Eran las 19:27 cuando Sehun terminó todos sus pendientes en el trabajo, había revisado todos los documentos que Miyoung le había dejado. Se levantó y terminó por apagar su computadora al apagar el monitor de su Mac.
Tomó su saco del perchero que estaba a la izquierda de su escritorio. Corrió la silla de cuero hacia el escritorio y caminó a la salida de su oficina, cuando salió Miyoung estaba guardando unos cuantos documentos, los engrapó y dejó sobre su escritorio.
— ¿Terminaste? — Le preguntó Sehun a su amiga. Ésta asintió con una pequeña sonrisa.
— Terminé, ¿Ya pensaste si me llevarás o no a tu reunión? — Miyoung intentó hacerle recapacitar a su amigo.
— No necesito pensar porque la respuesta es obvia, no te llevaré — Concluyó Sehun con una sonrisa victoriosa, su amiga al mirarle sólo frunció el ceño como respuesta y bufó.
— Bien, no insistiré más
— Debiste empezar así, vamos — Sehun le hizo un ademán a su amiga, para que lo siguiera al elevador, de esta forma su amiga lo siguió después de tomar su bolso.
— ¿Hoy no verás a Tao? — Le preguntó Miyoung mientras entraban al cubo del elevador. Sehun negó lento, en realidad no quería hablar mucho sobre ello. Miyoung al notar la mirada perdida de su amigo, se calló por el resto del viaje al vestíbulo de la empresa.
Cuando llegaron, ambos amigos caminaron al estacionamiento, cada uno fue a su auto después de una corta despedida, la cual cambió cuando Miyoung le dijo "Diviértete esta noche" a Sehun.
Luhan manejaba su camioneta porche negra, se la había comprado cuando recibió el primer pago al ser el gerente de la editorial. Lo cual le había dejado demasiado feliz, pues por primera vez en su vida, no tenía que pedir dinero a sus padres y después pagarlo. Había salido un poco tarde de su trabajo, pero eso poco le importaba, no tardaría más que 19 minutos en llegar a la cafetería de Minseok.
Comenzaba a ponerse un poco nervioso, Luhan había perdido contacto con muchos de sus amigos de la universidad y estaba casi seguro que la gran parte de ellos estaría ahí en la inauguración de la cafetería de su amigo.
Cuando Luhan llegó, logró aparcar su carro cerca de la entrada, se quito el cinturón de seguridad luego de apagar el motor. Se retiró el cinturón de seguridad y al fin bajó de su auto, la cafetería de Minseok tenía un estilo naturista. Era de madera, sobre la puerta de entrada se lograba apreciar una terraza y muchas plantas, las cuales estaban adornadas con luces de un tenue color crema, todo el lugar tenía un decorado hogareño. Sin duda ese era el estilo de su amigo, algo que te hiciera sentir en casa. Luhan sonrió, puso la alarma de su auto y caminó quizá más seguro hacia el local. Justo frente al auto de Luhan había un jaguar negro bastante bonito.
— ¡Llegaste! — Dijo emocionado Minseok, justo al momento de verle llegar. Luhan sonrió amplio y dio un apretón de manos con Minseok seguido de un cálido abrazo y una par de palmadas en su espalda. — Me alegra mucho que estés acá... Gracias, amigo.
— Oye, esto es importante para ti, no lo perdería por nada. — Le contestó Luhan con seguridad.
— De verdad gracias, hermano. ¡Ah! Por allá están los chicos, Jongdae, Kris y Chanyeol — Le dijo Minseok mientras señalaba al grupo.
— Vale, gracias. Hace mucho que no los veo — Le comentó Luhan, mientras se escuchaba la campana del local sonar de nuevo, Minseok le dedicó una seña para que se acercara al grupo mientras se iba a recibir a sus demás invitados.
Luhan caminó seguro, pero realmente escondía la ansiedad que sentía. Con una sonrisa nerviosa, se aproximó a sus viejos camaradas. Los cuales al verle llegar sonrieron con alegría, sin dejarle hablar, Jongdae aprisionó a Luhan contra su pecho, dando un fuerte abrazo, demasiado fuerte que quizá había hecho tronar los huesos a Luhan.
— ¡Enano! Es bueno verte — Le dijo Chanyeol cuando hizo que Jongdae se apartara de Luhan, dando un rápido abrazo a su amigo.
— ¡Ah! Lo mismo digo — Respondió con dificultad Luhan.
— ¡Qué bueno verte! — Se apresuró a decir Kris, mientras daba un fulminante abrazó a su amigo. — Veo que estás genial, oye... ¿Te has puesto más guapo que yo? — Luhan rió un poco sonrojado, Kris era así, siempre lo había sido, quizá un poco egocéntrico pero de verdad era un gran amigo.
— Gracias, ¿Te se han puesto más altos? ¡Tsk! No sé qué haré, cada vez más gigantes a mi alrededor. — El comentario de Luhan hizo a los chicos reír.
— Ven, siéntate — Jongdae le dijo a Luhan mientras señalaba una silla libre a lado de Kris. Sin esperar más, Luhan tomo lugar. Fue ahí cuando Luhan se dio cuenta que no estaban solos, había más chicos los cuales no conocía en la mesa.
— Mira, estos son, Baekhyun, Junmyeon, Jongin y Sehun — Los susodichos hicieron una inclinación con su cabeza con signo de saludo, entre cortos, "Es un gusto, mucho gusto, un placer, gusto en conocerte" Por parte de ellos al hablar, Luhan respondió de la misma forma con una sonrisa. — Son amigos de Minseok desde antes que nosotros — Le aclaró Kris a Luhan.
— Oh, ¿De verdad? — Luhan preguntó en generar a los cuatro chicos.
— Sí, Minseok Hyung cuidaba de mí y Sehun cuando éramos niños — Le respondió un chico moreno con unos labios gruesos, sonriendo dejando ver parte de su blanca dentadura.
— Todos ellos vivían en el mismo barrio que Minseok antes de ir a China — Corroboró Chanyeol mientras sonreía.
— ¿En serio? — Luhan abrió más los ojos, sonriendo amplio.
Y así comenzaron una amena charla entre ellos, hablando de los recuerdos que compartían con Minseok, también un poco de sus vidas personales. Luhan ahora sabía más de aquel chico, quien primero le habló, era Jongin, tenía 21 años y era coreógrafo en Famous Entertainment. Una de las empresas de realce en cuanto a la farándula. Junmyeon tenía 24 años y era maestro de filosofía en la Seoul National University. Baekhyun tenía 23 años y era profesor de música en la Yonsei University. Sehun, fue quien más le sorprendió, él tenía 21 años y ya era director de unas empresas de arquitectura más prestigiosas de Seúl.
— ¡Woh! ¿De verdad? — Luhan seguía impresionado por Sehun. — Eres demasiado joven, es increíble que tengas ese puesto Sehun-ah. — Le dijo Luhan con demasiada admiración.
— Venga, no es para tanto... — Dijo un poco avergonzado Sehun.
— ¡Claro que lo es! Dios, eres increíble — Luhan no salía de su asombro.
— Oye de verdad, no lo es — Sehun rió un poco nervioso, de un momento a otro, la conversación grupal se hizo sólo de Sehun y Luhan, los demás chicos rieron ante aquello, se había notado que esos dos habían tenido una conexión inmediatamente, de manera sigilosa los hicieron a un lado, cambiaron de lugar hasta dejarlos juntos y el resto pudiese hablar tranquilamente.
Así pasaron dos horas, Luhan y Sehun se habían conocido en menos de lo que se pudieron imaginar, ya sabían demasiadas cosas el uno del otro. El nombre de sus parejas, el tiempo de salir juntos, su color favorito, la película que más les gustaba. Lo más general que se podía de información sobre ellos. Mientras más pasaba el tiempo más cosas lograban compartir. Ellos de alguna forma se habían convertido en buenos amigos desde esa charla. Cuando la inauguración se dio por finalizada, Luhan y Sehun intercambiaron sus números y redes sociales. Habían acordado visitar continuamente la cafetería de su amigo, habían quedado un par de veces a la semana, aunque solo había sido por comentario, ellos sentían que de verdad era una cita para ambos.
— ¡Woh! ¿Ese es tu carrito? — Dijo Luhan al ver el jaguar de su nuevo amigo.
— ¿Verdad que es bonito? — Comentó entretenido Sehun. — Pero mira, ese no está tan mal — Siguió Sehun al señalar el porche.
— Lo sé, te presento a mi bebé — Dijo entretenido Luhan mientras mostraba las llaves a Sehun.
— Un día de estos dejarás que me suba a esa cosa. — Le dijo Sehun a Luhan con diversión.
— Oye, es mi bebé, no le llames "esa cosa" — Respondió fingiendo estar indignado Luhan, haciendo reír a su amigo.
— Bien, me dejarás montar a tu bebé un día ¿De acuerdo?
— Me parece bien, siempre y cuando me dejes manejar el tuyo
— Es un trato — Rieron los dos, se despidieron con una corta señal y cada uno subió a su auto, con una sonrisa resplandeciente en su rostro.
Esa noche había marcado la diferencia a muchas otras, ahí comenzaba su historia.
