- Yo soy una orgullosa Malfoy- Riddle. - Puso la sonrisa marca Malfoy. - Llamadme Andy, mi familia lo hace como apodo de cariño. Tengo 19 años, así que por tanto ya salí de la escuela, pero fui una orgullosa Slytherin. Como una buena Malfoy.
Harry rodo los ojos.
Draco, aunque no quiso, saco pecho de orgullo.
No podía creerse su hija usara ropa muggle, pero habiendo observado a Potter, no le extrañaba.
Los aplausos de la mesa Slytherin no tardaron en oírse.
- Gracias. Mis padres como habéis deducido son Draco y Harry Malfoy. - Harry Riddle se sonrojo bajo la mirada de sus amigos y familiares. - Me encanta el quiddich, fui una buena buscadora como papi. - Hubo aplausos de los fans del Quiddich como Oliver Wood, quien era observado por Marcus Flint. - Mis padrinos son los tíos Ron y Hermione y debo decir que ellos me adoran.
- Si claro. - bufó una chica de la mesa del futuro. - Mi papi me adora a mí que soy su hija.
Ron busco esa voz en la mesa, pero estaba oculta entre los cuerpos de otros chicos más mayores.
- Cállate, tío Ron no le hagas caso.
- Dejar de delataros estúpidos. - soltó otra de las voces en susurros.
- Enhorabuena Ron. - Le felicito Harry. Ron sonrió como jamás lo había hecho en su vida.
Desde la mesa de Slytherin un moreno apellidado Zabinni echaba humo por la nariz.
Su leoncito Ron se había casado y tenido hijos. Blaise sabía que en esos momentos hubiera querido partir piernas.
- Callaros u os callare a la fuerza. - Advirtió Andy. - Seguramente no querréis probar una nueva maldición.
Nadie habló. El carácter Malfoy-Riddle andaba al acecho.
- Bien, así me gusta más. - aplaudió. - Al ser la primogénita he sido muy mimada por mis abuelos paternos.
La sonrisa de Harry se hacía más grande.
Quizás estar casado Malfoy no era tan malo como creía. A pesar de que había descubierto poco a poco las cualidades, claro, por encima de los defectos de Malfoy que fueron sorprendentemente satisfactorias. Los sentimientos hacia el Slytherin le provocaban sonrojos y mariposas en el estómago cada vez que caminaba por su lado.
No era tan despistado como todos creían.
- Eso es mentira. - chillo una niña. Andrómeda la ignoro.
- Tengo novio y...
- ¿Cómo se llama? - inquirió Draco golpeando las palmas sobre la mesa. - ¡Dímelo ahora!
- Papi, cálmalo. - le suplico Andrómeda a Harry. - Eres él único que puedes.
Harry vacilo por un momento, pero se volvió a Malfoy con un suspiro.
- Deja a mi hija tener los novios que quiera, Malfoy.
Draco se puso rojo de enfado mientras avanzaba varios pasos hasta la mesa de los leones por lo que no midió sus palabras.
- ¡No tienes derecho a ordenarme!¡Tú y yo no somos nada, Riddle! - Eso último le rompió el corazón a Harry, quien con los ojos anegados en lágrimas corrió a la salida.
Entonces Draco se arrepintió enseguida, se le había subido un enfado paternal recién adquirido al peor lado posible y lo había pagado con su ángel de ojos verdes. Y al verle tan triste sus piernas se habían quedado petrificadas.
- ¡Draco Lucius Malfoy! - Sirius se acercó a él con un rugido feroz. - ¿¡Cómo se te ocurre!? ¡No seas tonto y búscalo!
La preocupación inundo a James, ya que su pequeño cachorro parecía totalmente devastado y con un gemido miro a Tom, quien apretó su mano bajo la mesa.
- Padre. - gruño Andrómeda echando humo por las orejas, Draco la observo con temor al verla aproximarse hasta el con las manos en las caderas. - Has sido completamente grosero con papi. Deberías arreglarlo rápido antes de que suceda algo peor e interrumpa nuestro nacimiento. - le explico al estilo Hermione. - No seas tonto. Papi y tú sois la pareja modelo. Casi nunca os peleáis, incluso, y siento desvelarlo ahora, papi esta embarazado de 5 meses.
Draco cerró los ojos con pesadez y quiso golpearse ahí mismo sabiendo que debería dejar su orgullo a un lado y buscar a su lindo leoncito. Si le habían brindado esta posibilidad para declararse a Riddle porque tenía que estropearlo todo ahora. No tenía que ocultar su enamoramiento por Harry, después de todo lo que había hecho para alejar a los pretendientes de su león.
Iban a tener una familia y Harry, si ahora era Harry, esperaba un hijo suyo.
- No cometas un error del que puedas arrepentirte, Draco. - Le dijo Lucius poniendo una mano en su hombro. - Aprovéchalo y no lo dejes escapar como hago yo con tu papa.
Lucius miró con todo el amor que tenía a Sirius pasando una mano por su cintura.
- Tienes razón. - y siguiendo los pasos de Harry, salió como si se lo llevara el diablo. Draco sabía dónde encontrarlo, llevaba meses observándolo a escondidas y el lugar preferido de Harry era la torre de astronomía del que, sin saberlo su león, compartían mutuamente. Y exactamente ahí estaba apoyado en la pared con su rostro de ángel entre las piernas. Despacio, sin hacer ruido camino hacia Harry y estirando la mano alzo su barbilla húmeda.
Harry se separó bruscamente.
- ¿Que haces aquí, Malfoy? - le pregunto con rudeza. - Lárgate, ya te has burlado lo suficiente de mí.
La manga de su camisa le limpio los rastros del llanto a pesar de la fulminante mirada de Harry.
- Lo siento, Harry. - El susodicho lo miro con sorpresa. - Fui un idiota. Soy muy celoso, y el descubrimiento de que mi hija tuviera novio hizo que se me subieran los humos y también, porque estaba acostumbrado y cegado por todos esos años de peleas mutuas. - Acaricio su mejilla. - Y no me di cuenta de mis palabras hasta que tú te fuiste y tengo que darme cuenta que ahora es distinto. Tenemos una hermosa niña. - Harry se permitió sacar una sonrisa. - Y también al pequeño, Scorpius. Es hora de que deje de ser un cobarde y te muestre mis sentimientos.
Harry abrió los ojos.
- Lo dices enserio, Draco. - murmuró. - No me engañas.
- Llevo mucho tiempo enamorado de ti, Harry. - le dijo. - Y decidí obviar ese sentimiento durante meses, y me engañaba a mí mismo por qué. -tosió. - te perseguía a donde fueras.
- ¿Porque? - preguntó.
- Sentía celos hacia todo lo que se acercaba a ti. - le explico incómodo. - Los pretendientes, tus amigos, la Weasley menor, incluso del aire que respiras. No quería ni imaginar que otro hombre se te acercara y cogiera lo que es mío. - gruño con rabia. Draco respiro hondamente para relajarse. - Ya ves, contigo no puedo bajar la guardia, esos hombres. - escupió. - siempre te buscan y lo más gracioso es que pareces no darte cuenta. Y hoy observe tus hermosos ojos verdes llorosos. - Apoyo su frente en la de Harry. - Me encantan al igual que tu sonrisa, tu risa, tu forma de caminar y tu cuerpo.
La cara de Harry se volvió roja.
- Draco. - se quejó.
- Solo digo la verdad, Futuro Señor Malfoy- sonrió pícaramente.
- Debo decirte que al igual que tú. - comenzó Harry nervioso. - Yo también ocultaba mis sentimientos, prefería continuar tal y como estaba. Desde que descubrí la verdad sobre mis padres decidí llevar las cosas con calma contigo. Siendo totalmente un cobarde a mi parecer porque no fui capaz de hablarte o acercarme más a ti.
Draco rio bajito.
Los dos habían sido unos idiotas.
- Te quiero Harry.
Y Harry pronuncio por fin esas palabras.
- Yo también te quiero. - Y se lanzó a su boca sin reparar en el quejido de sorpresa que salió de Malfoy. Sus labios sabían a gloria, y Draco se maldijo por haberse perdido sus besos sabor a fresa todos esos años.
En el Gran comedor.
Los merodeadores con dos de sus futuros esposos conversaban con Lily Evans y Severus Snape.
- ¿Porque tardan tanto? - dijo por quinta vez James a Tom con ansias. - ¿Tú crees que vaya todo bien?
- Nuestro Harry es muy fuerte. - le susurro a su oído. - Y si ese Malfoy le hace daño, me encargare yo que respete a un Riddle.
Los ojos verdes de Tom refulgieron furiosos a un rojo vivo, y James le acaricio el rostro para tranquilizarlo. Y funcionó.
- ¿Mejor?
…l asintió y lo abrazo más fuerte.
- Tranquilo Cornamenta. - le dijo Sirius sin percatarse de la pequeña conversación. - Siendo hijo mío sabrá conquistar a mi ahijado.
- Y mío. - Afirmó Lucius.
Sirius entrecerró los ojos.
- Si hubiera sido por ti nunca te me habrías acercado. - rumió. - Tuve que dar todo mi sex-appeal para que te declararas y si no hubiera sido por Lunático. - señalo a un Remus sonrojado. - Draco nunca hubiera nacido.
- Lo que dice mi hermano es verdad, Malfoy. - Cornamenta se puso la mano en el pecho. - Moony perdió su inocencia aquel día.
Tom negó con la cabeza, Lily soltó una risita y Snape, bueno siendo Snape, quería matar a alguien, específicamente a un perro sarnoso a crucios por violar a su dulce lobito.
- Sirius, yo no era ningún virginal. - replicó Remus indignado para consternación de Severus.
- Tiene razón. - aseguro Lily, mirando de reojo el brillo peligroso que estaba creando Snape en sus ojos.
- Lunático tenía varios seguidores guardados bajo la manga. - Sirius rodeo sus hombros con un brazo. - y ese día creí que moriría de lo furiosos que se encontraban.
- No me hagas recordarlo. - bufó Lucius.
- Conseguí lo que quería. - rio Sirius. - No pensé que te pondrías tan furioso, cariño.
- Pues lo estaba. - Lucius miro hacia otro lado para diversión de Sirius.
- Si me disculpáis. - gruño Snape encaminándose a la puerta del gran comedor.
- Vaya con Snivellus. - Sirius frunció el ceño. - Si lo pensáis hasta le salía humo por la nariz. Que bicho le habrá picado.
Remus bajo la cabeza, pensativo.
La puerta del comedor se abrió dando paso a unos Draco Malfoy y Harry Riddle envueltos en una especie de burbuja empalagosa y abrazados de forma tierna.
- ¡Por fin! - Andy corrió a abrazarlos desde la mesa del futuro. - ¡Ya era hora, por merlín! Tía Pansy, tío Blaise mi dinero.
Theo les seguía con una sonrisa pícara.
- Draco, ¿Porque? - se lamentó Blaise. - Me has hecho perder.
Los dos sacaron monedas de su bolsillo.
- ¿Apostasteis? - siseó Draco.
- Ellos apostaron que no volveríais hasta mañana y yo que vendrían tan amorosos y acaramelados como siempre.
Las mejillas de Harry tornaron rojas de nuevo.
- ¡Os voy a matar inútiles! - Pansy y Blaise se escondieron detrás de Theo. - ¡Idiotas!
- Tranquilízate, Draco. - Harry le puso la mano en la cara y Draco lo miró con ternura infinita. - No pasa nada.
- ¿Te encuentras bien, hermano? - Ron se acercó seguido de Neville y Hermione. - ¿Que te ha hecho, Malfoy?
- ¿Qué quieres decir, Weasley? - Draco apretó el agarre en la cintura de su león. - Se cuidar de Harry.
- Eso se nota. - dijo sarcástico. - Te advierto que, si haces llorar a Harry, mis hermanos y yo te perseguiremos, hurón.
- Tenlo por seguro. - bramaron los gemelos desde su asiento, y Ginny asintió con sus tres hermanos mayores.
- Felicidades Harry, Malfoy. - Neville abrazo a Harry, quien se lo devolvió con efusividad.
Theo lo observo con dulzura. "Mi lindo Nev"
Harry beso la mejilla de Ron, siendo visto por un celoso italiano, y a Hermione que tenía una sonrisa grande en su cara. Luego se dirigió a Draco:
- Vamos a por mis padres.
Tiro de Draco a la mesa donde estaban los merodeadores.
- Bienvenido a la familia, Draco. - James lo abrazo con demasiada fuerza de la normal. - Cuidado de hacerle daño a mi cachorro, se perfectamente dónde encontrarte.
- Cornamenta, bien lo sabe él. - Sirius asintió con orgullo hacia su hijo.
- Ya oíste a mi futuro esposo. - Tom le dio la mano y como James, le dejo la mano roja del esfuerzo. - El chico es mi hijo. - le acerco a su oído. - No lo olvides.
- Padre. - susurro Harry alarmado.
Draco se sentó poniendo en su regazo a Harry, quien se sonrojo otra vez. Últimamente lo hacía muy seguido.
- Nunca me dejaran terminar. - lloró Andrómeda en el hombro de su tía Narcisa. - Primero interrumpidos por mis padres y ahora por los abuelos.
- Perdónanos, querida.
- Como decía tengo novio, se presentará después. - lanzó una mirada de advertencia a su padre, que apretó los labios. - Fui una buena estudiante, premio anual y mi querida profesora Minnie no quiso que fuera prefecta por mi actitud como merodeadora. - Los merodeadores aplaudieron con fuerza. - Soy cornamenta. Debo decir que la profesora McGonagall me adora.
La profesora no estaba tan segura de ello.
- Estoy orgulloso de ti, querida nieta. - James saltaba de su silla de lo contento que estaba. - Lunático, Canuto hemos dejado huella.
James y Sirius se abrazaron mutuamente mientras Remus reía.
- Sí, sí. - Andrómeda se miró las uñas. - Crecí en Grimmauld Place con todos mis hermanos.
- ¿Cuántos hermanos tienes? - preguntó Harry asustado.
- ¿Puedo? - Andy se giró a la mesa de los chicos del futuro.
Ellos asintieron.
- Tengo cinco hermanos más. - Las caras de Harry y Draco se transformaron en una de horror.
Los Weasley boquearon y fulminaron a Draco Malfoy.
- Vamos a enseñarte una lección por hacer que nuestro Harry pierda su inocencia, Malfoy. - repitieron a la vez.
- ¡George, Fred dejad al pobre Draco! - rugió Molly Weasley.
- Una pregunta. - La voz ronca de Rodolphus Lestrange se levantó entre las demás. - ¿Que hacemos nosotros aquí?
Su hermano Rabastan Lestrange asintió con la misma duda y cierto pelirrojo dragonolista de ojos azules se sonrojo nada más verlo.
- Créeme no eres el único que lo piensa. - Marcus Flint puso los ojos en blanco.
- Eso lo responderán vuestros futuros hijos. - Los tres la miraron como si le hubiera salido dos cabezas. - Padre.
Draco la observo interrogante, Andrómeda cambio su sonrisa a la más tierna conocida.
- Convence a papi para que me deje tener un dragón.
Draco negó la cabeza con efusividad.
- No.- replicó Harry tajante. - Es muy peligroso.
- Estoy estudiando dragonolista en Rumania, y tío Charlie me enseña, pero ahora él está ocupado por su embarazo. - Charlie jadeó. - por lo que ahora hemos pospuesto las clases.
- Concuerdo con Harry es peligroso. - Andrómeda hizo un puchero igual que el que Scorpius, ahora sabían de donde lo había copiado.
- Charlie. - Molly Weasley abrazo a su hijo, quien estaba en estado de shock. - Felicidades, tráeme más nietos. - y se dirigió a sus hijos. - Deberíais aprender de vuestro hermano y darme nietos.
Todos bufaron a la vez.
Rabastan Lestrange observo al sexy pelirrojo con ojo crítico el sonrojo furioso de Charlie que destacaban sus pecas.
- Ahora termina mi presentación y os libráis de mi hermosa presencia. Os presento a mi sexy novio...
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