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Sinceramente... imposible por Tycana

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Notas del capitulo:

Holis~ Ternuritas, los he extrañado mucho! El caso es que aqui estoy, con este capítulo nuevamente cortito pero lleno de acción que espero les guste.

Mientras avanzábamos a los consultorios, recordé la frase que me había dicho Ryuk antes de que dejásemos de hablar “incluso podrían superarte” mi posición como Kira, claramente era la de un Dios omnipotente y redentor, desde un inicio me había desagradado la aparición de un segundo Kira y en esta ocasión hasta un tercero, pero ellos estaban al tanto de quién era el verdadero Dios.

Realizar los exámenes correspondientes era un proceso largo y delicado, por lo que la mayor parte de las ocasiones solía llevar un libro para entretenerme, pero en esa ocasión lo había olvidado por completo. Por lo que debería de ver cómo me sacaban la sangre correspondiente, me hacían las radiografías y tomografías para llevar el control. Volvía a sentirme como un conejillo de Indias.

Sin mucho esfuerzo, ya finalizado todo, me marche nuevamente a la habitación, mucha más rutina que seguiría hasta que tuviesen que trasladarme a una habitación más espaciosa, y se me restringiese la libertad que por ahora tenía. Si Ryuzaki no hubiese sido un completo imbécil, lo más probable hubiese sido que yo estuviese en el cuartel, investigando para capturarme.

Solté una carcajada solo de imaginarlo. Ryuzaki y yo, viviendo juntos en una familia hermosa y unida, donde yo no estuviese teniendo que preocuparme por el destino del mundo, y él no siguiese intentando frenar mis planes. Muchos pueden pensar que estando en mi estado, lo último que pensaría es en volver a ser Kira, pero observando la situación alrededor de todo el mundo; no quería que mi hijo viviese en un lugar así.

 

– Joven Light, le llaman desde la recepción del primer piso – ¿Quién podría estarme llamando? el doctor no había aparecido en los últimos días, pero él solía subir hasta la planta 7, que era donde yo me encontraba.

 

Dudoso, comencé a bajar los seis pisos por la escalera, llegando casi agotado hasta la recepción. ¿Cuánto tiempo llevaba sin hacer ejercicio? Mi cuerpo parecía estarse agotando como el de una mujer en su quinto mes de gestación, mientras que yo a penas y casi llegaba al tercero. Al recordar esto, no pude evitar palparme el vientre, no se notaba siquiera un aumento de esta, pero sabía que en muy poco tiempo se notaría.

Con cierta gracia, caminé a la recepción, encontrándome con un hombre totalmente vestido de negro, que hablaba con una de las enfermeras mientras le enseñaba lo que parecía ser una credencial.

 

– Este es el chico – dijo sonriéndome de forma hipócrita – Light, cariño, han venido por ti, en este momento una de las enfermeras está recogiendo tus cosas.

 – ¿qué? – exclamé indignado ¿por qué razón ese hombre decía que venía por mí? No podía ser ningún familiar, además, nadie sabía que yo estaba allí – esperen... no puedo irme, necesito tener el control necesario de mi problema, no lo creo conveniente...

– Descuida, según este señor, dice que han contratado al mejor de los doctores para tu tratamiento, que de eso, no te tienes que preocupar – la enfermera veía embelesada al hombre, parecía como si se lo fuese a comer.

–Necesito saber con quién voy a irme, no le reconozco, y tampoco puedo romper mi trato con el doctor...

– Ya está al tanto, la persona que me ha mandado a buscarte ya se encargó de avisarle – observé un poco más a aquel hombre, lucía muy similar a Misa en versión masculina, pero ella no tenía hermano, y el único hombre con la capacidad de hacer semejante espectáculo para sacarme de una clínica, era L. Me estremecí.

– Ni vayas a pensar en escapar, hay uno de mis hombres en cada esquina y salida que rodea al lugar. Te agradecería que salieses conmigo por las buenas – no quise creerle, pero al voltear, vi a un hombre atrás mío. Estaba jodido.

 

Asentí y camine junto a él hasta el estacionamiento, donde me esperaba una camioneta negra con vidrios ahumados y probablemente a prueba de balas. Me monté, y en cuestión de segundos ya estábamos de regreso al cuartel general. Incluso llegué a pensar que tenía el poder de la adivinación, porque segundos antes había pensado en el cuartel; sin embargo ya ni eso valía la pena, no podría escapar.

El vehículo era rodeado por otros dos, que se acercaban con disimulo y mantenían las distancias. Mientras que un grupo de motocicletas casi le rodeaba, cualquiera hubiese pensado que se trataba de un funcionario político a quien trasladaban.

El camino era largo, y resignado, queriendo actuar de forma calmada, me quedé dormido esperando a que me despertasen al llegar. Sin embargo, no fue así.

Desperté en una habitación muy bien decorada, con sábanas de seda doradas cubriéndome. Las paredes estaban tapizadas de un color vino y los muebles parecían ser de roble, una habitación muy poco común para un ciudadano normal. Me incorporé de golpe y caminé hacia la puerta, forcejando para abrirla.

 

– Realmente fue difícil encontrarte – dijo casi en un susurro abriendo la puerta – parecía como si hubieses desaparecido de la faz de la tierra...

– ¿Cómo diste conmigo? – Pregunté dándole una mirada de rabia pura – nadie sabía dónde estaba

– En eso tienes razón, pero te equivocaste al subestimarme...

–Tardaste en dar conmigo, al menos pude alejarme por un tiempo de ti – caminé y volví a sentarme en la cama –la próxima vez no me encontrarás.

– Solo tuve que investigar de dónde venías cuando me encontraste con aquella mujer – parecía como si me ignorase – luego no fue difícil para mí contactar con el doctor y contarle mis sospechas del caso Kira... Inmediatamente me dio tu dirección...

– ¡Eres un idiota! Se supone que no debías revelar nada de lo que aquí se hablase – Si las sospechas de Ryuzaki se propagaban, las pruebas comenzarían a salir a la luz. No me convenía.

– Sé que no habrá una siguiente vez... permanecerás en el cuartel hasta que tengas a mi hijo – estuve a punto de replicar – no podrás salir de aquí a menos que sea estrictamente necesario, y deberás salir acompañado de varios escoltas para asegurar muchas cosas.

– Que no me escape – argumenté soltando una irónica carcajada.

– Realmente el problema no es que te escapes, dar contigo no es un desafío para mí – caminé hasta él y le di una cachetada, sin embargo, parecía no reaccionar – el problema es que por tu culpa, la seguridad de mi sucesor está en riesgo.

– Eres un completo desgraciado – le golpeé con más fuerza y salió de la habitación, sin cerrarla esta vez.

 

Sabía que en algún momento pasaría, pero no llegaba a pensar que tan pronto lograría dar conmigo. Agradecí no tener a Ryuk en este momento, sabía se burlaría tanto de mí, hasta que le dolieran los huesos y necesitase manzanas. Mi hijo no sería su sucesor, sería el mío, era imposible para ambos aceptar el punto de vista de L, ese que no tomaba en cuenta su seguridad y solo creía en su percepción de justicia.

Seguí pensando en ello hasta que la puerta volvió a abrirse, tomé una almohada dispuesto a lanzársela a L por la cabeza y que este se alejase de mí. Sin embargo, era Misa quién entraba.

–        Hola Light – saludó pausadamente – lamento no haber podido evitar que Ryuzaki llegase hasta donde estabas… deberías quizá… hacer el segundo plan que me dijiste.

Cuando estaba en el hotel, le envié a Ryuk el siguiente plan bajo el que podríamos regirnos de ser capturado nuevamente. Sin embargo no quería volver a perder los recuerdos de la Death Note, nada me aseguraba que volverían a mí, o en qué momento lo harían. Era mi última oportunidad.

–        Supongo que escapar ya no puedo Misa – debía encontrar las palabras exactas para que lo captase – tendré que RESIGNARME – esa era una palabra que rara vez llegaba a mi vocabulario, por lo que ella lo comprendió de inmediato. Por fortuna en esta ocasión, las palabras claves ya se las había dicho a ella.

–        Entonces, ¿Ryuzaki dejará que te quedes con el bebé? ¿será tuyo cuando se demuestre que no eres Kira?

–        De lo que logré entender, ya lo que más quiero… dejará de ser mío…

Y allí, perdí todo recuerdo acerca de ser Kira. Quedándome que solo huecos vacíos en mi subconsciente.

Notas finales:

Pude ver que ya hemos llegado a los 4000 leidos y me llena de orgullo ya que hacía mucho no tenía tal número de lecturas. Espero sigan dejandome sus hermosos comentarios... que leo practicamente cuando llegan. Los quiero

Bye


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