Suho estaciono el auto en la parte de delante de su casa y ayudo a lay a bajar sus maletas. Ambos chicos entraron a la casa y dejaron sus cosas en la sala, y como siempre la casa estaba impecablemente sola. Lay observaba casa detalle de la casa de Suho, no porque fuera un fisgón o chismoso, solo que le llamaba la atención lo bonita y ordenada que era.
-Siéntete como en tu casa- Dijo Suho y le sonrió dándole un poco mas de confianza. Lay asintió y se saco la chaqueta que traía puesta para dejarla en el sillón
-A tus padres no le molesta que me quede?- después de mirar un retrato donde aparecían los padres de Suho, se pregunto por ellos. Volteo a mirar al pelinegro.
- No, ellos están de viaje, no creo que les moleste- Suho se encogió de hombros. Ahora lay más o menos comprendía a lo que Suho se refería con estar solo.
- Los extrañas mucho?- Lay se acerco a él. Suho se impacto por tal pregunta, no esperaba que lay fuera así de directo, al contrario de molestarle o incomodarle, le agradaba.
- Si mucho, pero están ocupados con su trabajo y no puedo interferir- Sonrió apenado, lay lo miro y le paso la mano por el hombro.
- No te preocupes, yo te hare compañía- Le sonrió y Suho se puso rojo como un tomatito. Solo atino a mover la cabeza.
- Te parece si te muestro tu habitación?- Suho camino hacia las escalera y lay lo siguió, ambos fueron escaleras arriba hasta llegar a la puerta a mitad del pasillo. Suho abrió la puerta e hizo pasar al menor. Encendió las luces y Lay abrió sus ojos.
- Esta será tu habitación, si necesitas algo, me dices-
Lay asintió y camino por la habitación, era muy bonita y ordenada, todo era blanco y había una gran cama que parecía ser comodísima.
- Es muy linda, gracias- lay se tiro en el cama, con los brazos y las piernas abiertas, rebotando sobre el edredón azul oscuro.
- Es la habitación de huéspedes, siéntete cómodo. Voy a traer tus maletas- Suho le sonrió y dio media vuelta para salir de la habitación.
Lay se levanto de sopetón y corrió hasta darle el encuentro a Suho, corrió tan apresuradamente que no calculo la distancia y termino chocando con el, haciendo que ambos se golpeen con la puerta.
- Te ayudo- dijo rápido, Suho lo miro. - No quiero ser una carga- agachó la cabeza, y Suho no pudo evitar sonreír.
- No lo eres, pero si quieres lo podemos hacer juntos- ahora esta vez si llego a abrir la puerta y ambos muchachos bajaron a la primera planta. Caminaron hasta la sala donde estaban las maletas y Suho cogió la azul que era la más grande, por otro lado lay cogió la purpura y su guitarra. Suho hizo su mejor esfuerzo en subir sin problemas las escaleras ¿Que traía lay ahí? ¿Piedras?¿Todo china?. Lay ya que cogió la más liviana, subió más rápido y abrió la puerta de la habitación.
- Gracias- dijo lay. Suho había dejado la maleta al lado de la cama.
- No hay problema, ahí hay un closet- apunto a un espejo que estaba en la pared, tras de este, estaba el closet. - Ahí puedes acomodar tus cosas- lay asintió y le sonrió.
- Te dejo para que ordenes tus cosas- dijo el pelinegro y camino otra vez a la puerta. - Oh cierto- volteo a mirar al chico - el baño esta al final del pasillo. Le sonrió y salió, lay asintió y vio como el mayor desapareció tras la puerta.
Suspiro cansado, y se arrodillo frente a la maleta purpura, la abrió y saco la ropa de cambio, iba a darse una ducha y no podía quedarse con la misma ropa. Saco un pantalón de algodón negro con letras blancas, un polo sin mangas y su ropa interior. Ya después arreglaría la ropa que le faltaba. Ahora solo quería una relajante ducha con agua fría.
Camino fuera de la habitación y tal como le había dicho Suho, fue hasta la última puerta del pasillo, donde entro y dejo y efectivamente era el baño. Miro todo a su alrededor, todo estaba bien, pero faltaba algo. ¿Y las toallas? Pues él no había traído, sabía que era algo esencial pero se las había olvidado. Salió del cuarto de baño y fue en busca de Suho, le daba un poco de vergüenza pero tenía que pedir las toallas.
- Suho?- toco la puerta que estaba al frente de la suya. - Suho, estas ahí?- volvió a tocar.
- pasa- gritaron desde adentro, lay cogió la perilla y la giro.- dime, lo siento pero no podía abrir- Suho estaba tirado en el piso, justamente abajo de la cama. Lay lo miro confundido.
- Estas buscando al Coco?- bromeó.
- Es que se me cayo algo- Suho le respondió sin dejar su posición en el piso.
- Te ayudo- lay dejo la ropa que tenía en la mano encima de la cama y se agachó para ayudar al mayor.
- NO NO, está bien- Suho se negó, como le iba a decir que se le cayó el condón que su padre le había dado en ocasiones anteriores. Maldice la hora que abrió el cajón de la mesa de noche y la cosa esa salió volando hacia el suelo. El pelinegro se moría de vergüenza. - Dime, que paso?- lo miro de reojo. Lay se levanto del suelo.
- Es que necesito un par de toallas- dijo.
- mmm, busca debajo del espejo del baño, ahí deben haber limpias- Suho le dio las indicaciones, lay asintió y salió de la recámara y fue al baño otra vez. Abrió donde Suho le había indicado y encontró las toallas limpias. Sonrió y sin ya ningún impedimento comenzó a quitarse la ropa y se metió a la ducha, abrió la regadera y el agua comenzó a caer en su cuerpo.
Hasta que por fin Suho encontró el objeto causante de su vergüenza. Lo cogió y lo guardo en lo más recóndito de su cajón. Suspiro cansado y se aventó a su cama boca abajo. Agarro una almohada entre sus manos y la acomodo en su cabeza. Estaba feliz, completamente feliz porque ahora viviría con lay, con alguien que le haga compañía, pero también se sentía nerviosos, y si lo hacía mal? Y si a lay no le gustaba cómo se comporta? Y si se aburre de él? Esas ideas pasaron por su mente. Giro 180grados y quedo bocarriba, estiro sus piernas, pero al hacerlo sintió que voto algo, se sentó en la cama y verifico que era lo que se había caído. Vio al pie de su cama que había un bulto de ropa, parecía estar limpia porque estaba doblada, se levanto y la recogió, la desdobló y se percató que no era de él. Tal vez era de lay, hace un rato había entrado y pudo haberla dejado ahí. Suho volvió a doblar la ropa, pero al hacerlo una pequeña prenda se cayó, estaba bien doblada y era de color amarillo con ¿Carritos de colores?. Se agachó a recogerlas y al alzarla, el pelinegro se ruborizó hasta las orejas. Era la ropa interior de Lay, la tiro encima de la cama como si fuera algo que sus manos estaban prohibido de tocar, se acerco lento hasta estar cerca de la prenda, de verdad tenía carritos de colores, Suho rio bajo cuando se dio cuenta. Era la ropa interior de su amigo, ¿Como alguien se puede olvidar de algo así?, ahora ya más calmado y con el pensamiento más maduro, cogió la prenda y la doblo como las demás, acomodo la ropa y salió de la habitación hasta el baño, donde toco la puerta.
- Lay... Dejaste tu ropa en la habitación- Suho aviso desde afuera. Lay por su parte, no podía abrir la puerta, estaba en la mitad de su sesión de peinados raros con el shampoo y tenía todo el cuerpo con jabón.
- Déjala encima del lavadero, la puerta está abierta- grito lay. Suho trago fuerte, ¿Quería que entre cuando él se estaba bañando? Comenzó a sentir como sus manos sudaban y su rostro se ruborizaba.
- Esta bien si entro?- Cogió la perilla de la puerta y la giro.
- si si- respondió el chino. Suho respiro hondo y abrió la puerta. En un rápido movimiento encontró el lavadero y dejo las prendas encima de este, suspiro hondo y abrió los ojos, se recostó en la puerta una vez que ya estuvo afuera y paso la mano por sus cabellos. ¿Siempre iba a ser así? Estuvo ahí, hasta que su respiración se estabilizó, cuando dejo de escuchar que el agua caía, se levanto y fue escaleras abajo, entro a la cocina y cogió una leche de fresa de la nevera.