En cuanto Oliver oyó eso, empujo a Marcus Flint a quien no le hizo el mas mínimo daño y corrió todo lo que pudieron sus piernas.
¡Maldito idiota!
No podía pedirle eso.
No iba a venderse por una pulsera aunque le diera buena suerte en los partidos.
Oliver paro de correr.
Debería pensárselo, y quizás volver a por ella. No sería mala idea.
No podía perder en el Quidditch.
Ideo un plan rápido en su mente:
- Iría de nuevo al campo.
- Encontraría a Marcus, y le haría una llave muggle que no le permitiera tener hijos una temporada.
- Cogería su pulsera.
- Y huiría como un ladrón.
Oliver sonrio ante tal idea.
- Eso haré.- murmuró para sí.
- ¿Que harás?- Una persona salió de las sombras, y Oliver salto de su sitio.
- ¿¡Qué demonios haces aquí, Marcus!?- chilló Wood.
En esa parte del castillo no les oía nadie.
Oliver maldijo en voz baja.
A la mierda el plan.
- Seguirte.- respondió simplemente.
- Oh, bien.- puso los ojos en blanco.- Me encanta que me sigan.
Marcus escondió una sonrisa.
- ¿Aceptaras mi propuesta?
- Propuesta indecente más bien.- Oliver suspiro.- No voy a venderme por una pulsera, que me da suerte.- A Oliver se le ocurrió otra idea.- Tal vez no me la quieres dar por eso.
Marcus lo miro sin entender.
- ¿Intentas decirme algo?
- ¡Claro que sí!- alzo los brazos, indignado.- Te acuestas conmigo, me quitas mi pulsera y yo pierdo en los partidos... ¡Te crees muy listo verdad, Flint! ¡Pues no!
La cara de Marcus era todo un poema.
Wood se dio cuenta que lo que había dicho era una total estupidez ya que Flint no podría saber si esa pulsera le daba suerte o no.
- Empiezas a desvariar, querido.
- Me da igual.- se sonrojo levemente.- Yo puedo ganar aún sin mi pulsera. Buenas noches Flint.
Se dio la vuelta.
- Espera un segundo.- le atrapo el brazo.- Quieres dejar de inventarte cosas absurdas.- replicó Marcus.
- No es absurdo.
Si lo era.
Marcus alzo una ceja.
- Un poco.- sonrio nervioso.
- Oliver te lo vuelvo a repetir.- Marcus le acerco hasta que sus pechos quedaron pegados.- Pasa la noche conmigo, por favor.
Wood se sonrojo furiosamente.
- ¿Cómo se te ocurre pedirme algo así?
- Te lo pido.- se encogió de hombros.- Y la pulsera será tuya.
- Ya es mía.
Marcus estaba tan serio como la noche que pasaron juntos por primera vez.
La indecisión paso por la cara de Oliver.
¿Enserio lo estoy considerando?
- Acepta, por favor.- Los ojos de Marcus se envolvieron con desesperación, y Oliver trago en seco.
- ¿Tanto quieres tenerme en tu cama por una noche?
Era indignante.
- No solo por una noche.
Marcus rozo los labios de su Oliver con los suyos.
- Entonces, ¿Cuánto...?- vacilo.
- Indefinidamente.- le interrumpió.- Me gustas Oliver Wood.- Oliver abrió la boca.- No tengo miedo a decírtelo. ¿Aceptas?
Una voz en su mente le decía fuertemente que aceptara, y que no perdiera esa oportunidad de repetir, y la otra quería huir de nuevo.
Oliver Wood no era un cobarde.
¿Solo una más?
Analizo la profundidad de los ojos de Flint.
Prometía tantas cosas
- Si.- acepto, embobado. Marcus sonrio feliz, y Oliver tomo la mano que le ofrecía saliendo juntos del pasillo.
Si era esa noche que no acabara nunca.
A la mañana siguiente...
Oliver Wood se despertó en cuanto el sol de la mañana le impacto en los ojos. Su cabeza estaba apoyada en algo cómodo, pero duro a la vez. Y se sonrojo al acordarse lo ocurrido la noche anterior.
Marcus Flint tenía una de sus grandes manos rodeando su cintura, lo que le dificultaba moverse.
- No te muevas, amor.- mascullo Marcus, adormilado.
- ¿Como me has llamado?- le pregunto, avergonzado.
- Duerme, amor.- le sugirió.- Aun queda mucho para ir al comedor.- movió su cuerpo para abrazarlo.
Ahora no tenía ninguna opción.
- Tenemos que hablar, Flint.- Oliver le miro a los ojos.- ¿No te das cuenta de que es extraño?
- ¿A qué te refieres?
- Hace poco tú y yo éramos rivales, y ahora...amantes.- aclaro su garganta.
- Tú eres muy buen amante.- amplio su sonrisa.
"Tiene una sonrisa muy bonita" pensó Wood.
- Gracias.- rió entre dientes.- Pero tenemos que hablarlo.
- Lo haremos.- Oliver asintió.- Tenemos mucho tiempo.
- Quiero darme una ducha antes de irme.- Oliver se removió de sus brazos, y Marcus gruño molesto.
- ¿Irte?- frunció el ceño.- No, amor. Tú aceptaste estar conmigo indefinidamente.
- Y-yo no dije nada de eso.
- No lo entendí de esa forma.- Marcus salto de la cama, y cargo a Wood en brazos.
- ¡Suéltame!- chillo.
- No.- contesto.- ¡A bañarse!
- Suéltame.- rió.- ¿Estás loco?
- Loco por ti.
Aquello descoloco a Oliver.
Marcus aprovecho el momento y entró al baño.
En el comedor.
- ¡Hey papi!- le grito Andrómeda.- ¿Puedes decirle a padre que no acose a mi novio?
- ¡Draco!- bramo Harry.- Te lo he advertido.
Draco pasó los brazos por la cintura de Harry.
- Yo no he hecho nada.- sonrio inocentemente.
- Déjalo, hijo.- se carcajeo Sirius.- Eres igual que tu padre.
- Canuto tiene razón.- Lucius bufo.- Los dos son igual de celosos.
- ¡Hermanito!- Elliot venia abrazando a su hijo Orión seguido por Rodolphus.- No te enfades. No dice más que la verdad.
- Cállate o te borro del mapa.- siseo.
- Como si fuera la primera vez que me amenazas.-Elliot rodo los ojos.- Estoy acostumbrado.
- Hay muchos padres celosos.- James acaricio el rostro de su futuro esposo.- Sobre todo tu, Tom.
- Yo no soy celoso.- negó, orgulloso.
James rio con fuerza.
- Por favor.- Sirius miro de reojo a Draco y a Harry que estaban metidos en su burbuja personal.- Si no fuese por James hace rato hubieras hechizado a mi pobre Draco.- Tom resoplo.- Eres celoso, Riddle. Con James ocurrió lo mismo. En nuestra época escolar no dejabas que nadie se acercara a él. Ni siquiera a menores de los años anteriores.
- ¡Exageras!- bramó Tom.
- ¡Siéntense en sus lugares empezamos!- les ordeno Minerva.
- ¡Buenos días, Hogwarts! Soy...
Las puertas se abrieron dejando paso a un Oliver sonrojado y abrazado por un feliz Marcus Flint.
- ¿Interrumpimos algo...?- dijo Marcus.
- ¿Que modales son esos, padre?
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