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¿Son tus hijos? ¡Nuestros hijos! por CaedesDarkParadaise

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- ¡Esperen un momento! - exclamó la profesora McGonagall. - Haremos un descanso de veinte minutos. Si se puede, claro. - mascullo entre dientes.

Un murmullo de descontento se oyó por todo el comedor.

Rodolphus Lestrange tenía que tranquilizarse, solo quería un vaso de Whisky de fuego para calmarle los nervios.

Rápido.

Les habían llamado muy temprano de su franja horaria a Rabastan y a él para presenciar unas absurdas presentaciones de adolescentes futuristas que no tenían nada que ver con él.

Un día planeado de sexo con unos de sus amantes a la basura.

- ¿Que se siente cuando estas a punto de morir, hermano? - se burló Rabastan.

- ¡Oh, cállate! - Aun no se le habia pasado el susto. - No sé qué hacemos aquí.

- Ni yo tampoco. - se encogió de hombros. - Pero se está poniendo divertido. - dijo con una sonrisa. - Me alegran la vista las amenazas de muerte.

- Y los pelirrojos candentes también. - afirmó Rodolphus.

Rabastan desvió la mirada.

- No sé de qué me hablas. - masculló observando el tórrido amor de Severus Snape y Remus Lupin. - ¿Crees que nuestros hijos estén en esa mesa?

- Ni idea. - bufo. - Por ahora solo quiero vivir. - susurró. - Todos esos años en Azkaban casi acaban con nosotros.

Rabastan atrajo la mandíbula de su hermano con cariño.

- Seguimos aquí, hermano. - le hizo saber. - Sabes, realmente no me importaría que se presentarán mis hijos y por ende su padre. ¿Quién será?

Rodolphus rodo sus ojos azules oscuros. El pre-infarto cortesía de Snape le habia quitado el miedo por muchos años.

Severus se las iba a cobrar.

¡Oh, vamos!

Remus Lupin era hermoso, pero no de su tipo.

La puerta del gran comedor se abrió en cámara lenta y los hermanos Lestrange giraron sus rostros ante el sonido.

Un sexy rubio, de pelo corto, piel pálida y una sonrisa de "Soy rico y todos me aman" entró con paso firme como si el gran comedor fuera suyo. Entonces Rodolphus deseó en ese momento que Snape lo hubiera mandado con Dumbledore al otro lado.

Elliot Malfoy, hermano mayor de Lucius y Ex- amante, recalcando lo de Ex de Rodolphus.

- Ese no es…- Rabastan fijo la vista en su hermano. - ¿Que harás, hermano?

- Ignorarlo - siseo fríamente. - Lo he hecho todos estos años.

Rabastan dudó sobre aquellas palabras. Su hermano, aunque no lo admitiera seguía enamorado del Malfoy Mayor.

Elliot se dirigió a la mesa Gryffindor.

- ¡Nunca pensé verte aquí, hermano! - saltó Elliot. - ¿Cuánto tiempo sin verte?

- Nos vimos ayer, idiota. - gruño Lucius.

- No te enfades o te saldrán arrugas. - Paso un brazo por los hombros de Lucius y este se lo quito de un empujón. - Yo también te quiero.

- Sigues igual, Elliot. - sonrió James.

- ¡Pero mira quien tenemos aquí! - bramó con alegría. - Al hermoso James. - Tom estuvo a punto de levantarse, y James se lo impidió pisándole el pie. - ¡Hey tranquilo hombre! Yo hago el amor, no la guerra. - alzó las manos. - No quiero nada con tu esposo, solo es atracción como con el sensual de Remus o el sexy de mi cuñado.

Lucius y Severus lo fulminaron con la mirada mientras sus futuros esposos sonreían divertidos.

Al contrario que su hermano Lucius, Elliot Malfoy era divertido, ligón, anti-sangre pura y rebelde. Siempre considerado la oveja negra de la familia Malfoy.

Una vergüenza, aunque a Elliot no le podía importar lo más mínimo.

- ¿Qué haces aquí, Elliot? - le peguntó Lucius con enfado.

- Eso me preguntaba yo...- dirigió sus ojos por todo el comedor, y sonrió maliciosamente al encontrar su objetivo. Volvió la vista a su hermano y amigos. - ¿Y mi adorable sobrino?

- No soy adorable. - protesto Draco acercándose con un agitado Harry. - Puedo demostrárselo, tío.

- Lo que he dicho, adorable. - sonrió. - Trátame con menos formalismos, Draco.

- Lo intentare. - contesto indiferente.

- Ahora no seas maleducado y preséntame al muchacho que te acompaña.

Draco suspiro y contemplo con ternura a Harry.

- Es Harry Riddle-Potter, mi novio y futuro esposo.

- Encantado. - Harry sonrió adorablemente. - Por favor, llámeme Harry.

Elliot se apresuró a besarle el dorso de la mano para enojo y celos de Draco.

- Este chico me gusta. - pronuncio ignorando la fulminante mirada de Draco. - ¿Hijo de Jamie, ¿eh? Te pareces mucho a él.

- Es un Potter en toda regla. - soltó James orgulloso. - Pero con los ojos de su padre. - y sonrió a Tom.

- Ya lo veo. - asintió despacio. - ¿Y el pobre Draco? - chasqueo la lengua. - Ha salido a los Malfoy y no a mi sexy cuñado. - fingió lastima. - Aún no sé cómo conquistaste a mi cuñado, hermanito.

- Con mucho esfuerzo y ayuda. - respondió Sirius. - ¿Verdad Moony?

- Si. - cabeceo, y continuó dándole besos a Snape por toda la cara.

- Estupendo. Ha sido un placer volver a verles. - rió. - Pero tengo que visitar a un viejo amigo.

Lucius entendió la indirecta.

- Cuida bien tus palabras, Elliot. - le advirtió Lucius. - …l ha cambiado.

- Lo sé. - dijo pensativo. - Y aun así voy a recuperarle. Sea como sea.

Nadie entendía de lo que hablaba.

Rodolphus sintió los pasos de Elliot acercándose a ellos, los reconocería en todas partes pues estos eran firmes y rudos.

- Tranquilízate Rodolphus o romperás el vaso. - susurró Rabastan en su oído.

Decidió hacerle caso.

Elliot Malfoy ya no le importaba, ¿o sí?

Dejo sus pensamientos a un lado al sentir una respiración acompasada en su nuca.

- ¿Me extrañaste, amor? -murmuró en su oído.

- Aléjate, imbécil. -siseó Rodolphus con los ojos cerrados.

- Sera mejor que los deje solos. - Rabastan se levantó deprisa hasta la otra mesa del fondo.

Rodolphus maldijo a su hermano.

- ¿Buscabas algo? - preguntó indiferente.

- A ti.

" Que directo" pensó.

- Llevo muchos años esperando este momento.

- Por mi puedes seguir esperando. - Rodolphus siguió los pasos de su hermano, pero cambiando su rumbo a la salida del comedor.

Elliot no lo permitió mientras tiraba de su muñeca y apretaba su cálido cuerpo con el de Rodolphus.

Este solo pudo jadear con excitación.

La conversación era observada por tres pares de ojos.

- Haré imposible la idea de escaparte de mí, Rod. - Lo llamó por el apodo de su adolescencia. - Voy a conquistarte.

- ¿Es acaso una amenaza? - Rodolphus respiraba con dificultad. Tener el aliento caliente de Elliot cerca de su boca lo distraía a pasos agigantados.

- Es un hecho. - confirmó.

- ¡Vuelvan a sus asientos, señores! - les aviso McGonagall. - Se presentará el siguiente.

Rodolphus logró soltarse de sus brazos y volver al lado de su hermano, que estaba en estado de shock.

- ¿Ocurre algo, Rabastan? - le puso la mano en el hombro. - ¡Despierta!

- Perdón... - bebió su vaso de Whisky de fuego del tirón. - No pasa nada.

Rodolphus alzo una ceja

- Hare como que me lo creo.

- Ahora me toca a mí.

Un muchacho dio un paso adelante.

Era guapo, pelirrojo, ojos grises y sonrisa brillante. Usaba ropa muggle y unas extrañas zapatillas para la vista anticuada de Rodolphus. Parte del cupo femenino suspiro con alegría ante aquella hermosa vista, y el masculino lo miraba con envidia.

- Encantado de veros otra vez. - probo su pícara sonrisa. - Soy Orión Malfoy.

- ¿Otro Malfoy? ¡Esta vez te la cargas, Hurón! - rugió un furioso Ron.

Hermione lo regaño de inmediato.

- Acostúmbrate, Weasley. - se carcajeo Draco en su cara. - Tengo más hijos con Harry.

El susodicho miro amenazante a su novio por reírse de su amigo. Y Draco paró.

- No, Ron. - negó Orión divertido. - Draco no es mi padre, sino mi primo.

Y Elliot Malfoy levanto la cara con asombro.

- ¿Primo? - Elliot tragó en seco. - Eso significa que tú...

- Soy tu hijo. - contesto Orión. - y de papi.

Y Lucius soltó una carcajada estridente que asusto al propio Sirius.

- Te echaron el lazo, Elliot. - rió Lucius.

Rodolphus sintió una opresión en su pecho. Elliot Malfoy tenía hijos y él seguía con su vida de soltero.

Suspiró pesadamente.

Caminó hasta la salida pensando en conseguir una botella del mejor Whisky de fuego.

Luego llamaría a su amante más dispuesto.

- ¿Adónde vas, papi? - gritó Orión dirigiéndose a Rodolphus, quien se paralizo en el momento que abría la puerta del comedor. - ¿No quieres conocerme, papi?

Se oyeron varias carcajadas de Rabastan y del mismo Elliot.

- ¡Lo sabía, Lestrange! - exclamo Elliot con feroz alegría. - ¡Tú eres mío! - se acercó a Rodolphus y lo cargo entre sus brazos. - ¡Te lo dije!

Lo besó.

Apasionadamente y con mucha lujuria moviendo sus labios al compás del otro y Rodolphus se olvidó de todo mientras rodeaba el cuello de Elliot con sus brazos.

¡Al demonio todo!

Tenía que aceptarlo.

Jamás pudo borrarse el rastro de Elliot en él.

Nunca había querido a nadie como quiso a este hombre.

Mierda.

¡Maldito Elliot Malfoy!

- Ya tardabas, papa. - se quejó Orión. - Padre nunca se rinde en su propósito, y sabes que tienes que dejar a tus acompañantes. Pronto. - ordenó Orión.

Rodolphus le lanzó a su hijo una mirada mortal.

- ¿Acompañantes? - Elliot frunció el ceño. - ¿De qué tipo de acompañantes hablamos?

- Eh...No tengo ni idea. - vaciló. - Hablaremos después de eso.

- Y vaya que hablaremos. - gruño Elliot bajando a Rodolphus sin moverlo de sus brazos.

Rodolphus se encogió de hombros y procedió a apretar a su hijo Orión en un abrazo cálido para sorpresa y orgullo de Elliot.

- No digas nada. - amenazo Rodolphus a Rabastan al acercarse con Elliot a la mesa de invitados.

…l se mordió los labios.

- Tengo 20 años. Estudio para ser auror, irónica verdad. - envió una mirada a su papi y tío, quienes desviaron los ojos a cualquier parte. - Fui a la casa de los leones. Uno muy orgulloso. - Rodolphus gruño descontento. - Jugué al quiddich como golpeador y gracias a mi ganaron.

- Lo que tú digas. - gritaron algunas voces.

Orión puso los ojos en blanco.

- Aquellos idiotas son mis mejores amigos y juntos formamos los merodeadores como ya sabéis, soy Colagusano. Supe limpiar el nombre, tío Sirius. - …l asintió sonriente. - Nunca traicionaría a mis amigos. Mis padrinos son el tío Lucius y el tío Rabastan. - anunció haciendo que Lucius rodara los ojos. - Gracias tío Lucius por enseñarme los momentos más bochornosos de padre.

- ¡Te voy a matar! - rugió Elliot a Lucius, quien solo sonrió con arrogancia. - Más te vale no utilizarlos, Orión.

- No, padre. - repuso serio. - Estas seguro…Por el momento.

- ¿Eres hijo único, Orión? - le interrogo Rodolphus ignorando las cuchillas de los ojos de Elliot a su hermano.

- Si. - afirmo. - Después de mi nacimiento, padre dijo que no quería más niños y tu estas feliz con eso. - le explico. - Mi perro Sorensen es como mi hermano pequeño. Además, que viajáis mucho.

Las chicas suspiraron.

- No fui premio anual ni prefecto perfecto. - dijo con horror. - ¡Por merlín! Nunca me lo hubiera permitido.

Hizo una mueca de asco.

McGonagall pensó seriamente que una jubilación avanzada no le vendría mal.

- No tengo novio ni novia. - guiñó un ojo a las chicas y chicos del pasado. - Soy un alma libre. Y así doy por finalizada mi presentación.

Un fuerte sonido de puertas chocándose entre sí explotó a sus espaldas, y todos se giraron con las varitas alzadas. Y detrás las amenazantes varitas se encontraba un entretenido y pícaro Regulus Black con su mejor sonrisa marca "sangre pura".

- ¡Ya llego por quien lloraban!

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