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Valiente. por Maira

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Había transcurrido un corto tiempo desde el incidente en el que su cuerpo había sufrido tantos horrores. El día anterior mientras tomaba un baño bajo la supervisión de Yusuke, éste le había hablado acerca de que el Señor había salido de casa nuevamente por sólo una o dos noches para poder ajustar unas cuentas en uno de los tantos negocios del Rey. Pues le explicó que se trataba de un hombre ocupado que no pasaba más de dos días continuos en casa, en el ejército era uno de los líderes de más alto rango por lo que siempre tenía algo que hacer en nombre de la mayor autoridad.

Zin suspiró entrecortadamente mientras con suavidad se pasaba los dedos por los cabellos para desenredarlos. Otra vez en ese nuevo día se encontraba con medio cuerpo sumergido bajo el agua caliente. Aunque mucho menos que antes, el cuerpo continuaba doliéndole. Especialmente en aquellas zonas que debía utilizar para sentarse. Los dedos del más alto se le habían marcado a modo de moretones a ambos lados de la blanca piel en sus caderas.

Gracias al ungüento que el muchacho le había colocado al menos podía caminar. Pero se mostraba bastante reacio a la hora de permitir que le tocaran. No soportaba durante un largo período de tiempo en sentir el contacto con otra piel aunque se tratara de un simple y buen intencionado roce. Pero sabía que Yusuke le comprendía bien, agradecía mucho su ayuda.

-Así que… -comenzó a hablar interrumpiendo el silencio, como siguiendo el hilo de sus pensamientos a la vez que recargó tímidamente los antebrazos sobre sus propias rodillas. El chico se acercó hasta colocarse en cuclillas posando las manos en el borde del desgastado recipiente que conformaba la tina metálica, ahora el paño manchado que hacía la función de toalla descansaba sobre sus muslos –el Capitán General llegaría entre… ésta misma noche o mañana- asintió amargamente con su cabeza tan solo una vez ante una respuesta afirmativa.

Sabía muy bien lo que iba a ocurrir cuándo el pelinegro llegara, pero no quería comenzar a pensar en eso. Yusuke pareció notar la manera en la que su estado de ánimo había cambiado y le obligó a colocarse de pie para salir del agua. Él mismo secó su cuerpo por completo, se colocó a duras penas otro de esos horrorosos atuendos de prostituta que para nada le gustaban. Al menos ésta vez la tela era de un discreto color negro y el diseño conformaba una indefinible figura bordada al tono. Las mangas de la prenda eran un poco más largas que las de la anterior.
Permitió que el criado le peinara el cabello, lo perfumara, le colocara una bonita peineta que hacía que el largo cayera en cascada. Más tarde dejó que utilizara en él unos maquillajes provenientes de aquellas tierras al Oeste dónde, escuchó con algo de ensueño, la manera en la que las personas en general se mostraban hermosas a la vez protegiéndose de las inclemencias del desierto con el uso de cosméticos como aquellos. Por último nuevamente permitió que le aplicara el ungüento para aliviar el dolor en su entrada.

Al voltear y mirarse en el agrietado espejo, casi fue incapaz de reconocerse. Aquel no se trataba de él mismo. La que se reflejaba en el espejo era una prostituta vestida con finas prendas y perfumada con caras esencias cuyo rostro cubierto con maquillajes disimulaba muy bien las señales del maltrato. ¿Por qué había tenido que sucederle esto a él? Sus ojos se llenaron de lágrimas en medio de una triste expresión pero Yusuke le colocó unas zapatillas de seda, alentándole a salir de allí para que se distrajera un poco.  

Caminaron a través del jardín, internándose en la mansión al poco tiempo ya que el criado temía por que Zin cogiera un resfriado. Si se enfermaba, el rubio no estaría presentable para el amo y el mal cuidado del nuevo esclavo le conllevaría a un correctivo que no deseaba recibir. De esa manera intentando animarle comenzó a enseñarle el lugar por completo, haciendo especial énfasis en los lugares donde no debía entrar cuando el dueño de casa se encontraba presente. Pero la verdad era que Zin prestaba la mínima atención a todo lo que el chico decía, pues últimamente sentía que no era capaz de concentrarse en absolutamente nada.

Comió un par de cucharadas de guisado de ternera que en la cocina le sirvieron, su estómago no soportaba la comida ni la bebida desde que aquel hombre se había topado con él. Revolvió sin ganas sobre el resto, suspirando al sentir la manera en la que la comida parecía atascarse en algún lugar dentro suyo. Bebió un poco de vino que le ofrecieron, tan sólo unos sorbos. Y por fin cuándo Yusuke lo llevó hasta la habitación de los horrores para que durmiera un poco, se metió bajo las mantas sin decir palabra alguna. Afortunadamente alguien había cambiado las sábanas, el aroma limpio de las mismas le reconfortó un poco.

No tenía idea de si aquella era la habitación del general o un simple cuarto de huéspedes, pues el hombre no había dormido con él durante todo lo que había durado su estadía. Se acurrucó contra la almohada cerrando sus ojos, ¿Qué demonios importaba aquello? Seguramente cuándo despertara aquel demonio ya habría vuelto, bebería vino hasta colocarse medio ebrio, otra vez lo violaría y más tarde luego de un baño continuaría con su vida mientras que él mismo se hundía en los más oscuros abismos de la tristeza o la desesperación.

Cayó dormido en un santiamén, pues seguramente el baño caliente sin haberse percatado le había sentado muy bien. Pero no soñó de manera normal. Se trataba de ese tipo de sueños en los que se es capaz de percibir son sonidos del exterior logrando que las imágenes se mezclen con la realidad. Sí, eran imágenes descoloridas, poco definidas… y el llanto del bebé comenzó a escucharse en la lejanía de nuevo.
Poco a poco los recuerdos se mezclaron con el sueño, se vio a sí mismo como a través de un opaco velo. Horneaba el pan que su madre había amasado mientras aceptaba de buena gana los trozos de carne asada y especiada que su hermano le tendía a modo de almuerzo. La luz del Sol lo inundaba todo, el fuego crepitaba débilmente dentro del horno… afuera, el murmullo de las calles se alzaba como una parte esencial de la cotidiana actividad.

Lo que tal vez más extrañara de su antigua vida era montar a caballo hasta el lago. El bosque que lo rodeaba era un buen lugar para estar solo cuándo sentía que colapsaba o simplemente necesitaba descansar un poco del ritmo de las gentes. De vez en cuando los animales se acercaban curiosos para olisquear de qué se trataba aquella presencia intrusa pero pasaba poco tiempo antes de que continuaran con sus propias vidas. El sonido de los pájaros, las ranas y demás seres vivos lo inundaba todo. Curiosamente, la superficie del lago raramente oscilaba.

Era un sueño agradable, tranquilizador. Pero pronto fue interrumpido por una serie de sacudidas que su cuerpo sufrió por medio de su hombro más expuesto. Despertó totalmente sobresaltado, con la respiración agitada y buscando alguna clase de bestia preparada para lanzársele encima. Pero a cambio sus ojos se encontraron con aquellos de fiera mirada cuyo rostro mostraba una dura expresión.
Al llevar su vista hacia la ventana notó que era de noche. De hecho alguien había entrado mientras dormía plácidamente para encender las velas de los candelabros que se posaban aquí o allí sobre los muebles. El Capitán General había llegado a casa.

Instintivamente al caer en la cuenta de su situación, se cubrió con las mantas hasta los hombros. Pero el hombre rebuscó su muñeca bajo las mismas para poder jalarla volviendo a resentirla. Fue entonces que se cubrió con el antebrazo libre en busca de que no le dañara, temía por que volviera a darle una golpiza.

-Muévete. Te explicaré tu función principal ya que te has ambientado a la casa- le dijo con cierto tono de reproche, comenzando a caminar. Zin se sintió aliviado al notar en que Masashi ni siquiera había reparado en su apariencia. Seguramente tuviera otras cosas más importantes que hacer antes de tocarlo.

Lo llevó a través de un largo pasillo a un ritmo casi imposible de seguir, aún no podía caminar tan rápido sin soltar un quejido. Más tarde tomaron otro más corto hacia la izquierda en cuyo final aparecía una puerta de oscura madera entreabierta. El llanto del bebé que había estado escuchando desde hacía bastante tiempo sin haber caído en la cuenta era mucho más audible desde aquella distancia. Pero había algo que no le gustaba para nada acerca del asunto y eso era la actitud del general para con su propio hijo. Pues notó una ligera mueca desagradable en su rostro al ingresar al susodicho cuarto.

Frente a la cabecera de la cuna, una joven criada se encargaba de mecer suavemente la misma intentando que el llanto del pequeño cesara. Pero nada parecía lograr que eso sucediera. El general se asomó tan sólo unos momentos para poder comprobar algo que Zin no pudo descifrar, luego volvió sus ojos hacia él.

-El mocoso es mi único heredero. Simplemente necesito que lo mantengas con vida. Libre de las manos de los traidores o los ladrones. Solamente ella además de ti tienen mi autorización para tocarlo. Mi difunta esposa le llamó… - se detuvo unos momentos en los que el rubio pensó que éste había olvidado el nombre de su propio hijo –Kei. Deberás cuidarlo para que la mujer pueda cumplir con sus labores de costurera como debe ser –se dirigió a la criada –además se coloca muy molesto en las noches. Ella te explicará en un par de días todo lo que necesites.

-De acuerdo- respondió con cierto tono de resignación. Ni una palabra más ni una palabra menos. Ante esto el general aparentó verse satisfecho, pero no tenía idea de qué podría estar pensando en esos momentos.

-Bien… - dijo a cambio, de una sola vez volviéndose hacia la puerta. Se le podía notar muy irritado debido al incesante llanto de su hijo y cerrando la puerta a sus espaldas en un poco importante aventón por fin se liberaron de su presencia. El rubio se quedó viendo la cuna sin saber qué hacer mientras la muchacha se colocaba de pie para poder cargar al niño en brazos.

Dejó que la misma le explicara la manera en la que debía cargarlo. Cuándo estaba en brazos, el niño no lloraba y su pequeño rostro le inspiró cierta ternura que no supo explicar. El hijo del general había heredado esos rasgos felinos tan característicos pero el suave cabello que cubría la cabeza de manera escasa era demasiado claro, quizá se pareciera más a su madre en ese aspecto.
Se quedó mirando el niño en sus propios brazos sonriendo por primera vez en días. Era una sensación tranquilizante, bonita, tal cual el sueño que había estado teniendo antes de que Masashi le despertara.
La criada le explicó las horas en las que debía tomar el biberón, la manera en la que debía prepararlo, cómo cambiarle los pañales sucios e incluso le explicó brevemente la manera de bañarlo. Y él acató todo grabando a fuego las instrucciones en su mente, no quería cometer un error que perjudicara a aquel pequeño tan bonito. Los sonidos que de vez en cuándo emitía le hacían reír ligeramente.

Luego de un par de últimos consejos, por fin se quedaron a solas. Kei y él. Al parecer el pequeño se había dormido pero no tuvo intención alguna de depositarlo en su cuna, a cambio acercándose a un sofá tapizado en terciopelo color oscuro cerca de un ventanal en el que se sentó despacio.
Por alguna curiosa razón había sentido una conexión instantánea con el niño, después de todo él también formaba parte del grupo de los marginados por su padre, sólo que él tenía un cierto privilegio al ser sangre de su sangre. Supo que Masashi no le quería. Sacó la conclusión de que cómo solía suceder en las grandes familias, el pequeño simplemente lo heredaría todo de su padre algún día y a la vez sus hijos, sus nietos, sus bisnietos.
Inconscientemente abrazó contra su pecho al pequeño, éste movió ligeramente su bracito pero no dio más señales de vigilia. Le besó justo en el suave nacimiento de sus castaños cabellos, procurando no ensuciarle mucho con el sutil maquillaje que Yusuke le había aplicado antes. Lo que más le gustaba del pequeño además de su simpática apariencia era su agradable aroma, ese tan característico de los bebés.

Ya profundamente dormido el niño, él mismo medio se recostó contra uno de los gruesos brazos del sofá, aprovechando aquel momento de paz mientras estrechaba el cálido bulto entre la manta contra su pecho. Pues temía caer dormido nuevamente ante la calma y hacerle daño a Kei. Así que se distrajo viendo la oscuridad a través del ventanal en dónde de vez en cuándo aparecía la diminuta llama de una vela cruzando el terreno.

No tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido cuándo al fin Yusuke apareció a través de la puerta. Obviamente el Capitán General le había mandado a llamar una vez concluidas todas las tareas de aquella noche.
Con resignación se levantó depositando suavemente al niño en la cuna. Lo cubrió bien mientras la criada también ingresaba en la habitación cargando con un biberón en sus manos lleno de mucha leche tibia.

Pero ni siquiera tuvo tiempo de despedirse correctamente del pequeño. Yusuke le obligó a salir sumamente impaciente bajo la protesta de que el general iba a darle una golpiza si se tardaba en cumplir una de sus órdenes. Así pronto el menor se vio nuevamente en la habitación, en la misma cama dónde había estado durmiendo y en dónde otra vez iba a ser tomado en contra de su voluntad.

El capitán resultó estar demasiado borracho como para hacer demasiado. Al cabo de unos pocos minutos ya se encontraba libre de aquel sofocante peso, con su entrada ardiendo bajo las mismas heridas abiertas de antes pero satisfecho de que el hombre hubiera caído dormido para ya no molestarle. La viscosa semilla resbalaba entre sus glúteos de manera desagradable, odiaba que eso sucediera.
Rebuscó a su alrededor por algo con lo que limpiarse pero allí no había nada útil. Así que luego de acomodarse la ropa que cubría su desnudez, apagar todas las velas, apartar las mantas con dificultad debido al peso del hombre y moverlo tan sólo un poco haciendo uso de todas sus fuerzas, se recostó bajo las mismas. Sabría que su mente daría mil vueltas mientras intentaría dormir pero volver con el pequeño en el sucio estado en el que se encontraba no era algo bonito. Estaba cubierto de sudor ajeno, desarreglado, por sus muslos ahora resbalaba el semen del general y para colmo sentía sus brazos muy débiles debido a la posición que había adoptado intentando sostener su propio peso bajo el del hombre. Pero ante todo pronóstico cayó en un liviano sueño apenas su cabeza se posó en la almohada.

En determinado momento de la noche, en medio de la oscuridad despertó bajo el movimiento del colchón que dio una sacudida cuándo la fuerte contextura de Masashi lo abandonó. Pero el rubio no se atrevió a moverse, limitándose a escuchar la manera en la que se servía un poco de vino, caminaba hacia el ventanal, respiraba muy regularmente. Pero antes de que tuviera oportunidad de continuar escuchando sus movimientos, volvió a caer dormido en un sueño un tanto más profundo que no le permitió abrir los ojos hasta la siguiente mañana cuándo Yusuke le despertó con un par de caricias en la mejilla.

Grande fue la sorpresa que le esperaba, pues además de haber vuelto a una expedición que duraría un par de semanas, el general había encargado a un maestro para que le diera unas cuántas clases básicas. Según lo que el muchacho le había informado, todos los sirvientes de la casa debían aprender a leer y escribir pero tenían prohibido ejercer contra el dueño de casa cualquier traición basada en sus conocimientos.

Por supuesto que Zin no sabía ni leer ni escribir, nunca había tenido la oportunidad de aprender. De repente se le hizo muy extraño el hecho de que aquel tosco hombre se dedicara a contratar maestros para sus sirvientes. Era algo que simplemente no hubiera esperado de alguien como él.

Tomó un nuevo baño, se arregló. Afortunadamente para las clases iba a utilizar una túnica más cómoda, bastante más larga que al menos le proporcionaría unas cuantas horas de alivio. Quizá lejos de la vista del dueño de casa pudiera vestir así… quizá comenzaba a hacerse muchas ilusiones respecto a su propia imagen.

El profesor era un anciano muy estricto que dictaba las lecciones con muy poca paciencia. Zin quién no lograba entender algunos de los conceptos de su primera lección, recibió más de una vez un golpecito en su mano por parte de una larga vara de madera que le dejaba una desagradable sensación de comezón. Aquello de leer y escribir se le hacía muy difícil pero comenzaba a gustarle, era una distracción más que podía tomar para olvidar su situación actual. Después de las lecciones, pensó, podría ir en busca de Kei. Ya estaba necesitando estrechar su pequeño cuerpecito contra el suyo… reírse de sus gracias o intentar darle el biberón.

El maestro escribía en una pizarra un par de palabras que él tenía que copiar, conceptos y unos ejercicios. Luego le dio muchas explicaciones acerca de los sonidos, el abecedario, la forma en la que los nombres se escribían.

Así mientras asimilaba muy despacio la lectura de sus primeras palabras, a la vez su mente vagaba por diversos pensamientos y un muy latiente presentimiento: algo nuevo, grande, majestuoso estaba a punto de comenzar. Todo sería producto de su esfuerzo.

Notas finales:

Buenas buenas buenas ouo~

Aquí vengo a dejar el capi del día Domingo ya que mañana tengo miedo de olvidarme ya que es el día de ver One Piece ewe xDD 

Para empezar, como siempe espero que les haya gustado owo/

Y les debo un par de referencias uwu xD 

Este tipo de prenda le hacen usar a Zin~ pero bien cortita y ajustadita -mente enferma-

http://i00.i.aliimg.com/wsphoto/v0/1792505720/new-2014-sexy-font-b-Japanese-b-font-kimono-font-b-dressing-b-font-font-b.jpg

Y aquí se baña uwu

http://thumbs.dreamstime.com/z/galvanized-tub-13263928.jpg

Hmm... ¿Qué les va pareciendo la historia? owo en mi mente todo el hilo hasta el final se me hace genial owo xDD y no es por ego ni nada. Veo la historia desde el punto de vista del lector.

Hmm... uwu qué más... les voy a dejar más fotos del Zin para los que no lo conocen. Es el vocal de Jupiter alias Versaillesreciclado(?

http://img1.wikia.nocookie.net/__cb20140129121711/visualkei/images/5/58/Zin_jupiter.jpg

http://media-cache-ak0.pinimg.com/236x/67/96/ea/6796ea172d0a15fa4acfcf9bc83250a6.jpg

http://img-fotki.yandex.ru/get/6726/93857791.50a/0_1ec699_4848d6ee_orig.jpg

Ehm uwu qué más... empecé a leer un libro que se llama Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami. *A* es muy sndjkd y raro. 

 

Creo que nada más por hoy owoU si me acuerdo lo subo en el próximo capi que será el Martes o Miércoles.

Ya owo/ se la cuidan. Hasta el próximo capi. Los quiero uwu~~

 

 

 


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