Sí, tampoco era un secreto para nadie del extraño cariño que le profesaba casi de forma enferma, a sus ojos claro está, por que el bello y poderoso Sol de Asgard no podía querer tanto al Lengua de Plata aun después de todas las cosas malas que había hecho el maldito traidor al reino de Asgard.
Una vez dicho eso salió a paso imponente del lugar, las ganas de volver a entrenar crecieron pero con esa furia en su interior no podría contenerla y no quería lastimar a nadie inocente, hasta cierto punto por supuesto, siempre había escuchado el desprecio de sus amigos y de casi toda Asgard contra su querido hermanito, realmente no entendía el por qué, al principio le hacía gracia pues no entendía que las supuestas bromas de todos ellos hacia el menor ocultaban un mensaje oculto, pero conforme el tiempo pasaba entendía todo y le dolía haber apoyado a su amigos, sin ánimo de ofenderlo realmente.
Cuando cayó del Bifröst fue que todo fue claro, cuando intentó conquistar Asgard, comprendió el dolor que su hermano ocultaba en falso odio hacia él y su padre, sobre todo a él, había traicionado a su hermano sin quererlo estando en Midgard con la mortal y todo ¿para qué? Al final se había equivocado, su madre había muerto por protegerla, creyendo que de verdad su hijo mayor la amaba.
Y algo igual de horrible le sucedió a su amado ojiverde por su misma culpa, lo peor de todo es que la muerte no había acabado con él, sino que parecía tener un castigo terrible para el menor por sus errores, ¿por quién estaba pagando Loki? ¿Por sí mismo o por los pecados de su familia adoptiva? Ellos que lo habían orillado a todo lo que había hecho, se odiaba a sí mismo por eso, pero no podía lamentarse.
Tenía razones mucho más fuertes después de lo que sucedió en Svartalfheim antes de su supuesta muerte, se le había confesado en su último respiro de vida, entonces no comprendía como demonios esas malditas criaturas lo tenía en su poder, a su merced, torturándolo de formas inimaginables, quebrando su espíritu, le resultaba sorprendente que aun después de todo, lo llamara buscando ayuda…
Odín lo hizo presentarse ante él por su desplante, pasó más de una hora reprendiéndolo por su gran estupidez en los campos de entrenamiento, el no dijo nada, apretaba los puños con la mirada gacha sabiendo que tenía razón pero no podía dejarla hablar así de esa forma cuando ella misma había empujado a su amor a todo lo que hacía.
Cenaron y fueron a descansar, en sus sueños se presentaba el menor, parecía tan real, estaba sentado en una cama, su cabello largo y oscuro de cierta forma desarreglado, con algunos mechones de cabello sueltos en su bellos y fino pero varonil rostro regalándole una suave sonrisa sincera, tenía una bata blanca con verde resaltando no solo sus rasgos faciales sino también un pequeño bulto en su abdomen, casi atragantándose de pensar siquiera en lo que significaba.
Sin embargo cuando se le acercaba, para abrazarlo las cosas cambiaban, no se veía a su Loki feliz, sino a los pies de un gran ser con una armadura dorada de piel azul, el pie ajeno se posaba sobre la cabeza de Loki sin recargarse y luego lo bajaba, la mueca del ojiverde era de dolor, tristeza y preocupación al mismo tiempo, mirando con horror al titán intercambiando su mirada entre los tres presentes, sosteniendo a un bebé de cabello rubio mientras reía estrepitosamente de forma maligna, desapareciendo con ambos menores dejando ver la destrucción de Asgard detrás de él, encontrándose con los cuerpos de todos sus amigos, su padre e incluso el suyo.
Despertó agitadamente muy preocupado, ¿Qué había sido eso? ¿Un sueño? No, más bien una pesadilla, una terrible pesadilla que resultaba tan jodidamente real, se levantó, tomó una ducha y salió de su habitación deseando ir una vez más a los aposentos de su amado pelinegro pero se abstuvo, de todas formas pronto lo volvería a tener en brazos, esa misma noche, debía prepararse así que partió al comedor para ingerir sus preciados alimentos con la mirada fija del padre de todo sobre él.
-Hijo…-el mencionado levantó la mirada para observarle-después de tu entrenamiento quiero platicar contigo en mis aposentos-
-Así será, padre-respondió en un asentimiento de cabeza
-Hijo, espero no repitas los mismo errores-agregó terminando su desayuno, limpiándose con una servilleta los labios para después levantarse en un elegante movimiento
-Comprendo…-casi bufó al recordarlo, quizá debería ir al bosque para entrenar en solitario, sea como sea, no es como si hubiese perdido sus habilidades de batalla
Lo vio partir de la estancia a paso firme e imponente pero notaba algo, cierto cansancio que pasaba desapercibido para cualquiera pero no para él, los guardias abrieron las puertas para darle paso haciendo una reverencia ante su rey, el mismo se levantó al cabo de un par de minutos y se repitió la misma acción, los guardias lo miraban con cierta expectación, evitó rodar los ojos.
Se paseó por el castillo pensando en la misión que debía concretar exitosamente para traer de vuelta al menor, no debía fallar ante nada, ideaba un plan, tenía que dejar alguna señal en el lugar para seguir su pista al día siguiente para rescatar su cuerpo, dejar una marca, un camino de migajas para seguir cuando estuviese despierto.
Fandral lo detuvo antes de que siguiera su camino un poco nervioso, Thor era su mejor amigo, lo apreciaba mucho, además el no odiaba del todo a Loki, le agradaba hasta cierto punto con su humor ácido, su habilidosa lengua de plata que ponía en su lugar a cualquiera con sus comentarios sarcásticos, era un buen tipo a su manera, el mismo había aceptado con su muerte que la culpa no era completamente suya, sino de todos y cada uno de los que lo menospreciaron por usar magia y por saber que no era hijo legitimo del rey.
-Thor… creo que debemos hablar-dijo un tanto nervioso
-Fandral si vienes a molestar de una vez te digo que…-frunció el entrecejo
-Vengo a apoyarte… Sea lo que sea que vayas a hacer-le sonrió sutilmente
- ¿En verdad? -la sorpresa de Thor no se hizo esperar
-En verdad, así que sea lo que sea que vayas a hacer y sí necesitas ayuda, no dudes en pedirla-
Solo dijo aquello, le dio una palmada amistosa en el hombro con una sonrisa más amplia para seguir su camino, ahora se sentía bien consigo mismo, quizá sería algo de redención para él después de tantas cosas que hizo junto con los demás, no necesitaba ser un genio para saber e intuía.
La última comida de Thor fue a eso las seis de la tarde, de ahí ambos se dirigieron a los aposentos del mayor de los dioses para platicar, Odín le contó: estando ahí podría ver lo que pasaba con Loki más no interferir por más que quisiera, lo que significaba que sí veía al menor siendo violentado no podría ayudarlo y sería una vez más un espectador de toda la desgracia de su hermano.
También le dijo lo que el ya intuía, necesitaba dejar una marca, algo que lo guiase hasta ahí para recuperar su cuerpo, debía impregnarse de una u otra forma en el lugar así el poderoso Heimdall podría percibir apenas un poco su ser para llevarlo a ese lugar o al menos acercarlo lo suficiente, siguiendo su camino en solitario una vez teniendo que regresar ahí mismo para poder traerlos de vuelta, sin duda, una misión demasiado peligrosa para los dos.
Una vez dicho esto fueron al punto de reunión con Eir, la habitación de Loki, sería perfecta para albergar su alma herida un tanto más cómoda, la magia que tenía impregnada ese lugar era no solo del dios de las travesuras, sino también de la diosa de las nubes, que había dejado ahí cuando creyó a su pequeño muerto la primera vez.
Fuera como fuera, la magia combinada ayudaría bastante al dios del trueno, la aprovecharían al máximo, en esa noche, Thor, Dios del Trueno, traería el alma de su amado dios travieso de regreso a casa, eso era un hecho…