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Como todos los días, Sehun se levantaba a las 7:00, vivía solo, pero aquello no siempre fue así, antes, Tao estaba todo el día en su departamento, haciendo que los primeros meses de su relación parecieran que el departamento de Oh Sehun, era de una joven pareja homosexual. Lo cual, cambió hace poco y volvió a ser sólo el departamento del joven Oh.
Eso había entristecido demasiado a Sehun, pero nunca refuto, pues sabía que Tao también tenía sus prioridades en el trabajo y el departamento de Sehun estaba considerablemente alejado del edificio donde trabajaba Tao como entrenador de arte marcial. Desayuno el primer cereal que encontró en la alacena, se bañó y arregló con esos trajes sastre que a Tao le gustaba arrancar de él. Sehun se ajustó la corbata lila que hacía juego con su traje gris y camisa negra.
Se miró al espejo y había sentido una pequeña punzada en su pecho, antes era Tao quien le arreglaba la corbata, ahora no. Sehun se quedo en su mundo por unos segundos más, suspirando tomo las llaves de su nuevo auto, un jaguar negro, el cual se había comprado para su cumpleaños número 21.
Sehun era el director de Somnus Inc. Una empresa de arquitectura bastante prestigiosa, en todo Seúl, Sehun había ganado respeto muy rápido pero del mismo modo, al ser joven y con una increíble carrera, se había conseguido la envidia de muchas personas mayores a él que trabajaban en la misma empresa.
Sehun llegó a ser el director de la empresa por su arduo trabajo y con demasiada suerte llegó a ser el respetable Director Oh. Lo cual, en menos de dos años, para Sehun, el acenso a ser el Director, había sido su mayor éxito en toda su vida.
Hoy comenzaría con una rutina un poco más apretada que antes. Ahora no podría ver a Tao más que en la noche, y eso le lastimaba. Pero así era su nueva vida, siendo el Director de Somnus.
Sehun aparcó su auto en aquel lugar exclusivo para él, bajo del auto y saludó al guardia, entró al vestíbulo de la empresa, era espaciosa y se notaba demasiado moderna, las puertas de entrada eran de cristal corredizas con el logo de la empresa grabado. Sehun saludó a la recepcionista. La cual le dedico una amplia sonrisa, con una leve inclinación de cabeza como signo de respeto, Sehun caminó hasta el elevador, al entrar clicó el último piso y esperó 3 minutos para saltar los 24 pisos más abajo de su oficina. Cuando llegó saludó a su secretaria, quien tenía un escritorio bastante similar al de recepción. Era largo y de roble, un tono cobrizo y con detalles bastante peculiares, la chica detrás del gran escritorio era una de sus primeras amistades al llegar a trabajar a Somnus.
Su nombre era Hwang Miyoung. Miyoung era una chica muy simpática y le gustaba la fiesta, Sehun y ella compartían bastantes cosas, la cercanía que tuvieron fue muy notable, tanto que hasta Tao armó un gran drama por creer que Sehun y Miyoung fuesen amantes.
Los jóvenes eran grandes amigos y Miyoung era ahora la mejor amiga de Sehun, Miyoung sentía cierta atracción por Kim Jongin, el amigo de infancia de Sehun, pero para el dolor de muchas chicas, Kim Jongin era homosexual y salía con Do Kyungsoo el ejecutivo de Somnus.
— Buenos días, Sehun — Le dijo Miyoung con una amplia sonrisa.
— Buenas, ¿Qué tenemos hoy? — Preguntó Sehun mientras se acercaba al escritorio de su amiga.
— Tienes una asamblea con los jefes de la sección A, quieren saber si habrá más presupuesto para el proyecto en la plaza central de Seúl. Quieren hacer mejoras. — Le informaba Miyoung mientras miraba su bloc de notas. — Mhn... Debes firmar unos cuantos permisos... ¡Ah! Tu amigo Minseok llamó, dijo que quería fueras a la inauguración de su cafetería.
— ¿Cuándo será eso?
— Hoy a las 20:30 — Miyoung le extendió un post-it donde había escrito la dirección de dicha cafetería.
— Bien... — Sehun se detuvo a pensar muy bien, mientras miraba la dirección escrita en el papel que su amiga le había entregado, a esa hora podía ver a Tao. Pero ya había pospuesto demasiadas salidas con sus camaradas por ver a su novio. Debía darse gustos el mismo de vez en cuando. — Si llama de nuevo dile que sí iré.
— De acuerdo... Eh, ¿Sehun?
— No, Miyoung... — Sehun rió burlón, sabía bien lo que pediría su amiga.
— ¡Vamos! ¿Qué te cuesta? Sólo quiero ver a Jongin... — Miyoung trató de hacer su mejor puchero.
— Por eso mismo, no planeo meterme en un problema de la vida sentimental de mi mejor amigo.
— ¡Vamos, vamos, vamos! ¡También soy tu mejor amiga!
— No... No quiero que insistas más.
— Bah, pero si soy un amor, soy guapa, tengo un buen cuerpo además... — Miyoung miró a Sehun entretenida mientras que el alto la miraba desconcertado y quizá expectante por lo que diría. — Sé mamarla.
Sehun soltó una gran carcajada, su amiga era así. Negando y sin contestarle, caminó a la entrada de su oficina, era espaciosa, había una pequeña sala, un librero y al fondo se encontraba su escritorio de color negro, con una Mac a un costado y su silla de cuero color vino. La oficina de Sehun era la que mejor vista tenía, la pared del fondo era completamente de cristal, y él amaba como se veía de noche.
Tenía una increíble vista de toda la ciudad. Cada que se sentía estresado por el trabajo, miraba atrás de él encontrando esa gran pared de cristal, eso le hacía sentirse más relajado. Sin más, Sehun se sentó en aquella silla color vino y comenzó con la jornada de trabajo que le venía.
En otro punto de la ciudad, Luhan revisaba unos documentos que su secretaria le había dejado, Luhan trabajaba como el gerente de una editorial bastante acreditada en Seúl. La editorial Alphaden. Desde muy temprano, Luhan llegaba para comenzar con una jornada continua de constantes revisiones a nuevos proyectos para las revistas que manejaba la editorial. Debía leer demasiado y eso le agotaba bastante. Pasar la gran parte de su día leyendo diversos textos era agotador. Mientras se cercioraba que todo marchara como debía, su secretaria entro tras tocar dos veces la puerta de su oficina.
— Señor Xi, tiene una llamada en la línea 4. — Su secretaria se acerco hasta su escritorio y dejó un par de documentos más. — Además acá tiene los acuerdos del proyecto para la edición de la revista Reveller.
— Muchas gracias, Yoona. — Luhan le regaló una sonrisa a la susodicha.
— No es nada, Señor. — La chica dio una reverencia a Luhan y salió de la oficina. Luhan dejó salir un pequeño suspiro y atendió a la llamada que tenía.
— Diga...
— ¡Luhan! — La voz se emociono al nombrarle.
— Minseok, que gusto escucharte — Comentó Luhan con una amplia sonrisa, le hacía feliz hablar con su viejo amigo de universidad.
— Lo mismo digo, ya no te he visto ¿Cómo te va en el trabajo?
— Bastante bien y normal ¿A ti?
— Fantástico, me ha ido de puta madre, por ello quería hablarte, recién inauguraré mi cafetería.
— ¿De verdad? ¡Claro que iré! ¿Cuándo será?
— Será hoy a las 20:30, ¿Tienes donde anotar? Te daré la dirección — Luhan buscaba un bolígrafo, tomó la primera hoja libre que encontró y se dispuso a escribir, mientras Minseok le daba la dirección de su cafetería, la cual no quedaba demasiado lejos de donde Luhan trabajaba.
— ¡Bien! Ahí te veo, nos vemos hasta entonces
— ¡De puta madre! Gracias amigo, esto es demasiado significativo para mí, nos vemos por la noche. — Luhan sonrió y terminó la llamada, suspiró con nostalgia, algo le decía que sus viejos amigos estarían ahí y eso le emocionaba.
Luhan miró a su costado, donde sobre su escritorio de cristal tenía un marco con la fotografía de Yixing y él. La mirada de Luhan se entristeció un poco, mordió su labio inferior, se sentía mal, no vería a su novio de nuevo, habían pasado ya tres días desde la última vez que lo había visto. Aunque en esos días se mandaban mensajes, para Luhan no era lo mismo. Se dijo a si mismo que no debía amargarse por ese día, debía emocionarse por su amigo. Con ese pensamiento Luhan siguió con su jornada de trabajo.
Tanto Luhan como Sehun, se habían mentalizado para disfrutar esa noche, sin pensar en la poca presencia de sus parejas, ellos mismos se habían acordado no pensar más sobre la lamentable situación sentimental por la que ya tenían meses que pasaban. Había decidido disfrutar al menos esa noche, pero no contaban con que esa noche cambiaría el rumbo de sus vidas.
La vida comenzaba su partida.