Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Valiente. por Maira

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Todas las noticias durante las últimas semanas habían sido terribles para él. Desde la trágica suerte que había corrido el General Miwa; del cual hacía tiempo que estaba enamorado pero jamás sería capaz de confesárselo, la desaparición del General Ryo de quién nada se sabía desde hacía meses, pasando a la reciente muerte del General Hayashi, el Capitán General de su hermano mayor y posiblemente la del General Sakurai, su propio líder.

Antes de partir, él mismo había buscado acompañarle. Pero el general le había encomendado una importante misión quizá con la clara intención de que no fuera con él. Sabía muy bien que el hombre lo consideraba joven y que no le agradaba arriesgar la vida de quién creyera que aún tenía mucho camino por delante que recorrer en la vida. Así era su líder, su capitán. A pesar de que en esa ocasión le hubiera hecho sentir tal cual un inútil, a pesar de que ahora se encontrara demasiado preocupado como para concentrarse en algo más. Quería pensar en que estaría bien, sano, vivo.

Mientras se dirigía al hospital, caminando a través del campo en dónde a lo lejos las tropas de novatos podían divisarse entrenando bajo las pesadas órdenes de sus superiores, pensó en qué necesitaría el general Miwa de él. Pues el hombre no solía prestarle atención a los rangos inferiores, mucho menos a alguien insignificante como él. De todas maneras el corazón le latía como un loco al pensar en que lo vería. Muchas veces se sentía como un idiota ante las reacciones que su propio cuerpo sufría al verle, aunque fuera desde una distancia prudente.
Ingresó al edificio y caminó a través del interminable pasillo, saludando a un par de enfermeras con las que cruzó caminos. Todos allí le conocían. Esa era quizá, una de las ventajas y a la vez desventajas de ser teniente. Tener un rango alto en el ejército privaba de la libertad de moverse libremente sin ser visto. Hacía años había dejado de ser un soldado anónimo para tener un nombre, convirtiéndose en alguien de quién el General Sakurai estaba muy orgulloso.

Al llegar al apartado de Miwa, sintió cómo las manos le sudaban. Las cortinas alrededor se encontraban dispuestas de manera que nadie pudiera verlo. Se mantuvo allí de pie, dudando en qué debería decir o hacer. ¿Y si acaso se había quedado dormido? No sería capaz de molestarle.
A modo de experimento se aclaró la garganta un par de veces.
Al resultado no se lo hubiera esperado ni en un millón de años, muy a pesar de que podría ser de lo más común. Era algo que con sencillez lo tomó por sorpresa: Amano Shinji; aquel al que apodaban Tora, se asomó apenas moviendo de su lugar el extremo más cercano a la pared.

Hacía muchos años que Tora era el teniente del Capitán General Miwa. Uno de los únicos hombres, según estaba informado, en los que depositaba su absoluta confianza. Pues el General no solía confiar en muchas personas. Aunque en Amano sí confiara plenamente y siempre lo llenara de tediosos encargos.

-¿Qué diablos estás haciendo ahí? Te has retrasado un par de minutos. ¿Esperabas golpear la puerta acaso? Acércate, imbécil. El general ha estado esperando por ti- le espetó moviendo apenas otro tanto la cortina, lo suficiente como para que Leda a quién no le habían sentado bien sus palabras ingresara.

-Mis disculpas, señor- murmuró ya que no quería armar escándalo en medio de aquella sala de hospital –he venido dispuesto a servirle, señor. No dude en pedirme lo que necesite- tomó su posición de pie, muy erguido. Las manos cruzadas detrás de la espalda luego del saludo militar de rigor. Mantenía su vista fija al frente, en un primer momento sin siquiera desear mirarle. Pero más tarde, poco a poco fue llevándola a los pies de la cama en dónde la silueta de una sola pierna se alzaba a través de la fina manta blanca, el lado opuesto se encontraba totalmente vacío. Tragó duro unos instantes antes de verle directamente a los ojos, encontrándose con que el general lo miraba fijamente. Se sobresaltó ante ese hecho. Pues a pesar de verse muy pálido y de haber bajado un poco de peso, aquella mirada continuaba siendo igual de intensa que siempre.

-¿Eres el teniente de Sakurai, cierto?- comenzó a preguntarle, frunciendo apenas el entrecejo –no recordaba que Sakurai tuviera a un mocoso marica por teniente. ¿Cuántos años tienes? ¿Cinco?

-T-Tengo veintiocho, señor.

-No te he ordenado que respondieras así que cierra la maldita boca. El que hablará aquí seré yo. No volveré a repetir absolutamente nada, presta atención- lentamente alzó su mano hacia la copa que descansaba en un pequeño mueble a un lado de la cama, sobre el lado izquierdo. Pero al encontrarla vacía, bufó soltándola. Tora la tomó a tiempo antes de que cayera al suelo, sirvió una abundante cantidad y se la entregó. A lo que satisfecho el General Miwa bebió un largo sorbo -durante la última misión, tres generales han caído. Es poco probable que Sakurai haya ganado en un duelo contra el traidor… puesto que éste ha sido capaz de liquidar a Hayashi, tranquilamente podría hacer lo mismo con Sakurai. No es el mismo de antes, ha alcanzado un nivel de combate similar al de nuestro rango- en éste punto, volvió a beber otro sorbo de vino para luego dejar la copa en su lugar –es un sujeto peligroso. Pero no exactamente por el hecho de que sepa luchar. Sino por quién lo está manipulando tal cual fuera una marioneta.

-Capitán. Si me permite hablar…- comenzó el rubio siendo sumamente cuidadoso. Cómo nadie dijo nada, al cabo de unos instantes prosiguió –no estamos seguros de que el General Sakurai haya caído. Puede que haya derrotado al traidor, que haya tomado las tierras sin rey bajo el nombre del nuestro. Aún no sabemos si continúa en pie. No hay que subestimar su poder a la hora de luchar. Sólo eso buscaba decir. Perdone la torpeza de mi interrupción, señor.

-Quién controla a Anzi es más peligroso que él mismo, porque se trata de un mocoso imbécil. Estoy seguro de que si Sakurai ha caído, él se propondrá tomar las tierras que nos pertenecen. Es a él a quién hay que destruir. Sin embargo, como un perro guardián se interpone el traidor- durante unos cortos instantes miró su copa, cómo dudando. Pero luego volvió a concentrarse en lo que necesitaba decirle al mocoso frente a sí –nos faltan generales. Nos falta más de un puño duro para dirigir ésta misión. No es posible que nos sea tan difícil tomar unas malditas tierras. Ni que se tratara de los salvajes del desierto cómo para tener ésta clase de dificultades… estamos hablando de un número nulo de soldados enemigos, de un maldito mocoso al mando. Sin embargo, tenemos muchos problemas. La suerte no ha estado de nuestro lado últimamente.

-¿Qué clase de problemas, señor?- se atrevió a preguntar el rubio –apenas he llegado hace dos semanas. He estado muy ocupado desde entonces. Creo que no me he informado bien acerca de todo…

-Sono me ha dicho que mi tropa ha sido destruida casi por completo. La tropa de Hayashi ha fracasado en las islas al Sur, el maldito imbécil que estuvo a cargo de la misma también ha muerto, afortunadamente. Hayashi se revolvería en su tumba si supiera la manera en la que el idiota manipuló a sus hombres, fue una masacre- se removió ligeramente al sentir que se deslizaba hacia abajo, volviendo a incorporarse contra las almohadas –el viejo Nakamura está a punto de morir porque le atravesaron las bolas con un sable…

-El otro general se encuentra aún peor, la herida se complicó bastante- agregó Tora con total libertad. Sabía muy bien que al general Miwa no le importaba en absoluto que le interrumpiera –uno más se encuentra desaparecido.

-Nos faltan hombres. Tenemos a un homicida por superior que está enviando a una nueva masacre en el desierto erróneamente las unidades aptas que nos quedan. Las tropas han partido anoche.

-Eso… señor. Eso quiere decir que tomará tiempo recomponer el número necesario de hombres para proceder- atinó a responder aunque un poco inseguro.

-Eso quiere decir que nos tomará años reconstruir el ejército y que tenemos que hacer unos ajustes entre los superiores- Tora respondió de manera dura aunque sin utilizar un tono muy alto de voz. Masashi asintió satisfactoriamente, señalando con un ademán de su mano extendida a su teniente.

-S-Señor…- murmuró sintiendo que pronto sus piernas iban a ceder ante su peso. Si se trataba de lo que estaba pensando, todo iba a cambiar radicalmente en aquel ambiente en dónde únicamente se sentía seguro.

-Escucha bien las instrucciones que te voy a dar, mocoso. Las tendrás que cumplir al pie de la letra si no quieres morir. Ven, siéntate- palmeó sobre el borde de la cama, justo a su lado. Y Leda agradeció el simple hecho de tener dónde sentarse para no caer de rodillas. Desde allí el aroma del general llegaba directo a su nariz, una mezcla de medicamentos, vino y sábanas limpias –no sólo nosotros estamos de acuerdo con la idea de generar pequeños ajustes. Hay muchos que cómo nosotros, están de acuerdo. Nosotros sólo hemos sugerido el plan. Tora ha sido quién ha propuesto la idea, yo le he apoyado porque me parece lo correcto de acuerdo a la situación. Va a haber personas que intentarán oponerse… por ejemplo Ryo, su respectivo teniente, tu hermano y por supuesto Sakurai, entre otros tantos. Porque no comprenden que esto ha sobrepasado los límites de lo seguro, que nos dirigimos directo a la ruina. Los honores, las virtudes, la estúpida hermandad están comenzando a ser parte del pasado, nos están destruyendo. Te enviaré con unos pocos soldados de nivel intermedio a buscar a mis hombres. A Sakurai, si es que aún vive, tendrás que liquidarlo.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo podría a mi general yo…?!- sus protestas fueron interrumpidas cuándo Miwa se incorporó de su posición contra las almohadas, rápidamente lo tomó por las solapas del uniforme y lo jaló lo suficientemente fuerte como para que terminara recostado sobre sus fuertes muslos. Contra el lado derecho de sus caderas podía sentir claramente el muñón vendado, pero no dijo nada al respecto. Pues el miedo que había hecho presa de él en esos momentos era más fuerte incluso que el amor que podría sentir al encontrarse su rostro tan cercano al propio.

-Sakurai representaría un estorbo. ¿Comprendes bien de qué demonios va todo esto? Ya no necesitamos héroes. Necesitamos gente que piense como un verdadero militar debería hacerlo. Así que vas a ir, vas a matarle y permitirás que alguien decente tome su lugar. Tú no eres apto para asumir el suyo. Bien partas, aquí comenzaremos a llevar a cabo nuestra parte.

-Yo… señor. Lo siento pero no puedo…- respondió casi en un hilo de voz. El general chasqueó la lengua, soltándole en medio de un frustrado movimiento.

-Se lo había advertido. Le dije que el mocoso no podría hacerlo y debíamos dejarlo fuera de todo esto, señor.

-El problema es que ahora está al tanto de todo- dijo volviendo a tomar su copa para apurar todo el contenido –va a tener que hacerlo.

-P-pero yo… - Leda vaciló volviendo a incorporarse, viendo hacia las cortinas con claras intenciones de abandonar al par –no puede pedirme que asesine a mi capitán…

-Incluso puedo pedirte que tomes un maldito puñal y te lo entierres en el pecho, en caso de que se me antoje. Soy un superior, tienes que obedecer cada una de mis órdenes- espetó comenzando a perder la paciencia –así que más vale que comiences a hacer los preparativos para el viaje que te espera.

-Señor. Con todo respeto… -comenzó a decir ahora el rubio tanto con el miedo como con la furia haciendo presa de su cuerpo –no puedo hacerlo. Y no lo haré. El general Sakurai es mi jefe, sólo voy a obedecer sus órdenes o en todo caso tomar su lugar.

-También le advertí eso- acotó Tora, removiéndose ligeramente en su lugar.

-…Enciérralo en las mazmorras. Haz lo que quieras con él pero no lo mates. Quizá más adelante lo necesitemos. Enviaremos a Aki en su lugar. Este mocoso es un completo inútil… ya mismo, quítalo de mi vista. Si encuentras al imbécil de su hermano también enciérralo. Después de todo ambos son iguales- ordenó volviendo a llenar la copa él mismo. Ya no le interesaba en absoluto el muchacho, pues Tora sabía lo que tenía que hacer al respecto –luego reúne a todos en la sala de juntas. Iré hacia allí. Vamos a interrumpir lo que sea que estén haciendo y adelantaremos unos cuántos pasos.

-Un momento. No… ¡No!- protestó Leda mientras retrocedía, pero Tora lo tomó con su fuerte mano por uno de los antebrazos haciendo que la zona doliera.

-Baja la voz, bastardo. Es un hospital. ¿Entendiste? Cierra la maldita boca o voy a cortarte la lengua. No estoy mintiendo. ¿Me estás escuchando?

-Sí, señor. Sí… lo siento. Lo siento mucho. En verdad lo siento- respondió de manera desesperada mientras volvía a sentir que las fuerzas le abandonaban. Cuándo Tora jaló de su brazo obligándole a caminar, dócilmente obedeció. No quería hacerle enfadar ya que sabía muy bien que cumplía con sus amenazas. Varios soldados de la tropa del general Miwa habían sido mutilados por las hábiles manos de Tora. Ya fuera a modo de castigo o por cualquier otro propósito. No lo sabía bien. Tampoco quería hacerlo. Simplemente deseaba que todo aquello fuera una pesadilla de la cual con tan sólo abrir los ojos despertara en medio de la noche totalmente agitado, sudando e intentando calmar sus nervios. De esa forma accedió a que se lo llevara de allí sin pronunciar una sola palabra más.

El general Miwa se mantuvo largos instantes en la misma posición, no podía pensar en nada más que en el lacerante dolor que había hecho presa de la mitad de su cuerpo al intentar sentarse en la cama. Bebió otro poco de aquel elixir que en grandes cantidades, gracias a los dioses, le atontaba lo suficiente como para no sentir demasiado dolor. El vino era mucho más efectivo que cualquiera de las hierbas sedantes que pudieran darle ¿Dónde había dejado Tora aquel inútil pedazo de hierro macizo que serviría como un reemplazo de su miembro perdido? Le había explicado la manera en la que debía utilizarlo una vez se hubiera recuperado por completo, pero no había tiempo que perder. Después de todo las vendas se encontraban lo suficientemente ajustadas como para no permitir que mucha sangre escapara a través de las suturas.
En determinadas ocasiones las había visto cuándo las enfermeras o los médicos le cambiaban el vendaje. Aún no podía creer que aquella masa de sangre coagulada, pus, un tosco hilo colocado prolijamente y pequeñas costras aquí o allí, fueran lo que quedaba de su pierna.

De todos modos lo lograría. Lo supo desde el primer día en que la fiebre había cesado. No moriría por algo como eso, no permitiría que nadie le arrebatara el lugar que tantos años de arduo trabajo le habían costado. Se incorporaría aunque tuviera que vivir borracho, colocaría las cosas en su respectivo orden, se rodearía de personas que fueran incapaces de traicionarle y por qué no, se casaría nuevamente con alguna muchacha rica que le diera un hijo fuerte, capaz de luchar en el frente por él cuándo ya no pudiera hacerlo. Pues lo que le había sucedido, no había presentado más que un obstáculo. Su vida no finalizaba allí.

Contó hasta tres antes de incorporarse, tomándose con fuerza del colchón y apretando la mandíbula con intenciones de que un gemido de dolor no escapara. El primer paso de la operación ya estaba resuelto. Al dirigir su vista hacia un lado del pequeño mueble que servía a modo de mesa, encontró aquella repugnante pierna junto a un bastón. Su uniforme limpio descansaba perfectamente doblado, envuelto entre una fina tela de seda para que polvo no lo alterara. Tora había estado en todos los detalles desde que él había caído y sólo por eso le agradecería eternamente.

Se colocó el reemplazo de su extremidad con sumo cuidado, probando en primera instancia qué tanto podría soportar su peso. Pero al parecer aquella cosa era excelente, era imposible que las correas reforzadas cedieran. En más de una ocasión había visto a hombres con brazos, manos, piernas o pies de ese tipo. Tenía que admitir que le inspiraban cierta curiosidad. Pero representaba algo totalmente diferente avistarlas a llevar una puesta. Por si acaso, tomó el bastón mientras muy poco a poco se colocaba de pie.
Apuró otra copa de vino, el dolor le había recorrido la médula hasta generarle un gran palpitar en las sienes. Sin embargo a pesar de todo, se atrevió a dar sus primeros pasos. Creía tenerlo bajo control. Se vistió con la misma lentitud que lo mantenía obrando, se sentía excelente volver a llevar el uniforme puesto. Se colocó la gorra militar, se anudó bien los cordones de las botas, se ajustó el cinturón cuyas correas se encontraban libres. No llevaba armas encima.
Cuándo se sintió preparado, muy despacio avanzó intentando no prestarle atención a la manera en la que las vendas comenzaban a humedecerse, a lo alarmadas que se habían colocado las enfermeras e incluso los médicos. Simplemente los ignoró, por último advirtiendo que asesinaría a quién le tocara con la simple intención de que le dejaran en paz.  

A mitad de camino cuándo transitaba por el pasillo se vio obligado a detenerse, descansando un poco entre agitadas respiraciones. Su cuerpo flaqueó y con la mano libre de tomó a una de las columnas cercanas, si caía, sabía que no podría ser capaz de levantarse por sí mismo.
Alguna casualidad del destino quiso que en su camino se cruzara Naoto, aquella muchacha que tan brillante futuro le esperaba en el ejército. Siempre había pensado en que ella se encontraba en el puesto equivocado. Rechazó su ayuda, encargándole que reuniera en la sala de juntas a determinadas personas cuyo nombre eligió cuidadosamente.

Tatsuya se encontraba al extremo opuesto en dónde la ubicación del general Miwa podría marcarse. Estaba ligeramente preocupado ya que esa mañana alguien había ingresado a su habitación y había saqueado los importantes documentos que el general Hayashi le había encargado. Ahora su querido capitán al mando estaba muerto. Desde que había recibido la noticia, en su pecho persistía una sensación completamente desagradable, opresiva. Había llorado hasta que sus ojos se habían secado.

Se dirigía a paso firme hacia la sala de juntas. Los superiores tenían que enterarse de lo que había sucedido. También era hora de que le ascendieran. Tomaría el lugar del general quién le había preparado muy bien para el puesto. Llevaría el uniforme con honor, con orgullo, tal cual el hombre a quién había considerado un padre le había enseñado. ¿Qué sería de él si el general no le hubiera elegido? No lo sabía.

Sin embargo a mitad de camino se vio obligado a detenerse. Jamás hubiera esperado ver algo así y en cierta manera le alarmó. No era nada bueno que aquel hombre obligara a caminar a su hermano menor hacia algún lugar que desconocía. Se acercó rápidamente, alertándole con una llamada. Pero Tora en vez de detenerse, apresuró la marcha.

-¡Oye! ¿Qué le estás haciendo a mi hermano?- espetó intentando que la furia no hiciera presa de él -¡Déjalo ir!- no obstante cómo aquel parecía no oírle, su hermano había agachado la cabeza y permitía que le manipularan, tuvo que interponerse en el camino de ambos para que no continuaran avanzando.

-No es asunto tuyo- respondió Tora de mala gana. El mocoso se había presentado de improviso, ahora se había colocado ligeramente de mal humor. No le gustaba que mientras llevaba a cabo sus planes algún obstáculo se interpusiera. Le colocaba lunático, era un hecho imposible de tolerar –hazte a un lado.

-Leda, ven… - pidió a su hermano menor tomándolo por una de las muñecas con suavidad. Pero en cuánto Tora jaló al chico por las ropas hacia atrás, volvió a protestar -¡¿Qué demonios le has hecho para que se encuentre en ese estado?!

-He dicho que no es de tu incumbencia. Así que hazte a un lado- volvió a advertirle con la mandíbula sumamente apretada. Posó la mano en la empuñadura del sable que llevaba amarrado a su cintura, uno macizo con piedras preciosas incrustadas que su general le había obsequiado.

-¿Vas a lastimar a otro teniente? ¿A uno de tu mismo rango? ¡Atrévete a hacerlo! Devuélveme a mi hermano y ya verás lo que te sucede si me atacas. Maldito imbécil- hecho una furia, se lanzó encima del pelinegro logrando asestarle un fuerte golpe en la mandíbula. El contrario se quejó medio tambaleándose, alcanzando a recargarse contra la pared más cercana durante unos escasos segundos que Tatsuya aprovechó para tomar a Leda antes de echarse a correr. Si lograban llegar ilesos a la sala de juntas, Tora se las vería con los superiores.

Cruzaron a través de una tropa que caminaba en sentido contrario, alborotando a todos los chicos. No obstante aquella era una buena oportunidad. Por encima de los hombros de los muchachos, divisó que Tora aún los perseguía. El teniente era demasiado rápido como para que con Leda en aquel estado pudieran avanzar mucho. Tenía que esconderle en alguna parte… ¿Pero en dónde? Ningún lugar era seguro si no poseía una llave.

Finalmente decidió que lo mejor era cargárselo al hombro, pues Leda no pesaba tanto. El último tramo era duro ya que muchos pasillos se interponían entre él y la sala de juntas. Pero al llegar allí, se encontró con que reunidos en la puerta aparecían varios conocidos. Con la respiración sumamente agitada descansó mientras intentaba descifrar la situación que se desarrollaba frente a sus ojos. Sorprendentemente el general Masashi avanzaba a través del pasillo con ayuda de un bastón, sus pasos eran irregulares, su rostro reflejaba el dolor que padecía. Tatsuya frunció ligeramente el entrecejo a sabiendas de que algo estaba muy mal.

-¿Qué está sucediendo aquí?- preguntó a la vez que bajaba a su hermano menor. Tora lo alcanzó al poco tiempo y lo apresó por los hombros haciendo que soltara una repentina exclamación.

-¡Entren allí! ¡Mátenlos a todos!- exclamó el general Miwa ejecutando furiosas señas con su mano libre, sin dejar de avanzar un solo instante.

Tatsuya sintió cómo su respiración se ausentaba, el corazón se le desbocaba a medida que las fuertes manos de Tora presionaban cada vez más sus hombros. Observó a Leda quién se había colocado en cuclillas, gimiendo de desesperación. Si aquellas personas usurpaban el mando, una época tan oscura como la noche sobrevendría para el ejército: Hazuki, Aki, Naoto, Hizumi, Tora, Masashi. Todos y cada uno de ellos famosos por ejecutar crueles maniobras.

Las puertas se abrieron, el metal de los sables entrechocar resonó en sus oídos. Los gritos de dolor, de horror parecieron atravesarle el pecho tal cual de las propias armas se trataran. No quería entrar allí, no quería que Tora le empujara. Era como ser guiado hacia la boca del mismísimo infierno. Preocupado, observó a Leda de reojo quién no se había movido un solo centímetro de su posición. Adentro de la sala la sangre salpicaba las paredes, las sillas de fino tapizado en sus altos respaldos y la mesa de oscura madera maciza. Incluso el mapa que cubría a modo de mural la pared al fondo no había escapado del destino que al resto había afectado. Como si de un mal augurio se tratara, una prominente mancha carmín era absorbida y se extendía justo por encima de la ubicación en dónde la sede del cuartel se encontraba.

Notas finales:

Holo ouo/~~  ¿Cómo va?

 

Pues uwu cómo verán, tenemos pj nuevos~ los voy a dejar aquí por si no conocen a alguno:

 

Tenemos a Aki de Sid:

http://1.bp.blogspot.com/_za9rwi3IoP8/TPL1eokaiFI/AAAAAAAAA-Y/tJyM0zTablw/s1600/Aki%2B%252828%2529.jpg

Luego a Hizumi, ex Despairs Ray -no le anda el apostrofe-

http://purpleskymagazine.com/wp-content/uploads/2010/07/HIZUMI.jpg

Naoto de Exist Trace eue

http://images6.fanpop.com/image/photos/32200000/Naoto-naoto-E7-8C-B6-E4-BA-BA-32275059-500-243.jpg

http://fc09.deviantart.net/fs71/f/2011/105/2/c/exist_trace_photo_set_r____by_nameless1soul-d3e2jza.jpg

Hazuki de lynch.

http://4.bp.blogspot.com/-fgB-nsLQYfE/UtJL_EWc_5I/AAAAAAAADF0/vcN2u-tCFAg/s1600/HAZUKI_2_1413.jpg

Nuestro querido Tora XDD que se me hace muy raro ponerlo aquí luego de convertirlo en zombie en el otro fic anterior:

http://1.bp.blogspot.com/-euH96TTobOo/TYmgJsvnfWI/AAAAAAAAAYk/GiAowzg0lOM/s1600/Shoxx217Tora1.jpg

Y por supuesto el MachiMachi(?)  
Masashi uwu~

http://static2.minitokyo.net/view/29/13/583179.jpg

Y pues ouo eso es todo. Espero que les haya gustado el capi u3u~~

 

Yo me retiro antes de que ésto me rebote por pasarme del tiempo de escribir y tenga que poner todo de nuevo xDD

 

-Huye- Besines u3u los quiero. Gracias por leer y a los que comentan.

 

Edit: En la volada me olvidé de los hermanos eue xD

 

Tatsuya de Diaura:

http://images6.fanpop.com/image/photos/36600000/DIAURA-image-diaura-36627259-288-392.jpg

 

Leda ex Deluhi:

http://e.share.photo.xuite.net/i200215079/1ebdf66/9310424/401913998_m.jpg

 

Ahora si eue xDD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).