo a Ichigo por la cintura, con mi mano libre, él se recarga en mi pecho y susurra “Te amo”. Desearía que eso pudiera haber quedado gravado en la imagen.

Ya no lloro… desde aquel otoño.

Las guardo y vuelvo con ellas, abrazadas a mi pecho donde aún conservo el corazón que me gane sufriendo la muerte de mi amado Ichigo, criando a mis hijos, conociendo a mis nietos, viéndolos morir como moscas poco a poco.

En el mundo humano se ha perpetuado mi apellido pero aquí lo único que existe es mi nombre.

Me siento en mi trono para reinar el vacío.

Mis manos se sienten tiesas, mi cuerpo pesado, mi alma en paz. He descansado tanto tiempo que me siento agotado.

Es tiempo de seguir.

-Grimmjow ¿Qué esperas?

A ti.

Y a los cerdos les han crecido alas de fénix.

Notas finales:

Gracias a todos por leer.

P.D: la letra que puse es de Pink Floyd A Great Day for Freedom.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).