Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

X-Carly-Victorius por minima

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

5.- o_o

Hay tantas cosas que pueden ocurrir en este mundo, tan extrañas y diversas, insignificantes y de gran relevancia, y hay veces la asombrosa forma en que estas cosas pueden estar relacionados.

Como unos chicos en un bosque cerca de la frontera de Canadá podían cambiar al mundo no solo con risas en un show web, y como terminarían relacionados con un mundo que les resultaba oculto para sus simples vidas, oh pero es más adelante, ahora ellos están empacando sus provisiones.

Después de dormir una noche en la cabaña abandonada decidieron caminar todo lo que pudieran al día siguiente por el camino que habían encontrado en el mapa siguiendo un sendero desgastado y medio escondido entre hiervas y pasto no tan lejos de la cabaña, en un morral improvisado de sabanas metieron todas las latas que lograban cargar, se llevaron el mapa también, y dejaron su muy agradable hasta entonces refugio a una dirección que bien podía ser el norte, el sur, el este o el oeste, solo con la certeza que ya no estaban tan perdidos como antes, o al menos es lo que se decían ellos.

*+*+*

Habían parado en una estación de gasolina en medio de la nada, obviamente la gasolina se agota en un viaje largo, también las llantas si conduces como la propia señora Benson.

El abuelo Shay se había apartado de la acalorada discusión que estaba teniendo la mujer en esos momentos con el pobre mecánico exigiéndole que le vendiera y pusiera unas llantas nuevas ya que dos de ellas, una de enfrente y otra de atrás, habían acabado ponchadas, habían conducido de sol a sol, o más bien la señora Benson no había parado por nada a excepción de colocar gasolina al vehículo.

Aprovecho para estirar las piernas y comprar algo de comer y beber en la tienda enfrente de la gasolinera, como el lugar estaba en medio de quien sabe dónde era de esperarse que no hubiera mucha gente en esa tienda que a la vez serbia de cafetería.

-Buenos días- saludo a la señora de la caja, una mujer entrada en años, no tan viejo como él ni tan joven como la señora Benson, quizás era la esposa del mecánico o socia.

La mujer le sonrió con sus labios en rojo brillante por la gruesa capa de labial que había sobre ellos, su pelo teñido en rojo, porque podía ver claramente que sus cejas eran oscuras, estaba recogido en un chongo lleno de plumas y lápices probablemente para llenar facturas y tomar órdenes.

-Buenos días señor, ¿Está de vacaciones?- pregunto animada la mujer, seguramente acostumbrada a hacer platica con la clientela que llegara para animarla a quedarse y comprar cosas.

-No exactamente- tomo asiento en la barra al lado de la caja, rápidamente la cajera le tendió una hoja de menú –gracias-

-¿Y esa cara larga? ¿Es porque su mujer está discutiendo con Mitch nuestro mecánico?-

-No es mi mujer- se estremeció rápidamente al saber que la mujer había llegado a esa conclusión de la relación que tenía él y la señora Benson, pero no le extraño que supiera de la discusión, los gritos prácticamente se escuchaban hasta ahí –es la madre de uno de los amigos de mi nieta, estamos tratando de encontrarlos-

-¿Se fugaron? Que romántico, aunque también muy malo si hace preocupar tanto a su familia-

-No se fugaron- de repente al parecer la señora Benson sentía que no iba a ser la única que entrara a un mal humor –Solo, solo tráigame un poco de café por favor-

-En seguida guapo-

La pelirroja teñida desapareció por una puerta un momento y pareció gritarle al cocinero para luego volver con una tasa y ponérsela frente a él, para no hacer más platica hiso como si estuviera leyendo el menú muy concentradamente pero su mente estaba muy dispersa.

Había estado al pendiente de su celular esperando una llamada de su hijo, de sus nietos o tan siquiera la policía de Seattle, pero nadie había llamado. El puntito en el aparato de la sra. Benson se había movido hace poco, y no sabía si sentirse aliviado de que sabían dónde estaba la señal que representaba a Freddie Benson, o mortificado por que parecía que se alejaba un poco más.

-La señora Britney puede ser demasiado parlanchina pero no lo hace con mala intención- escucho una voz a su lado, un hombre que estaba tomando café al igual que él y que había llegado mucho antes a ese establecimiento.

Le dio una mirada, era alguien moreno, con una barba de algunos días y con lentes sobre unos ojos café que a la luz de cierto ángulo le pareció ver un destello verde en ellos, pero bien podía ser por el cansancio que veía esas cosas.

-Es solo que estoy cansado, no hemos parado de conducir- tomo un sorbo de su café, negro y fuerte, amargo y caliente, y trato de no pensar en otras posibilidades que le traían otro tipo de amarguras.

El extraño asintió, como comprendiendo o tratando de comprender, es el tipo de amabilidad y comprensión que pueden tener los extraños con otros extraños, quizás si se desahogaba un poco seria capaz de realmente comprender, si dejaba filtrar sus miedos un poco seria menos pesado, pero no era así, ya que si los dejaba ir estos los terminarían de ahogar.

Se escuchó un fuerte portazo antes de que siguiera una línea de pensamiento oscura y caótica, era la sra. Benson que parecía echar humo por los oídos y soltar chispa por los ojos, la pelirroja detrás de la caja pareció intimidada, el mismo estaba intimidado por su aspecto pero no podía hacer nada por evitar que se sentara junto a él en un banquillo quejándose y maldiciendo lo que según era la incompetencia de aquel mecánico que había dejado atrás.

-No pondrá las llantas sino hasta las tres de la tarde- rugió más que hablar cuando pareció calmarse un poco, asi que era ese el motivo de su enfado, comprensible, ella quería seguir corriendo hacia su hijo y no podía porque estaba sin medio de transporte.

-No podemos hacer nada hasta entonces- dijo en voz alta más para sí que para la sra. A su lado, pero aun así gano un nuevo gruñido y se apresuró a tratar de aminorar el enojo de la peli castaña –deberías tomar un poco de comida, apenas ha tomado liquido tan siquiera…- hiso una pausa tratando de recordar el nombre del amigo de su nieta –Fr… Freddy te necesita fuerte cuando lo encuentres- y ese pequeño comentario pareció romper el enojo en la mujer para sacar a flote una mueca de total preocupación.

-Mi bebé, mi niño, seguro ha de estar muerto de miedo… si llego a encontrar a los bastardos que se lo llevaron los usare como alfileteros-

En esos momentos parecía un poco bipolar seguramente pero poco le importaba a la sra. Benson, solo su hijo, su pequeño y amado hijo, y sin darse cuenta la posibilidad de utilizar a aquellos que se llevaron a su unigénito como alfileteros le pareció lo más correcto y normal, ellos quienes quiera que fuera se habían llevado a su niño de su lado, ella los haría pagar de una u otra forma.

-Ejemp aquí tiene el menú madame- extendió una pelirroja una carta frente a ella y se apartó, en este trabajo se conocía cada loco.

Ignoro por un buen rato la carta de menú pero luego le tomo, parecía que recordaba un poco lo que le había dicho el anciano Shay a su lado, debía estar fuerte, para su hijo, para su bebé, por años habían sido solo ellos dos, madre e hijo, Freddie era lo que más le importaba en el mundo, parecía un completo pecado para ella que alguien le quisiera quitar a su niño.

Huevos revueltos con tocino y algunos panques para comer fue lo que pidieron, en otras circunstancia Marissa no se hubiera parado de preguntar, quejarse de la salubridad de la cocina, de la calidad de los productos, pero ahora solo se concentraba en comer y en su hijo.

*+*+*

Habían ido a buscar un mutante que la hermandad había secuestrado, un muchacho que no podía controlar sus poderes, y tan doloroso y mal sabor de boca les dejara, habían tenido que dejar que él muchacho regresara a su auto impuesta prisión en las instalación de la …

Había sido un día difícil, habían vuelto a ver a Rou junto a los de la hermandad, y se sintieron traicionados, era su amiga, compañera de equipo, y había decidido ir con ellos.

A Logan le había sido más difícil porque en el fondo se culpaba de la decisión de la chica, la quería y le tenía aprecio, y sabía que ella sentía lo mismo pero ella fue la primera en sentirse traicionada cuando decidió continuar su viaje, con alguna esperanza de saber más de su pasado, pero siempre infructuoso.

Las cosas habían cambiado mucho en ese año en que tanto el profesor y Jean habían desaparecido, los mayoría de los estudiantes de la escuela se habían disperso, apenas volvían abrir puertas, y él se había vuelto líder del equipo de los X-men, un papel que hubiera recaído en Jean o Scott, pero no en él, cielos, ni siquiera había pensado en esa posibilidad en alguna vez en su vida, pero las imposibilidades podían ser posibles en este mundo.

Y la mayor imposibilidad más posible que atormentaba a todos en esos momentos era que ellos, los X-men, tendría que salvar a toda la humanidad, normales y mutantes, de la extinción, de un futuro apocalíptico, y con la ayuda del profesor por mensajes desde el futuro por muy loco que aún le pareciera, pero así era, y él tenía que liderar a este equipo para cumplir este objetivo.

-Logan- la voz de Emma Frost le saca de sus pensamientos.

-¿Qué es lo que quieres Frost?- habla sin amabilidad o tacto, así es con la mayoría de la gente, pero con Frost podría decirse que tiene una antipatía natural.

Un día llega con una tentadora propuesta, sus habilidades son buenas, especialmente para usar CEREBRO, y solo quiere “enseñar”, un lugar donde pertenecer, como la mayoría de la escuela de Charles Xavier, pero hay algo en ella que no lo convence, llego un día, pareciendo que era el momento justo para que apareciera, y solo eso se hace reemplantear una y otra vez si es correcto mantenerla con ellos.

-Hay un grupo que quiero que conozcas- dice con una sonrisa.

Logan solo alza una ceja extrañado, Frost luce extrañamente “feliz”, y es sabido que cuando están cerca el uno del otro su antipatía se comparte.

-¿Quiénes?-

La pregunta solo provoca que la sonrisa se amplié un poco más, eso le incomoda a Logan.

-Un grupo de estudiantes, querían inscribirse a mi antiguo instituto, pero sabes que penosamente tuve que cerrar las puertas de él, pero descubrieron que me traslade hasta aquí y desean inscribirse aquí- es claro que hay un tono de presunción en su voz, ya que estos estudiantes vinieron al saber que Frost estaba aquí, al menos según ella.

-Sabes que aún hay muchas cosas que no están en función en el instituto-

-Lo sé, pero nuevos estudiantes quizás motive a que nos pongamos más rápido en movimiento, además… no tienen a donde ir-

Y con eso último sabe que no se puede negar, manipuladora, y no le importa si le lee la mente con todas las blasfemias que en esos momentos la recorren, no se le puede negar a un niño que busca refugio en el instituto de Xavier, el sueño del hombre de hacer un lugar seguro y enseñarles como convivir con los humanos.

-Preséntamelos entonces- dice, ya que siendo líder de los x-men no solo le da la responsabilidad de dirigir al equipo, sino también la responsabilidad de la institución que creo el hombre que está ahora en coma en los pisos subterráneos.

-Chicas, pueden pasar- se recorre a un lado y abre más la puerta de una de las salas de la mansión en la que se encontraba Logan meditando antes de que fuera interrumpido por Frost.

Una, dos, tres, cuatro, al final son cinco cabezas rubias, cinco caras idénticas, y que guardan un extraño parecido con Emma Frost al lado de ellas.

-Debes estar bromeando-

*+*+*

-Eso, eso es ¿pavimento?-

-O por Dios, es una calle, una carretera, es asfalto-

Por fin encontraron una muestra de civilización, del progreso de la humanidad, pavimento negro y sucio, con manchas de aceite y gasolina, con líneas de llantas, incluso Gibby se atrevió a hincarse y besar el sucio, realmente sucio suelo artificial.

-Jamás me alegre tanto de ver una sucia calle-

Para ellos era como un oasis en medio de un desierto, y el alivio fue quizás más de que cuando encontraron la cabaña abandonada porque ahora podrían ir a una ciudad, o pueblo, o una población más concentrada de personas que un grupo de adolescentes y no tan adolecentes en el medio del bosque.

-Creo que el color negro sucio será mi nuevo color favorito-

Se sientan al lado del camino negro y toman aliento, aún no están en casa, y obviamente se encuentra aún muy lejos, incomunicados y sin ningún medio de transporte a la mano, pero hay cierta sensación de alivio que empieza recorrerles como bálsamo, como diciéndoles que todo va a mejorar pronto.

Más vale que lo aprovechen porque no saben cuánto tiempo les dura esta agradable sensación.

*+*+*

Marissa Benson ha observado su localizador tan concentradamente que parece que quisiera atravesarlo con su mirada, el punto que representa a su único hijo sigue en movimiento en momentos, en dirección al Este, lento pero constante, a este paso llegara a la costa Este, tal vez a New York, oh no, esa ciudad tan bulliciosa, contaminada, llena de ladrones y todos esos tipos raros con trajes que aparecen en las noticias, aunque ver al Capitán América en algunas de las noticias según después de ser encontrado congelado en el hielo de algún iceberg o algo así, no es para nada disgusto para la vista.

Aun no llegan las llantas y cuenta los segundos en su mente para que dé la hora, seguramente si llegan un segundo tarde se levantara inmediatamente de su asiento para atosigar al pobre mecánico que no tiene la culpa. También pobre de él si trata de robarle algo de la camioneta, está en un punto de su nerviosismo que estaría lista para saltar sobre alguien para atacar directo a la yugular.

Entre sus propias cavilaciones y preocupaciones el abuelo Shay sabía que la sra. Benson era como una bomba de tiempo, o una mina oculta, solo era cuestión de tiempo o que alguien tocara alguna de sus fibras sensibles y explotaría, había logrado abortar algunas tentativas contra este hecho al ver las ganas de la cajera-camarera a hacer platica con la mujer morena al parecer en ratos de envantelia o estupidez de parte de ella llamando su atención con señales de silencio o que se retirara o que solo sirviera más de ese amargo café, porque no creía tener la suficiente energía para detener la explosión de enojo de la mujer si llegaba en esos momentos.

-¿Se dirigen hacia el este?-

En estos momentos se había olvidado del tipo de al lado de él cuándo llego a la cafetería-tienda. Estaba a decirle que qué le importara en un arranque de furia demasiado fuera de su carácter, siendo que fue alguien que siempre inculco a su hijo y nietos a tener modales con las personas, pero este sujeto volvió a hablar antes de que le gritara.

-Yo creo que podría ayudarles un poco-

-¡¿Qué quiere decir con eso?!- Marissa al escuchar eso le grito al tener su atención.

-Yo he… tengo algunas llantas, mi vehículo tiene el motor muerto, yo pudiera dárselas si me pudieran llevar lo más al Este que pudieran-

-Eso suena… ¡FANTASTICO!, sra. Benson ¿usted qué dice?- pregunto el anciano a la mujer, era su coche, era quien estaba al mando en ese equipo improvisado, y seguramente si ella quisiera lo dejaría en medio de la carretera de quien sabe dónde.

Marissa entrecerró los ojos fijos en el hombre de lentes y barba algo crecido en su rostro, era desconfiada, criticona, ella misma sabía que algunos la consideraban histérica, egoísta y muchas cosas más negativas, pero cuando se trataba de su bebé.

-¿Qué tipo de llantas? ¿Sirven para una camioneta? Y si llegáramos aceptar, te atendrías a mis reglas y si intentaras hacer cualquier cosa extraña te advierto que te arrojaría al medio de la calle-

-¿Eh? Yo, solo necesito un aventón señora-

Minutos, minutos, el tiempo era esencial y cada minuto contaba.

-Trato hecho señor…-

-Banner-

-Bien, vallamos por esas llantas y nos largamos de esta gasolineria- dicho esto saco un billete de 50 y lo dejo sobre la barra, suficiente para pagar la cuenta pero no tanto para dejar una generosa propina –parece viejo, mi niño se está moviendo- y salió por la puerta.

-Señor Banner- el abuelo Shay le llamo la atención antes de que ellos salieran por la puerta.

-Si-

-¿Sufre de casualidad del corazón o algo por el estilo?-

-¿Algo por el estilo?-

-Bueno, ahora la sra. Benson está… nerviosa, por no decir un poco desquiciada, y eso se refleja en su manera de manejar, le sugiero que valla al baño antes de partir y no hacer caso a las sirenas de la policía, ninguna patrulla le sigue el ritmo al carro-

-Oh…-

-¡APURENSE!- se escuchó el grito de la mujer desde afuera.

-Uff será un largo viaje, tenga solo un poco de paciencia por favor-

-No se preocupe, tengo practica ejercitando con mi paciencia-

Y así un nuevo individuo se integró al grupo que buscaban a los muchachos.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).