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¿Son tus hijos? ¡Nuestros hijos! por CaedesDarkParadaise

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Blaize Zabinni tenía los nervios de punta desde hacía dos días. Ron, el penúltimo de los Weasley, no le hacía caso. Ni una mirada, ni una sonrisa tímida ni un sonrojo de los suyos. Y cada vez que intentaba contemplarlo tenía la cabeza gacha. No le gustaba para nada.

Descubrir que su mejor amigo Draco Malfoy estaba con San Potter había sido recibido gratamente.

Incluso de podía burlar de lo meloso y calentito que podía ser un hurón sin recibir ni un golpe. Claro está, si lo decía cuando Draco no estuviera cerca de él.

Que la bestia de Pansy Parkinson hubiera encontrado la horma de su zapato, y desde el momento en que su hijo se presento no se separaba de la sabelotodo Granger, tampoco era sorpresa.

Y que su amigo Theodore Nott andará tras los huesos del tímido Longbottom. Puf. Eso se olía desde hace tiempo.

Casi todos los Weasleys estaban con sus parejas excepto Charlie, Percy y Ginny.

Ron Weasley no contaba. Nadie podía estar con su pelirrojo más que él.

- Me toca a mí...- - Desde la mesa Slytherin, Blaize Zabinni observo como un chico de la mesa del futuro se levantaba y la capa caía sobre su espalda. Era moreno de piel, con ojos marrones y casi tan alto como él.

Era un clon de Blaize Zabinni.

- ¡Blaize!- le llamo Draco, divertido desde la mesa de los padres.- ¡Sabia que alguien iba a cazarte!

- Cállate, Draco.

Miro a Ron, y lo que vio lo derritió por completo. Los ojos azules de su pelirrojo mostraban una tristeza absoluta, y eso hizo que su corazón se encogiera.

- Padre.- El chico se adelanto unos pasos hasta él.- ¿Qué clase de recibimiento es este? Creí que era tu heredero favorito.

- No molestes, Michael.- dos voces aniñadas impactaron a Blaize.- …l nos quiere a nosotras más que a ti, ¿Verdad, papa?

- Si claro.- bufó Michael.

- Tres.- susurró Blaize.

Ron Weasley bajo la mirada aun más si se podía.

- Si, solo somos tres.- le dijo Michael.- Acercaos pequeñajas.

Unas niñas de piel morena clara, ojos azul marino y sonrisa perversa dieron unos pasos hasta el nombrado Michael.

- Os presento a Jane y Ginger Zabinni.- las pequeñas sonrieron tiernamente, ganándose un suspiro del gran comedor.- Yo, como ciertas niñas han revelado, soy Michael.

- Sabemos presentarnos, Mich.- le dijeron a la vez.- Dile que no nos robe protagonismo, papa.

Las niñas eran tiernas, que daban ganas de abrazarlas con solo mirarlas.

- ¡Hey Zabinni!- le chillo Theodore en la oreja.- Me parece que te tienen comiendo de su mano.

Zabinni miro embobado a sus pequeñas hijas, que le sonrieron.

- Querido.- Pansy le paso un pañuelo.- Estas babeando.

- Calla, Pansy.- pero se limpio la inexistente baba.

- Ellas tienen 8 años.- las señalo.- Por lo tanto aún no tienen casa en Hogwarts, pero no es difícil saberlo.

Ellas soltaron unas pequeñas risas

- Tienen la personalidad de un Slytherin.- les explico.- Que su aspecto encantador no os engañe. Dan miedo.- se estremeció.- Papi suele decir que se parecen más a padre que a él, bueno suele decirlo conmigo también.- sonrio.- …l es el único que no cae en la red de estas pequeñajas, aunque no quiere decir que no las adore.

Ron aparto la vista de ellos.

Aquello era doloroso. El idiota de Zabinni le había engañado. Después de insistir tanto en que le aceptara una cita se había olvidado de él como si nada. Por una parte su cabeza quería ignorarlo y no volverle a hablar nunca, y la otra menos racional quería darle una paliza.

Una muy fuerte que le dejara en la enfermería un mes entero.

Zabinni era más grande que él, pero le pediría ayuda a Harry Potter.

- Mi nombre es Michael Zabinni, y lo siento padre, soy un orgulloso Gryffindor.

Zabinni se puso pálido.

- No puede ser.

- ¡Tenemos a Zabinni!- cantaron los gemelos Weasley.- ¡Tenemos a Zabinni!

- Cariño.- le murmuro Molly en la oreja de su esposo.- Tu no ves algún parecido del hijo de Zabinni con uno de los nuestros.

- Estas desvariando, querida.- Arthur se agacho para no recibir el golpe de su mujer.

- Yo no desvarió.- le dijo, furiosa.- Conozco muy bien a mis hijos. El chico tiene rasgos Weasley.

Arthur negó divertido.

- ¡Por merlin!- se burlo.- ¿Que dirá tu madre, Blaize?

- Déjalo ya, Malfoy.- gruño Harry sentado en sus piernas.- El pobre Blaize casi ni respira.

- Lo siento, cariño.- se disculpo Draco.

- Barren el suelo contigo, Draco.- rió Pansy.

- Cállate, Pansy.- gruño Hermione.

- ¿Ahora me ordenas, Granger?

- Si no quieres que te ordene nada, suéltame.

Hermione se removió de sus brazos.

- Ni lo pienses.- sus brazos rodearon fuertemente la cintura de Hermione. Esta resoplo por decimo novena vez.

- Estoy en mi séptimo año de Hogwarts.- les comento.- Tengo 17 años. Me encantan las asignaturas de encantamientos y herbologia. Tío Nevi...digo.- tosió.- El señor Longbottom me ha enseñado mucho.

- En el futuro nos tratamos.- dudo Neville.

Theo lo miro fijamente.

- Si.- sonrio.- El verano pasado aceptaste darme clases de herbologia. Eres muy buen profesor.

- Creí que era auror.- El ceño de Neville se frunció, y Theo miro embobado su enfurruñamiento.

- Lo eres.- le dijo rápidamente.- Pero este último año cogiste vacaciones para pasar más tiempo con Tío...con tu esposo.

- ¡Vas a escupir todo, idiota!- Ron miro con enojo a la mesa del futuro, y luego se pregunto porque lo había hecho.

- No sigas por ahí, cariño.- Le advirtió Andrómeda.

- Estoy casado.- Neville formo una sonrisa dulce.

Theo apretó los puños.

- Si.- afirmo, mirando de reojo a un Slytherin en especial.- Adoro el Quidditch, pero no juego por una lesión en segundo año.- hizo una mueca.- Papi me lo prohibió.

- ¿Y quién es tu papi?- inquirió Blaize.

- Oh, mi papi es adorable.- sonrio pícaramente.- Cocina de muerte; Es guapo, es sexy.- enumero.- Todos los hombres querrían tenerlo.

Michael miro de reojo a un Ron Weasley rojo de furia llana y mortal mientras los demás hermanos le miraban raro.

- Pues lo tengo yo.- murmuro.- ¿Dime quién es? ¿Cómo es? ¿Qué le gusta? ¿Lo conozco?

Blaize rezaba por que fuera el pelirrojo de sus sueños.

Ron Weasley ya no pudo más.

Exploto.

- ¡Zabinni! ¡Traidor!- le grito con rabia. Todos los del comedor le miraron con los ojos abiertos.- Tanto insistirme para que te diera una maldita cita y ya te ibas buscando a otro. ¿¡Quien te crees que eres!?- Blaize se levanto, asustado.- ¡No me vuelvas a mirar ni dirigir la palabra!

- Ron yo...- murmuró.

- Merlin.- musito Draco, asombrado.- ¿De dónde ha sacado Weasley ese carácter? Ahora entiendo porque a Blaize le gusta tanto.

- Quédate con tu maravilloso esposo.- Ron se encamino echando humo por las orejas hasta la puerta del gran comedor.- ¡Que sean muy felices!

- Por favor, papi Ron.- Michael se adelanto.- Ya montaste tu numerito.

Ron se quedo paralizado al igual que Zabinni.

Las niñas corrieron hacia Ron, y después de darle un abrazo le llevaron hasta Blaize.

Ron se quiso pegar por todas las estupideces que había soltado por la boca. El color de su rostro torno al rojo oscuro.

Blaize alzo el mentón de Ron.

Ojos azules y marrones se encontraron.

- Lo siento, Blaize.

Zabinni pasó dos manos por su cintura y lo abrazo.

- No digas nada, pequeño.

- ¡Tu también, Ron!- vociferaron los hermanos Weasley.- ¡Qué demonios...!

- ¿Que les ocurre a los Weasley con los Slytherin?- le pregunto Tom a James.

- Sois irresistibles.

James le dio un beso a un Tom sonriente.

- Deberían daros un premio a la escena tan romántica.- aplaudo Michael, entretenido.

- ¡Michael!- bramó Ron.- ¡Deja de burlarte!

- Perdona, papi.- Michael amplio los ojos, y cerro la boca.

- No enfades a papi, hermano.- rieron las gemelas.

- Niñas...- Ron puso las manos en su cintura, y ellas callaron también.

- Perdón.- susurraron.

Blaize observaba a su futura familia con devoción.

- Te ves muy sexy como papi.

Blaize le dio un beso en los labios, y a Ron se le iluminaron los ojos.

- Asi que sois mis nietas.- Molly se acerco corriendo hasta ellas, y las abrazo como solo una mujer Weasley podía hacerlo.- ¿Que te decía, Arthur?

- Nunca debería apostar contra ti, querida.

- Ya era hora, hermano.- Le dijo Ginny.

- Gracias por la información, Ginny.- gruño Ron.

- No parabas de refunfuñar todos los días por Zabinni.- y miro a Harry y a Hermione.- ¡Nos debes dinero, Potter!

Harry miro avergonzado a Draco, quien le miraba maravillado. Hermione rio fuertemente.

- ¿Habéis apostado?- Ron fulmino con la mirada a su hermana y amigos.- Seréis...

Hermione recibió diez galeones de Harry, y los conto ignorando el regaño de Ron.

- Vaya con la santurrona Granger.- Pansy sonrio seductoramente.- Cada cosa que descubro me gusta más.

Granger se sonrojo levemente.

- No solo nosotras.- comenzó Ginny.- Ellos también.- señalo a sus hermanos mayores, que intercambiaban galeones entre ellos.

Luego, acribillaron a Ginny con la mirada.

- ¡Traición!- prorrumpió Bill levantándose de las rodillas de Regulus, quien después le obligo a sentarse de nuevo.

Ron estuvo a punto de quedarse sin hermanos, pero Harry se adelanto.

- Al final tienes lo que querías, Ron.- Harry lo abrazo, y Ron lo dejo pasar.

- Te abrazaría, Ron, pero aquí la sargenta.- señalo a Pansy, quien alzo una ceja.- No me suelta. Tienes todo mi apoyo.

- Apoyo desde lejos.- soltó Pansy con indiferencia.

- Lo acepto.- Ron rodo los ojos.

- ¡Por hoy acaban las presentaciones!- La voz de Minerva salió de su varita como un megáfono muggle.- ¡Mañana continuaremos!

El primero que salió fue Blaize cargando a un avergonzado Ron, y después todos fueron abandonando el comedor.

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En el campo de Quidditch, Oliver Wood carcomido por los nervios, volaba en su escoba dando vueltas sin sentido alguno.

Llevaba días escondiéndose como podía del jugador Búlgaro. Parecía que Marcus Flint se había olvidado de la noche que pasaron juntos, realmente no esperaba que se acordara.

Estaban muy borrachos.

Lo peor de todo es que a la mañana siguiente, Oliver huyó como un cobarde. Tenía temor de que al verlo se diera cuenta, y más por que se dejo una pulsera que le daba suerte en los partidos.

No tenía nada que ver con que creía que fuera atractivo o interesante.

No, ni loco querría volver a su casa.

- Serás un valiente Gryffindor en los partidos, pero en mi casa fue justo lo contrario.

Oliver trastabillo de su escoba, y casi cayó al suelo de no ser por unos fuertes brazos lo cogieron.

- ¿Como...?

- ¿Cómo puedes ser tan torpe?- Los ojos azules de Marcus Flint hicieron que Oliver sintiera un cosquilleo en el estomago.

- ¡Bájame!- ordenó.

- Lo que tu digas.- Oliver bajo sus piernas, pero Marcus lo rodeo fuertemente.

- No te dije que me soltaras.

- Bájame no es igual que suéltame.- Marcus le susurró en la nuca, y los pelos de la nuca de Oliver se erizaron.

- Es lo mismo.

- Tu y yo tenemos que hablar.- dijo con voz grave.- Te dejaste una cosa en mi casa.- De su bolsillo saco la pulsera de cuero marrón. Oliver lo intento atrapar.- No tan rápido.

- Devuelvemelo.

- Te lo daré con una condición.- sonrio, marcando sus hoyuelos.

- ¿Cual?- pregunto receloso.

- Pasa la noche conmigo...

Oliver quiso enterrarse en ese momento.

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